OP

    REVISTA DEL COLEGIO DE INGENIEROS DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS
Nº31
AÑO 1995
SANEAMIENTO, I

El saneamiento urbano: La nueva frontera tecnológica en el sector del agua

Álvaro Miranda Simavilla*

Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Director de Proyectos y Obras de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona/S.C.P.S.A.

 

SITUACIÓN ACTUAL

PROBLEMAS EXISTENTES

Capacidad reducida

Diseño inadecuado

Vertidos no controlados

Materiales deficientes

Falta de estanquidad

Ventilación/corrosión

Ausencia de normalización

Descargas de los sistemas unitarios

Falta histórica de mantenimiento

Documentación insuficiente

REALIDADES DEL PRESENTE Y PERSPECTIVAS DE FUTURO
CIMIENTOS DE LA ACTIVIDAD

Normalización

Diseño y cálculo

Materiales


Construcción de las redes

AVANCES EN LA GESTIÓN

Dedicación

Mantenimiento

Explotación

Control de vertidos

Renovación de redes

Información cartográfica
DESAFÍOS DEL FUTURO
Inspección

Rehabilitación

Lucha contra las inundaciones

Lucha contra la contaminación

Control en tiempo real
CONCLUSIÓN

Descriptores: Saneamiento, Alcantarillado, Ingeniería sanitaria, Gestión de servicios, Aguas residuales, Ciudad, Contaminación, Depuración, Urbanismo

Situación actual

Más apropiadamente deberíamos decir que el saneamiento urbano, el alcantarillado, es la nueva frontera tecnológica en el sector del agua en España.

Parece evidente, y lógico, por otra parte, que en nuestro país el sector del agua ha ido cubriendo sus desafíos tecnológicos de forma gradual y escalonada. En este sentido, si lo primero que se ha ido solucionando es el abastecimiento de agua en calidad e incluso en cantidad, pasos posteriores han conferido avances serios e importantes en el diseño, construcción y gestión de las redes urbanas de distribución de agua, y por último, nos encontramos actualmente inmersos en la vorágine de intentar proveer de depuración suficiente de aguas residuales a los principales núcleos de población, antes de las inexorables fechas marcadas por la Unión Europea.

En todos estos campos nuestro país, por las razones socioeconómicas y tecnológicas de todos conocidas, ha sufrido en cada etapa, y muy especialmente en el de la depuración de aguas residuales, un considerable retraso respecto a los países europeos de su entorno. Qué duda cabe que en estos años se están dando aquí pasos que en otros países se dieron muchos años antes.

No obstante, en ocasiones la inconveniencia de ir retrasado supone la ventaja de que, si se intenta animosamente y se dota de los recursos suficientes, nos podemos aproximar a los que van en cabeza con mucho menos esfuerzo, al ahorrarnos buena parte de los intentos fallidos y caminos sin salida que han tenido que recorrer otros hasta hallar el sendero correcto en el que al final se encuentran.

En esta situación el cuarto gran apartado de la tecnología del agua en la ciudad, es decir, el saneamiento urbano, se encuentra en este momento en fase de eclosión. Es conocido que de todo el ciclo de la ingeniería sanitaria hidráulica es el apartado menos vistoso, el menos rentable desde la imagen pública y, por tanto, el de más difícil obtención de recursos de los poderes públicos. No obstante parece vivirse a nivel nacional un murmullo, cada vez más creciente entre los ingenieros urbanos, de que no es razonable mantener esta ingente infraestructura con criterios atecnológicos cuando en el resto de capítulos de la ingeniería urbana se están dando en España pasos de gigante.

No es ajena a esta posición la visión pragmática de que el saneamiento es la infraestructura urbana más profunda y la de más costosa implantación y renovación. No parece lógico el estar invirtiendo grandes sumas de dinero en superestructuras urbanas y dejar enterrada una bomba de relojería.

También es espuela de este movimiento los reiterados problemas de evacuación de las aguas de lluvia que en numerosas ciudades de nuestro país han producido reiterados problemas de inundaciones, incompatibles con una calidad de vida urbana cada vez más creciente.

Por otro lado, los planteamientos medioambientales, que se abren paso a marchas forzadas en nuestra sociedad, comienzan a chocar con las habituales disfunciones que se dan en las redes urbanas de alcantarillado.

Por último, aunque no lo menos importante, los sistemas de alcantarillado son los receptores (los colectores) de los vertidos que deben ser transportados hacia la depuración. En este sentido, así como es una incongruencia el tener un excelente sistema de abastecimiento de agua y una mísera red de distribución urbana (caso que se da en más de una ciudad española), también es absurdo el contar con estaciones de depuración de la última tecnología alimentadas por redes de alcantarillado en lamentable estado.

Todo ello nos hace entrever con esperanza que esta faceta de la ingeniería en España está llamando a los técnicos para que sea tratada con el respeto que merece. Esta situación es buena intrínsecamente por lo que tiene de reconocer la existencia de un problema y el interés de ponerle solución, pero también es muy atractiva porque abre un portón de tecnología en un sector habitualmente poco generoso con sus ingenieros.

Al concluir esta introducción no podemos olvidar que en alguna de las grandes ciudades españolas se ha atendido desde hace muchos años y de alguna manera esta parte de las infraestructuras urbanas. No obstante es fundamental en este punto el incidir sobre la distribución de la población española y sus ciudades. En las ocho mayores ciudades españolas se concentra el 20% de la población, mientras que el 80% restante se reparte entre más de 8.000 municipios; de ellos, 99 ciudades tienen entre 50.000 y 330.000 habitantes y alojan otro 30% de la población (Fig. 1). Quiere esto decir que la problemática del saneamiento urbano está muy repartida, y que es necesario un enfoque particular e intensivo sobre la casuística de las numerosas ciudades medias y pequeñas, que, en general, suele ser diferente de la de las grandes ciudades, y con unos medios técnicos sustancialmente más reducidos.

Fig.1. Distribución de la población en España. Dispersión de la problemática del saneamiento urbano

(1) Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga, Bilbao, Las Palmas.

Problemas existentes

Las redes de alcantarillado, con la honorable excepción de las cloacas de origen romano, nacen en España a partir del siglo xviii, se desarrollan en el siglo xix y se generalizan en el siglo xx.

Probablemente debido a las características y orografía de muchas de nuestras poblaciones: núcleos compactos de alta densidad de población y en general con calles con pendiente, España es uno de los países europeos con un alto grado de cobertura en cuanto a implantación de redes de alcantarillado y, en general, de conexión de vertidos (probablemente en torno al 80% de la población está conectada a un sistema comunitario de alcantarillado).

Este hecho no ha sido parejo, sino todo lo contrario, con la calidad de dichas infraestructuras urbanas. Lo que empezaron siendo grandes obras de ingeniería para su tiempo (obras de los siglos xviii y xix) fueron dando paso a lo largo del siglo xx, y en especial en los años del desarrollismo, a instalaciones donde ni la capacidad, ni el diseño, ni los materiales tuvieron un tratamiento mínimamente adecuado y, en todo caso, por debajo de los requisitos tecnológicos que se daban en otras infraestructuras.

Simultáneamente, la implantación generalizada de redes unitarias y la falta de perspectiva o conocimiento en su momento de la necesidad en un futuro próximo de depurar las aguas residuales (tal y como se estaba llevando a cabo en países vecinos) dejaron como herencia unas redes urbanas cuya racionalización y adecuación al funcionamiento con criterios avanzados han dado, están dando y darán graves problemas.

Como consecuencia de todo ello, bajo nuestras ciudades existen miles de kilómetros de redes de alcantarillado que, en general, han quedado afectadas por alguno de los siguientes problemas.

Capacidad reducida

Sin duda es el mayor problema cuando éste se presenta; cualquiera de los defectos que luego se relacionan no son comparables si la capacidad de evacuación está en juego. La falta de capacidad puede estar ligada a los caudales propios de aguas fecales, pero en general se pone de manifiesto de forma violenta cuando existe incapacidad para evacuar las aguas de lluvia (Fig. 2). Si a esta falta de funcionalidad le añadimos el hecho habitual de convivir con redes unitarias, los problemas de rebose e inundación crean graves problemas urbanos. Estos problemas vienen tanto de la inundación por superficie como de la inundación de sótanos y garajes por retroceso a través de las propias acometidas de saneamiento.

Fig. 2. La incapacidad de evacuación de aguas de lluvia. Hecho frecuente en las redes de alcantarillado.

Diseño inadecuado

El rápido desarrollo urbano en España de los años 1960-70 llevó a la construcción masiva de barriadas enteras en las ciudades. El diseño particular de las redes de alcantarillado de estas actuaciones no fue siempre satisfactorio, agravándose sustancialmente el problema con la yuxtaposición de las diferentes áreas en este “puzzle” urbano. Simultáneamente se generalizó la cubrición de antiguos cauces naturales, algunos de envergadura, comprometiendo seriamente las vías de salida de las aguas de escorrentía.

Vertidos no controlados

Quizá, junto con el dimensionado insuficiente, es el más grave problema existente en nuestras redes de saneamiento. Estos vertidos de origen industrial no sólo atacan a los propios colectores (Fig. 3) sino que pueden alterar gravemente los procesos de depuración. El control de vertidos es uno de los grandes retos de toda gestión avanzada del alcantarillado.

Fig. 3. Colector sin solera, disuelta por un vertido corrosivo incontrolado.

Materiales deficientes

La ausencia de normativa española a este respecto, hasta la aparición del Pliego de Tuberías de Saneamiento, y otras razones técnicas y económicas, hicieron que los materiales empleados, tanto desde el punto de vista de durabilidad como estructural, no fueran los idóneos. Hoy en día cabe suponer que existe un porcentaje significativo de las redes existentes que han fracasado estructuralmente.

Falta de estanquidad

Ligado a lo anterior, el concepto de estanquidad real no ha estado presente en los alcantarillados hasta hace pocos años, cuando se ha producido la incorporación paulatina, y hoy en día generalizada, de las uniones con junta elástica. La falta de estanquidad genera problemas de exfiltración contaminante hacia el subsuelo o de infiltración innecesaria hacia la red de alcantarillado (y por tanto hacia la depuración).

Ventilación/corrosión

Un problema añadido en nuestra geografía son las altas temperaturas de buena parte del país, y zonas con problemas de pendiente (en general zonas costeras). En estas condiciones, la generación de gases perniciosos, en especial el sulfhídrico, en combinación con una falta de ventilación adecuada de los colectores, genera efectos de ataque corrosivo de los materiales tradicionalmente instalados, y en especial del hormigón.

Ausencia de normalización

El sector del saneamiento en España ha carecido prácticamente de normalización oficial de sus elementos. Mientras que los elementos de una red de distribución de agua (tuberías, válvulas, accesorios…) han ido contando desde hace años con normas de aplicación, hoy es el día en que prácticamente carecemos de normas para los elementos de una red de alcantarillado.

Descargas de los sistemas unitarios

Las redes de saneamiento de nuestro país son en su gran mayoría de carácter unitario. Esta concepción va necesariamente ligada a la instalación de aliviaderos. A través de estas instalaciones, de funcionamiento poco predecible, se vierten periódicamente aguas contaminadas al exterior (Fig. 4). El desconocimiento del factor de dilución y de la capacidad tampón del cauce receptor cuestionan estas vías de escape de un sistema cuya misión es recoger aguas contaminadas, y no viceversa.

Fig. 4. Vertido al exterior, a través de un aliviadero, de aguas contaminadas en época de lluvias.

Falta histórica de mantenimiento

No se descubre nada nuevo al decir que pocos ayuntamientos han dedicado recursos para un mantenimiento reglado y preventivo de la red de alcantarillado. Esta falta de mantenimiento histórico ha impedido la detección de problemas y ha hecho acumulativo su número y, por tanto, más compleja su solución.

Documentación insuficiente

Por último, un aspecto no despreciable es la falta de información, de documentación, acerca de las redes de alcantarillado existentes. Esta ausencia de información dificulta en gran manera las labores de explotación y mantenimiento, y no permite conocer el funcionamiento real de la red.

Realidades del presente y perspectivas de futuro

La revitalización actual de la gestión del alcantarillado nace también del gran impulso que se registra en todo el país debido a los Planes de Saneamiento. Estos Planes de Saneamiento, que, al menos en este momento, son en su gran mayoría de puertas para fuera, es decir, externos a las ciudades, han dado el aldabonazo sobre la situación de las infraestructuras situadas aguas arriba en el ciclo del agua.

A partir de ahí, el paso que se está dando de forma decidida en nuestras ciudades es optar por la gestión del alcantarillado con las mismas premisas de tecnificación y dedicación que las ya utilizadas en la gestión de las redes de distribución de agua potable, con el desafío de que hay mucho por hacer en todos los aspectos, tanto ingenieriles como de gestión y de inversión.

Todo ello comporta que deberán destinarse recursos económicos suficientes para la atención de estas infraestructuras y que tarde o temprano deberá generalizarse el concepto biunívoco de que, al igual que el usuario paga por disponer de agua limpia en su domicilio, es lógico que pague porque esa agua una vez contaminada le sea evacuada. Que este servicio, que ya existe desde antaño pero que nadie parece conocer, tenga sus costos reconocidos y sus ingresos directos correspondientes.

La tendencia actual del sector pasa tanto por establecer lo que son los cimientos de la actividad (normalización, sistemas de cálculo, materiales…), como por la adecuación de la gestión, y el planteamiento de nuevos retos.

Cimientos de la actividad

Los cimientos de la actividad del saneamiento urbano pasan por consolidar las bases del mismo, y muy especialmente el propio diseño y construcción de las redes de alcantarillado, tanto las de nueva planta como las debidas a renovaciones de redes preexistentes.

Normalización

El recurso a la normalización es sin duda síntoma de madurez de cualquier rama de la técnica, y es garantía de unidad de criterio, simplificación de soluciones y métodos, seguridad en el diseño y construcción, y marco de relación entre las partes que intervienen en el sector.

Qué duda cabe de que las partes de la técnica más conocidas y desarrolladas cuentan con un grado de normalización notablemente superior a aquéllas que están naciendo. La normalización viene en buena medida impuesta por razones comerciales, pero por otro lado nace de la dedicación que técnicos expertos en la materia puedan aportar. Cuando un sector cuenta con un número importante de técnicos es posible que haya un número suficiente de expertos que dediquen su tiempo a ordenar dicha rama de la técnica y por tanto a normalizarla. Por contra, cuando un sector no ha podido contar con un número elevado de técnicos dedicados a él, es difícil que se genere el ordenamiento y normalización del mismo; esto probablemente es lo que ha sucedido con el saneamiento urbano en España.

Actualmente la situación está cambiando de forma muy rápida. Nuestra integración en la Unión Europea, los efectos del Acta Única y la labor desarrollada por el Centro Europeo de Normalización cen, hacen que estén en elaboración un número muy importante de Normas Europeas relacionadas con el saneamiento, que serán incorporadas a la reglamentación española.

Afortunadamente, ya se ha creado en España (febrero de 1993), y dentro de aenor, el comité ctn 149 Ingeniería del Agua, y a través de él se podrá canalizar la aportación española al ya veterano Comité Europeo cen 165 Saneamiento.

El número de Normas Europeas relacionadas con el saneamiento en fase de elaboración asciende a más de cincuenta, muchas de ellas pendientes de aprobación y transposición a corto plazo.

Diseño y cálculo

Factor determinante del correcto servicio de una red de alcantarillado es su diseño y dimensionado. Sin lugar a dudas, un fallo en estos conceptos puede acarrear complejas y costosas soluciones para obviarlo. Los criterios de diseño y dimensionado deben apoyarse en dos pilares: el primero considerar una red de alcantarillado en la forma más global y extensa posible, y prever posibles servidumbres futuras; una red diseñada de forma fragmentada a medida que se extiende una ciudad es garantía de disfunciones.

En segundo lugar, es el cálculo adecuado, la recopilación de datos fiables y el establecimiento de períodos de retorno adecuados. Es signo de los tiempos la utilización de modelos matemáticos y extraer de ellos las máximas ventajas para el cálculo y optimización de la red. Las redes de alcantarillado son especialmente indicadas para estos tipos de modelos. Igualmente se avanza rápidamente en la aplicación de modelos matemáticos para el muy complejo e incierto cálculo de la escorrentía de aguas de lluvia, que tanto condicionan el dimensionado y funcionamiento del saneamiento urbano.

Materiales

Este importantísimo capítulo está claramente ligado al de la normalización pero evidentemente va más allá. Puede asegurarse que en este frente es donde más ha evolucionado el sector y donde más campo tiene por avanzar. El uso de materiales adecuados, funcional y estructuralmente, va desde las tuberías con su distinta tipología, a las juntas, pozos de registro, pates, válvulas, etc. Como es habitual, los materiales de calidad garantizan unas prestaciones y una vida útil que en un largo plazo (muy ligado a las redes de alcantarillado) compensan sobradamente el esfuerzo inversor. También es básico el crear criterios generalizados para la elección del tipo de material (especialmente tuberías) adecuados a diferentes situaciones.

Por último, no deja de ser un deseo el que el conjunto de materiales y normalización permitiese la construcción de las redes de alcantarillado como si de un “mecano” se tratara, con el mismo concepto de intercambiabilidad que existe en los materiales de redes de distribución de agua. La normalización para la intercambiabilidad pasaría por la prefabricación de prácticamente todos los elementos de una red de alcantarillado, permitiría abrir la competencia comercial sin trabas y proporcionaría una más fiable construcción de las redes.

Construcción de las redes

De nada sirven todos los esfuerzos de normalización, diseño y cálculo y materiales, si no se concluye con una adecuada construcción (y proyecto previo) de las redes. Igualmente en este campo se avanza rápidamente, y de ser la hermana pobre de toda obra de renovación e implantación de infraestructuras, actualmente se empieza a considerar la buena ejecución de una red de alcantarillado tan importante como la buena ejecución de un firme.

No obstante hay dos facetas todavía sin cubrir adecuadamente: la primera, la ausencia de homogeneidad entre diversas construcciones en una misma ciudad y la falta de coordinación entre diversos organismos implicados (ayuntamientos, gestores del alcantarillado); en este campo debería hacerse un esfuerzo muy importante por aunar esfuerzos en la misma dirección y favorecer la inspección de proyectos y obras por parte del órgano que vaya a llevar la gestión de la red. La segunda faceta, no adecuadamente cubierta en la ejecución de redes de alcantarillado, es la prueba sistemática de las mismas; mientras que las redes de agua potable se prueban en su totalidad en condiciones exigentes, las redes de alcantarillado se prueban, como máximo, según un muestreo de muy baja representatividad; quien ha tenido la experiencia de probar grandes longitudes de redes de saneamiento llega a la conclusión de la sencillez y economía de los actuales sistemas de pruebas en obra (obturadores hinchables, pruebas con aire) y la reiterada aparición de pequeños fallos de material o instalación que no se hubieran detectado con un muestreo.

Avances en la gestión

Simultáneamente a la consolidación de la actividad deben desarrollarse claros avances en la gestión de este servicio, mediante las siguientes pautas:

Dedicación

No es banal el citar que, en estos momentos, buena parte del avance en el adecuado tratamiento de las redes de alcantarillado en España viene de la dedicación de personal, medios, recursos y tecnología en proporción y número que no se daban antes. Como en cualquier actividad, es imprescindible dedicar a su gestión medios adecuados, máxime en la fase inicial de revitalización y en la fase posterior de consolidación.

Mantenimiento

Deberá ser la pieza clave sobre la que debe gravitar la gestión global de una red de saneamiento avanzada. En este tipo de infraestructuras, y en este caso con clara diferencia en relación a las redes de agua potable, de poco sirven los demás aspectos tratados si no se establece y se dota de un sistema de mantenimiento permanente de la red. Las redes de alcantarillado, por sus propias características de funcionamiento y por el material transportado (agua y sólidos), están sujetas a la generación de disfunciones locales o generalizadas, básicamente por decantaciones, obstrucciones y erosiones. Las operaciones de mantenimiento pueden agrupar varias actividades (Fig. 5), pero sin lugar a dudas la más importante es la limpieza periódica; las labores de limpieza mecanizada cuentan actualmente con toda una gama de medios versátiles, y su implantación es señal de que la gestión del saneamiento urbano se consolida en una ciudad. La limpieza de una red de alcantarillado abarcará fundamentalmente conducciones y sumideros; dependiendo del estado de la red y de la tipología de la ciudad serán recomendables periodicidades de limpieza adecuadas, que irán desde una limpieza con periodicidad mínima bianual para las conducciones y de una periodicidad mínima semestral para los sumideros (Fig. 6).

Fig. 5. Acceso a la red de alcantarillado de personal de mantenimiento.

Fig. 6. Limpieza sistemática de sumideros.

La limpieza sistemática de las conducciones nos permitirá detectar anomalías de funcionamiento, permitirá recuperar la capacidad de desagüe de los colectores y evacuará de la red decantaciones en fase de fermentación que son origen de la generación de gases corrosivos y perniciosos, además de malos olores.

Se puede afirmar que la información captada y el funcionamiento en una red de alcantarillado con limpieza periódica no tienen nada que ver con los de una red sin esta labor de mantenimiento.

Por otro lado, la limpieza periódica, y a ser posible reiterada, de los sumideros es una garantía del funcionamiento del sistema de evacuación de las aguas de lluvia de superficie, una de las principales misiones de la red de saneamiento.

Pero las labores de mantenimiento no terminan con la limpieza; en una red de saneamiento hay otra multitud de elementos que deben mantenerse regladamente, tanto elementos fijos (tapas, pates, aliviaderos, etc.) como elementos vivos (válvulas, compuertas, estaciones de bombeo, sifones, etc.).

Un mantenimiento realmente eficaz será aquel que responda a un Plan de Mantenimiento previamente elaborado y muy sistematizado, que a su vez se vaya adecuando en función de la evolución y estado de la propia red.

Explotación

Al igual que el mantenimiento sistemático se está abriendo paso, la explotación programada y objetivada del alcantarillado es otro de los campos de actividad en este sector. La explotación debe tener como objetivo global la prestación finalista del servicio en condiciones adecuadas y, por tanto, la optimización del mismo. Una explotación adecuada podrá sacar nuevas prestaciones de redes comprometidas.

La explotación contempla también la sistematización de tareas de reparaciones puntuales y localizadas, con brigadas propias del servicio o externas; la atención a los problemas de los usuarios en lo relativo a la red de alcantarillado; la recopilación de datos de funcionamiento de la red para su análisis y conclusiones, y por último, la generación de información suficiente al servicio y a los usuarios permitirá conocer la situación de esta infraestructura y servirá de base para posteriores tomas de decisión.

Control de vertidos

Ya se ha adelantado que este es uno de los principales problemas actuales en una red de saneamiento urbano (por sus repercusiones en la red y depuración, así como económicas), y por tanto es otra de las facetas donde se puede avanzar más sustancialmente. La implantación de un control sistemático de vertidos no es trivial, necesita de una dedicación considerable y medios adecuados (Fig. 7), pero es un objetivo realizable. El mantenimiento de esa operativa es el segundo desafío. No obstante, el vertido no controlado es un caso más de fraude y por tanto debe ser acotado. La mentalización en este aspecto se está extendiendo de una forma sustancial y no es un aspecto trivial el dotar a todas las nuevas instalaciones industriales de sistemas accesibles de aforo y toma de muestras de sus vertidos. El éxito en esta misión es uno de los más gratificantes en la gestión del saneamiento urbano.

Fig. 7. Control analítico de vertidos industriales.

Renovación de redes

Hemos repetido que el estado actual de las redes de saneamiento en nuestro país sufre, en general, una penosa herencia. Como toda infraestructura, las redes de alcantarillado tienen su vida útil y es preciso programar una renovación sistemática de las mismas; en España cabe pensar que esta renovación sistemática debería aplicarse para la sustitución de buena parte de lo existente. Si para redes de buena calidad el ritmo de renovación podría fijarse entre el 1% y el 2% anual, para redes en deficiente estado debería sobrepasarse claramente este ritmo. El soslayar una renovación sistemática no hace más que retrasar y aumentar el problema, y por tanto su repercusión económica. Debemos citar que hablar de renovación puede ser sinónimo en algunos casos de rehabilitación, como más adelante comentamos, pero una rehabilitación no destructiva pasa generalmente por contar con una conducción preexistente con un mínimo de competencia, sobre todo estructural, aspecto éste de dudosa presencia en nuestras redes urbanas.

Información cartográfica

Como hecho del presente tecnológico, y con un pie en lo que es el futuro inmediato para muchos servicios del saneamiento urbano, debemos citar la necesidad de contar con una red con cartografía precisa y actualizada y cuyo soporte pase a ser de tipo digital, en el ámbito de los Sistemas de Información Geográfica (Fig. 8). La tarea es realmente ardua y deben destinarse importantes recursos económicos. Muchos servicios de gestión del saneamiento urbano han tenido que afrontar como primera tarea el “descubrir” dónde estaba la red de alcantarillado en la ciudad, y lo que es más complejo, cómo era esta red, es decir, sus características (diámetros, pendiente, estado…). Tras esto, la digitalización de la red es una tarea que está llamando a nuestra puerta. Mucho se ha hablado sobre la rentabilidad real de esta operación en la gestión de la red, pero lo cierto es que por encima de un enfoque a corto plazo debe considerarse este paso como una adecuación a la tecnología actual; muchas de sus prestaciones futuras son ahora desconocidas, y aun así ya se justificaría con dos de sus prestaciones más evidentes: el caudal de información que nos proporciona sobre la estructura y elementos de nuestra red, y la posibilidad de actualización permanente. Su utilidad en la implantación de modelos matemáticos y la gestión y control en tiempo real de la red es la siguiente etapa.

Fig. 8. Explotación de la cartografía digitalizada de una red de alcantarillado.

Desafíos del futuro

Siempre es difícil prever el futuro y qué nos deparará, pero en el caso de la gestión del saneamiento urbano en España se vislumbran una serie de actividades muy interesantes, algunas ya nacientes, que no son sino la aplicación en nuestro país de técnicas ya implantadas en otros más avanzados, o más preocupados. Quizá los retos más significativos son los siguientes:

Inspección

La posibilidad de inspeccionar interiormente las redes de alcantarillado es una actividad ya conocida, pero poco generalizada. Como tantos otros aspectos de la técnica, su implantación de forma amplia está directamente ligada al coste. A partir de que la inspección por sistemas videográficos vaya siendo más económica su utilización se extenderá y proporcionará una interesantísima herramienta de explotación y mantenimiento de las redes, que nos permitirá conocer su estado real (capacidad, estructura, corrosión interna, acometidas, roturas…) y, por tanto, tener datos para evaluar nuestras intervenciones.

Esta técnica podrá servir igualmente para la localización generalizada de redes de saneamiento de las cuales no podamos obtener datos desde superficie.

Una actividad complementaria de esta, pero desde la superficie, será la utilización de equipos de detección de elementos en el subsuelo mediante la aplicación del fenómeno radar, que permitirá la localización y ubicación de colectores.

Rehabilitación

Las técnicas de sustitución de conducciones sin ejecución de zanjas (sistemas “no dig”) avanzan de forma decisiva por las numerosas ventajas que pueden representar en la renovación o rehabilitación de colectores en cascos urbanos. Existe un número importante de métodos, tanto con destrucción del colector preexistente como mediante el entubado-encamisado sin destrucción. Ante la necesidad de una importante actividad en la adecuación de nuestras redes de alcantarillado es probable que esta nueva tecnología adquiera un importante auge a corto plazo.

Lucha contra las inundaciones

Tal como se ha repetido, la faceta de la lucha contra las inundaciones urbanas es uno de los objetivos prioritarios de toda red de saneamiento. Es bien conocido que el dimensionado para esta función está directamente ligado al período de retorno de la inundación admisible. Desgraciadamente, el período de retorno de una red de alcantarillado es necesariamente reducido, so pena de tenerla que sobredimensionar en exceso. Ante esta realidad deben buscarse formas imaginativas para aminorar el efecto de la capacidad de los colectores. Actuaciones como son las lagunas o depósitos de retención, utilización de colectores alternativos, utilización de los grandes colectores como almacenes temporales de agua, etc. son medidas que deberán ser objeto de una dedicación y estudio en un futuro inmediato. Junto a esto deberán desarrollarse otras alternativas que reduzcan la impermeabilidad de los suelos urbanos, como son los pavimentos drenantes, u otras medidas similares.

Lucha contra la contaminación

Las descargas periódicas y contaminantes de las redes unitarias a través de los aliviaderos comienzan a ser cuestionadas con un enfoque medioambiental amplio (Fig. 9). El criterio de verter, a través de los aliviaderos, un agua diluida pero contaminada, suponiendo que el cauce receptor podría admitirlo mediante un efecto tampón, comienza a ser sustituido al cuestionarse que una red de alcantarillado vierta agua al exterior sin ningún tipo de depuración.

Fig. 9. Contaminación por vertido de sistemas unitarios.

Para evaluar el comportamiento de aliviaderos y su incidencia en el medio, así como la carga contaminante de las aguas vertidas, el moptma, junto con la Asociación Española de Abastecimiento y Saneamiento (aeas) van a poner en marcha un Plan Piloto para el control de cuencas tipo de cinco ciudades españolas: Barcelona, Las Palmas, Córdoba, Vitoria y Pamplona. De los datos que aporte este estudio deberán sacarse las oportunas conclusiones que orienten hacia el grado de necesidad de contar con infraestructuras de regulación de las redes de alcantarillado, que limiten el número de episodios de vertido y que reduzcan, por tanto, la contaminación del medio. Sin duda este será uno de los grandes retos del futuro en las redes de alcantarillado.

Control en tiempo real

Al igual que se ha generalizado el telecontrol y telemando en las redes urbanas de distribución de agua, en un futuro se generalizarán los sistemas de control en tiempo real del alcantarillado, cuyo objetivo será la optimización y aprovechamiento máximo de las redes de saneamiento urbano, sobre todo en épocas de precipitaciones. Igualmente facilitará el conocimiento del funcionamiento de la red, caudales transportados, etc., que nos aporte datos para futuros desarrollos o adecuaciones de la misma. Permitirá la incorporación en un sistema centralizado de la gestión de las instalaciones complejas: bombeos, sifones, aliviaderos, compuertas, etc. Y por último, facilitará la posible optimización del funcionamiento de las estaciones depuradoras, y por tanto su economía, mediante la laminación de los caudales de entrada utilizando la capacidad reguladora de la propia red de colectores.

Conclusión

De lo expuesto se desprende que en este sector de la ingeniería sanitaria urbana no todo está hecho, sino que todavía hay mucho por hacer y mucho por descubrir. Muchas ramas de la tecnología de vanguardia son de aplicación en esta importante infraestructura urbana y está en manos de los técnicos que a ello se dedican y de las administraciones públicas el darle en nuestro país el empuje definitivo que necesita.