OP

    REVISTA DEL COLEGIO DE INGENIEROS DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS
Nº 47
AÑO 1999
RÍO Y CIUDAD, Volumen II

El río Llobregat. Frente urbano, arteria de un delta

Manuel Herce Vallejo *

* Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.

LA DECISIÓN DEL DESVIO: CONFORMACIÓN DE UNA SOLUCIÓN PROYECTUAL

UN TERRITORIO, UNA CIUDAD Y UN DELTA HÚMEDO

LAS SOLUCIONES DE PROYECTO

CONDICIONES DE EQUILIBRIO AMBIENTAL


Descriptores: Ordenación del territorio, Impacto ambiental, Canalizaciones de ríos, Humedales y Zonas litorales

La decisión del desvío: conformación de una solución proyectual

No todos los días se desvía un río de su lecho natural. En España la última vez, y a esa escala puede decirse que la única, ocurrió a inicios de los setenta con el Turia en Valencia. Y así va a ocurrir próximamente con el Llobregat en su desembocadura, en el término municipal de El Prat.

Este artículo no pretende justificar ni criticar tal decisión. Las razones de fondo están en la insuficiencia de espacios, fundamentalmente de tierra, del puerto de Barcelona. Pero quizás no fuera la única solución; o quizás sí fuera la más conveniente. La discusión ha sido larga y prolija, casi treinta años, y la suerte está echada. Demasiadas cosas pivotan ya sobre esa operación como para reabrir la polémica.

Lo que sí pretende este artículo es exponer cómo la discusión técnica de la solución de desvío ha sido el detonador de la decisión final. Ocurre a menudo; cuando se indaga en la búsqueda de soluciones técnicas pertinentes a cada uno de los problemas que una compleja obra de infraestructura conlleva, los resultados hacen que desaparezcan los prejuicios; cada solución abre nuevas perspectivas, y el producto final hace parecer posible lo que al inicio parecía una locura. Así ocurrió en nuestra ciudad cuando se buscaron soluciones de conciliación entre autopistas urbanas y ciudad, y el acertado diseño de las rondas acabó con una larga polémica. Y así puede suceder ahora, si las cosas siguen por el camino en el que se están desarrollando.

Un delta es producto de un río, de un río que se ha movido mucho a lo largo del tiempo en su búsqueda del mar. De un río que transcurre por la superficie y por el subálveo; que se abre en ramas en los dos planos, y éstas forman lagunas, canales, bolsas en el freático. Aguas que pugnan por salir al mar, y que por tanto reequilibran permanentemente sus presiones con las de las aguas saladas de éste.

Ese equilibrio múltiple crea un espacio rico y complejo, uno de los ecosistemas más delicados y preciosos, el espacio de las áreas húmedas, de los pantanos, de las tierras deltaicas. El del Llobregat es pequeño, pero muy importante por su situación geográfica.

Por eso, mientras el desvío del río fue contemplado, desde una mera perspectiva hidráulica, como el dimensionamiento de un nuevo lecho encajonado entre muros que dieran cabida a las más grandes avenidas esperables, el desvío fue imposible. Polémica entre ambientalistas y desarrollistas; diálogo de sordos, fracaso de urbanistas e ingenieros.

Ha sido el marco del convenio entre instituciones públicas, denominado Plan Delta, el foro que ha permitido el replanteamiento del problema. Donde, en un largo proceso de enfrentamiento de opiniones técnicas, se ha roto el paradigma de una única Administración que diseña su obra y la somete a un rutinario y justificativo trámite de estudio de impacto ambiental. Y así, se ha recomenzado el proyecto desde el inicio; observándose los impactos antes de decidir las soluciones, prefijando los límites de la intervención hidráulica, dando a los ingenieros unas condiciones de contorno del problema mucho más amplias que el caudal y la velocidad del agua.

No ha sido una tarea fácil, y ello da más mérito a la opción de la concertación como método de planeamiento. Ha requerido de generosidad en la comprensión de las críticas por la administración hidráulica, pero también ha precisado de una postura, no frecuente, de colaboración de los ambientalistas en la búsqueda de soluciones técnicas.

Este artículo pretende exponer un proyecto, una solución técnica de desvío; la referencia al proceso de su elaboración era obligada, dejémosla ahí.

Un territorio, una ciudad y un delta húmedo

La ciudad de El Prat creció “al otro lado del río”. En las figuras 1 a 4 se muestra en serie histórica la conformación del tejido urbano en el entorno del Llobregat; la complejidad del crecimiento en la margen izquierda contrasta con la simplicidad del crecimiento de El Prat de norte a sur, hacia el mar, hasta el río. Ciudad continua, dentro de un entorno agrícola, apoyada en un río que no es su fachada, con calles conformadas sobre los antiguos canales que se extienden hacia el mar creando lagunas.


Figs. 1 a 4. Crecimiento urbano en el entorno del dío. Fuente: Elaboración propia

La enorme extensión del aeropuerto cortó en buena medida esa relación con el agua y la costa. Pero entre aeropuerto y río todavía queda una amplia franja de contacto, con canales como el de La Marina y el de La Bunyola, con lagunas como La Ricarda y la de Ca L’Arana.

No es este el lugar para describir el territorio del delta, pero sí conviene recordar ciertas cosas si se quiere entender la solución del desvío. La costa es un ecosistema continuo, formado por lagunas y pinedas; ese ecosistema se alimenta del agua de los canales y del afloramiento del freático, en equilibrio con la proximidad marina. Las figuras 5, 6 y 7 resumen ese sistema, que ha merecido en parte la protección como zonas CEPA dentro del PEIN de Cataluña.



Fig.5. El ecosistema litoral: pinedas y zonas húmedas. Fuente: Plá de Costes. CMB. 1984


Fig.6. Vista aérea de algunas de las zonas húmedas de la desembocadura

Con esa primera perspectiva puede realizarse una somera aproximación a los efectos territoriales y ambientales del desvío del río. Desvío que en la propuesta del PGMOU (Plan Metropolitano) de 1976 significaba la total desaparición de la zona húmeda, toda vez que el río se desviaría desde el casco urbano de El Prat (puente de Mercabarna) tangente a la valla del aeropuerto hasta desembocar sobre La Ricarda; y desvío que en su actual configuración (desde el Plan de Costas de 1984) saldría perpendicular al mar desde ese mismo punto, desembocando sobre la laguna de Ca L’Arana, a dos kilómetros al norte de La Ricarda.

El desvío del río ha de suponer por fuerza una alteración importante del régimen de aguas, tanto superficiales como subálveas. La técnica habitual de canalización de las aguas confinadas entre muros, supondría el envío directo de las aguas al mar, sin los efectos de embalsamiento y recarga de que se nutre el delta. Pero un río se canaliza para evitar inundaciones; aunar ambos requerimientos es una opción previa al diseño de las obras.

Fig.7. Ecosistema de la desembocadura. Fuente: Atlas del Baix Llobregat. 1995

La segunda afectación importante al régimen habitual de las aguas está en el propio efecto drenante que la apertura de un nuevo cauce puede suponer sobre el freático superior, con el consiguiente impacto sobre el nivel de las aguas en las zonas húmedas. Aparece así una discusión en la que se manejan texturas del suelo y paredes del nuevo cauce, grado de permeabilidad, y en consecuencia anchos del encauzamiento y ocupación directa de espacio.

Esa afectación directa de espacio también tiene una obvia repercusión sobre el conjunto de canales que drenan superficialmente las aguas de escorrentía. El trazado del desvío termina perpendicularmente al mar, pero se inicia en un recorrido diagonal a la malla de canales de escorrentía, a su vez sustentadora de la parcelación agrícola. Y en la medida en que afecta a los canales afecta al funcionamiento de la totalidad de la malla de drenaje de El Prat.

La alteración de la red de aguas superficiales, fundamentalmente de la arteria principal que es el propio río, supone la alteración del régimen de aguas en el subálveo, en la tupida red capilar de capas permeables por donde transcurre el agua y, también, se equilibra con el agua salada que penetra desde el mar. Acuífero ya bastante salinizado por las extracciones, y que puede sufrir una importante intrusión de ese tipo de agua.

Los acuíferos profundo y superficial del Llobregat han sido estudiados profusamente; incluso su permanente observación ha permitido la calibración de un modelo matemático de simulación con el que medir los impactos sobre el freático de la alteración de las aguas superficiales. Los posibles efectos drenantes del río desviado, la recarga esperable de su lecho en distintas hipótesis de carga y velocidad, la intrusión de salinidad por el subálveo del lecho a abandonar, precisan de predicciones cuantitativas limitadoras de las soluciones de proyecto.

Los estudios sobre otros posibles impactos, grado de incidencia y posibilidad de medidas correctoras, han sido muchos; pero ha preocupado fundamentalmente el cómo quedaría afectada la dinámica litoral, al afectarse al punto de descarga de áridos que es la desembocadura del río. Más allá de su incidencia sobre el importante proceso de regresión que vienen sufriendo las playas de El Prat, a la sombra del dique del puerto de Barcelona, interesa también observar cómo ese proceso puede afectar al equilibrio entre zonas húmedas y mar, tan importante en la conformación del ecosistema litoral.

Fig.8. El agua en el delta: canales y desagües. Fuente: S.G.A.B.

El río ha dejado hace tiempo de aportar áridos de forma significativa; de hecho, la fuente de alimentación de la dinámica litoral de áridos está siendo la propia playa, de ahí su regresión. Pero el cauce del río a excavar es un importantísimo depósito de arenas a utilizar en la regeneración de la costa. El cuánto de la aportación, el cómo de su protección contra la erosión y de su periódica reposición, son también elementos definidores del proyecto de desvío, de la decisión de proteger o no su desembocadura, de la forma de ésta. Pero también el tamaño y forma que adopte la playa tendrán repercusión en el equilibrio de las zonas húmedas costeras con el mar, en su capacidad de desagüe y aireación, en la vegetación que las contenga.

Se han puesto de relieve algunas de las premisas definidoras del tipo de proyecto, e incluso de la inconveniencia o no de su ejecución. Señalaremos más adelante otros impactos relevantes detectados y las medidas adoptadas para su corrección; las arriba citadas son las más relevantes a los efectos de la definición del marco territorial en que va a desenvolverse el municipio, en el supuesto de desvío del río, fundamentalmente en su contacto con el río y el mar, que son sus principales fronteras.



Fig.9. Corte geológico del río Llobregat. Fuente: Atlas del Baix Llobregat. 1995

Ese territorio, esa ciudad, que queda enclavada en el eje del corredor natural que aún es el Llobregat, aunque reducido al lecho y a su margen derecha. Corredor cuya pervivencia reside en la capacidad de mantenimiento de las bolsas de espacio agrícola y natural existentes por encima y por debajo del casco urbano, y en la preservación como cordón umbilical de unión del estrecho canal de paso del río junto a la ciudad; lugar donde, por otro lado, se dará el contacto habitual de la población con un río que, hoy por hoy, sólo le ha significado una amenaza.


Fig.10. El corredor del Llobregat. Fuente: Corporació Metropolitana. 1986

Las soluciones de proyecto

En 1972 se redactó el primer proyecto de desvío, aunque existen antecedentes en el Plan de Saneamiento de García Fária de 1893; el proyecto fue coincidente en el tiempo con la construcción de los muros de canalización en el frente urbano de El Prat, canalización que no modificó el puente del ferrocarril sobre el río, cuya luz siempre ha sido punto crítico en la capacidad de desagüe. Desde entonces se han sucedido diversas propuestas de canalización, en los trazados antes citados e incluso en su posición actual. También durante ese período se han acabado de fijar las estimaciones de máxima avenida (alrededor de 4.500 metros cúbicos por segundo) para la canalización; diversas intervenciones sobre los márgenes aguas arriba, y sobre los azudes y represas de regulación, han ido alterando el funcionamiento hidráulico del río, hasta el extremo de que la cota de desbordabilidad estaba en algunos lugares por encima de los campos contiguos, precisando de una mota artificial de protección.

En estos momentos, y con motivo de la construcción de la autovía del Baix Llobregat (margen derecha hasta Sant Vicenç) se está reconstruyendo el perfil original del río, bajando en consecuencia la cota de máxima inundabilidad y dando otras hipótesis a los proyectos de canalización aguas abajo.

No tiene importancia consignar el largo proceso de discusión-modificación del proyecto redactado por la Junta d’Aigües de la Generalitat, como consecuencia del convenio de financiación firmado con el mopu en 1984. Lo importante es que se ha quebrado el paradigma de río encajonado entre muros, que se han diseñado soluciones acordes con los requerimientos del territorio que atraviesa en cada tramo, y que el desvío propiamente dicho es una parte de un proyecto más amplio que incluye la concepción global de las aguas en la conformación del espacio húmedo del delta, que se pretende reforzar.

Dos son las secciones tipo proyectadas; la que afecta al frente urbano y la que se insiere en las zonas húmedas de la desembocadura. La que se refiere al casco urbano pretende recuperar la margen derecha como paseo urbano; la ampliación del ancho total a 145 metros posibilita una solución asimétrica, acorde con un río que presenta episodios distintos de usos y tejidos urbanos en ambas márgenes. En la izquierda sustentando pasos de ferrocarriles y autovías de acceso al puerto, en la derecha reforzando un pequeño parque fluvial que dé continuidad al corredor natural del río.

La sección tipo se muestra en la figura 11. Sección, como se ha dicho, asimétrica; con una cubeta de aguas bajas de 60 metros de ancho adosada al muro de la margen izquierda, y con un perfil de transición hacia el paseo arbolado que circundaría la ciudad. Perfil con inclinación 5% y tratamiento impermeable (hormigón coloreado) en sus primeros 45 metros colindantes a la cubeta de aguas bajas, en forma que el desbordamiento de las aguas en avenidas pequeñas regule una cierta superficie pisable (al estilo de un dique de acceso al agua); el resto de la sección, algo más de 30 metros, será un talud con vegetación de pradera de ribera con inclinación media 15-20%, utilizable como parque en ausencia de avenidas, y que rematará en el murete de separación con la avenida urbana. La ampliación de sección que se va produciendo según transcurre el río hacia el mar, permite un interesante juego de ampliación del parque de ribera en transición hacia la sección tipo de la desembocadura.

Fig.11. Sección tipo de canalización en el frente urbano. Fuente: Ayuntamiento de El Prat: Serveis Tècnics.

El proyecto en este trecho del río está todavía en fase de terminación, toda vez que su concreción final depende de la planta del trazado ferroviario de acceso al puerto y la conexión con las líneas de alta velocidad que transcurrirán desde el aeropuerto. Su implementación supone también la reforma de la ronda viaria que actualmente limita la ciudad con carácter de vía de paso a Mercabarna y Zona Franca, funciones a ser asumidas por los nuevos accesos por la margen izquierda.

El parque urbano de ribera será el paso hacia el territorio húmedo de la desembocadura del río. La solución de proyecto se basa en la desbordabilidad controlada de la margen izquierda sobre el territorio húmedo que conecta con La Ricarda. La sección tipo es igualmente asimétrica, en forma que la margen izquierda es una sucesión de taludes escollerados, con mota de protección arbolada, hasta alcanzar la cota del territorio de las futuras zal y estación depuradora de aguas; el primero de los taludes escollerados se repite, hasta la cota del terreno natural del delta, en la margen derecha conformando un primer nivel de canalización para las avenidas ordinarias (de hasta 25 años). Este canal, con las limitaciones de formación de islotes, barreras y meandros que producirá el funcionamiento ordinario del río, estará permanentemente ocupado por aguas marinas, consecuencia del perfil de desagüe proyectado.

Para avenidas extraordinarias ese canal es desbordable en su margen derecha, estando a su vez protegida la desbordabilidad por una mota, en forma de duna plantada, que se va alejando del primer canal según se aproxima a la costa. Esa zona de inundabilidad será tratada como humedal, ubicándose en él espacios de cañizo y otras plantas de pantano propias del delta que ayuden al tratamiento de las aguas procedentes de la estación depuradora con que se pretende alimentar las lagunas y ayudar a corregir los efectos de descenso del nivel freático que el desvío pueda provocar.

Fig. 12. Humedales y lagunas en el área de inundabilidad. fuente: Proyecto de desvío. Junta d´Aigües 1998

El río desviado se concibe, pues, como una zona húmeda, que amplíe incluso la zona de protección actual, con una cubeta de equilibrio agua dulce-agua salada que será el propio cauce, y con lagunas de agua predominantemente dulce que completen el sistema costero de El Remolar y La Ricarda.

Parte importante de la propia solución de canalización es, en consecuencia, todo el conjunto de instalaciones hidráulicas que se asocian a aquélla: el sistema de canales de desagüe del casco urbano de El Prat, que han de servir de presa de alimentación de las zonas húmedas durante el delicado momento de apertura del cauce nuevo.

En suma, el proyecto de desvío del río Llobregat adecua, dentro de los requerimientos hidráulicos, su solución de encauzamiento a los requerimientos del espacio que atraviesa; y conforma soluciones diferentes en el tramo de frente urbano y en el tramo de apoyo de las zonas húmedas del delta. Con esa misma perspectiva, adopta también soluciones distintas para cada una de sus márgenes, en función del tipo de territorio con el que limita.

Condiciones de equilibrio ambiental

La discusión y tramitación del proyecto comentado ha sido larga y compleja. En la consciencia de las dificultades ambientales, de las alteraciones que en el equilibrio del ecosistema del delta ha de implicar el desvío, se ha cuidado la detección de cuantos impactos puedan preverse y la medición del grado en que éstos se manifestarán.

A tal fin, se partía de un consenso sobre las limitaciones que conlleva el habitual trámite de Estudio de Impacto Ambiental; consistente, normalmente, en un estudio “a posteriori” de la solución adoptada, que simplemente justifica aquélla o a lo máximo le añade algunas medidas complementarias de mitigación de impactos. Técnica ésta que en el breve período de generalización en nuestro país ya está enmarcada en el escepticismo técnico y es generadora de frecuentes polémicas entre instituciones.

La legislación ambiental hace relativamente poco tiempo que, para cierto tipo de obras, tiene establecido el trámite de Declaración de Impacto Ambiental. Trámite que pretende una consulta previa a instituciones públicas y privadas, sobre los efectos ambientales que se esperan de la obra, simplemente enunciada en sus intenciones. Y, como consecuencia de esa consulta, indagar en los aspectos más críticos con el nivel suficiente para enmarcar las hipótesis del proyecto; en modo que se determine la conveniencia o no de la obra; y asimismo supone para la autoridad que redacta aquél la condición de someterlo, a posteriori, a la aprobación de la Autoridad Ambiental; autoridad que verifica el cumplimiento de aquellas condiciones e impone medidas y técnicas a incluir en el proyecto antes de su licitación.


Fig.13. Proyecto de desagües y canales en la desembocadura. Fuente: Entitat Metropollitana de Medi Ambient. EGI1997

Fig. 14. Proyecto de desvío: planta e instalaciones. Fuente: Junta d´Aigües. 1998

El proyecto de desvío del río se ha sometido a este trámite, previsto en el Real Decreto 1302/1986. La consulta previa a instituciones, realizada en octubre de 1997, se efectuó en el marco del escenario que supondrían la totalidad de actuaciones previstas en el delta del Llobregat, en aras a poder profundizar en sus interacciones. De las sugerencias y preocupaciones contenidas en las alegaciones presentadas se dedujo la necesidad de contratación de una serie de estudios (acuíferos, costas, fauna, depósitos en el cauce del río, espacios naturales, etc.), que se han ido elaborando en trámite paralelo a la modificación del preexistente proyecto de encauzamiento, permitiendo la alteración sustancial de éste y su ajuste a las condiciones ambientales.

La resolución de la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental (de agosto de 1998), completa el proceso al imponer medidas que han de garantizar el cumplimiento de las condiciones que afectan al equilibrio del territorio y de su medio ambiente. No oculta la citada resolución que se van a alterar muchas cosas, porque una obra de ingeniero del calibre de la comentada no es inocua para el territorio; y, en este sentido, muestra una cierta ejemplaridad respecto a las habituales tramitaciones de impacto ambiental, donde las instituciones pretenden siempre mostrar que “aquí no pasa nada”.

Pero al igual que acepta la fuerte inferencia del proyecto en el actual equilibrio del ecosistema del delta, señala las condiciones y medidas para que la actuación no ponga al mismo en estado crítico, e incluso pueda suponer la revitalización de muchos aspectos ambientales hoy en día deteriorados.

No se pretende en este artículo la exposición detallada de las medidas ambientales contenidas en el proyecto y completadas por la Resolución. Lo que interesa, como se ha puesto de manifiesto, es el cómo esas consideraciones ambientales han predeterminado las soluciones proyectuales.

Así, se ha glosado respecto al modo en que la atención al nivel piezométrico del acuífero superior, durante las obras y después, ha llevado a la opción de un área húmeda alimentada por desbordabilidad de la cubeta inferior en régimen extraordinario; alimentada por bombeo de caudales de la vecina estación depuradora a construir en la margen izquierda durante los regímenes ordinarios; y a un freático alimentado durante el período de construcción desde los canales de desagüe construidos previamente y dotados de compuertas de regulación de niveles y desagües.

Hay otros aspectos relevantes en los que las consideraciones ambientales predeterminan las soluciones de proyecto; por ejemplo, la solución de desembocadura. Se ha manifestado anteriormente que en la actualidad el aporte del río es irrelevante en la dinámica litoral, y por tanto ésta se alimenta de los áridos que extrae del frente costero de El Prat a la sombra del contradique del puerto. El desvío del río no parece que tenga una incidencia importante; pero su construcción es la oportunidad de disponibilidad de áridos para la regeneración de los más de 100.000 metros cuadrados de arena que se han perdido en esa costa en las últimas décadas. Es por ello por lo que, asociado el proyecto de desvío a la futura ampliación del puerto, ha podido abordarse un estudio de los efectos de ésta sobre la dinámica litoral y dimensionarse la desembocadura de aquél, en la forma más eficaz para la regeneración de la costa, mediante una aportación inicial de arena superior a los 600.000 metros cúbicos.

La consecuencia inmediata es la de un río con desembocadura protegida de los aterramientos, lo que, asociado al perfil longitudinal del mismo, supone un mar que penetrará aguas arriba por la cubeta baja, hasta las proximidades del casco urbano, dando sentido fluvial a esta cubeta y reforzando la sostenibilidad de las áreas húmedas de la desembocadura.

Pero ello tiene a su vez implicaciones en el tema de la salinización de los acuíferos. Por ello el proyecto prevé medidas complementarias de diversa índole: taponamiento de la desembocadura actual del río, cegado de pozos que unen el acuífero superior y el inferior, además de la alimentación artificial desde la depuradora de un caudal ecológico mínimo del río con aguas tratadas.

El resto de medidas de índole ambiental no han sido tan determinantes a los efectos del proyecto, pero son de gran importancia a los efectos del equilibrio del sistema natural que se pretende sustentar. Medidas de control del freático con una red de piezómetros, medidas de retirada de lodos contaminados con metales pesados existentes del lecho a abandonar, medidas de protección de vegetación y fauna del entorno, etc.

Un sistema natural tan frágil como el expuesto puede ser objeto de un deterioro crítico durante la fase de obras, coincidente en el tiempo con otras de grandes infraestructuras (depuradoras, diques del puerto, ampliación del aeropuerto). Por ello, como parte integrante de las medidas de tipo ambiental se ha estudiado un estricto plan de movimiento de tierras; y se ha optado por la creación de una Comisión de Seguimiento y Control, que no sólo perdure el tiempo de obras sino que prosiga durante un período de tres a cinco años desde la recepción de las mismas.

Paso previo éste al de la creación del parque litoral de El Prat; que inscriba las zonas de protección ZEPA en un espacio público más amplio de protección positiva del ecosistema deltaico frente a las grandes infraestructuras que lo entornan. La oportunidad de esa gran intervención parece haber sido el detonante de una actitud pública de recuperación de algo que, aun y bajo el paraguas de una conservación legal, caminaba por un creciente camino de deterioro.

La apuesta es arriesgada. De la amenaza hacer oportunidad; del peligro, virtud. Ha sido una gran tarea de concertación de voluntades políticas y técnicas. Las incertidumbres son muchas, pero en cualquier caso, de seguirse el proceso marcado hasta sus últimas consecuencias, se habrá sentado un método de trabajo, que puede ayudar a superar las desconfianzas sobre una técnica que casi siempre ha confundido sus métodos con sus fines, y sólo ha visto injerencias en las lógicas críticas desde otras perspectivas más globales. Y pueda igualmente animar al mundo de los ambientalistas a aportar soluciones positivas de intervención que lleven el debate de la sostenibilidad más allá del campo de su simple enunciación. Ojalá que así sea.          


Bibliografía más reciente

– “Proyecto de encauzamiento del río Llobregat”, Iberinsa, Junta d’Aigües de la Generalitat, 1997.

– Estudios de Impacto Ambiental del desvío del río Llobregat; Serena-CMB, 1989; Iberinsa, 1995; Serena-Direcció General de Patrimoni, 1997; Taller de Ingenierías-M.M.A., 1998.

– “Proyecto de canalización del río Llobregat en el frente urbano del Prat”, T-4, Junta d’Aigües, 1998.

– “Impactos de las actuaciones en infraestructuras del delta del Llobregat”, Herce-Miralles, Port de Barcelona, 1993.

– “La hidrologia subterránea al delta del Llobregat”, Gurguí-Barroso, Curso de Hidrología Subterránea, 1997.

– “Estudio sobre la reutilización de las aguas de la Estación Depuradora de Aguas Residuales del Prat de Llobregat”, EMSSA, 1995.

– “Áreas de interés ecológico. Estudio de incidencias del Plan Delta”, Giró, M.M.A. 1997.

Análisis de impactos sobre los recursos subterráneos y zonas húmedas, Gurguí-Ribera, MMA, 1998.

– “Análisis del impacto sobre los acuíferos del Delta”, Gurguí-Dolz, MMA, 1998.

– “Evaluación del impacto sobre la dinámica litoral del Port de Barcelona”, Europrincipia-EGI, Port de Barcelona, 1998.