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Javier Gros Zubiaga *
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Actuaciones de mejora y modernización Actuaciones en zonas regables en ejecución |
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La política estructural en la Unión Europea |
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Descriptores: Regadío, Estrategia, P.A.C., P.N.R., Aragón
Introducción
Durante
mucho tiempo ha sido bastante con señalar que en España sólo
el 15,8% de la S.A.U. (superficie agraria útil) es de regadío
pero en ella se genera el 62% de la producción agraria, para que la transformación
fuera considerada como baluarte principal de los planes de desarrollo y transformación
del medio rural.
Actualmente la agricultura de regadío se ve contestada por diferentes aspectos conflictivos que cuestionan su prioridad; entre los más comentados podemos citar la política agraria, la sobreproducción de alimentos, el medio ambiente, su poca rentabilidad económica y social y la escasez de agua, que abre la discusión de repercutir los costes de utilización, sin hacer distinción del uso.
El cambio de opinión social está afectando a los proyectos públicos; lejos quedan los proyectos de transformación de grandes zonas de regadío: en 1985 se hablaba de dos millones de hectáreas; en el segundo proyecto del Plan Hidrológico Nacional (PHN, 1993) la cifra se había reducido a 600.000 hectáreas y el Plan Nacional de Regadíos (PNR, 1999) recoge 457.853 hectáreas, de las cuales 232.781 hectáreas con la propuesta financiera para ser realizadas hasta el año 2008.
Aun con estas disminuciones en las expectativas, el debate no termina, y puesto que la ampliación de regadíos va unida a la construcción de nuevos embalses, han aparecido asociaciones contra pantanos en las que se juntan ecologistas, universitarios, propietarios de las zonas afectadas y ecólogo-políticos.
Durante un tiempo el desarrollo de la sociedad se igualaba a desarrollo económico, casi siempre relacionado con indicadores monetarios, como el Producto Interior Bruto (PIB).
Los contrarios a los regadíos utilizan modelos exclusivamente económicos e insisten en su poca rentabilidad por la inversión realizada, la elevada cantidad requerida para producir un puesto de trabajo, y han supuesto que su realización afectará negativamente a los recursos naturales. Es una concepción conservadora de la actuación humana y su repercusión sobre la naturaleza, que a menudo pone de manifiesto que los grandes cambios en el medio ambiente del planeta los viene decidiendo ella.
El desempleo y los desequilibrios regionales se han considerado también como parte del concepto tradicional del desarrollo. En este modelo el medio ambiente y los recursos naturales no encajan muy bien. De ahí que haya una cierta tendencia a intentar considerarlos fuera del modelo económico general.
También se ha hablado de la existencia del ecodesarrollo, que entiende de los aspectos no monetarios del desarrollo, viendo qué actuaciones son buenas o malas desde el punto de vista del medio ambiente y analizando su situación y evolución en un periodo de tiempo determinado.
Algunos economistas señalan que el concepto de ecología puede ser incorporado a los modelos incluyendo los recursos humanos. Esta visión tiene la ventaja de que trata los aspectos sociales, y así las políticas de desarrollo que incrementan el número de desempleados serán puestas en duda, pues degradan los recursos humanos de una forma similar a la degradación de los recursos naturales.
Los especialistas concluyen en que hay que "ecologizar" la economía. La economía debe reflejar las realidades ecológicas o biológicas y en esta línea deben dirigirse los esfuerzos de modelización en la explicación de las interacciones entre economía, desarrollo y ecología, mejor que manejar datos numéricos, a veces sesgados, para demostrar la baja rentabilidad de las inversiones en las transformaciones de regadíos.
Limitaciones
por la Política Agraria Común
La reforma
de la Política Agraria Común (PAC) en 1992 determinó un
régimen de apoyo a los productores de cultivos herbáceos para
asegurar un mejor equilibrio de mercado. Las medidas han dado resultado y la
retirada de tierras, combinada con la reducción del precio de intervención,
ha contribuido a controlar la producción, y por otra parte los mejores
precios han permitido el empleo de las producciones en otros sectores.
Cada año aparece el reglamento anual de aplicación de las medidas de apoyo que en un proceso de adaptación van ajustando la normativa general a las incidencias que se producen históricamente. Este sistema ha definido: superficies base (secano, regadío), superficies máximas (trigo duro), porcentaje de retiradas de tierras a apartar de la producción de antemano, rendimientos regionales medios.
Los pagos se realizan mediante la multiplicación de una cantidad básica por tonelada por el rendimiento cerealista medio de cada región, empleándose rendimientos diferentes para el maíz cuando exista una superficie de base diferenciada para este producto.
El Reglamento posibilita el subdividir las superficies de bases nacionales en subsuperficies de base con arreglo a criterios objetivos. Esta circunstancia da lugar a que cuando se rebase la superficie de base se puede concentrar en su totalidad o en parte en las subsuperficies de base en las que se haya registrado el rebasamiento. En lo concerniente a la superficie de base regada, su cuantía es igual a la superficie media regada entre 1989 y 1991 con vistas a la cosecha de cultivos herbáceos.
Esta normativa, en su definición de superficies bases y subbases, establece penalizaciones para cuando se superen las cantidades establecidas. Toda vez que los presupuestos están ajustados según superficies y la ayuda unitaria correspondiente, toda modificación de las primeras determina salirse del cuadro presupuestario.
Fig. 1. El sistema de riego por aspersión que se extiende en los nuevos regadíos.
Las sanciones de la Comisión Europea no son sólo una legislación; ahora mismo España negocia reducir una multa de 33.000 millones de pesetas por irregularidades detectadas en el sector de cultivos herbáceos. De esta sanción 27.000 millones se deben al incumplimiento de las obligaciones de barbecho en 1996 y el resto, 6.000 millones, a deficiencias encontradas en las inspecciones realizadas en una Comunidad Autónoma dentro del mismo sector durante 1997 y 1998. España no es el único país cuestionado, las cantidades que se encuentran ahora en discusión ascienden a 83.000 millones de pesetas para todos los Estados miembros.
Esta política influencia las posibilidades de ampliación de los regadíos, en la medida en que la ampliación de las superficies bases precisa de la negociación y aprobación, y cuando se consigue es a cambio de cesiones en otras adaptaciones de otros productos u otros países, que generan los largos acuerdos no siempre fáciles, y que difícilmente reflejan todas las aspiraciones recogidas en las propuestas.
La superficie básica nacional de secano y la superficie básica de regadío están divididas en 17 (una por Comunidad Autónoma) subsuperficies básicas de secano e igual número de subsuperficies básicas de regadío, en las que aparecen diferenciadas las correspondientes al maíz.
El pago de las ayudas al regadío exige que las parcelas hayan recibido antes estas ayudas o que estén inscritas en registro público de la Comunidad Autónoma correspondiente.
Dentro de todo este sistema de una política agraria muy reglamentada está la paradoja de una búsqueda a medio y largo plazo de competencia en un libre comercio. Los altos niveles de vida de los países se alcanzan a través de un continuo progreso en agricultura, en tanto que si no se alcanzan mejoras en la productividad se aboca al proteccionismo, que conduce automáticamente a una elevación de los costes al consumidor de los artículos de primera necesidad.
Limitaciones
por razones medioambientales. El caso Monegros
El regadío
no debe ser constitutivo de ningún problema medioambiental, en tanto
se haga un uso correcto de los factores productivos, que obligadamente deben
atenerse a las pautas establecidas en el "Código de buenas prácticas
agrarias" establecido por cada Comunidad Autónoma (en Aragón,
Decreto 77/1997), según Real Decreto 261/1996 sobre protección
de las aguas contra la contaminación producida por nitratos procedentes
de fuentes agrarias. Utilizando las técnicas adecuadas se puede controlar
la filtración por fertilizantes y fitosanitarios en las aguas subterráneas
(de percolación, de desagüe) de forma que no exista ningún
efecto negativo sobre el medio.
Pero estas prácticas y otras legislaciones, sean comunitarias, nacionales o autonómicas, pueden dar lugar a interpretaciones diferentes entre administraciones. Un claro ejemplo es que los regadíos se hallan detenidos en la zona de Monegros ii por la denuncia presentada ante la Dirección del Medio Ambiente de la Unión Europea, que fue registrada como queja ante España al estimar la Comisión que las autoridades españolas podrían haber incumplido la Directiva 79/409/CEE de aves y la Directiva 85/337/CEE de hábitats. La Comisión considera que el Reino de España no ha respetado las obligaciones que le incumben al no designar una zona de protección de aves y al no haber tomado medidas adecuadas para evitar el deterioro de dicho hábitat, autorizando la transformación en regadío de la zona. Esta toma de posición, unida a la exclusión de ayuda comunitaria a la transformación, en tanto no se considere resuelta la queja a satisfacción de la Comisión, ha hecho que la transformación lleve un retraso de cinco años y considerable gasto de tiempo y dinero para encontrar alternativas y compensaciones que den cumplida contestación a la queja, abarcando:
Definición y propuesta de declaración de dos Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPAs).
Reducción de superficie regable por motivos medioambientales.
Modificaciones de las infraestructuras para riego, como consecuencia del mantenimiento de los hábitats actuales.
Identificación de otros espacios naturales a proteger.
Plan Operativo de las actuaciones propuestas.
Plan de Seguimiento y Control Ambiental.
Esta propuesta (que hace el número tres), enviada por el Gobierno de Aragón a la Comisión en noviembre de 1999, está pendiente de respuesta y, mientras, las mejores tierras de la zona están pendientes del juicio de los servicios técnicos de la Comisión y siguen como regantes expectantes ante una interpretación, como poco, extraordinariamente estricta de la Directiva y confundidos ante el opaco mundo burocrático-legislativo en que se convierte la Comisión. Porque Bruselas impone con su lejanía una distante posición y la revisión del procedimiento tiene plazos semestrales que se utilizan para revisar, ver y solicitar nueva información. Nadie sabe el poder que le concede la legislación a una pequeña oficina técnica.
Este es un ejemplo de las incomprensiones que vienen afectando al regadío. Es un caso en el que:
El inventario preliminar a que se refiere la Comisión, no es un inventario oficial y es dudoso que pueda emplearse como instrumento vinculante.
En el contexto global de España la zona no es de esencial importancia para las aves esteparias relacionadas.
Ni el regadío, ni los cultivos que se realizan en él, son una amenaza para dichas aves.
Fig. 2. Tramo final actual del Canal de Monegros.
Sin embargo ha generado conflictos entre diferentes intereses e ideologías de la sociedad y las razones agrícolas; el desarrollo y la ordenación territorial han quedado subordinados al medio ambiente. Los expertos y jurídicos que enjuician las denuncias hacen caso únicamente de los aspectos que afectan a las citadas directivas de aves o hábitat, trabajando, pues, con un modelo bien alejado del que hemos hablado antes, y al considerar sólo un aspecto del problema caen en una apreciación injusta y poco ponderada.
Limitaciones por el comercio mundial
La posición mantenida por el Comisario F. Fischler antes de la conferencia de Seattle destacaba como un asunto clave para la Unión Europea el papel multifuncional de la agricultura. El progreso en el comercio no debe dañar la situación de los agricultores tomando en cuenta su actuación sobre el medio ambiente y la vitalidad sostenida de las áreas rurales. Se trataba de defender el "variado jardín europeo frente al monocultivo productivista"; otra cosa es si puede ser conservado en el futuro sin ser competitivo.
Estas declaraciones fueron hechas en una conferencia en la que había un objetivo concreto y explícito expuesto por M. Moore, director General de la Organización Mundial del Comercio (O.M.C.), en su alocución a los ministros de los países menos desarrollados: "En un mundo cada vez más cercano por el comercio, el capital y las comunicaciones pero donde la distancia entre ricos y pobres es cada vez más amplia, la posibilidad del desarrollo no puede esperar."
La ronda de la O.M.C. buscó un compromiso de liberalización del comercio, que incluiría las reducciones progresivas de la protección de la agricultura a lo largo de un periodo convenido. La desconfianza levantada en los representantes europeos por el grupo de trabajo agrícola al hablar de "la reducción sustancial de todas las subvenciones a la exportación", y no incluir el término "multifuncionalidad", se desvaneció al incluir las preocupaciones "no comerciales", entre las que se incluirían "la necesidad de proteger el medio ambiente, la seguridad alimentaria, la viabilidad y el desarrollo económico de las zonas rurales".
El aparente fracaso de Seattle, llevó a tomar un interés especial en su continuidad en la conferencia de Davos, donde se tomó nota del ambiente anterior al señalar que "no se puede construir nuestro propio futuro sin ayudar a los otros a construir el suyo". Las acusaciones a los "globalfobos" y el insistir en que cuando una nación ha superado su pobreza lo ha hecho gracias a producir para los mercados de exportación, reflejan la dificultad de los países presentes para definir el equilibrio correcto entre la mundialización de intercambios y las reivindicaciones del tercer mundo.
Sobre el comercio mundial hay analistas económicos que han puesto de manifiesto cómo la ayuda a países en desarrollo ha generado demanda de alimentos (cereal principalmente) que han servido los países desarrollados, de forma que estos últimos han visto aumentar el saldo positivo del balance agrícola mientras que los que reciben la ayuda han visto cómo su balanza empeora y llegan a una dependencia mayor de los países donantes.
El hecho de que los grandes exportadores de productos agrícolas (países desarrollados) sean los mayores defensores del libre comercio, pone bien de manifiesto que las limitaciones autoimpuestas a la producción no hacen sino abrir un campo mayor a sus exportaciones; sólo la competencia (calidad y costes) mantendrá el equilibrio en el comercio mundial. Parafraseando lo dicho anteriormente: no se construye el futuro de otros mediante la destrucción del nuestro. Una agricultura más productiva y con mejores estructuras es el mejor equipo para la creciente liberalización del comercio, y no hay forma más rápida de conseguirlo que mediante la transformación en regadío.
Expectativas del Plan Nacional de Regadíos (PNR)
A pesar de tener prácticamente todas las transferencias realizadas en lo que afecta a los regadíos, la Administración general del Estado mantiene competencias en las zonas declaradas de Interés General para la Nación, y responsabilidad compartida en zonas transferidas a la Comunidad Autónoma pero con la que existe convenio o acuerdos que vinculan la realización conjunta de actividades en el campo de las infraestructuras de regadío.
Como se indica en el PNR, el avance de Planificación Hidrológica en el ámbito de cuenca y a nivel nacional, así como la repercusión de la sequía, han vuelto a traer a cuestión la planificación de los regadíos.
La situación de los regadíos existentes, puesta de manifiesto en el PNR, es la siguiente:
El 29% de regadíos superan los 200 años de antigüedad.
El 36% tienen más de 90 años.
Sólo el 27% tienen menos de 20 años.
Este análisis se completa con los datos aportados por el Plan Hidrológico Nacional, según el cual el 45% de ellos requieren obras para la mejora de sus infraestructuras y, además, en parte por esta infraestructura o por otras razones, el 40% del total tiene un abastecimiento de aguas insuficiente.
Dada esta situación, que se refleja en el abandono creciente de parcelas en regadíos antiguos donde impera el minifundio, y la demanda urgente de consolidar regadíos con una dosis de riego suficiente para el cultivo de cereal pero no para cultivos competitivos de verano, el objetivo prioritario pasa a ser la mejora, modernización y consolidación del regadío actual, como base del complejo agroalimentario.
Los nuevos regadíos quedan condicionados a los compromisos históricos en zonas declaradas de Interés Nacional y de Interés General. De ellos se han evaluado los más prioritarios para ser realizados en un horizonte 2000-2008. El resto de zonas estudiadas o que gocen de algún tipo de declaración administrativa quedarán pendientes de evaluaciones posteriores con criterios rigurosos que tengan en cuenta los aspectos técnicos, sociales, administrativos, económicos del momento y que delimiten las posibilidades y prioridades. En todo caso, estos regadíos serían abordados después del año 2008.
Fig. 3. Regadíos a gravedad en la zona del Flumen, Huesca.
La prioridad de mejorar los antiguos, que tiene un importante apoyo en el cuerpo social de los regantes, no debe hacer olvidar que el mayor desafío es la competencia que lleva implícita una estructura competitiva. La mejora debe, pues, ir acompañada de la concentración parcelaria que amplíe la dimensión de las parcelas de cultivo. La concentración en el regadío tiene unos costes elevados que se amplían cuando hay frutales. Los costes finales de la mejora suelen ser mayores que los de las transformaciones en los nuevos regadíos.
Las propuestas del Plan abarcan:
Actuaciones
de mejora y modernización
El
30% de los regadíos está infradotado; además, el 55% está
transformado hace 40 años y un 28% hace más de cien. La mayoría
riegan con gravedad con acequias muy deterioradas y con una necesidad de renovación
que repercutirá en la mejora de la eficiencia del uso del agua, ya que
las mayores pérdidas de la eficiencia del riego se producen en la conducción
del agua hasta la parcela (23%). En segundo lugar, el cambio de sistema de riego,
de gravedad a aspersión o goteo, etc., implica mejorar la eficiencia
y por lo tanto redundar en la reducción en los costes de producción
del agricultor.
La línea de financiación prevista es la siguiente:
50% regantes.
25% MAPA.
25% DGA.
Estas ayudas se completarían con convenios con entidades financieras que establezcan los derechos de las Comunidades de Regantes que, habiendo recibido la aprobación de la Administración para un proyecto, pueden beneficiarse de crédito en condiciones especiales (tabla 1).
Actuaciones en zonas regables en ejecución
Fig. 4. Hidrante de parcelas en los últimos regadíos de Monegros, con control de presión y contador de consumo. |
Estas actuaciones afectan a zonas con una demanda histórica pendientes de la realización de Decretos aprobados hace años. En algunos casos la situación se complica por la realización de la Concentración Parcelaria, en que se ha tenido en cuenta la declaración de zona regable y se ha realizado la redistribución de la propiedad con unos parámetros que no se ven confirmados por el momento. La financiación prevista es de forma conjunta entre las Administraciones Central y Autonómica (50% y 50%), desarrollándose de acuerdo con los convenios correspondientes (tabla 2).
Actuaciones
en regadíos denominados "sociales"
Se incluyen aquí los nuevos regadíos en zonas de iniciativa pública no reglamentados en la actualidad. Se reconoce la característica vertebradora, para ciertos territorios, del regadío en manchas pequeñas (menores que 2.500 hectáreas), no necesariamente continuas, que signifiquen un soporte productivo para ciertas zonas agrícolas a estudiar y escoger entre las muchas zonas de riego que se han ido proponiendo por diferentes entidades públicas con la denominación de regadíos potenciales. Criterios objetivos de disponibilidad de agua, relación complementaria con otros sistemas de riego, prioridad como punto de vertebración y consolidación de explotaciones o producciones con futuro deben dar las pautas para realizar la selección.
La propuesta de financiación es del 100% por la Administración, aspecto a considerar, toda vez que parece conveniente que haya también un cierto compromiso financiero por parte del regante que asegure su interés y vinculación con la transformación (tabla 3).
Actuaciones
en regadíos de iniciativa privada
Esta
decisión afecta a la iniciativa privada que pretenda crear nuevas zonas
regables.
Las condiciones de financiación serán de:
Beneficiarios 60%.
Administración
40%.
El compromiso Total para todas las actuaciones es el mostrado en la tabla 4.
Permanente
necesidad estratégica de los regadíos
En lo
tratado anteriormente se ha recogido los argumentos que se emplean generalmente
en su contra, analizando la veracidad en unos casos o la racionalidad en otros
de los datos o conceptos empleados. Los diferentes aspectos abordados han puesto
de manifiesto cómo los argumentos son contradictorios y las posiciones
difieren de la realidad de los hechos, que imponen la supremacía de las
agriculturas competitivas.
El mundo pasará de 6.000 millones de habitantes de hoy a 9.000 millones en el año 2050, y parte de ellos concentrados en megaciudades construidas en tierras de cultivo. Esa población necesitará ser alimentada, para lo que hará falta aumentar la producción agrícola, y seguirá la demanda de regadíos, que además servirán para atender otros aspectos; tres de ellos deben ser destacados:
La
política estructural en la Unión Europea
La propuesta
de la Comisión en la denominada Agenda 2000 trataba de actualizar el
modelo agrícola europeo, que, a diferencia de otros, está pensado
para cumplir varias funciones, por ejemplo, fomentar el desarrollo económico
y medioambiental así como preservar los paisajes y formas de vida rural.
Exteriormente hay factores que empujan la reforma, entre los principales la evolución hacia un entorno más liberal del comercio mundial y los retos de la ampliación hacia el este de la Unión Europea.
La integración en la Unión Europea sólo puede ser creíble si se mantiene una suficiente cohesión económica y social entre los Estados miembros. A raíz de la incorporación de Irlanda, Grecia, Portugal y España se volvió indispensable la creación de una política estructural dirigida a reducir las diferencias de desarrollo y de nivel de vida. Además de las intervenciones del FSE (Fondo Social Europeo) se crearon otros fondos, denominados "estructurales", cada uno con objetivos específicos.
Gracias a estas acciones estructurales y a la adopción de programas nacionales dirigidos a cumplir los objetivos de la Unión Europea se ha podido observar una clara convergencia entre las economías de los distintos Estados miembros.
Prolongando los elementos de la política estructural existente, la reforma de 1999, encuadrada en la denominada Agenda 2000, busca la mejora de la eficacia por una intensificación de la concentración de las ayudas, pero también por una tendencia a la simplificación y a la descentralización de su gestión. En la intensificación se pasa de siete a tres objetivos prioritarios:
Objetivo nº 1. Cuya finalidad es promover el desarrollo y el ajuste estructural de las regiones menos desarrolladas, cuyo PIB medio por habitante es inferior al 75% de la media de la Unión Europea. En España incluye las Comunidades Autónomas de Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Galicia, Asturias, Valencia y Cantabria.
Objetivo nº 2. Contribuye a favorecer la reconversión económica y social de las regiones con dificultades estructurales distintas de las cubiertas por el Objetivo nº 1. Incluye los antiguos Objetivos nº 2 y las 5b. En general son regiones que se enfrentan a cambios económicos, las zonas rurales en declive, las zonas en crisis dependientes de la pesca y las áreas urbanas con dificultades. En España incluye a Aragón, Baleares, Cataluña, Madrid, Navarra y País Vasco.
Objetivo nº 3. Incluye todas las acciones a favor del desarrollo de los recursos humanos no incluidas en las regiones subvencionables con arreglo al objetivo nº 1.
Las regiones de Objetivo 1 han recibido una aportación comunitaria del 75% de las inversiones aprobadas, mientras que en las del Objetivo 5b ha sido del 50%.
Toda la actuación en mejora de estructuras, en lo que hace referencia al regadío se hace a través del FEOGA, que en la nueva disposición atiende en su sección de Orientación a los programas de las regiones de Objetivo nº 1, y en su sección Garantía a las regiones en el nuevo Objetivo nº 2.
En los programas recién terminados en las zonas rurales, que se han desarrollado de 1994 a 1999, se han realizado inversiones importantes en regadíos, que en el caso de Aragón han ascendido a 13.000 millones de pesetas, poniéndose en regadío 18.000 hectáreas.
La evaluación intermedia ha puesto de manifiesto la importancia de las obras en regadío para el aumento del PIB de la región y su efecto de arrastre en la economía regional. Por otra parte, los estudios de evaluación de impacto aclaran la compatibilidad con el medio ambiente, por el sistema de riego (aspersión), transformación selectiva de las tierras, medidas correctoras, bajo consumo de agua, etc. Las simulaciones realizadas sobre la base de una metodología input-output (en Aragón) muestran contribuciones al Valor Añadido Bruto (VAB) total regional de 110.766 pta/año/ha y a la Renta de 147.304 pta/año/ha. El análisis del impacto económico del Programa a través de los multiplicadores del gasto muestra cómo la transformación en regadío ocupa los primeros lugares tanto en lo que respecta a la inversión como al empleo y sobre el Valor Añadido Bruto.
La
ordenación territorial
El tema
de la despoblación del territorio es un asunto que dentro del territorio
nacional afecta de manera muy diversa a las Comunidades Autónomas. En
Aragón el problema tiene características especiales y es uno de
los problemas graves que afrontan los gobiernos por su repercusión en
el futuro de la región.
Es una constante en todos los gobiernos el tomar como objetivo prioritario políticas que impulsen la población y la vertebración territorial.
Los datos son realmente preocupantes: Aragón tiene una densidad de población muy baja, 24,8 habitantes/km2, que desciende a 13,2 en Huesca y a 9,3 en Teruel. La media para el territorio español es de 77 habitantes/km2.
Además la población está muy dispersa el 71,65% de los municipios tienen el 8,5% de la población y el territorio muy poco jerarquizado, sólo hay 11 municipios mayores de 10.000 habitantes y 9 entre 5.000 y 10.000.
Un análisis de la despoblación por comarcas relacionándola con su superficie de regadío permite apreciar que aquellas con mayor porcentaje de superficie de regadío han aumentado su población o al menos han tenido tasas de despoblación mucho más bajas. Hay una relación directa entre la densidad de población por términos municipales y porcentaje de terreno de cultivo de regadío.
Las medidas de política territorial que contemplan acciones que se dirijan al asentamiento de la población y una mejor vertebración del territorio han sido recogidas en Plan de Desarrollo Socioeconómico de Aragón (P.D.S.A.) para el periodo 2000-2006, que pretende estabilizar la demografía regional:
Potenciando la actividad económica.
Promoviendo el equilibrio territorial.
Mejorando la calidad de vida.
Dentro del P.D.S.A. se sitúa el Plan de Desarrollo Rural de Aragón. El Programa de Desarrollo Rural 2000-2006, que sintetiza sus objetivos en la multifuncionalidad, busca la competitividad en la agricultura y en la agroindustria dirigidas a la creación de riqueza y productos de calidad, pero también a la protección del medio ambiente y a la gestión del territorio.
La partida más importante dentro del objetivo de mejorar la productividad es la correspondiente a la actuación en regadíos, seguida de las dirigidas a modernizar las explotaciones y mejorar sus estructuras. Se prevén actuaciones en:
Zonas regables de Interés General, de acuerdo con lo establecido por el P.N.R.
Áreas en algunas zonas de pequeños regadíos previstos en el P.N.R., una vez declaradas de Interés.
Proyectos de Comunidades de Regantes para la mejora y puesta en riego.
Municipios del Plan Estratégico del Bajo Ebro en Aragón (P.E.B.E.A.).
En esta perspectiva se espera poner en riego 47.360 hectáreas de iniciativa pública, fomentar hasta 4.550 hectáreas en la zona del P.E.B.E.A, y actuar en modernización y en regadíos de iniciativa privada en una superficie en torno a 170.000 hectáreas, todo ello del año 2000 al 2006, con una inversión de 38.924 millones de pesetas para los primeros y 27.748 millones para los segundos, con un total de 66.672 millones de pesetas.
Además, en los programas complementarios de Modernización de Explotaciones e Instalación de Jóvenes se seleccionarán como prioritarias las inversiones ligadas a las transformaciones de regadío.
Todo esto muestra que, como continuación a los programas de 1989 a 1994 y de 1994 a 1999, y a la vista de las evaluaciones sobre su eficacia, el nuevo programa engloba y da importancia destacada a los regadíos como necesidad estratégica en los programas de desarrollo rural de Aragón.
Es evidente que su relevancia es distinta de la que tuvieron hace 50 años. La población empleada actualmente en agricultura, las alternativas al desarrollo fuera de lo agrario, la aparición de nuevas políticas de fomento de las iniciativas locales están modificando el concepto de desarrollo en el medio agrario. Por otra parte, una sociedad urbana cada vez más dinámica está mostrando un interés cada vez mayor en el conocimiento de lo rural y los contactos, económicos y culturales, están siendo muy positivos para el mundo rural.
Si bien el mundo rural ha dejado de ser sólo agrícola, la agricultura tiene en él una importancia esencial, ya que, excluidas las capitales de provincias, el Aragón profundo tiene desde un 30% hasta un 53% de población activa agraria. Es cierto que la industria y los servicios van ensanchando sus posibilidades, pero lo agrario es esencial. La necesidad de una producción más variada y diversificada, la relación con la industria agroalimentaria y la necesidad de ésta de una producción segura y de calidad, y sus propias necesidades de suministro de agua, refuerzan el papel del regadío como soporte de crecimiento económico y de fijación de la población.
Una
producción agrícola competitiva en la Unión Europea
Como
ya se ha comentado, las ayudas de la PAC se abonan de acuerdo a los rendimientos
de referencia aprobados para los países miembros y las regiones que los
componen. Los establecidos para algunos países de la Unión Europea
son los mostrados en la tabla 5. Estos valores son los promedios para todo el
país, y las diferencias enormes entre los países del norte y los
del sur muestran las diferentes condiciones climáticas en las que se
realiza la producción agrícola.
Ese dato medio refleja los rendimientos medios de todas las superficies. Dadas las características de la producción en los del sur, la superficie total se ha dividido en secano y regadío; por ejemplo, para España (MAPA, Real Decreto 1893/1999) el valor medio de 2,9 t/ha es la media ponderada de la superficie de secano, con un rendimiento de 2,4 t/ha, y de la superficie de regadío, con un rendimiento de 5,3 t/ha.
Ya se dijo al principio que en el 15% de la superficie que está en regadío se obtiene el 63% de la P.F.A. Dicho de otra manera, lo principal de nuestra producción se consigue sobre las hectáreas de regadío, las hectáreas comparables a las europeas del norte. Tenemos, pues, la necesidad de conservar y aumentar lo que es base y esperanza principal de mantener la importancia de la producción española en el concierto de la Unión Europea.
Prevenir
la sequía
Este
artículo (a fecha de 20 de marzo de 2000) recoge una situación
en la que está ya previsto que la producción del secano aragonés
descienda un 50% en el Valle Medio del Ebro, y se ha legislado (dentro de la
flexibilidad que permite la PAC) que se pueda llegar a aumentar la superficie
de barbecho voluntario levantando las siembras ya realizadas. En algunas zonas
de regadío se sugiere la siembra de girasol en lugar de maíz o
alfalfa como forma de conseguir compatibilizar la superficie regable con el
agua disponible en los diferentes sistemas de riego. Aragón no es único
en esta situación. La sequía es general en España y aun
cuando han aparecido algunas lluvias, el Ministerio de Medio Ambiente ya ha
comunicado que restringirá el agua para los regadíos, a través
de las Confederaciones Hidrográficas, dada la preocupante situación
de los embalses y la falta de lluvias.
Según datos del Instituto Nacional de Meteorología, el mes de febrero ha sido el segundo más seco en 53 años. Se ha dicho que el comienzo del año 2000 se convierte así en el más seco del último medio siglo. Ante la previsible y lógica vuelta a una política impulsora de pantanos, la Coagret (Coordinadora de Afectados por Grandes Embalses y Trasvases) ha retomado su denuncia de la construcción y Ecologistas en Acción ha sentenciado que estos periodos de sequía son cíclicos, que llueve lo mismo que hace cien años y que la única solución es adaptarse.
Pero ese juicio no es claro que sea el correcto. Según el National Climatic Data Center de Estados Unidos, durante 16 meses consecutivos, de mayo de 1997 a septiembre de 1998, cada mes ha roto el récord mundial de temperatura media. Esto marca un cambio en un calentamiento más rápido. La tasa de calentamiento desde 1976 es la más alta de los siglos xix y xx. Para el siglo xxi proyectan una tasa de crecimiento de la temperatura media entre 2 y 6 grados Fahrenheit. Además, un conjunto de científicos de la National Academy of Sciences National Research Council ha declarado definitivamente que existe una fuerte evidencia de un calentamiento global y que es tal que representará un efecto con consecuencias sobre el medio ambiente. Estos científicos han manifestado que evidencias contradictorias de datos de satélites (usados por algunos científicos y activistas políticos para menospreciar los avisos del calentamiento del planeta) son irrelevantes.
Este grupo predice que la expansión de los océanos calentados, y la fusión de las tierras en formaciones sobre hielo producirá un efecto combinado para añadir de 30 a 90 centímetros en el nivel del mar, además de un incremento de la frecuencia e intensidad de tormentas y sequías.
¿Cuál será el efecto sobre las tierras ya áridas del sur de Europa? Parece racional esperar que haya una extensión de las zonas desérticas. Evidentemente las superficies de las zonas productivas agrícolas sufrirán una reducción, al abandonarse el cultivo en zonas hoy marginales que quedarán definitivamente fuera de cultivo. Podemos esperar una concentración de la producción en las zonas de regadío y la necesidad de una mayor superficie con riego que sustituya al secano abandonado si se quiere mantener la misma producción de hoy. Esto llevará a la necesidad de más pantanos para atender a los nuevos regadíos y a los antiguos, que tendrán mayores necesidades de agua.
Comentario
final
Se ha
comenzado presentando las reservas que hoy existen sobre el regadío,
y los aspectos más mencionados cuando se quiere poner en cuestión
su realización.
Después se ha explicado cómo, por otro lado, el regadío constituye una piedra angular en las normativas legislativas de la PAC sobre estructuras, además de ser un factor fundamental para conseguir la cohesión económica y social que vertebran en el mundo rural a través de los Planes de Desarrollo Rural.
Por otra parte, en una concepción del comercio mundial que contemple las oportunidades de los países en desarrollo y el sitio de los desarrollados, la disponibilidad de un aparato productivo competitivo es de especial interés, que además se funde con la importancia en los planteamientos básicos de ordenación del territorio e incluso la posible modificación de las áreas productivas a la vista del lento pero cierto cambio climático.
El Gobierno de la nación así lo ha entendido y el Plan Nacional de Regadíos recoge un programa de actuaciones que, si puede ser criticado por ser prudente y restringido, constituye un compromiso cuya realización, en la cuantía y en el tiempo programado, es totalmente necesario para cubrir todas las necesidades estratégicas a las que el regadío da cumplida respuesta y cuya continuación es una condición necesaria para atender problemas permanentes de la sociedad y que van a crecer en importancia en un próximo futuro.n