BOLETÍN OFICIAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS
Rango: Decreto
Fecha de disposición: 19/05/1994
Fecha de publicación: 02/07/1994
Número de boletín: 152
Órgano emisor:
Título: Decreto
38/1994 (Asturias), de 19 de mayo, que aprueba el Plan de Ordenación
de los recursos naturales del Principado
Decreto 38/1994 (Asturias), de 19 de mayo, que aprueba el Plan de Ordenación de los recursos naturales del Principado
1. Aprobar el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales en el Principado de Asturias que figura como Anexo de la presente disposición.
2. Las entidades, organismos o corporaciones que intervengan en el otorgamiento de licencias, concesiones administrativas y cualquier otra clase de autorizaciones o que ejecuten obras en el ámbito del Plan aprobado deberán observar el cumplimiento de sus directrices y disposiciones.
DISPOSICIONES FINALES
1.ª. Se faculta al titular de la Consejería de Medio Ambiente y Urbanismo a dictar cuantas disposiciones sean precisas para el desarrollo del presente Decreto.
2.ª. El presente Decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el «Boletín Oficial del Principado de Asturias y de la Provincia».
1. Introducción.
. El interés por la conservación de los recursos naturales es
uno de los elementos que caracterizan a las sociedades modernas cuando, superadas
las etapas de desarrollo indiscriminado, y tras los daños medioambientales
provocados, se plantea la necesidad de cambiar de modelo de desarrollo e ir
hacia formas de desarrollo sostenido que hagan compatible la conservación
de la biosfera con su necesaria utilización por la especie humana.
Esta nueva necesidad social exige un ordenamiento normativo y una acción
administrativa eficaz. En el panorama legislativo español se cuenta con
una Ley que regula los diferentes mecanismos de conservación. Se trata
de la Ley 4/1989, de 27 de marzo, de Conservación de los Espacios Naturales
y de la Flora y Fauna Silvestres.
En Asturias ha sido promulgada la Ley 5/1991, de 5 de abril, de Protección
de los Espacios Naturales.
Ambas leyes establecen como instrumentos para la planificación de los
recursos naturales los Planes de Ordenación de los Recursos Naturales.
El objeto de este documento es la redacción del Plan de Ordenación
de los Recursos Naturales de Asturias (PORNA), como desarrollo de la legislación
básica en la materia.
El PORNA se ha estructurado analizando en primer término los aspectos
jurídicos que fundamentan el Plan. Se realiza a continuación una
síntesis de la información existente sobre los recursos naturales
más relevantes, su estado de conservación y su ubicación,
lo que permite definir grandes áreas, más o menos homogéneas,
denominadas Unidades Ambientales, que constituyen la base para enfocar los diferentes
aspectos de la gestión.
Posteriormente se entra en un núcleo constituido por cuatro grandes apartados.
Estos se refieren a la protección de las especies, a la protección
de los espacios naturales, medidas para la restauración de ecosistemas
y áreas más degradadas y protección preventiva. Esta parte
del Plan deriva, lógicamente, del análisis efectuado en los anteriores
capítulos y presenta un conjunto de actuaciones elaboradas sobre estos
criterios técnicos.
2. Justificación jurídica. . La preservación de los recursos
naturales y la protección del medio ambiente se ha convertido en los
últimos años en una de las grandes preocupaciones a nivel global.
Recientemente, el 21 de octubre de 1991, en un acto simultáneo en 60
países, se presentó el documento «Cuidar la Tierra. Una
estrategia para el futuro de la vida», como continuación y renovación
de la Estrategia Mundial para la Conservación, publicada en 1980, elaborada
por la UICN, el PNUMA y la WWF.
A nivel europeo, es destacable la Directiva de Hábitats, aprobada recientemente,
que representa el tronco legislativo en el terreno de conservación de
los recursos naturales y protección de la diversidad genética
en el ámbito de la CE.
Esta problemática se ha ido integrando en el panorama normativo español
a través de una legislación específica reguladora de distintos
aspectos en esta materia, como la protección de los espacios naturales,
la gestión de la riqueza faunística y forestal, la lucha contra
la contaminación, la evaluación de los impactos ambientales, etc.
La Ley 4/1989, de 27 de marzo, de Conservación de los Espacios Naturales
y de la Flora y Fauna Silvestres, viene a incluirse en este esquema legislativo.
El Principado de Asturias, con la promulgación de la Ley 5/1991, de 5
de abril, ha culminado un proceso normativo inspirado por una parte en el mandato
constitucional (artículo 45), así como en la Ley 1/1987, de 30
de marzo, de Coordinación y Ordenación del Territorio, en la Ley
2/1988, de 10 de junio, de Declaración del Parque Natural de Somiedo
y en la Ley 2/1989, de 6 de junio, de Caza.
La citada Ley 5/1991, establece en su Título I, artículo 2.º
los siguientes principios inspiradores:
a) El mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales y de los sistemas
vitales básicos.
b) La preservación de la diversidad genética.
c) La utilización ordenada de los recursos, garantizando el aprovechamiento
sostenido de las especies y de los ecosistemas, su restauración y mejora.
d) La preservación de la variedad, singularidad y belleza de los ecosistemas
naturales y del paisaje.
En este contexto legal se enmarcan los Planes de Ordenación de los Recursos
Naturales, que sirven para planificar adecuadamente los recursos naturales y
alcanzar, por tanto, los objetivos conservacionistas que inspiran la Ley.
El Título IIde la Ley 5/1991, de 5 de abril, de Protección de
los Espacios Naturales establece como contenido mínimo de los Planes
de Ordenación de los Recursos Naturales el siguiente:
a) Delimitación del ámbito territorial objeto de ordenación;
descripción e interpretación de sus características físicas
y biológicas.
b) Determinación del estado de conservación de los recursos naturales,
ecosistemas y paisajes que integran el ámbito territorial en cuestión,
formulando un diagnóstico del mismo y una valoración de su evolución
futura.
c) Determinación de las limitaciones generales y específicas que
de los usos y actividades hayan de establecerse, en función de la conservación
de los espacios y especies a proteger, con especificación de las distintas
zonas, en su caso.
d) Señalamiento y justificación de las zonas sobre las que proceda
aplicar los regímenes especiales de los espacios naturales protegidos
previstos en esta Ley.
e) Proposición, en su caso, de inclusión de especies de flora
y fauna en los correspondientes catálogos de especies amenazadas y determinación
de las directrices para la salvaguarda y gestión de la vida silvestre
en el ámbito territorial en cuestión.
f) Concreción de aquellas actividades, obras o instalaciones públicas
o privadas a las que deba aplicarse cualesquiera de los regímenes de
evaluación previstos en el Real Decreto Legislativo 1302/1986, de 28
de junio, de Evaluación de Impacto Ambiental, en la Ley del Principado
1/1987, de 30 de marzo, de Coordinación y Ordenación del Territorio
en el Decreto 11/1991, de 24 de enero, por el que se aprueban las Directrices
Regionales de Ordenación del Territorio de Asturias, o en el título
III, capítulo I de la Ley 5/1991, de 5 de abril, de Protección
de los Espacios Naturales.
g) Formulación de los criterios orientadores de las Políticas
Sectoriales y Ordenadoras de las actividades económicas y sociales, públicas
y privadas, para que sean compatibles con los objetivos de conservación
de la naturaleza en el ámbito territorial de aplicación del Plan.
Se configuran así los principales instrumentos planificadores de los
recursos naturales. No obstante existen otros elementos de planificación,
como son los territoriales o los urbanísticos, que incluyen en sus contenidos
aspectos relacionados con el medio natural.
En este sentido, el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales, para
evitar la duplicidad de instrumentos normativos, recoge las Directrices Regionales
de Ordenación del Territorio (aprobadas por Decreto 11/1991, de 24 de
enero) en aquello que se refiere a los aspectos propios de este Plan. Por ello
se integra y desarrolla la Directriz 9.ª dedicada a la protección
del medio natural, a su vez recogida en la Ley 5/1991, de 5 de abril, aportando
como aspecto más relevante un listado de las actividades que deben someterse
a Evaluación Preliminar de impacto ambiental.
Tal y como señala la Ley 5/1991, de 5 de abril, en su capítulo
II, artículo 13, podrán ser declarados protegidos aquellos espacios
del territorio regional que contengan elementos y sistemas naturales de especial
interés o valores naturales sobresalientes.
La Red Regional de Espacios Naturales Protegidos deberá satisfacer los
siguientes objetivos:
a) Ser representativa de los principales ecosistemas y formaciones naturales
de la región.
b) Proteger aquellas áreas y elementos naturales que ofrezcan un interés
natural desde el punto de vista científico, cultural, educativo, estético,
paisajístico y recreativo.
c) Colaborar al mantenimiento y conservación de las especies raras, amenazadas
o en peligro, de plantas y animales y de zonas con formaciones geomorfológicas
relevantes.
d) Preservar los procesos biológicos fundamentales, tales como ciclos
de nutrientes y migraciones.
e) Colaborar en programas internacionales de conservación de espacios
naturales y de la vida silvestre.
f) Favorecer el desarrollo socioeconómico de las áreas integradas
en la red, de forma compatible con los objetivos de conservación.
Para satisfacer los objetivos enumerados en el párrafo anterior, en función
de los bienes y valores a proteger, los espacios naturales protegidos se clasifican
en las siguientes categorías:
a) Parque Natural.
b) Reserva Natural.
c) Monumento Natural.
d) Paisaje Protegido.
Las Reservas Naturales se clasifican a su vez en Integrales y Parciales.
Estas categorías o figuras de protección sirven, por tanto, de
base para la Red de Espacios Naturales Protegidos del Principado de Asturias
que se desarrolla en el presente documento. Además la Ley 4/1989 en su
artículo 22.3 permite crear Parques Nacionales a propuesta de las CC.AA.
Pulse aqui para ver la imagen
3. Síntesis de información sobre el territorio. . Asturias se
encuentra situada al Noroeste de la Península Ibérica, entre los
4º 30' y los 7º 11' de longitud Oeste y los 42º 53' y 43º
40' de latitud Norte, en la vertiente septentrional de la Cordillera Cantábrica,
ocupando un estrecho corredor de 15 a 80 kilómetros de ancho por 200
de largo, con una superficie total de 10.565 km2.
En este capítulo se realiza una síntesis de la información
existente sobre los aspectos básicos que modelan los recursos naturales
del Principado. Se ha hecho incidencia en las principales variables del clima,
la biogeografía, en la historia geológica y en la geomorfología,
en los tipos básicos de vegetación y en los aspectos más
relevantes de la fauna asturiana, sin olvidar las características de
la población y sus actividades.
3.1. El clima.
Bioclimatología.
El punto de vista bioclimatológico es el de más interés
a efectos de comprender la localización y dinámica de los recursos
naturales bióticos en Asturias. En este sentido se pueden adoptar los
conceptos de piso y horizonte bioclimático como bases para una sectorización
climática de Asturias. Para la delimitación de los pisos y horizontes
de la región eurosiberiana, en la cual está incluida la totalidad
de Asturias, se utilizan indicadores básicamente térmicos: temperatura
media anual (T), temperatura media de las mínimas del mes más
frío (m) y temperatura media de las máximas del mes más
frío (M). La suma de estos 3 valores en décimas de grado se denomina
índice de termicidad (It) y sirve de delimitación de los pisos
y horizontes bioclimáticos asturianos. Estos son los siguientes:
a) Piso termocolino.
b) Piso colino (horizontes medio y superior).
c) Piso montano (horizontes meso y altimontano).
d) Piso subalpino (horizontes inferior y superior).
e) Piso alpino (horizonte inferior).
El piso termocolino está representado en Asturias sólo en zonas
de baja altitud y muy próximas al mar, en el litoral central y oriental.
Este piso, de reciente definición incluye las variantes climáticas
más oceánicas de la región, sin heladas y con inviernos
cálidos (m > 6 ºC). Algunas especies indicadoras son el acebuche
(Olea europarea), la ruda (Ruta chalepensis) y la berza silvestre (Brassica
oleracea), las dos primeras de distribución típicamente mediterránea.
El piso colino aparece en Asturias por debajo de los 600 m de altitud aproximadamente,
aunque esta cota puede variar en función de la exposición de las
laderas y otros factores como las frecuentes inversiontes térmicas de,
superficie en algunas zonas llanas de baja altitud. En algunos casos, la cota
puede subir hasta los 900 m de altitud en zonas favorables.
Los inviernos son suaves y de corta duración, especialmente en los horizontes
inferiores, y pueden ser de 3 tipos: cálido (6 ºC < m < 10
ºC) en el termocolino; templado (2 ºC < m < 6 ºC) en el
colino medio y fresco (-1 ºC < m < 2 ºC) únicamente en
el colino superior. En ausencia de estaciones meteorológicas, es posible
acudir a especies diagnósticas del piso, ausentes de la zona montana,
como por ejemplo el laurel (Laurus nobilis), el madroño (Arbutus unedo),
la zarzaparrilla (Smilax aspera) y otras.
El piso montano agrupa los territorios situados entre las cotas de 600 y 1.700
m, siempre con las salvedades introducidas por la exposición de las laderas
y otros fenómenos climáticos locales. La zona montana está
sometida a inviernos más duros y prolongados que la colina. Los tipos
son básicamente dos: el fresco, ya comentado en el párrafo anterior
y el frío (-4 ºC < m < -1 ºC) con heladas seguras o probables
casi todo el año con la única excepción de los meses estivales.
El límite superior del piso montano coincide con el propio del desarrollo
potencial de los bosques.
El piso subalpino aparece en Asturias entre las altitudes de 1.700 y 2.300 m
aproximadamente. El clima de las zonas subalpinas no permite el desarrollo de
bosques ni elementos leñosos altos. Las comunidades vegetales más
complejas son matorrales, frecuentemente dominados por el enebro rastrero (Juniperus
communis ssp. alpina). Sus inviernos suelen ser del tipo muy frío (-7
ºC < m < -4 ºC) con heladas seguras en más de la mitad
del año y probables durante todo él.
El piso alpino se reduce en Asturias a las pequeñas áreas prácticamente
testimoniales por encima de los 2.300 m de altitud aproximadamente (cumbres
más elevadas de los Picos de Europa y de Peña Ubiña). Los
suelos maduros son excepcionales y sólo la inexistencia de las matas,
como el enebro rastrero, permite reconocer el piso bioclimático, cuyos
inviernos pertenecen al tipo extremadamente frío (m < -7 ºC).
Las clasificaciones anteriores hacen referencia a factores térmicos.
Los factores hídricos se incluyen en la división en regiones,
ya que la eurosiberiana engloba zonas sin déficit hídrico acusado,
aunque con un descenso de precipitaciones coincidente con la estación
cálida. En este contexto de aridez escasa o nula, pueden presentarse
cuatro ombroclimas diferentes, definidos por la cuantía de las precipitaciones
anuales totales (P) en l/m2: subhúmedo (P entre 500 y 900), húmedo
(P entre 900 y 1.400), hiperhúmedo (P entre 1.400 y 2.100) y ultrahiperhúmedo
(P mayor de 2.100).
El ombroclima subhúmedo no existe en la práctica en Asturias;
aunque algunos datos puntuales indican que en la zona de Tapia de Casariego
las precipitaciones pueden descender de 900
l/(m2 año), éstos no ofrecen suficientes garantías de fiabilidad.
El ombroclima húmedo es general en las zonas de baja y media altitud,
mientras que el tipo superhúmedo afecta a la montaña más
elevada. No parece probable que existan precipitaciones medias superiores a
los 2.100 l/(m2 año), ni siquiera en las zonas más elevadas de
los Picos de Europa, por lo que puede considerarse que el ombroclima ultrahiperhúmedo
no está representado en Asturias.
Biogeografía.
La biogeografía trata de la distribución geográfica de
los seres vivos. Representa un punto de vista de gran interés a efectos
de realizar una sectorización territorial que garantice una correcta
representación de las áreas naturales en Asturias. Por cuestiones
de claridad, se tratan a continuación y por separado las secciones de
vegetación y fauna, aunque los resultados son compatibles y comparten
muchas de sus características.
Fitogeografía.
Para establecer una sectorización basada en modelos fitogeográficos
se atiende a criterios florísticos (considerando el catálogo de
especies de cada unidad) y de vegetación (atendiendo a las comunidades
y series de vegetación).
Los modelos actuales forman un sistema jerárquico en el que se desciende
desde grandes unidades de relativa poca homogeneidad hacia otras menos extensas
y más homogéneas internamente. Asturias forma parte del Reino
Holártico (territorios extratropicales del hemisferio Norte), la Región
Eurosiberiana (territorios sin déficit pluviométrico acusado,
coincidente en todo caso con la estación cálida) y de la Superprovincia
Atlántica (territorios del Occidente europeo de clima oceánico).
Pese al carácter atlántico de Asturias, pueden delimitarse en
su territorio zonas pertenecientes a dos Provincias fitogeográficas:
la Cántabro-Atlántica y la Orocantábrica. Las diferencias
entre ambas se explican en buena parte por sus características climáticas
diferenciales, condicionadas por la altitud y la distancia al mar. Frente al
clima de la Provincia Cántabro-Atlántica, netamente oceánico,
el de la Orocantábrica tiene una continentalidad más acusada (suboceánico
o subcontinentales). Aunque próximos al mar, la influencia de los frentes
oceánicos se ve atenuada por la interposición de fuertes relieves.
Esto determina, que incluso en las zonas más bajas y por tanto térmicas
de la provincia Orocantábrica, los inviernos ya resulten lo bastantes
rigurosos como para eliminar la flora más sensible al frío.
Por otra parte, la flora y vegetación mediterránea influyen notablemente
en la cubierta vegetal orocantábrica, mientras que es mínima en
la cántabro-atlántica. En el mismo sentido, la influencia centroeuropea
y alpino-pirenaica es más acusada en las zonas orocantábricas.
La sectorización del territorio asturiano se presenta en el mapa denominado
«Sectorización Fitogeográfica» y en la tabla siguiente:
1. Provincia Cántabro-Atlántica (Subprovincia Astur-Galaica).
1.1. Sector Galaico-Asturiano.
1.1.1. Subsector Galaico-Asturiano Septentrional.
1.1.2. Subsector Oventense.
2. Provincia Orocantábrica.
2.1. Sector Ubiñense-Picoeuropeano.
2.1.1. Subsector Picoeuropeano.
2.1.2. Subsector Ubiñense.
2.2. Sector Laciano-Ancarense.
2.2.1. Subsector Laciano-Narceense.
2.2.2. Subsector Naviano-Ancarense.
Las relaciones de estas unidades fitogeográficas con los pisos y horizontes
bioclimáticos (ver apartado 3.1.), con la geología y las series
de vegetación pueden encontrarse en la bibliografía especializada.
Las diferencias más notables en su cubierta vegetal son las siguientes.
En la Provincia Cántabro-Atlántica dominan las series de vegetación
del carbayo, mientras
que en la Provincia Orocantábrica dominan los bosques de roble albar
y los hayedos. En esta últi-
ma es una excepción el subsector más occidental (Naviano-Ancarense)
ya que desaparecen los ha-yedos y dominan las carbayedas. De este subsector
son también peculiares y únicos los alcorno-cales, las alisedas
con fresnos de hoja estrecha (Fraxinus angustifolia) y las saucedas de Salix
salvifolia.
Los brezales de Erica mackaiana y Erica ciliaris son peculiares de la Provincia
Cántabro-Atlántica. Dentro de ella, el Sector Ovetense se caracteriza,
frente al Sector Galaico-Asturiano Septentrional, por la existencia de comunidades
vegetales de carácter eutrofo, especialmente los encinares. Los piornales
de Genista florida subsp. poligaliphilla y de Genista obtusiramea caracterizan
los territorios orocantábricos, mientras que los de Cytisus striatus
son propios de los cántabro-atlánticos. La existencia de escobonales
de Cytisus cantabricus es un buen criterio para separar el Sector Ubiñense-Picoeuropeano
del Laciano-ancarense.
Zoogeografía.
Desde el punto de vista de su origen, la fauna asturiana (y, en general, la
ibérica) viene determinada, por tres elementos biogeográficos
principales: el eurasiático, el afromediterráneo y el lusitánico.
El elemento eurasiático, dominante en la región y de procedencia
Nororiental, está asociado a regímenes pluviométricos elevados.
Estas especies pueden estar comunicadas con su centro de dispersión o
aisladas. El primer caso se presenta cuando, por su tolerancia con las condiciones
climáticas asturianas, tienden a ocupar zonas de baja altitud. El segundo
se presenta cuando están refugiadas en niveles de mayor altitud que forman
islas topográficas. En este caso es frecuente la existencia de formas
locales validadas como subespecies exclusivas del área cantábrica,
incluidas en taxones de muy amplia distribución que pueden abarcar la
mayor parte de Europa o incluso del Paleártico (Microtus agrestis. Tetrao
urogallus, Arion subfuscus).
El elemento afromediterráneo es de procedencia meridional y resulta favorecido
en condiciones de una cierta aridez. La Cordillera Cantábrica forma una
barrera climática que algunas especies pueden, o pudieron en el pasado,
superar en puntos de menor altitud y al amparo de microclimas adecuados. La
representación de este elemento en Asturias es reducida a causa de la
elevada pluviosidad de la vertiente atlántica de la Cordillera. La mayor
relevancia se alcanza en zonas con climas locales submediterráneos, como
la cuenca alta y media del Navia y la cuenca del complejo Cares-Deva. Algunos
reptiles son buenos ejemplos de especies de origen afromediterráneo,
como Lacerta lepida o Podarcis hispanica.
El elemento lusitánico está compuesto por endemismos o cuasiendemismos
ibéricos, originados por la capacidad que la Península Ibérica
tuvo de retener faunas residuales durante las fluctuaciones faunísticas
inducidas por las glaciaciones. Se observa una progresión de Oeste a
Este, cuyo límite puede alcanzar territorios al Norte de la cadena Pirenaica.
Las especies suelen estar limitadas por las condiciones climáticas atlánticas,
aunque algunas pueden resistir en mayor o menor grado la continentalidad y la
aridez. Son ejemplos de ellas el gasterópodo terrestre Geomolacus maculosus
y el urodelo Chioglossa lusitanica.
La interacción entre estos tres elementos sigue un proceso temporal dependiente
de las variaciones climáticas y de cambios tectónicos; éstos
han conformado históricamente puentes y barreras que han permitido o
limitado el desplazamiento de las especies.
La mayor parte de los géneros y especies actuales, o sus antecesores
inmediatos, aparecen masivamente dentro de la fase final del terciario (Neógeno)
y períodos posteriores, manifestándose algunos grupos zoológicos
notablemente más jóvenes que otros.
Previamente, durante el Paleógeno, se produjeron acontecimientos que
avalan este hecho: en primer lugar tiene lugar una brusca discontinuidad faunística
(el gran corte de Shehlin), provocada probablemente por un drástico enfriamiento
del clima que causó una extinción masiva de especies. Se ha constatado
la incidencia de este corte en diversos grupos de vertebrados (mamíferos,
anfibios, ofidios); a continuación, en los estadios finales del Paleógeno,
se produce el cierre definitivo del Mar de los Urales, lo que permite un amplio
intercambio de fauna entre Europa y Asia.
Las formas faunísticas Paleárticas Occidentales, no llegan a comunicarse
plenamente con la Península Ibérica hasta bastante avanzado el
Neógeno, debido principalmente a las penetraciones marinas de Aquitania
y del Sureste de Francia y, en lo que respecta al Noroeste de la Península
Ibérica, por la existencia de formaciones lacustres en la Depresión
del Ebro y en las dos Castillas. Este relativo aislamiento de la Cordillera
Cantábrica y zonas circundantes parece ser el origen de muchas especies
ibéricas endémicas (Rana perezi, Galemys pyrenaicus, etc.).
Hacia el final del Mioceno se produce un importante intercambio de faunas entre
Europa y Africa a causa de la rápida desecación del Mediterráneo.
La formación de grandes desiertos salinos y lagos permitió un
intercambio faunístico a través de limitados puentes intercontinentales:
el Ibero-Marroquí y el Itálico-Sículo-Tunecino, cuya existencia
explica la distribución de algunas especies, como el odonato Calopteryx
haemorroidalis. La comunicación entre el Mediterráneo y el Atlántico
se restablece al inicio del Plioceno, dificultando el intercambio de especies
terrestres entre la Península Ibérica y el Norte de Africa.
La Era Cuaternaria, que se inicia hace 1,8 millones de años, está
caracterizada por dos hechos claves para la comprensión de la actual
fauna de la región asturiana. Uno de carácter físico, se
refiere a las alternativas climáticas de períodos glaciares y
etapas cálidas; el otro, biológico, es la aparición del
hombre.
Los ciclos glaciares e interglaciares modifican sustancialmente las áreas
de distribución de la fauna europea. Durante los períodos glaciares
éstas se retraen hacia el Sur, hasta las tierras y costas próximas
al Mediterráneo.
Las actuales áreas de distribución de la fauna corresponden fundamentalmente
a la expan-
sión postglacial del Würm. Este período glaciar, aparte de
ser uno de los más significativos del conjunto de los ciclos glaciares
en Europa, es el más reciente y fue precedido por un período cálido,
el interglaciar Riss-Würm, de unos 40.000 años. El calentamiento
postglaciar se inicia hace 15.000-16.000 años y culmina, aproximadamente,
hace 13.000 años, con temperaturas próximas a las actuales.
La aparición del hombre ha sido el hecho biológico más
relevante de la presente era. Desde su surgimiento como especie, el conjunto
de la fauna ha visto modificada radicalmente su modo de vida. La ganadería,
la agricultura, la caza y la pesca han cambiado de tal forma el paisaje que
en la actualidad, el medio natural está modelado y depende de la actuación
humana.
El espacio rural (agrícola y ganadero) es un factor fundamental para
la conservación de un gran número de especies que dependen en
gran parte de este medio para su supervivencia. La conservación de sus
cualidades es un objetivo a tener en cuenta dentro de un marco global de conservación
y gestión ambiental.
El hombre ha contribuido desde muy antiguo a la extinción de especies
de vertebrados, como el uro, el caballo o el castor; pero es actualmente cuando
este peligro se ha hecho más evidente para el conjunto de la fauna. Desde
hace un centenar de años han desaparecido de Asturias un significativo
número de especies: el lince, el quebrantahuesos, la cabra montés,
el ciervo, la perdiz nival. Otras especies han sido relegadas a terrenos montañosos
marginales tras desaparecer de otros lugares más profundamente alterados
por el hombre, caso del oso o del lobo. La desaparición física
de sus biotopos, o de las cualidades de éstos, ha sido la principal causa
de este brusco y masivo retroceso de la fauna a sus últimos refugios.
Consecuentemente, el análisis faunístico actual además
de estar determinado por los condicionantes históricos y ecológicos
resulta, al menos en los grandes vertebrados, y en la fauna saprófita
y parásita, profundamente modificada por el hombre en períodos
muy recientes.
Habría, por último, que llamar la atención sobre un aspecto
de carácter biogeográfico, pero cuyos orígenes y mecanismos
fisiológicos son todavía oscuros en parte. Nos referimos a la
migración, un fenómeno exclusivamente característico de
la fauna, ligado a su cualidad de movimiento. Aproximadamente un 50% de la fauna
de vertebrados de la región tiene una estancia temporal en Asturias.
Aunque la región está fuera de las grandes rutas continentales
de migración de aves provenientes del Norte de Europa, existen grupos
faunísticos dentro de las aves para los que las costas asturianas y las
grandes masas de agua dulce interiores tiene gran importancia, bien como lugares
de invernada o como de descanso en sus rutas de migración.
3. Síntesis de información sobre el territorio (continuación).
. 3.2. La geología.
Introducción.
El sustrato geológico de Asturias se encuentra constituido principalmente
por rocas de edad pa-leozoica que se apoyan sobre un zócalo más
antiguo formado por materiales precámbricos. Todas estas rocas han sido
deformadas en el transcurso de la Orogénesis Herciniana, que tuvo lugar
a lo largo del período Carbonífero. Esta etapa orogénica
dio lugar a una importante cordillera de la que forma parte el Macizo Herciniano
Ibérico, cuya rama Norte se estructura en una forma arqueada (el denominado
Arco Astúrico o Rodilla Astúrica).
Los materiales Paleozoicos se encuentran recubiertos parcialmente por rocas
del Mesozoico y Terciario que, con una extensión limitada, aparecen en
la denominada Cuenca de Gijón-Villaviciosa y en una estrecha banda de
dirección E-O situada en la depresión media asturiana, entre Grado
y Cangas de Onís.
La deformación Alpina, que generó los actuales relieves cantábricos,
fue seguida por un conjunto de procesos geológicos desarrollados durante
el Cuaternario, los cuales han generado un conjunto muy numeroso de pequeños
depósitos de materiales de escaso espesor, repartidos por toda la región.
En consonancia con su riqueza y espectacularidad geológica, Asturias
cuenta con una gran variedad de yacimientos minerales tanto en el campo de los
minerales energéticos (fundamentalmente carbón) como en el de
los minerales no energéticos (metálicos y no metálicos),
pudiendo considerarse en este aspecto uno de los ámbitos geológicos
de mayor importancia de España.
Entre todos estos yacimientos deben destacarse aquellos cuyo valor intrínseco
excede del económico por su excepcionalidad, bien sea en función
de la rareza del mineral, la especial calidad del mismo o por la curiosidad
de la explotación, los cuales podrían ser susceptibles de protección,
conservación o incluso rehabilitación, en el caso de antiguas
explotaciones.
Historia geológica de Asturias.
- El Precámbrico y el Paleozoico inferior.
Con una edad que se aproxima a los 750 millones de años, las rocas precámbricas
están formadas por una monótona sucesión de pizarras (las
Pizarras del Narcea) que se formaron por sedimentación en un ambiente
marino y entre las que se intercalan niveles de porfiroides, que son la expresión
de una moderada actividad volcánica. Pocos más datos aportan estas
rocas, cuyo escaso contenido en fósiles (que se reduce a huellas de la
actividad de organismos) responde a lo primitivo de las formas de vida en este
período de tiempo. Respecto a su historia, se conoce que fueron deformadas
y sufrieron una erosión antes del depósito de los sedimentos del
Paleozoico inferior, ya que se encuentran separadas de éstos por una
importante discontinuidad.
Los materiales precámbricos afloran en el núcleo del Antiforme
del Narcea, que se extiende de Norte a Sur siguiendo la disposición arqueada
de la Cadena Hercínica, desde Cudillero a Cangas del Narcea y el Puerto
de Leitrariegos. Esta gran estructura anticlinal separa claramente dos zonas
geológicas (la Zona Asturoccidental-leonesa al Oeste y la Zona Cantábrica
al Este) en las cuales las series del Paleozoico se han formado en ambientes
paleogeográficos distintos y han sufrido una evolución tectónica
diferente durante la formación de la Cordillera Herciniana.
Las rocas del Paleozoico inferior (Cámbrico, Ordovícico y Silúrico)
se encuentran representadas de modo desigual en el sustrato asturiano. El conocimiento
de las series en ambas zonas permite establecer para este período de
tiempo la existencia de una cuenca marina abierta hacia el Oeste del lugar que
actualmente ocupa el Antiforme del Narcea. Esta cuenca fue progresivamente rellenada
por materiales clásticos a medida que sufría una subsidencia netamente
más importante en su parte occidental. A pesar de la existencia de un
nivel carbonatado muy continuo (la Caliza de Vegadeo) desarrollado en el Cámbrico
inferior, predominan los sedimentos clásticos de plataforma marina somera
en los que son frecuentes los restos fósiles de trilobites y de su actividad.
Durante el Ordovícico superior, el progresivo hundimiento de la cuenca
sedimentaria debido a la carga de los sedimentos genera pendientes que favorecen
la frecuente aparición de facies turbidíticas en el occidente
de Asturias, representadas en la potente Formación Agüeira. En esta
misma época tuvo lugar en algunos sectores una actividad volcánica
relativamente importante, como lo demuestran las rocas volcano-detríticas
que aparecen en el Cabo de Peñas.
El Silúrico supone una importante transgresión (es decir, un avance
del mar hacia el Este) que postdata una cierta inestabilidad tectónica
asociada probablemente a los movimientos caledonianos que se registran en áreas
próximas. Las rocas de este período muestran características
similares en ambas zonas (Asturoccidental-leonesa y Cantábrica) aunque
su espesor disminuye paulatinamente de Oeste a Este, indicando que el mar abierto
seguía situado hacia el occidente.
- El Devónico y el Carbonífero.
Al Oeste del Antiforme del Narcea, en el área asturiana de la Zona Asturoccidental-leonesa,
no existen prácticamente restos del Devónico y Carbonífero.
Por el contrario, en la Zona Cantábrica los materiales pertenecientes
a estos dos períodos son los que ocupan una mayor extensión y
los representados de un modo más completo.
Pulse aqui para ver la imagen
La sucesión
devónica de la zona Cantábrica está constituida por un
conjunto de materiales en los que alternan tramos carbonatados y detríticos
que, de modo general, se depositaron en una plataforma continental somera y
muchas veces cálida, especialmente apta para el desarrollo de abundantes
y diversificadas comunidades bentónicas. Consecuentemente, en estas rocas
se conserva en estado fósil una variada representación de formas
de vida marinas o litorales, de las que en Asturias se conocen ejemplos excelentes,
como el Arrecife de Arnao (que se conserva completo en estado fósil)
y multitud de otros yacimientos de fósiles marinos.
El examen de la distribución de los terrenos devónicos muestra
que la sucesión es progresivamente menos completa en las unidades tectónicas
más próximas al núcleo del Arco Astúrico (las situadas
más al Este en la Zona Cantábrica) hasta llegar a desaparecer
casi totalmente. Esta disposición es consecuencia de la paleogeografía
del Devónico, donde existía un área continental emergida
en la región actualmente ocupada por los Picos de Europa y Región
del Ponga, mientras que el mar abierto se extendía hacia occidente al
igual que en el Paleozoico inferior.
El Carbonífero presenta una variedad de facies netamente mayor que el
Devónico. A una época de relativa uniformidad paleogeográfica
al inicio de este período, siguió una larga etapa en la que se
produjeron variaciones ambientales considerables como consecuencia del levantamiento
de la cordillera Herciniana. Así, mientras en la región de los
Picos de Europa existía una plataforma carbonatada durante la práctica
totalidad del Carbonífero, hacia el Oeste se independizaba un conjunto
de cuencas sedimentarias sinorogénicas separadas por umbrales tectónicos
(Cuenca de Quirós, Cuenca Carbonífera Central, Cuenca de Beleño,
etc.) en las que, a una rápida sedimentación detrítica
que rellenaba las cuencas, seguía la instalación de ambientes
deltaicos y parálicos que permitían la formación de capas
de carbón. Ya en el Estefaniense, una vez finalizada la actividad tectónica
más importante, la sedimentación exclusivamente continental en
pequeñas cuencas cerradas dio lugar a los carboníferos productivos
de Cangas del Narcea, Tineo y Degaña, en las que se generaron capas de
antracitas de gran calidad.
- La estructura geológica hercínica de Asturias.
La historia geológica de las zonas Cantábrica y Asturoccidental-leonesa
no sólo se diferencia por las características de las rocas que
las constituyen, sino también por su evolución estructural durante
la Orogénesis Herciniana, que afectó a ambas al final del Paleozoico.
La estructura de la Zona Asturoccidental-leonesa se produce a lo largo de tres
fases principales de deformación. Durante éstas se desarrollaron
grandes pliegues y cabalgamientos a los que se asoció un proceso de metamorfismo
regional, produciéndose una apreciable deformación interna de
las rocas, con el desarrollo de esquistosidades. En esta zona se produce igualmente
la intrusión de algunos cuerpos graníticos, entre los que destacan
los de Boal y Salave.
La evolución tectónica en la Zona Cantábrica es notablemente
distinta, encontrándose la mayor diferencia en el hecho de que, en este
caso, la deformación tiene lugar sin metamorfismo asociado. Las primeras
estructuras que se originan en esta zona son un conjunto numeroso de cabalgamientos
entre los que destacan varios mantos de despegue mayores que implican la superposición
de materiales cámbricos sobre rocas paleozoicas mucho más modernas,
incluso carboníferas. Entre estos mantos destacan, de Este a Oeste, los
de Somiedo, La Sobia, el Aramo, el Ponga y Picos de Europa, que suponen un importante
acortamiento dentro de la Cordillera Hercínica al acercar entre sí
áreas paleogeográficas inicialmente alejadas y que han permitido
la diferenciación de regiones geológicas dentro de la Zona Cantábrica.
- El Mesozoico y el Terciario: la estructura alpina.
La orogenia herciniana fue seguida por una larga etapa de relativa estabilidad
que se prolonga más de doscientos millones de años y durante la
cual los principales relieves de la cordillera Varisca fueron prácticamente
arrasados. Durante este período se origina el océano Atlántico
y comienza a conformarse el litoral cantábrico al abrise el golfo de
Vizcaya. No obstante, los sedimentos mesozoicos conservados sobre Asturias indican
que parte de la región estuvo sumergida en esta época bajo un
mar somero que bordeaba los suaves relieves modelados sobre el zócalo
herciniano. El paisaje asturiano estuvo habitado durante el Mesozoico por grandes
reptiles, como lo demuestran las abundantes huellas de dinosaurios que aparecen
en los materiales jurásicos entre Gijón y Villaviciosa. El mar
mesozoico fue abandonando progresivamente el sustrato continental asturiano,
de forma que a principios del Terciario sólo una cuenca lacustre ocupaba
la depresión central asturiana desde el oriente hasta Grado, dejando
como testigo los sedimentos de esta edad que ocupan el citado valle.
En el Oigoceno, hace 35 millones de años, se producen movimientos tectónicos
relacionados con el levantamiento de la Cordillera Alpina, a la que se asocia
la construcción de los Pirineos y cuya deformación se prolonga
claramente en el margen continental cantábrico. En Asturias, esta nueva
fase tectónica se traduce en el desarrollo de una red de fracturas de
dirección Este-Oeste que producen la elevación de varios bloques
desnivelados de zócalo herciniano sobre los materiales mesozoicos y terciarios
de la Meseta Norte y de la depresión central asturiana.
- La evolución post-alpídica: el relieve actual de Asturias.
La etapa de deformación Alpina supone en Asturias la estructuración
de nuevos relieves que se disponen en dirección EO, paralelos a las principales
fallas. Consecuentemente, durante el Terciario superior y el Cuaternario, estos
relieves sufren una acción erosiva continua cuyos efectos son controlados
principalmente por los cambios en las condiciones climáticas que se suceden
durante ese período y por la diversa naturaleza de las rocas paleozoicas
del sustrato. Por otra parte, en relación con el progresivo desmantelamiento
de la cordillera alpina recientemente creada, se produce durante todo el Cuaternario
un importante reajuste isostático que da lugar a la elevación
general del continente, lo que ha provocado la generación de acantilados
y rasas costeras (que constituyen restos de antiguas plataformas de abrasión
marina) a la vez que ha acelerado el proceso de encajamiento de la red fluvial.
Además de la acción fluvial, en el relieve y en los recubrimientos
superficiales depositados durante el Cuaternario se encuentran importantes huellas
de la actuación de los procesos que han intervenido en la configuración
orográfica actual, como son los movimientos en masa de las laderas y
la acción glaciar, periglaciar y kárstica.
- Las grandes unidades geomorfológicas.
Como resultado de la historia geológica, existe una gran variedad en
las características del relieve, el sustrato y los suelos de Asturias.
Estos aspectos derivados de la geología tienen una gran importancia en
la definición del paisaje y los ecosistemas regionales.
Para realizar una división de Asturias en unidades geomorfológicas
que representen adecuadamente esta diversidad deben considerarse simultáneamente
las divisiones realizadas en el sustrato de la región (unidades establecidas
por su similitud estructural y estratigráfica) y a los grandes sistemas
de modelado que han prevalecido en la configuración del relieve.
En relación con el sustrato pueden distinguir, en una aproximación
muy simple, las subregiones Occidental, Central, Oriental y el Sector correspondiente
a la Cobertera Mesozoico-Terciaria. Las tres subregiones pueden dividirse a
su vez con criterios geomorfológicos en áreas modeladas en un
ámbito marino, pluvial y glaciar. Pueden destacarse finalmente algunos
macizos aislados de origen kárstico o áreas en las que se preservan
paleorrelieves continentales poco modificados.
La aplicación de los criterios mencionados permite establecer en Asturias
las unidades geomorfológicas presentadas en el mapa titulado «Sectorización
Geológica» y el cuadro siguiente:
I. Litoral y rasas costeras.
II. Pluvial (Subregión occidental).
II.1 Básica.
II.2 Paleorrelieves continentales.
III. Glaciar (Subregión occidental).
IV. Pluvial (Subregión oriental).
IV.1 Básica.
IV.2 Macizos kársticos.
V. Glaciar (Subregión central).
VI. Cobertera Mesozoico-Terciaria.
VII. Sierras litorales orientales.
VIII. Picos de Europa.
I. Litoral y rasas costeras.
Esta franja se distribuye a lo largo de todo el litoral asturiano, con una anchura
variable entre pocos centenares de metros y 5 ó 6 km. Se incluye en ella
el litoral actual y las rasas costeras. En el litoral actual se pueden diferenciar
las zonas erosivas (con los sistemas de plataforma de abrasión marina
y acantilado) y las zonas de sedimentación (estuarios, depósitos
arenosos y graveras). Las rasas costeras son superficies planas que se interpretan
como antiguas plataformas de abrasión marina, hoy incorporadas al relieve
continental por emersión del margen Cantábrico y retocadas por
la erosión.
En cuanto al litoral, es destacable la presencia de elementos de importancia
singular, donde
se incluyen algunas rías y estuarios, sistemas de playas y dunas, y numerosos
afloramientos roco-
sos en los acantilados con las mejores estructuras geológicas y yacimientos
paleontológicos de Asturias.
Sobre las rasas, talladas frecuentemente en rocas cuarciticas, se preservan
muchas veces depósitos de turbera de considerable interés. En
las rasas orientales, talladas sobre rocas calcáreas carboníferas,
existe un interesante modelado kárstico parcialmente inundado por el
mar, con numerosos fenómenos mixtos, como las cuevas marinas, los bufones
o las playas interiores en dolinas.
Los suelos sobre las rasas son generalmente profundos y, dado el escaso relieve
de la unidad y su estratégica situación, han sido sometidos a
un intenso uso humano, asentándose sobre ella numerosas poblaciones.
II. Unidad pluvial de la subregión occidental.
Esta unidad ocupa la mayor parte del occidente de la región, presentando
un relieve abrupto, con valles fluviales fuertemente encajados y cordales destacados
que coinciden con los tramos cuarcíticos más resistentes de la
sucesión paleozoica. La cubierta edáfica es progresivamente más
continua y profunda en las zonas más bajas, donde los valles fluviales
se muestran más anchos y presentan depósitos aluviales en su fondo.
En el sector más oriental de esta unidad, entre las localidades de Salas
y Tineo, se reconocen extensas áreas con relieve casi llano, sobre las
que se conservan ocasionalmente depósitos de edad terciaria. Estas planicies
se corresponden a paleorrelieves poco degradados que, aunque se pueden ver en
otras zonas de la región, nunca aparecen con esta extensión y
estado de conservación. Además de las planicies de Salas y Tineo,
de gran extensión, existen numerosos paleorrelieves menores que no se
han identificado en el mapa de sectorización geológica.
La existencia de este tipo de relieves es responsable de la suave pendiente
que muestran muchas zonas elevadas en toda la unidad occidental. Por este motivo,
muchos pueblos tienden a situarse en suaves crestas que contrastan con los angostos
fondos de valle.
III. Unidad glaciar de la subregión occidental.
Las características más importantes del relieve actual de las
áreas más elevadas de la Cordillera Cantábrica se deben
a la actuación de los sistemas glaciares desarrollados durante el Cuaternario.
En la Subregión Occidental, prácticamente silícea en su
totalidad, las zonas glaciadas muestran con mucha nitidez las formas y depósitos
originados por el glaciarismo. Son frecuentes en la zona las cubetas de sobreexcavación
con lagunas o turberas, circos, crestas, valles glaciares, morrenas y potentes
depósitos fluvioglaciares. Se encuentran asimismo abundantes formas y
depósitos periglaciares y nivales, con gran abundancia de campos de bloques,
canchales, glaciares rocosos, etcétera.
Los suelos son delgados y pobres de forma que sólo son explotables los
desarrollados sobre las formaciones superficiales de menor pendiente y granulometría
más fina.
IV. Unidad pluvial de la subregión central.
La característica geológica más destacada de la Subregión
Central es la extraordinaria diversidad de la naturaleza de las rocas del sustrato
y, como consecuencia, de la cubierta edáfica.
Los cauces fluviales, igualmente encajados, discurren por valles cuya morfología
depende en gran medida de las rocas que atraviesan. En esta unidad son frecuentes
los desfiladeros, tanto en calizas como en cuarcitas, y los escarpes rocosos,
presentando el relieve una mayor intensidad. Son rasgos destacados del relieve
los meandros encajados con sus llanuras aluviales en los cursos bajos de los
ríos y las abundantes evidencias de los procesos de inestabilidad de
las laderas.
Dentro de esta unidad pueden separarse, por su evidente personalidad, los macizos
kársticos del Aramo, la sierra de la Sobia, la sierra de Tameza y sinclinal
de los lagos de Saliencia, cuya entidad y características los acerca
a otras montañas calcáreas de Asturias.
V. Unidad glaciar de la subregión central.
Al igual que en la Subregión Occidental, las zonas más elevadas
de la Cordillera en la Subregión Central muestran una morfología
claramente influida por el modelado glaciar cuaternario.
Las formas glaciares tienen aquí un marcado control litológico
reconociéndose, como en la unidad IV, una gran diversidad de formas y
depósitos de origen periglaciar y nival. Son muy frecuentes los grandes
movimientos en masa postglaciares en los valles principales. Los suelos son
poco profundos y los suelos más desarrollados se limitan a los depósitos
con predominio de componentes finos.
VI. Unidad de la cobertera mesozoico-terciaria.
Esta unidad se extiende a lo largo del sector centro-septentrional de Asturias,
que presenta relieves poco importantes sobre los que se asientan muchos núcleos
de población y una importante actividad industrial. La cobertera se prolonga
hacia el Este, desde Oviedo hasta Arriondas, encontrándose incluso retazos
aislados en los concejos de Onís o Peñamellera a lo largo de una
depresión de edad alpina que delimita las dos unidades orientales en
Asturias.
Además del suave relieve, son característicos de esta unidad los
suelos ricos y profundos que, junto con el clima benigno, han propiciado un
intenso uso agrícola y ganadero. Por otra parte, la estructura y la naturaleza
de algunas de las formaciones geológicas existentes ha dado lugar a importantes
acuíferos subterráneos.
VII. Unidad de las sierras litorales orientales.
Esta unidad ocupa el sector Noreste de Asturias, entre la depresión Mesozoico-Terciaria
y las rasas orientales. Está constituido por un gran bloque elevado durante
la orogenia alpina, en el que la erosión posterior ha hecho destacar
las formaciones carbonatadas carboníferas, dando lugar a varias sierras
dispuestas en dirección Este-Oeste, paralelas y muy cercanas a la costa:
sierras del Sueve, Escapa y Cuera, principalmente.
El marcado relieve de estas sierras y su privilegiada situación, les
confiere un importante atractivo paisajístico, que se ve reforzado por
la abundancia de formas kársticas existente.
VIII. Unidad de los Picos de Europa.
Situada en el sector SE de la región, esta unidad se prolonga por las
comunidades vecinas de Cantabria y Castilla y León, constituyendo un
elemento de extraordinaria singularidad en el relieve y la geología de
toda la Península Ibérica.
En las cumbres de los Picos de Europa se alcanzan las mayores alturas de la
Cornisa Cantábrica, preservándose un sistema geológico
de enorme interés desde el punto de vista estratigráfico, tectónico
y geomorfológico, con evidentes pruebas de muchos de los procesos responsables
del relieve cantábrico y, especialmente, un singularísimo sistema
kárstico.
3.3. La vegetación.
La descripción de la vegetación de Asturias se realiza básicamente
en función de los pisos bioclimáticos (ver apartado 3.1. Bioclimatología),
dividiéndola en dos apartados. El primero agrupa los pisos termocolino,
colino y montano, cuyas series de vegetación poseen etapas climácicas
forestales. El segundo agrupa los pisos subalpino y alpino que poseen series
de vegetación cuyas etapas climácicas están formadas por
matorrales en el primer caso o por pastizales en el segundo.
En ambos casos, la descripción de la vegetación se realiza definiendo
las series de vegetación existentes, aunque no se ha juzgado conveniente
describir las etapas seriales, ni entrar en la descriptiva de las distintas
asociaciones ya que éstas se encuentran suficientemente documentadas
en la bibliografía especializada. Se describen asimismo de forma sucinta
los distintos complejos de vegetación que crecen en la región.
Se trata de comunidades permanentes no seriales cuya existencia está
condicionada por factores físicos (climáticos, topográficos,
edafológicos, etc.) y no forman parte de series de vegetación
con distintas etapas de evolución interrelacionadas. Se reúnen
bajo un mismo apartado los complejos de vegetación litoral, en atención
a las peculiaridades comunes que presentan y a la localización geográfica
de los mismos. Finalmente, se tratan otros complejos de vegetación, presentes
en toda la región de forma indiferente al piso bioclimático: complejos
de vegetación dulceacuícola, turberas y vegetación de roquedos,
canchales y gleras.
La descripción de la vegetación colina y montana incluye las siguientes
series:
- series de vegetación del carbayo (Quercus robur)
- series de vegetación del roble albar (Quercus petraea)
- serie de vegetación del rebollo (Quercus pyrenaica)
- series de vegetación del haya (Fagus sylvatica)
- serie de vegetación del abedul (Betula celtiberica)
- series de vegetación de la encina (Quercus ilex) de la carrasca (Q.
rotundifolia) y del alcornoque (Q. suber).
- series de vegetación ribereñas y saucedas arbustivas.
En la vegetación subalpina y alpina se describen:
- series del enebro rastrero (Juniperus communis ssp. alpina)
- serie alpina basófila.
En los Complejos de Vegetación se destacan los de la zona litoral:
- vegetación de acantilados
- vegetación de playas y dunas
- vegetación de marismas y marjales subhalófilos
- vegetación de la zona intermareal y submareal y otros Complejos de
Vegetación, espacialmente los de las zonas húmedas continentales.
3. Síntesis de información sobre el territorio (continuación).
. VEGETACION COLINA Y MONTAÑA
Series de vegetación
del carbayo (Quercus robur).
Las etapas maduras de estas series son las carbayedas, bosques cuya especie
dominante es el carbayo. Potencialmente ocuparían la mayor extensión
en la región ya que representan la vegetación climácica
de casi todos los valles y media montaña asturiana comprendidos en la
Provincia Cántabro-Atlántica. Existen dos series con diferentes
características y significado.
En los territorios termocolinos y colinos, con suelos maduros ricos en nutrientes,
se reconoce la serie de las carbayedas eutrofas (S. colina ovetense eutrofa
del carbayo: Polysticho setiferi-Fraxineto excelsioris sigmetum). Esta serie
tiene una distribución ligada a los sustratos geológicos capaces
de originar suelos ricos, lo que en líneas generales coincide con sustratos
carbonatados. Por ello, estos tipos de vegetación son comunes en el centro
y oriente de Asturias (Subsector 1.1.2), estando ausentes en el occidente de
la región (Subsectores 1.1.1 y 2.2.2).
Los bosques cabecera de esta serie están en general muy alterados; lo
más habitual es que el carbayo no sea la especie dominante, abundando
los arces (Acer pseudoplatanus), fresnos (Fraxinus excelsior), tilos (Tilia
sp. pl.) olmos (Ulmus glabra), etc. lo que ha llevado a denominarlos a menudo
«bosques mixtos».
Las etapas arbustivas seriales son formaciones de fresnos, avellanos y arces
en las que participan las especies arbustivas colinas típicas (laurel,
aligustre, bonetero, etc.). Los brezales son excepcionales en el territorio
de esta serie y, cuando aparecen, lo hacen puntualmente en áreas de precipitaciones
más elevadas, donde existe lixiviación importante del suelo. En
ese caso se trata de brezales con tojos y Erica vagans. Generalmente, aparecen
como etapas regresivas últimas, los aulagares de Genista hispanica, subsp.
occidentalis y, sobre los suelos más someros, los pastizales bastos de
Brachipodium pinnatum subsp. rupestre (lastonares). Los prados de siega son
abundantes cuando se han conservado los suelos.
Las áreas termocolinas, colinas y montanas con suelos maduros pobres
y húmedos de los subsectores 1.1.1 y 1.1.2, son dominio de la serie de
las carbayedas oligótrofas (S. colinomontana galaico-asturiana oligótrofa
del carbayo: Blechno spicanti-Querceto roboris sigmetum).
En el occidente de la región (Subsector 1.1.1), donde los sustratos carbonatados
desaparecen por completo, esta serie ocupa prácticamente la totalidad
del territorio. En líneas generales, las etapas arbustivas de la serie
corresponden a formaciones arbustivas oligótrofas de dos tipos: unas
montanas, en ocasiones muy ricas en acebo, y otras colinas que, sobre los suelos
más secos de solanas, pueden estar dominadas por el madroño. Los
piornales con Cytisus scoparius y Cytisus striatus aparecen puntualmente en
todo el territorio de la serie. Las áreas deforestadas de la serie, debido
a la pobreza de los suelos y a la abundancia de las precipitaciones, son rápidamente
invadidas por brezales que presentan una amplia diversidad. De ellos sólo
son exclusivos de esta serie los brezales con Erica mackaiana. En los suelos
más profundos y con mayor capacidad de retención hídrica
son comunes los prados de diente y los prados de siega.
Series de vegetación del roble albar (Quercus petraea).
Los bosques de roble albar constituyen las etapas maduras de estas series, cuya
distribución en Asturias se circunscribe a las zonas más continentales,
en las cuencas altas de los valles, y áreas de montaña del Sur
de la región correspondientes a la Provincia Orocantábrica. Se
distinguen dos series diferentes de roble albar.
La primera es propia de los sustratos silíceos que originan suelos pobres
en nutrientes y se denomina serie de los robledales albares oligótrofos
(S. colino-montana orocantábrica oligótrofa del roble albar: Linario
triornithophorae-Querceto petrae sigmetum). Se localiza preferentemente en el
horizonte mesomontano, aunque puede aparecer en el colino superior. Su distribución
coincide, en líneas generales, con la serie de los hayedos oligótrofos
y reemplaza a éstos en las estaciones algo menos lluviosas y con suelos
más pobres. Por esta razón ocupa las mayores extensiones en el
Suroccidente (Sector 2.2).
Las etapas de sustitución seriales son parecidas a las de la serie de
los rebollares. Los acebos, serbales y abedules son elementos comunes de los
prebosques. En las áreas deforestadas crecen piornales de Genista polygaliphylla,
con Cytisus scoparius hacia el occidente y Cytisus cantabricus hacia el oriente.
Los suelos más degradados, pobres y secos, son ocupados por brezales
de Erica aragonensis. Los prados, tanto de diente como de siega, son escasos
en estos suelos, poco adecuados para su implantación.
La segunda serie del roble albar corresponde a la variante eutrofa (Serie colina
orocantábrica eutrofa del roble albar: Mercurialidi perennis-fraxineto
excelsioris sigmetum). Ocupa menor extensión en la región que
la anterior, distribuyéndose en las áreas del piso bioclimático
colino con sustratos calizos que aparecen en las zonas centro orientales de
la Cordillera en los subsectores 2.1.2 y 2.1.1.
Los bosques cabecera de la serie corresponde a los robledales eutrofos de roble
albar que están ampliamente diversificados. En zonas húmedas y
sombrías abunda el haya; en el polo opuesto se encuentran las variantes
más secas, ricas en rebollos. Merecen una mención especial los
pequeños bosques ligados a espolones y rellanos de laderas calizas abruptas,
que incorporan gran cantidad de tilos y que son peculiares de las numerosas
gargantas existentes en las montañas centro orientales de la Cordillera.
Por último, en puntos muy concretos de Somiedo y cuenca del Cares, crecen
asociados a esta serie las únicas masas de quejigos (Quercus faginea)
que, con muy pequeña extensión, revisten gran interés por
su rareza en Asturias. Las avellanedas son las formaciones arbustivas de la
serie que, en áreas de suelos más someros, incorporan escuernacabras
(Rhammus alpina). En los suelos más secos y degradados crecen como matorral
los aulagares de Genista hispanica subsp. occidentalis que, hacia el oriente
del puerto de San Isidro, incorporan Genista legionensis. Los suelos más
profundos en las zonas de relieve menos abrupto, permiten la instalación
de prados de siega colinos con Arrhenatherium bulbosum. Por el contrario, en
las áreas de suelos más secos se pueden mantener lastonares, frecuentemente
en mosaico con los aulagares.
Serie de vegetación del rebollo (Quercus pyrenaica).
Los bosques de rebollo son la etapa madura de esta serie, denominada S. colino-montana
orocantábrica oligótrofa del rebollo (Linario triornithophorae-Querceto
pyrenaicae sigmetum). Aunque las carbayedas oligótrofas son el bosque
potencial general en los suelos pobres en nutrientes, los rebollares aparecen
excepcionalmente en áreas colinas y montanas, donde las condiciones mesoclimáticas
son más secas (laderas de solana, ombroclima casi subhúmedo y
suelos con escasa capacidad de retención hídrica).
Esta serie aparece sólo de manera puntual en el sector Galaico-Asturiano
mientras que ocupa extensiones mucho más significativas en áreas
colinas orocantábricas del Suroccidente (cuencas del Navia-Ibias, del
Narcea y, en menor medida, del Nalón-Caudal). Las etapas seriales guardan
semejanzas con las de las carbayedas oligótrofas, si bien los piornales
de esta serie incorporan escoba blanca (Cytisus multiflorus) en el Suroccidente
de su área, Cytisus cantabricus y codeso (Adenocarpus complicatus ssp.
lainzii) en las cuencas centrales y Genista polygaliphylla en el orocantábrico.
Los prados en esta serie están muy limitados por la pobreza de los suelos
y por su sequedad y solo pueden existir con riego. Los suelos más degradados
están ocupados por brezales de tipo xerófilo.
Series de vegetación del haya (Fagus sylvatica).
Los hayedos, bosques cuya especie dominante es el haya, constituyen las etapas
maduras de estas series, las más generalizadas y típicas de los
territorios montanos asturianos. Se sitúan generalmente entre los 700
y 1.500 m de altitud. Su distribución abarca toda la zona de montaña
asturiana (Provincia Orocantábrica y zonas calizas montanas del Subsector
Oventense), desde los macizos calcáreos de los Picos de Europa hasta
las montañas silíceas del occidente. No obstante, los hayedos
se hacen más escasos hacia el Oeste; en los subsectores occidentales
de la Provincia Orocantábrica son escasos y llegan a desaparecer totalmente
en el valle del río Navia (Subsector 2.2.2) pasando a dominar el paisaje
las series oligótrofas del roble albar y del melojo. En estas zonas,
los hayedos están limitados por la caída de las precipitaciones,
sobre todo en período estival, y/o por la extremada pobreza de los suelos.
No obstante, en ciertos enclaves muy húmedos del NE regional pueden encontrarse
pequeños bosquetes dominados por el haya, a veces incluso en el piso
bioclimático colino. Sin embargo, su composición florística
aconseja encuadrarlos mejor como faciaciones con haya de las series del carbayo.
Así ocurre, por ejemplo, en la Sierra del Sueve, Pico Mofrecho y Sierra
del Cuera.
El haya es indiferente edáfico pero requiere un grado de humedad ambiental
elevado, prefiriendo lugares umbríos con nieblas estivales frecuentes,
casi siempre dentro de las condiciones bioclimáticas montanas. Se reconocen
en Asturias dos series de hayedos distintas: la primera es característica
de los suelos pobres en nutrientes y forma la serie de los hayedos oligótrofos
(S. montana orocantábrica oligótrofa del haya: Luzulo henriquesii-Fageto
sylvaticae sigmetum) y otra propia de los suelos ricos, la serie de los hayedos
eutrofos (S. montana orocantábrica eutrofa del haya: Carici sylvaticae-Fageto
sylvaticae sigmetum). En esta última pueden distinguirse dos facies,
una de suelos profundos y otra de suelos más someros y secos, desarrollados
sobre calizas duras, en áreas de pendiente acusada, en la que es típico
el afloramiento de roca, así como una fuerte acumulación de hojarasca
no descompuesta.
Las etapas seriales de cada serie difieren notablemente. En el caso de los hayedos
oligótrofos, tras la ruptura del bosque, las estructuras arbustivas están
formadas por abedulares y acebales. En áreas deforestadas pero con los
suelos poco degradados crecen pastizales de diente y piornales de Genista poligalyphylla
acompañados por Cytisus cantabricus hacia el oriente del Puerto Ventana
y Cytisus scoparius hacia el occidente. Los prados de siega son escasos. Los
suelos más degradados de la serie están ocupados por distintos
tipos de brezales según el grado de erosión alcanzado.
En el segundo caso (S. hayedos eutrofos) se pueden reconocer dos tipos de etapas
arbustivas; la primera es propia de la faciación de los suelos más
profundos (avellanedas montanas eutrofas) y la segunda de suelos secos y más
someros (formaciones arbustivas con escuernacabras). En las áreas con
suelos profundos y húmedos, tras la desaparición de las formaciones
arbustivas, se instalan brezales con tojos y Erica vagans; sin embargo, en las
áreas de suelos someros y secos, sobre el roquedo calizo se desarrollan
los aulagares de Genista occidentalis a la que se une Genista legionensis al
oriente del Puerto de San Isidro. Las formaciones herbáceas propias de
esta serie son los prados de siega sobre los suelos profundos y los lastonares
sobre los suelos secos y someros.
Serie de vegetación del abedul (Betula celtiberica).
En las montañas silíceas de la Cordillera Cantábrica (en
Asturias dentro de la Provincia Orocantábrica) el límite superior
de los bosques en las exposiciones más umbrías está formado
por una cintura donde domina el bosque de abedules (Betula celtiberica) y sus
etapas seriales. Se trata de serie de abedul (Serie altimontana orocantábrica
oligótrofa del abedul: Luzulo henriquesii-Betuleto celtibericae sigmetum).
Las duras condiciones climáticas (piso altimontano, con altitudes entre
los 1.600 y 1.800 m) y las condiciones edáficas asociadas permiten el
desarrollo de la serie del abedul, favoreciéndola frente al haya y el
roble albar. En las solanas más secas del horizonte altimontano, sin
embargo, el límite del bosque está constituido por variantes de
los robledales albares oligótrofos en los que es frecuente e incluso
dominante el roble rosado (Quercus x rosacea).
Las orlas arbustivas de los abedulares están constituidas por piornales
que suelen presentar Genista obtusiramea. Los matorrales de la serie corresponden
a brezales, frecuentemente de Erica aragonensis, aunque en los suelos más
profundos de los Picos de Europa y zona oriental de la Cordillera (Subsector
2.1.1) pueden aparecer brezales con tojos y Erica vagans. Los brezales de brecina
y arándano son comunes tapizando las áreas más innivadas.
Alternando con estos brezales, hacia los suelos más profundos e higromorfos,
crecen cervunales y prados de diente.
Series de vegetación de la encina (Quercus ilex) de la carrasca (Quercus
rotundifolia) y el alcornoque (Quercus suber).
En las áreas centro-orientales de Asturias son comunes los afloramientos
de rocas cal-
cáreas duras. Estas localidades, sobre todo en pendientes fuertes y solanas,
se caracterizan por
presentar suelos carbonatados, en general someros, discontinuos y con escasa
capacidad de reten-ción hídrica. Estas condiciones son desfavorables
al desarrollo de los bosques planocaduci-
folios y sus comunidades de sustitución. Por el contrario, se encuentran
bosques esclerófilos, unos en los que domina la encina (Quercus ilex)
y otros la carrasca (Quercus rotundifolia). Los primeros representan la cabecera
de la serie de la encina (S. edafoxerófila ovetense calcícola
de la encina: Lauro nobilis-Querceto ilicis sigmetum); los segundos la de la
carrasca (S. edafoxerófila calcícola ubiñense-picoeuropeana
de la carrasca: Cephalanthero longifoliae-Querceto rotundifoliae sigmetum).
Son característicos de ambas series los elementos de hoja lustrosa lauroide,
que han encontrado refugio en estos hábitats cuando, como en la actualidad,
las condiciones mesoclimáticas se han tornado poco propicias. Estos bosques
han de ser considerados como las etapas maduras de series de vegetación
de carácter relicto.
La serie de la encina se distribuye en Asturias en las zonas oceánicas
de los valles centrales y, sobre todo, en el litoral oriental de la región
(Subsector 1.1.2). La serie de la carrasca, por el contrario, se encuentra en
los afloramientos de calizas duras del interior de la Cordillera, en áreas
mucho más continentales (Subsectores 2.1.2 y 2.1.1). Las comunidades
seriales de ambas series no difieren mucho. Las formaciones arbustivas son de
tipo esclerófilo con aladierno; en el caso de la serie de los encinares
llevan además laurel. Los matorrales y las formaciones herbáceas
forman un mosaico en donde crecen lastonares y aulagares. En la serie de la
carrasca y en el sector más oriental de la cordillera (S. 2.1.1), estos
últimos incorporan además Genista legionensis. Las características
de los suelos en que se asientan estas series los hacen inadecuados para cultivos
de huerta o para el asentamiento de prados de siega.
Los encinares están limitados a las áreas calcáreas. En
los suelos más secos y someros, desarrollados sobre cuarcitas y areniscas,
aparecen formaciones arbustivas también de tipo esclerófilo en
las que dominan el madroño (Arbutus unedo) y el brezo blanco (Erica arborea).
En la cuenca del Navia, asociados a estas etapas arbustivas, sobreviven restos
de alcornocales de pequeña extensión. Estos bosques típicamente
mediterráneos adquieren una importancia excepcional en Asturias debido
a su rareza. Son testigos de una serie de vegetación característica
de este sector occidental de la Cordillera Cantábrica (Sector 2.2.2)
aún sin estudiar ni describir.
Series de vegetación ribereñas y saucedas arbustivas.
Estas series y comunidades de vegetación ocupan suelos localizados en
las vegas fluviales, donde la humedad es más elevada que la debida únicamente
a las precipitaciones.
Las saucedas arbustivas se instalan en el lecho menor del río, limitando
con el canal de estiaje, y periódicamente anegado en las crecidas por
aguas turbulentas. Se asientan sobre las «lleras» formando comunidades
permanentes incapaces de evolucionar hacia etapas boscosas debido a las difíciles
condiciones ambientales. En Asturias se reconocen tres tipos de saucedas arbustivas.
En los ríos y torrentes con régimen irregular de la zona centrooriental
(Sector 1.1.2) crecen saucedas de hoja estrecha dominadas por Salix eleagnos
subsp. angustifolia. En la Provincia Orocantábrica, los torrentes y tramos
montañosos de estos mismos ríos, presentan saucedas con sauce
cantábrico (Salix cantabrica). En la cuenca del río Navia (Sector
2.2.2), las saucedas arbustivas incorporan Salix salvifolia, especie frecuente
en las áreas mediterráneas accidentales ibéricas.
En el lecho mayor de los ríos, sobre suelos de vega con nivel freático
elevado todo el año, sólo anegados excepcionalmente, se desarrollan
las series de vegetación ribereñas. La posición intermedia
entre éstas y las saucedas arbustivas suele estar ocupadas por saucedas
de Salix alba, de porte arbóreo. En Asturias se reconocen tres tipos
de series ribereñas. Las dos primeras son las alisedas ribereñas,
cuyos bosques cabecera están dominados por aliso (Alnus glutinosa). Las
alisedas occidentales, se distribuyen al occidente del río Narcea (Sectores
1.1.2, 2.2.2 y 2.2.1) y constituyen la cabecera de la serie occidental del aliso
(Valeriano pyrenaicae-Alneto glutinosae sigmetum). Una vez más, la cuenca
del río Navia (Sector 2.2.2), muestra su peculiaridad pues en sus alisedas
crecen fresnos de hoja estrecha (Fraxinus angustifolia) cuya distribución
en la Península Ibérica es marcadamente mediterránea. En
el centro y oriente de la región crecen las alisedas centro-orientales,
cabeceras de la serie centro-oriental del aliso (Hyperico androsaemi-Alneto
glutinosae sigmetum). En ambas series, las etapas arbustivas corresponden a
saucedas de sauce ceniciento (Salix atrocinerea). Los zarzales de Rubus sp.
pl. y los prados de siega higrófilos completan las etapas seriales de
las alisedas.
Por último, en las áreas montañosas anteriores (Prov. Oro-cantábrica),
generalmente cuando en el paisaje vegetal dominan las series de haya, los alisos
desaparecen de los bosques ribereños y en su lugar crecen bosques higrófilos
de frenos y arces (Festuco giganteae-Aceretum pseudoplantani). El dosel arbóreo
esta formado por un conjunto de especies que necesitan suelos profundos y ricos,
fresnos, arces, olmos de montaña, sauces (Salix caprea), hayas, robles
albares y localmente el tilo (Tilia sp. pl.).
3. Síntesis de información sobre el territorio (continuación).
. VEGETACION SUBALPINA Y ALPINA
Este apartado se
refiere a la vegetación que se desarrolla por encima del bosque, aproximadamente
a partir de los 1.800 m de altitud, aunque este valor medio puede variar hasta
en 200 m en función de la orientación. Las duras condiciones ambientales
que concurren en estas estaciones (bajas temperaturas, innivación prolongada,
suelos de escasa potencia) impiden el desarrollo de la vegetación arbórea,
creciendo sólo matorrales y formaciones herbáceas.
Series subalpinas del enebro rastrero (Juniperus communis ssp. alpina).
En Asturias, el piso bioclimático subalpino se extiende aproximadamente
entre los 1.800 y los 2.400 m de altitud, ocupando amplios territorios en la
montaña central y oriental. La cubierta vegetal subalpina es diferente
en función del sustrato, diferenciándose dos series de vegetación
cuya etapa madura es un enebral rastrero: una serie calcícola (Daphno
cantabricae-Arctostaphyleto uva-ursi sigmetum) y otra silicícola (Junipero
nanae-Vaccinieto uliginosi sigmetum).
La serie calcícola ocupa grandes extensiones en las montañas centro-orientales
de la Cordillera (Sector 2.1). La etapa madura de la serie es un enebral rico
en gayuba (Arctostaphylus uva-ursi) mientras que en los enebrales de la serie
silicícola abunda el arándano uliginoso (Vaccinium uliginosum).
La serie silicícola aparece sólo puntualmente en las zonas montañosas
occidentales (Sector 2.2) debido a la escasa altitud que alcanzan los macizos
en esta zona. En los alrededores del Cueto de Arbas y Alto de Bustapiedra en
Leitariegos y en el Cornón en Somiedo están los mejores ejemplos.
También se la puede reconocer en los territorios silíceos de la
Cordillera oriental (Sector 2.1) alternando con la serie basófila dominante.
La serie silicícola tiene como etapa de sustitución los matorrales
de brecina (Calluna vulgaris), mientras que en la basófila pueden aparecer
aulagares de Genista legionensis en la zona oriental de la Cordillera. Ocupando
los biotopos menos innivados, crecen céspedes ralos sobre litosuelos
sometidos a crioturbación intensa. En las áreas más innivadas,
los suelos profundos que mantienen humedad en el verano están ocupados
por céspedes densos: los cervunales.
Serie alpina basófila.
A partir de las características de la cubierta vegetal se estima que
el piso bioclimático alpino se desarrolla en la Cordillera Cantábrica
por encima de los 2.300-2.400 m.
La serie de vegetación alpina (Oxytropido pyrenaicae-Elyneto myosuroides
sigmetum) sólo se reconoce sobre sustratos calizos en los Picos de Europa
donde, dadas las características del relieve, está reducida en
gran parte a comunidades fisurícolas de roquedos. Los suelos maduros
y profundos son muy escasos y reducidos a algunos collados, donde están
ocupados por céspedes densos en los que domina la ciperácea Koebresia
myosuroides.
VEGETACION LITORAL Y MARINA
Se reúnen
bajo está denominación las comunidades vegetales que se desarrollan
sobre suelos con cierto grado de salinidad aportado por el agua del mar y las
desarrolladas en las zonas intermareal y submareal. Los tipos básicos
de medios y fitocenosis que se pueden reconocer en la costa asturiana son cuatro:
a) acantilados; b) playas y dunas; c) marismas y marjales subhalófilos;
y d) zonas intermareal y submareal.
Acantilados.
Se incluye bajo esta denominación la cubierta vegetal de la franja de
las costas acantiladas en las que, por influencia directa del agua del mar,
aparecen suelos con cierta salinidad. La vegetación, por tanto, es de
tipo halófila o al menos subhalófila.
Estos complejos de vegetación aparecen formando una franja estrecha a
lo largo de las costas altas. Se distinguen tres cinturas de vegetación
diferentes, dependientes de la intensidad de la acción del mar, y que
son fácilmente diferenciables por su diferente composición florística
y por sus peculiaridades fisionómicas y estructurales.
La cintura más próxima a la línea del litoral, denominada
halocasmofítica, está formada por comunidades ralas cuyos componentes
ocupan fisuras del roquedo. La acción del mar es muy intensa pudiendo
alcanzar directamente la cintura en las galernas. En las áreas rocosas
más expuestas, fuera de las fisuras y las grietas, donde no es posible
la formación de suelos y donde las salpicaduras de agua de mar son frecuentes,
el roquedo está colonizado por comunidades liquénicas. Destacan
los líquenes de color amarilo-naranja (Xanthoria sp. y Caloplaca sp.)
o blancos (Ramalina sp.). En el litoral occidental asturiano, básicamente
a poniente del Cabo Peñas, los acantilados están formados por
rocas silíceas en las que crecen comunidades halocasmofíticas
occidentales silicícolas (Asociación Spergulario rupicolae-Armerietun
depilatae). Al oriente de este cabo, crecen dos tipos de comunidades halocasmofíticas,
unas de calizas duras karstificables (Asoc. Crithmo maritimi-Limonietum occidentale)
y otras de rocas margosas o areniscosas que son más fácilmente
erosionables por el mar (Asoc. Crithmo-Planfaginetum maritimae).
La segunda cintura, situada detrás o encima de la anterior, está
formada por praderas densas halófilas dominadas por gramíneas,
especialmente Festuca rubra ssp. pruinosa. La acción del mar se manifiesta
de forma menos intensa permitiendo el desarrollo de suelos continuos. Al occidente
del Cabo Peñas esta cintura está representada por las praderas
densas halófilas occidentales (Asoc. Dauco gummifero-Festucetum), característica
de los acantilados silíceos occidentales. Al oriente de este cabo, sobre
todo tipo de sustratos, crecen las praderas densas halófilas centro-orientales
(Asoc. Leucanthemo crassifoliae-Festucetum pruinosae).
La tercera cintura, más alejada de la línea litoral es la de los
matorrales halófilos. Está formada por matorrales en las que dominan
brezos y tojos junto a numerosas herbáceas halófilas. La salinidad
del suelo, profundo y continuo, depende del hálito marino, más
que de la salpicadura directa por el agua del mar. El Cabo Peñas sirve
de límite entre los matorrales halófilos occidentales (brezales
con tojo Ulex europaeus s.l., de la Asoc. Angelico pachycarpae-Ulicetum maritimae)
y las asociaciones orientales. En éstas, los brezales de Erica vagans
y tojos (Ulex galii, s.l.) de la Asoc. Ulici humilis-Ericetum vagantis se instalan
en los sustratos más duros, con la Asoc. Genisto occidentalis-Ulicetum
maritimi en posiciones más retrasadas o sustituyendo a la anterior en
los acantilados de rocas más blandas.
Por último, cabe señalar la existencia de valiosas comunidades
relícticas de acebuche (Olea europaea) en el litoral oriental, en los
concejos de Llanes y Ribadedeva (Asoc. Lithodoro diffusae-Oleetum europaeae).
Estas formaciones crecen formando pequeñas y cerradas masas arbustivas
que ocupan biotopos muy característicos: a escasos metros de la línea
litoral, en laderas abruptas y acantilados calizos y orientados preferentemente
al Sur. Crecen sobre suelos esqueléticos, reducidos a fisuras del roquedo.
Representan valiosos testimonios de la flora típicamente mediterránea
que han quedado arrinconados en estas situaciones favorables (termocolino) al
amparo de las heladas y de los fríos durante las épocas climáticas
más desfavorables.
Playas y dunas.
En las áreas litorales donde se produce sedimentación de materiales
de textura arenosa o más gruesa se distinguen dos tipos de estaciones
diferentes:por un lado las playas, de relieve casi plano, inundadas en las pleamares
y sometidas a la acción de las olas en los temporales; por otro lado
las dunas, montículos arenosos de origen eólico que forman cordones
más o menos complejos. En las playas aparecen comunidades vegetales únicamente
en su borde superior, donde se producen depósitos de restos orgánicos
en las mareas intensas. Son comunidades vegetales formadas por plantas de ciclo
corto y desarrollo estival adaptadas a la colonización de suelos arenosos,
salinos y ricos en sales nitrogenadas (Asoc. Euphorbio peplis-Honkenyetum peploidis).
En las dunas, según la proximidad a la línea litoral y, por tanto,
la inestabilidad del suelo y su salinidad, se pueden reconocer varias cinturas
con diferente cubierta vegetal.
La primera cintura ocupa las dunas embrionarias o primarias aún muy inestables,
y está formada por formaciones herbáceas graminoides abiertas
y de porte bajo donde domina Elymus farctus subsp. boreali-atlanticus. Son comunidades
que se incluyen en la asociación Euphorbio paraliae Agropyeretum junceiformis.
Las dunas secundarias, más estabilizadas y que pueden alcanzar una altura
considerable, están ocupadas por formaciones herbáceas densas
de barrón (Ammophila arenaria ssp. australis) que, junto con otras especies
muy peculiares, forman comunidades pertenecientes a la Asoc. Otantho maritimi-Ammophiletum
arundinaceae.
Por último, en las dunas terciarias, más alejadas de la playa
y de relieve ligeramente ondulado, aparecen suelos más estables y estructurados.
Presentan comunidades vegetales específicas muy especializadas en las
que, además de las herbáceas, son comunes plantas fruticosas de
porte bajo que forman la Asoc. Koelario albescentis-Helichrysetum stoechadis.
La vegetación de las playas y de las dunas primarias se pueden encontrar
en casi todas las playas de Asturias, tanto en las orientales como en las centrales
y occidentales. Sólo en algunas de ellas (Verdicio, Xagó y Salinas
en el centro y Bayas, Barayo, Frexulfe, Navia y Penarronda en el occidente)
aparecen además cordones dunares más desarrollados con dunas secundarias
y terciarias.
Marismas y marjales subhalófilos.
La costa asturiana es fundamentalmente acantilada por lo que las áreas
litorales llanas anegadas periódicamente como consecuencia de las mareas
son excepcionales. Estos espacios suelen aparecer en las desembocaduras fluviales
y en las rías, diferenciándose dos complejos de vegetación
en función de la salinidad de las aguas inundantes: las marismas son
áreas directamente anegadas por el agua mariana, de elevada salinidad,
y los marjales subhalófilos, inundados por la mezcla de aguas dulces
de origen continental y de aguas marinas, en proporción variable dependiente
del estado de la marea.
Las marismas tienen muy escasa representación en el occidente de Asturias,
apareciendo únicamente en las rías del Eo, Navia y Nalón
algunas comunidades características muy empobrecidas, mientras que los
marjales subhalófilos presentan un amplio desarrollo. Por el contrario,
en el oriente (Rías de Villaviciosa y Tina Mayor), las marismas alcanzan
un notable desarrollo mientras que los marjales subhalófilos se restringen
a las calas de los ríos.
Dentro de las marismas, en los biotopos más inundados y preferentemente
en suelos limosos, crecen praderas de zosteras: Zosteretum marinae en las zonas
descubiertas sólo en las pleamares más fuertes y Zosteretum noltii
en las descubiertas en todas las pleamares. Formando islotes en el seno de las
praderas de Zostera noltii se diferencian herbazales de Spartina maritima (Spartinetum
maritimae). En los biotopos algo más elevados y menos anegados, existen
suelos mejor estructurados que permiten la existencia de céspedes más
ricos desde el punto de vista florístico, que corresponden a comunidades
de la Asoc. Puccinellio maritimae-Arthrocnemetum perennis. Si la inundación
es menos frecuente crecen matorrales halófilos de la Asoc. Puccinellio
maritimae-Arthrocnemetum fruticosi, inexistentes en las rías occidentales
asturianas. En la ría de Villaviciosa, en estaciones sólo alcanzadas
excepcionalmente por las mareas, crecen formaciones dominadas por Suaeda vera
(Agropyro-Suadetum verae).
Las comunidades de vegetación de los marjales subhalófilos varían
en función del grado de encharcamiento y de la salinidad de las aguas.
En los bordes de los cañaverales y charcas, en las aguas con mayor contenido
en sales, crecen los cañaverales anfibios, Scirpetum (maritimi)-compacti.
En los canales y en las charcas de los cañaverales crecen también
comunidades acuáticas de la Asoc. Ruppietum maritimae. Detrás
de los cañaverales aparecen los juncales marítimos, en una primera
banda de carácter subhalófilo los de la Asoc. Limonio vulgare-Juncetum
maritimi y en suelos menos compactados y con menor contenido en sales los de
la Limonio-Juncetum maritimi apietosum graveolentis.
Por último, tanto en las marismas como en los marjales subhalófilos,
en los claros de las comunidades perennes, crecen comunidades efímeras
constituidas por plantas anuales de tallos carnosos articulados del género
Salicornia (Orden Thero-Salicornietalia).
Vegetación de la zona intermareal y submareal.
Se analiza en este apartado únicamente la vegetación algal bentónica,
es decir, las algas que viven fijas al sustrato. La flora y vegetación
que vive en la región pelágica, el fitoplancton, debido a su dinámica
y movilidad, hace más difícil su análisis y se dispone
de menos información regional sobre la misma. No obstante, su importancia
como fuente de alimento del zooplancton y de otras comunidades faunísticas
marinas hacen de ella un recurso natural de importancia innegable.
En las áreas intermareales y submareales, ocupando áreas siempre
cubiertas por el agua o bien donde las mareas llegan periódicamente,
se desarrollan comunidades vegetales de algas bentónicas, formando una
estrecha banda que bordea el litoral. Las comunidades de fanerógamas
que ocasionalmente pueden también formar parte de la zona intermareal
se han descrito en el apartado anterior.
La distribución de las distintas comunidades algales se reparten entre
tres zonas con características ecológicas bien diferenciales:
la zona supralitoral (situada entre el nivel más alto de las mareas y
el límite inferior de la vegetación terrestre), la zona litoral
(situada entre el nivel más alto de mareas y el más bajo y subdividida
en los horizontes superior, medio e inferior) y la zona infralitoral (comprendida
entre el nivel más bajo de mareas y el límite inferior de la vegetación
bentónica).
En las costas rocosas, elemento predominante en la costa asturiana, el desarrollo
de estas comunidades vegetales depende de la exposición al oleaje. En
áreas de fuerte exposición predominan comunidades dominadas por
animales, mientras que en áreas de media o baja exposición dominan
las algas pardas. En el horizonte superior y medio de la zona litoral crecen
Pelvetia canaliculata, Fucus spiralis, Fucus vesiculossus y Fucus serratus.
Destaca el comportamiento ecológico de P. canaliculata, que ha logrado
modificar su metabolismo para resistir prolongados períodos de emersión,
aunque a costa de un lento crecimiento y la casi imposibilidad de regeneración
ante una posible destrucción de las poblaciones. Fucus serratus es una
especie boreoatlántica con el límite de distribución al
Este en Luarca, aunque existe una población relicta en Valdés.
El horizonte inferior de la zona litoral y los niveles superiores de la zona
infralitoral son el dominio de otras comunidades algales caracterizadas por
la presencia de Bifurcaria bifurcata, Himanthalia elongata, Chondrus Crispus
y Gelidium spp. Destacan a nivel específico H. elongata, que tiene su
límite de distribución hacia el Este en Cudillero; Chondrus crispus,
común hasta la Concha de Artedo, que se hace muy raro hacia el oriente,
con tan sólo poblaciones aisladas en Santa M.ª del Mar, Viodo y
Colunga; y Gelidium latifolium con una distribución muy definida, entre
Avilés y Ribadesella.
En la zona infralitoral predominan algas de gran porte: laminarias (Laminaria
hyperborea y L. ochroleuca) con su límite de distribución oriental
en Navia (aunque hay poblaciones aisladas de L. ochroleuca en algunas localidades);
Cystoseira spp. que empieza a ser importante a partir de la Concha de Artedo
hacia el Este; Saccorhiza polyschides, el elemento más característico
de toda la costa; y, finalmente; alcanzado fondos de hasta 30 m, Gelidium sesquipedale,
el ocle, que presenta poblaciones continuas de Cabo Peñas hacia el oriente.
Esta última especie es el recurso algal más explotado en Asturias
y resto de la Cornisa Cantábrica, seguido del Chondrus y de las laminarias.
En las zonas arenosas de la zona intermareal, las comunidades algales están
dominadas por Fucáceas (P. canaliculata, F. spiralis, F. vesiculossus
y Ascophyllum nodosum). Destaca la presencia tan sólo en las rías
del Eo, Villaviciosa y Niembro de A. nodosum. Fucácea de crecimiento
muy lento. Fucus ceranoides está asociado a los aportes de agua dulce
que vierten los ríos a los estuarios o playas. En zonas sombrías
se desarrolla una vegetación cespitosa de Blidingia minima, Botrychia
scorpioides y Catenella repens.
3. Síntesis de información sobre el territorio (continuación).
. OTROS COMPLEJOS DE VEGETACION
Existen otros tipos
de vegetación mucho más limitados en cuanto a su extensión
y su aportación a la configuración del paisaje, pero de gran interés
desde el punto de vista de la conservación. Deben destacarse, en este
contexto, los complejos de vegetación asociados a zonas húmedas
continentales (turberas, lagos y charcas), dispersos por todo el territorio
asturiano, especialmente en las áreas de montaña pero también
representadas y quizá más amenazados, en las zonas bajas.
Los complejos de vegetación higrófila, tanto acuática como
anfibia, están ligados bien a los cursos fluviales, bien a las charcas
y pequeñas lagunas. En los cursos bajos de los grandes ríos se
desarrollan comunidades radicantes presididas por Ranunculus panicellatus y
Potamogeton crispus; en los márgenes se instalan herbazales de Phalaris
arundinacea, acompañado hacia occidente por Oenanthe crocata. La zonación
de la vegetación en charcas y remansos es bastante compleja: crecen cañaverales,
formaciones de cárices, comunidades flotantes de lentejas de agua, comunidades
de suelos fangosos nitrificados, etc. Las comunidades de las charcas y pequeños
humedales de la montaña y alta montaña están formadas por
especies diferentes que forman comunidades también muy diversificadas
y características. Por último, en los bordes de los torrentes
de montaña, umbríos y húmedos, crecen herbazales de porte
elevado y grandes hojas (Asoc. Chaerophyllo-Valerianetum pyrenaicae).
Las turberas de esfagnos, aunque escasas y poco extensas en Asturias, tiene
una particular significación fitogeográfica. Son formaciones que
tienen su máximo desarrollo y diversificación en las zonas boreales
del Norte de Europa. Las pequeñas turberas existentes en la Península
Ibérica son reliquias de épocas pasadas más frías
y húmedas que sobreviven de forma puntual en estaciones muy específicas
y que merecen la máxima protección.
En Asturias existen pequeñas turberas dispersas en las zonas montañosas
entre las cuales destacan las de Chouchinas, Reconcos, Braña Cimera y
Arbas. En las zonas bajas, se desarrollan sobre todo sobre sustratos geológicos
impermeables y con un relieve más o menos cóncavo de difícil
desagüe. Son buenos ejemplos las existentes en la Sierra de Tineo, en el
monte Xorro de Grado, en las sierras planas orientales, turbera del llano de
Roñanzas, y Sierra de la Borbolla en Llanes, etcétera.
En las turberas, los briófitos y sobre todo el genero Sphagnum constituyen
la mayor parte de la biomasa. En las turberas que crecen en las zonas bajas
y más oceánicas de la región (sectores 1.1.1 y 1.1.2) existen
diversas comunidades pauciespecíficas pioneras, con especies como Sphagnum
subsecundum y diversas plantas vasculares como los Eriophorum angustifolia,
Drosera intermedia, etc. La sucesión vegetal conduce al desarrollo de
turberas abombadas incluibles en la Asoc. Erico mackaianae-Sphagnetum papillosi.
En la montaña más continental (Provincia Orocantábrica)
existen turberas bajas presididas por Carex nigra subsp. carpetana (Asoc. Sphagno
recurvi-Caricetum carpetanae) y turberas altas mamelonadas de la Asoc. Calluno-Sphagnetum
capillifolli.
El relieve abrupto de muchas áreas de Asturias favorece la aparición
de roquedos desnudos, de canchales y gleras sobre las que se asientan comunidades
especializadas. En función del piso bioclimático en el que se
encuentren y del sector biogeográfico cambia la composición florística
de las distintas comunidades. La conservación de estos medios reviste
gran importancia por la gran especificidad de dichas comunidades y los numerosos
de taxones endémicos y poco frecuentes que crecen en ellas.
3.4. La fauna.
La composición de la fauna asturiana no es bien conocida. La enorme diversidad
de los invertebrados hace que los conocimientos faunísticos se limiten
a unos pocos grupos y no se tiene un buen conocimiento de otros como, por ejemplo,
las faunas cavernícolas, proclives al endemismo.
En este sentido, hoy seguramente están actuando procesos de extinción
de especies no evaluados sobre grupos mal conocidos. En cuanto a los vertebrados,
el hombre ha contribuido desde muy antiguo a la extinción de especies,
como el uro, el caballo o el castor; pero es actualmente cuando este peligro
se ha hecho más evidente. Desde hace un centenar de años han desaparecido
de Asturias un significativo número de especies: el lince, el quebrantahuesos,
la cabra montés, el ciervo, la perdiz nival. Otras especies han sido
relegadas a terrenos montañosos marginales tras desaparecer de otros
lugares más profundamente alterados por el hombre, caso del oso o del
lobo. La desaparición física de sus biotopos, o de las cualidades
de éstos, ha sido la principal causa de este brusco y masivo retroceso
de la fauna a sus últimos refugios. Es necesario llamar la atención
al hecho de que hoy en día la pérdida de diversidad genética
afecta también a formas domésticas de animales. El caso del caballo
asturcón puede servir de ejemplo.
En distinta dirección, pero con influencia generada también por
la actividad humana, se producen actualmente procesos de proliferación
de especies que no pueden ser detenidos por mecanismos naturales, provocando
procesos de plagas que ocasionan daños considerables tanto desde el punto
de vista ecológico como económico.
Como consecuencia de las deficiencias de conocimiento anteriormente apuntadas,
parece conveniente al realizar la descripción faunística, atender
particularmente a la fauna de vertebrados, cuya composición y distribución
se conoce mejor y sobre la que existe una normativa legal más completa.
Por último, hay que destacar que, pese a la escasa importancia numérica
de este grupo (probablemente menos del 5% del total de las especies), el papel
que representan en muchos ecosistemas es relevante, y su presencia en la práctica
totalidad de biotopos asturianos hace destacar su importancia como organismos
bioindicadores de situaciones que pueden reflejar la de los invertebrados.
En Asturias, la clase más amplia en número de especies es la de
las aves pero, sin embargo, es la que tiene un menor número de endemismos
como consecuencia de su movilidad. Por el contrario, anfibios y reptiles presentan
proporcionalmente una mayor variedad de formas exclusivas. Los endemismos ibéricos
registrados son especies, en tanto que las formas cantábricas son subespecies
(con excepción de una especie de mamífero, la especie de liebre
Lepus castroviejoi).
Un fenómeno exclusivamente característico de la fauna, ligado
a su cualidad de movimiento, es la migración. Aproximadamente un 50%
de la fauna de vertebrados de la región tiene una estancia temporal en
Asturias. Aunque la región está fuera de las grandes rutas continentales
de migración de aves provenientes del Norte de Europa, persisten grupos
faunísticos dentro de las aves para los que las costas asturianas y las
grandes masas de agua dulce interiores tienen gran importancia, bien como lugares
de invernada, bien como zonas de descanso en sus rutas de migración.
Aunque la fauna en su conjunto no parece responder directamente a criterios
de composición florística de las distintas formaciones vegetales,
sino más bien a su estructura y productividad general, puede plantearse
una perspectiva de tipo territorial, dividiendo Asturias en cuatro sectores
siguiendo la terminología de los pisos bioclimáticos. Estos sectores
reflejan indirectamente distintos grados de influencia del hombre sobre el medio
y determinan además, en forma de gradiente, variaciones de la riqueza
específica y de la biomasa.
Sector litoral.
En el Sector litoral la fauna puede dividirse en tres grupos:
a) Especies estrictamente acuáticas propias del submareal o del intermareal,
sometidas o no a explotación comercial. Son generalmente invertebrados
y peces.
b) Especies que encuentran sus recursos en el mar (al menos en parte), en zonas
intermareales o en aguas someras y completan en tierra firme algunos aspectos
de su ciclo vital, como la reproducción y el descanso. Son en su mayor
parte aves marinas, limícolas y anátidas con reproducción
en Asturias o no, así como algún mamífero como la nutria.
c) Especies que, sin ser marinas, pueden vivir ligadas a acantilados marinos
(cuervo, halcón peregrino) y sus inmediaciones, a veces con singularidades
insulares como el reptil Podarcis muralis rasquinetti.
Sector colino.
Este Sector ha sido transformado por el uso humano desde muy antiguo, de tal
manera que el paisaje potencial es prácticamente irreconocible. En consecuencia,
la fauna ha sido fuertemente alterada caracterizándose por la pérdida
generalizada de los grandes vertebrados (herbívoros y carnívoros)
y una disminución de las especies silvícolas en beneficio de las
pratenses y antropófilas, de menor interés de conservación.
De todas maneras la diversidad y la biomasa animal que soportan potencialmente
estos biotopos son muy elevadas.
Sector montano (mesomontano).
Incluye zonas menos transformadas, aunque grandes extensiones han sido degradadas,
convirtiéndose en brezales, piornales y pastizales de montaña.
Mantiene especies de gran fauna, en ocasiones de origen estrictamente montano
(Apo-demus flavicolis, urogallo, pico mediano, etc.) junto con otras de distribución
más amplia, pero ahora relegadas a áreas más marginales
(oso, corzo, ciervo...). Es, por tanto, el sector que mantiene los vertebrados
de mayor trascendencia en su conservación y manejo, al incluir comunidades
faunísticas forestales prácticamente completas.
Sector subalpino (altimontano y subalpino).
Está caracterizado por especies capaces de soportar las condiciones extremas
del clima de montaña (Microtus nivalis, rebeco, gorrión alpino,
treparriscos, etc.), aun cuando estén igualmente asociados a los niveles
más altos del sector montano (cuando éste está deforestado),
o incluso pueden manifestar erratismos temporales o migraciones a terrenos más
bajos durante determinadas fases de su ciclo biológico (época
invernal o reproducción).
En general, la riqueza específica de este sector es menor, así
como su productividad general. Sin embargo, hay que señalar que, aunque
el nivel de transformación humana de estos biotopos es bajo, la escasa
entidad numérica del conjunto de sus poblaciones y la alta singularidad
de los elementos faunísticos que la componen confieren a este sector
gran interés de conservación.
3.5. Población y actividades económicas.
Población.
Desde mediados del siglo pasado se perfila en Asturias una marcada tendencia
al despo-
blamiento de las areas rurales, en especial de la montaña media y alta,
y un incipiente desarro-
llo de la actual red de núcleos urbanos. Ambos procesos, concentración
urbana y despo-
blamiento rural, se amplían progresivamente antes de iniciarse el presente
siglo, a medida que las
transformaciones socioeconómicas de la época repercuten en la
distribución geográfica de la
población. La puesta en explotación del yacimiento carbonífero
del centro de la región
tiene una intervención decisiva en el dinamismo demográfico de
esta zona, mientras que las
periféricas, mal comunicadas y ancladas en el sector agropecuario, ven
acentuarse el despoblamiento.
Tomando como punto de partida el censo de población de 1857, habida cuenta
de la escasa fiabilidad de los anteriores, se pueden establecer los parámetros
básicos de la evolución demográfica regional.
En el período 1857-1981 se ha pasado de 524.500 a 1.129.556 habitantes,
lo que se puede calificar, si se compara con la evolución del resto del
estado, como de un crecimiento moderado, con una tasa de crecimiento anual no
acumulativa de 0,5 al 1 por 100.
En la evolución reciente de la población en Asturias, sin embargo,
la nota más destacada es la pérdida de habitantes. El incremento
de población se invierte en la década de los 80 y, entre 1981
y 1991, Asturias pierde el 3,41% de su población de derecho. El seguimiento
de los datos de los padrones permite matizar que la evolución de la población
total es positiva hasta 1986, año que marca la inflexión en la
tendencia demográfica secular.
Por concejos se aprecia una evolución diferencial, aunque domina claramente
la pérdida de habitantes. En 1991, sobre el total de 78 concejos, sólo
ganan población Navia, Castrillón, Gijón, Llanera, Oviedo,
Siero, Noreña y Cabrales. Salvo el primero y el último, todos
corresponden a la Zona Central y, dentro de ésta, se sitúan en
la mitad septentrional, en la que destaca el vigor demográfico de Oviedo,
Gijón y Siero.
Entre los municipios que pierden habitantes destacan los casos de Langreo, Mieres
y Avilés, muy afectados por las crisis industrial y minera.
De forma general, se mantiene la tendencia a la concentración de la población
en el área central, asociada al proceso general de urbanización,
en detrimento de las zonas oriental y occidental, de marcado carácter
rural. Asimismo, los concejos de costa sufren menos que los de montaña
el fenómeno del despoblamiento.
En las zonas rurales, la pérdida de población lleva pareja la
proliferación de pueblos deshabitados, con distintos grados de desocupación
o en estado de franco abandono y ruina. El despoblamientos afecta preferentemente
a entidades con unas características específicas: localización
marginal, mala comunicación, servicios deficientes, predominio de fuertes
pendientes, altitud media-alta y pequeño tamaño.
El fenómeno es de tal entidad que 54 de los 78 concejos asturianos albergan
entidades deshabitadas. Las cuencas hulleras centrales del Caudal y del Nalón
constituyen la porción del territorio regional que mayor número
de pueblos deshabitados concentra, seguida de las zonas de interior del extremo
occidental. De los 561 pueblos censados como deshabitados en toda Asturias,
270 se localizan en las cuencas citadas (48%), destacando por orden de afección
los concejos de Mieres, Lena, San Martín del Rey Aurelio, Laviana, Langreo
y Aller. Fuera de este ámbito, son Piloña y Villaviciosa los que
tienen más pueblos en trance de desaparecer.
Desde el punto de vista estructural, el rasgo que mejor define a la población
asturiana es su acusado grado de envejecimiento, consecuencia principalmente
del descenso de la natalidad.
Actividades económicas.
En Asturias se pueden distinguir dos grandes áreas con características
y problemática diferenciadas: la zona central, eminentemente industrial
y urbana, y las zonas periféricas del Sur, oriente y occidente, poco
pobladas y de orientación rural en todos los ámbitos.
El sector primario supone aproximadamente el 21% de los empleos de la región,
con una dedicación, en términos absolutos, de unas 77.000 personas.
Dentro de este sector, las labores agropecuarias son de mucha mayor importancia
que las pesqueras, que sólo suponen el 0,7% del empleo regional. Estos
datos contrastan muy significativamente con el peso del sector primario en el
producto interior bruto regional, del que supone solamente el 6%.
El sector secundario ocupa a unas 140.000 personas (38% de la población
activa) y supone casi el 50% del producto interior bruto. Dentro de él,
los subsectores de mayor relieve son las industrias extractivas, con 29.800
empleos (7,8%), las metálicas, con 48.500 empleos (10%), y la edificación
y obras públicas, con 28.400 empleos (7,5%).
El sector terciario tiene una importancia muy semejante al anterior, ya que
genera unos 151.000 empleos, es decir el 41% del total regional, y supone el
44% del producto interior bruto. Destacan por su volumen de empleo los subsectores
de comercio, con una población activa de 49.000 personas, transporte
y comunicaciones, que ocupa a unas 20.000 personas, y enseñanza y sanidad,
donde encuentran trabajo unas 30.000 personas.
Por lo que respecta a la población ocupada, su evolución reciente
y composición por sectores están en estrecha dependencia de las
actividades económicas, muy afectadas por el declive industrial en las
cuencas carboníferas y litoral central, así como por la crisis
de la agricultura y ganadería en las áreas de montaña y
en el occidente y oriente de la región.
Desde este punto de vista, Asturias ha dejado de ser eminentemente industrial
debido al declive y a la paralela expansión del sector terciario o de
servicios, el más beneficiado en términos numéricos de
la crisis industrial y los problemas del campo. Así, durante el período
1980-1988, el sector primario ha conocido un retraimiento del 8,1%. Idéntica
tendencia manifiesta el sector industrial, pero en grado muy superior, con una
disminución del 21,5%. En cambio, la construcción y las obras
públicas, junto con las actividades incluidas en el sector servicios,
han conocido un aumento del empleo cifrado en un 16,4% y un 25,6% respectivamente.
En cuanto al reparto del empleo, las comarcas de Grado, Navia, Cangas de Narcea
y Arriondas ofrecen una acusada especialización en actividades agropecuarias,
incluida la pesca en los concejos con puerto. Comarcas como la de Llanes, en
las que el sector primario es el de mayor peso, tienen, sin embargo, una estructura
más equilibrada como consecuencia del desarrollo del sector terciario.
De otro lado figuran aquellas comarcas con indiscutible predominio de las actividades
industriales, concentradas, sin excepción, en la zona central: Langreo
y Mieres. La industria, aunque decisiva en términos laborales, tiene
menos peso que los servicios en Avilés y Gijón. Por último,
sólo la comarca de Oviedo ofrece una neta especialización en actividades
de servicios, con una función universitaria y de centro económico
que condicionan con fuerza su sesgo terciario.
En definitiva, la región presenta tres zonas bien diferenciadas. La primera
es la occidental, especializada en actividades de tipo primario. La segunda
es la central, con dos subáreas bien diferenciadas: la septentrional,
de estructura mixta industrial terciario, y las cuencas hulleras del Caudal
y el Nalón, dependientes en grado muy elevado de las actividades industriales.
Finalmente, en la zona oriental, el sector primario y el terciario proporcionan
el grueso de los empleos con pesos similares.
Este proceso de concentración de la población y de las actividades
industriales en la zona central del Principado ha supuesto modificaciones sustanciales
del medio ambiente, por lo que se hace muy difícil encontrar reductos
con elevados valores naturales o ecosistemas poco degradados. Así, en
general, estas áreas demandan planes de recuperación orientados
a minimizar los impactos negativos producidos por las actividades humanas y
a regenerar en algunas áreas los ecosistemas naturales representativos.
Las zonas periféricas, aunque en menor medida, también se encuentran
transformadas, pues las actividades agropecuarias se someten difícilmente
a las limitaciones deseables para mantener los equilibrios ecológicos
básicos. No obstante, en estas zonas periféricas se localizan
la mayor parte de los espacios que, por sus considerables valores naturales,
son más aptos para incorporarse a la Red Regional de Espacios Naturales
Protegidos.
4. Unidades ambientales.
. 4.1. Justificación y criterios de selección.
El PORNA debe realizar un diagnóstico del estado actual de los recursos
naturales y abordar la construcción de una red de espacios protegidos
representativa de los ecosistemas y regiones naturales asturianas.
La sectorización de Asturias se somete a las especificadas en el Anexo
«Unidades ambientales básicas en Asturias», de la Ley 5/1991,
de 5 de abril. Basándose en el citado Anexo, se definen las siguientes:
1. Litoral.
1.1. Playas y dunas.
1.2. Rías y estuarios.
1.3. Acantilados y rasas.
1.4. Intermareal y submareal de las aguas interiores.
2. Valles y sierras litorales del occidente.
3. Valles y sierras litorales del centro y oriente.
4. Montañas del occidente.
5. Núcleo central de la Cordillera.
6. Picos de Europa.
4.2. Descripción de las Unidades ambientales.
1. Litoral.
Esta unidad coincide con la homónima descrita en el apartado 3.2 (Geología,
Unidades geomorfológicas). Sus fitocenosis características son
las incluidas como complejos de vegetación litoral (Ver apartado 3.3,
Vegetación litoral) más las series de vegetación características
de las zonas bajas del piso colino que corresponden a las rasas.
Desde el punto de vista faunístico, el litoral tiene un interés
muy alto, por distintos motivos. El primero de ellos se debe a su ligazón
al fenómeno de la migración e invernada de aves marinas, limícolas
y anátidas. En segundo lugar el alto grado de alteración de algunos
biotopos han provocado un alto grado de extinción de especies y rarefacción
de otras. Este es el proceso seguido por aves ligadas en su cría a playas
y cantiles. Así, especies como el cormorán moñudo, el paíño,
el ostrero, de entre la fauna hoy catalogada como amenazada en el Principado
de Asturias, tienen en esta unidad su principal biotopo.
1.1. Playas y dunas.
Las playas y dunas configuran un paisaje litoral característico, originado
por el depósito de materiales preferentemente arenosos. En Asturias estas
formaciones se encuentran a lo largo de toda la costa; no obstante, se trata
de formaciones escasas y generalmente de pequeña extensión, pues
dominan las morfologías de naturaleza erosiva, como los acantilados.
En la zona oriental de la región el predominio de la costa acantilada
es casi absoluto y las playas se extienden sobre superficies reducidas, donde
apenas hay lugar para la formación de cordones de dunas bien desarrolladas.
Las dunas secundarias y terciarias son excepcionales. Entre el límite
con Cantabria y la ría de Villaviciosa sólo se encuentran dunas
bien desarrolladas en la Playa de la Vega (Ribadesella) y la de Rodiles, ya
en el estuario de la ría.
En la zona central, entre Villaviciosa y la desembocadura del Nalón,
se observa una mayor frecuencia de las playas con formaciones dunares significativas.
En este sector se localizan las dunas del Verdicio y Xagó (Gozón)
y, más al Oeste, las del Espartal y Bayas (Castrillón). En algunas
de estas playas, junto a las rías, se concentran la mayor parte del paso
migratorio de limícolas de la región. Pueden señalarse
especialmente Bañugues, Zeluán y L'Arbeyal.
En el sector occidental aparecen con frecuencia las playas de cantos o «xogarrales».
En estas playas nidifican las pocas parejas de ostreros de la región.
Los mejores sistemas de dunas aparecen en la zona más occidental: Barayo
(Valdés), Navia y Frexulfe (Navia), La Paloma (Tapia de Casariego) y
Peñarronda (Castropol). Estas dunas, aunque no tan extensas como las
del sector central, superan con mucho a los elementos aislados que se encuentran
en el sector oriental.
En las playas de este sector, asociadas a la desembocadura de ríos, se
asientan las principales poblaciones de nutrias costeras.
En Asturias se han catalogado 192 playas, incluyendo las de cantos. El estado
de conservación de las mismas es muy variable. Algunas, sometidas a procesos
de urbanización intensiva, han perdido muchos de sus valores naturales,
especialmente las comunidades biológicas específicas. Ejemplos
de estas playas urbanas son las de San Lorenzo (Gijón), Luanco (Gozón),
Sablón (Llanes). Otras presentan un grado de urbanización intermedio,
con alguna edificación, acceso rodado y aparcamiento, pero aún
conservan comunidades vegetales y animales características. Ejemplos
de estas playas seminaturales son Barro, Toró, Sorraos, Salinas, etc.
Por último, aún existe en la región un nutrido grupo de
playas que se encuentran en buen estado de conservación, con accesos
en muchos casos peatonales, y que se ven libres de construcciones estacionales
o permanentes, aparcamientos y otras infraestructuras. Este grupo de playas,
clasificadas como naturales, necesita medidas que garanticen su conservación
(y recuperación) e impidan su deterioro. El listado siguiente refleja
las playas de Asturias con un buen estado de conservación pero que, al
ser de arena y con fácil acceso, pueden considerarse en peligro de próxima
degradación.
Arnao y Peñarronda (Castropol).
Santa Gadea, Mexota, Serantes y La Paloma (Tapia de Casariego).
Torbas y Ortiguera (Coaña).
Coedo, Fabal y Frexulfe (Navia).
Barayo, Sabugo, Tourán, Cueva, Quintana y Cadavedo (Valdés).
Ballota, La Cueva, Doria, El Castrillón, Oleiros y Las Rubias (Cudillero).
Aguilar, Xilo y Las Llanas (Muros de Nalón).
Bayas y Munielles (Muros del Nalón).
Xagó, Portazuelos, Aguilera, Carniciega, Ensenada del Sabin y Llumeres
(Gozón).
El Tranqueru (Carreño).
Peñarrubia y Serín (Gijón).
Merón (Villaviciosa).
El Viso y Arenal de Moris (Caravia).
Vega y Arra (Ribadesella).
Guadamia, Villanueva, Cuevas del Mar, Puerto Seco, San Antonio, Salmoreda, La
Huelga, Gulpiyuri, San Antolín, Pestaña, Torimbia,Valle, Torranza,
La Entrada, San Martín, Almenada, El Portiello, Cué, La Ballota,
Andrín, Vidiago, Pendueles, Entremares, Buelna y La Acacia (Llanes).
El Oso, El Vivero y Mendia (Ribadedeva).
En muchas de estas playas, aunque no existe un sistema dunar bien desarrollado,
si se presentan las comunidades vegetales de primera línea y de las dunas
primarias. Estas formaciones corren un gravísimo peligro de desaparición,
no sólo por la presión que sobre ellas ejercen estacionalmente
los usuarios, sino también por las destructivas prácticas de limpieza
mediante cepillos o gradas mecánicas.
Existen pocas playas en Asturias que presenten sistemas dunares bien desarrollados
y completos, con dunas secundarias y terciarias. Pueden citarse las de Peñarronda,
Navia, Frexulfe, Barayo, San Pedro, Bayas, El Espartal, Xagó, Carniciega,
Tenero, Verdicio, Rodiles, Vega y Ribadesella y Barro. En algunas de ellas los
sistemas dunares han desaparecido recientemente al avanzar la zona urbanizada
e invadirlos.
El estado de conservación de las dunas asturianas es bastante deficiente
debido a la creciente demanda de ocio, que genera un uso intenso de las zonas
costeras, y de las actividades asociadas, frecuentemente muy negativas para
la conservación del medio original.
Los accesos y, muy especialmente, los aparcamientos producen un fuerte impacto
sobre las dunas, pues suelen instalarse directamente sobre las mismas. Su espacio
físico se ve frecuentemente invadido por campamentos de turismo y construcciones
estacionales o permanentes («chiringuitos»). En ocasiones, estos
terrenos sufren un proceso de urbanización (legal o encubierto), instalándose
residencias secundarias permanentes, como ocurre en Verdicio, Salinas o Ribadesella.
Otros problemas graves se asocian a la extracción de arena que puede
deteriorar el paisaje permanentemente (Xagó) y a la explotación
forestal del ambiente dunar (Rodiles, Barayo).
Entre las playas con dunas que conservan un mayor grado de naturalidad o que,
a pesar del evidente deterioro, poseen gran interés florístico,
faunístico o geomorfológico, se encuentran las de Peñarronda,
Barayo, Bayas, Xagó, Verdicio y La Vega. Estas playas necesitan inmediata
protección para evitar que su deterioro continúe. En el resto
debe plantearse la necesidad de llevar a cabo planes de recuperación
de los sistemas dunares.
1.2. Rías y estuarios.
Tanto las rías como los estuarios tienen una escasa representación
en el litoral asturiano.
En el oriente, entre las rías de Tina Mayor y Villaviciosa, todos los
estuarios son de escasa entidad, salvo el del Sella. En esta zona, algunos pequeños
ríos, como el Cabra o el Libardón, dan lugar a formas estuarinas
muy reducidas. Merece mención especial la ría de Niembro, formada
al amparo de un modelado kárstico, con un aporte fluvial de muy escasa
consideración.
En el sector central, hasta alcanzar la desembocadura del Nalón, sólo
se puede citar la ría de Avilés, pues las antiguas de Aboño
y Piles (Gijón) no existen en la actualidad.
En la costa occidental de la región, entre la desembocadura del Nalón
y del Eo, cabe destacar la ría del Navia, así como algunos pequeños
estuarios como los de Barayo (Valdés) y Porcia (entre Tapia y El Franco).
En las rías del occidente (Eo, Navia, Nalón) se encuentran los
marjales subhalófitos más amplios. En los estuarios de Villaviciosa
y Ribadesella, al contrario, son las marismas los medios mejor representados.
La avifauna merece una especial consideración a la hora de referirse
a los estuarios. En este
contexto, el interés de estos enclaves trasciende de lo estrictamente
regional, pues están impli-
cados procesos biológicos de tanta importancia como la migración,
constituyendo estos espa-
cios litorales puntos de arribada o tránsito de decenas de especies de
aves acuáticas. Las rías que
destacan por su importancia ornitológica, son principalmente dos: Eo
y Villaviciosa. La ría del Eo
se caracteriza, en este sentido, por una masiva presencia de anátidas,
mientras que en la de Villaviciosa adquieren mayor importancia relativa los
diversos grupos de limícolos. Ambas resultan áreas características
de invernada. También la ría del Navia tiene para este grupo ornitológico
un gran interés.
El estado de conservación actual de rías y estuarios, desde una
perspectiva global, está relacionado con las características demográficas
y los centros de actividad industrial de la región.
Las rías del centro de la región, donde la densidad de población
es máxima y donde se concentran las actividades del sector secundario,
han resultado profundamente transformadas (Avilés, Aboño, Piles),
mientras que las situadas en las zonas periféricas han conservado sus
valores naturales menos alterados. Algunos estuarios de estas zonas periféricas,
como los del Navia y Sella, han sufrido importantes procesos de transformación
conservando, a pesar de todo, interesantes y valiosos ecosistemas.
Como consecuencia, aún se conservan en Asturias varias rías de
pequeña y mediana extensión y notable interés natural que
no han sido profundamente afectadas por las actividades humanas. Se trata, de
las del Eo, Navia, Barayo, Porcia, Nalón, Villaviciosa, Libardón,
Ribadesella, Río Ereva (Villa-nueva de Pria, Llanes), Niembro, Poo, Cabra
y Tina Mayor.
Dos de ellas (Eo y Villaviciosa) se encuentran especialmente amenazadas debido
a su mayor extensión, a la elevada presión turística y
al asentamiento en sus proximidades de varios núcleos de población,
algunos de ellos de cierta entidad (Vegadeo, Castropol y Figueras en la zona
asturiana de la ría del Eo y Tazones, Liñero, Martín, Llanes,
El Puntal, Villaviciosa, Carda, Selorio y Rodiles en la ría de Villaviciosa).
Este problema coincide con el hecho de que se trata de las mejores y más
valiosas rías asturianas, con el mayor grado de diversificación
y riqueza de las comunidades de marjales y marismas y mayor importancia ornitológica.
Debe garantizarse asimismo la conservación y la restauración del
resto de las rías y pequeños estuarios asturianos, muchos de los
cuales albergan excelentes ejemplos de ecosistemas estuarinos a pesar de su
menor extensión (Barayo, Navia, Ribadesella, Niembro y Tina Mayor son
las más relevantes).
1.3. Acantilados y rasas.
Esta subunidad incluye las zonas erosivas del litoral, donde se diferencian
las actualmente activas (acantilados y plataforma de abrasión actual)
y los paleorrelieves de las antiguas plataformas (rasas).
El Cabo Peñas actúa como límite en cuanto a las características
de los acantilados asturianos, tanto geológicas como de vegetación.
Los acantilados del litoral occidental están dominados por pizarras,
areniscas y cuarcitas, con comunidades vegetales específicas. En el litoral
oriental, al contrario, dominan los sustratos calizos y se produce un recambio
en los ecosistemas vegetales de asociaciones diferentes (ver apartado 3.3).
Desde el punto de vista faunístico, en estos acantilados se encuentran
poblaciones importantes de algunos elementos faunísticos relevantes como
el halcón peregrino, por ejemplo.
Es posible encontrar comunidades vegetales típicas de acantilados en
buenas condiciones a lo largo de todo el litoral. En algunas zonas, sin embargo,
la presión urbanística y turística ha degradado o está
comenzando a degradar áreas de importancia. Entre los problemas que afectan
a los acantilados cabe destacar la proliferación de incendios para mantener
la red de sendas en la parte alta de los acantilados, práctica que provoca
que la tercera cintura de vegetación (la de los matorrales subhalófilos)
esté muy castigada. En los acantilados, los incendios son el factor que
está provocando la desaparición paulatina de las únicas
y valiosas formaciones arbustivas de acebuche asturianas, localizadas en estaciones
termocolinas de la costa oriental (Llanes y Ribadedeva).
Otro problema singular es la introducción de especies vegetales exóticas,
usadas en urbanizaciones y jardines como ornamentales. Algunas de ellas se han
naturalizado y están en rápido proceso de expansión, acabando
con las comunidades vegetales autoctonas. Tal es el caso de la rastrera Carpobrotus,
cada vez más frecuente en las zonas litorales asturianas.
Las rasas asturianas pueden dividirse en dos tipos principales, de acuerdo con
su naturaleza geológica. El primero lo constituyen las rasas silíceas,
que se distribuyen preferentemente en el litoral occidental, aunque existe una
significativa representación en el oriental. El segundo, las rasas calizas,
aparecen exclusivamente en la costa oriental. Dentro de estos grupos existen
varios niveles de rasas, algunos de los cuales penetran profundamente en el
interior de la región, especialmente en la zona central (concejos de
Gozón, Carreño y Gijón, especialmente).
Esta diversidad ha conducido a unos usos muy diferentes, según la zona.
De forma general, las rasas soportan un uso urbano, industrial y agrícola
muy intenso. En las zonas donde este uso es más moderado, existen buenas
representaciones de algunas formaciones y complejos de vegetación, destacando
los encinares de las rasas kársticas de los concejos de Llanes y Ribadedeva,
entre los cuales, a pesar de su pequeña extensión, existen excelentes
ejemplos: Niembro, Vidiago, Piedra, Santumede, etcétera.
Las turberas de esfagnos existentes en algunas rasas silíceas representan
uno de los valores más destacados de esta Subunidad. Su principal interés
reside en la situación, muy próxima al mar, en un contexto territorial
en el que estas formaciones son una reliquia, sólo representada fragmentariamente
en zonas montañosas.
Deben protegerse de forma urgente las turberas que existen en estas rasas. En
este sentido, una de las más extensas (la de Roñanzas en la rasa
de la Borbolla) ha sido explotada en los últimos años y precisa
que se garantice el mantenimiento de los sectores aún no afectados. Otras
turberas similares, aunque de menor extensión, se encuentran en las rasas,
de Buelna, y en la zona central asturiana (La Espina).
En estas rasas silíceas se encuentran asimismo buenos ejemplos de depósitos
de origen marino, además de evidencias de procesos de erosión
eólica en episodios periglaciares. Las rasas orientales sobre calizas
muestran procesos kársticos con valiosos ejemplos de dolinas marinas,
bufones y cuevas inundadas.
Los principales problemas de conservación se centran, a nivel general,
en las actuaciones urbanísticas y en la creación de infraestructuras.
De forma más localizada, muchas turberas se encuentran degradadas por
procesos de desecación para la utilización agrícola de
los suelos o explotación industrial de la turba.
En la zona central de la región, la concentración urbano-industrial
que se produce alrededor de los núcleos de Gijón y Avilés
ha supuesto un cambio notable de los usos del suelo, degradando notablemente
el paisaje original. En este sentido, la situación de las rasas en el
litoral occidental y oriental es considerablemente mejor, a pesar de que también
se encuentran concentraciones de población de cierta entidad.
Otras formas litorales que deben tenerse en consideración en esta Subunidad
son los islotes, entre los que destacan por su extensión los de la Deva,
frente al cabo Vidrias, y La Erbosa, frente al Cabo Peñas. Su interés
no sólo es paisajístico sino también faunístico
ya que sirven y acogen importantes colonias de aves marinas, algunas de las
cuales son de especial interés, como el cormorán moñudo
y el paíño. También en estos islotes se encuentran en ocasiones
singularidades faunísticas insulares, como es el caso del reptil Podarcis
muralis rasquinetti.
1.4. Intermareal y submareal de las aguas interiores.
A diferencia de otros espacios naturales, la costa asturiana presenta un estado
razonable de conservación. Los principales focos de problemas en el litoral
lo constituyen: los vertidos industriales y urbanos, especialmente importantes
en la zona central, y la utilización masiva de algunos puntos como áreas
de recreo. Los efectos negativos del segundo tipo de influencias se traducen
en la degradación del paisaje, la pesca incontrolada en la zona sometida
a la influencia de mareas y la pesca submarina.
En los párrafos siguientes se indica el estado de las zonas en niveles
desde muy bueno a muy malo. Los criterios para esta categorización se
basan en el estado de conservación de los ecosistemas naturales y en
la problemática específica de cada zona. Se considera como tal
los problemas relacionados con el urbanismo (construcciones en el litoral),
contaminación de las aguas e industria.
Por zonas, de Oeste a Este, la situación actual y su estado de conservación
pueden describirse de la forma siguiente:
Zona I. De la Ría del Eo a la Ría de Navia.
Su estado de conservación es muy bueno, sin focos importantes de contaminación
y sin industria. La afluencia turística se limita a unos pocos enclaves,
aunque en los últimos años su incremento es notable. Las zonas
más sobresalientes son la Ría del Eo, desde la playa de Penarronda
hasta Tapia, la playa de Porcía y los acantilados desde Valdepares hasta
el Cabo San Agustín.
Zona II. De la Ría de Navia al Cabo Busto.
Exceptuando a la propia Ría de Navia y su línea costera adyacente,
su estado de conservación es bueno. El estado de la Ría de Navia
es malo, tanto por la degradación del entorno como por la contaminación
del agua. Un área interesante y amenazada la constituye la playa de Barayo.
Como zonas sobresalientes destacan la playa de Frexulfe, la mencionada playa
de Barayo y los acantilados desde Luarca a la desembocadura del río Esva.
Zona III. De Cabo Busto a la Ría de San Esteban.
Al igual que las anteriores su estado de conservación es bueno, sobre
todo el tramo comprendido entre los Cabos Busto y Vidio. Todo este tramo constituye
una zona excepcional debido a la poca influencia humana, si exceptuamos la pesca
incontrolada en la zona entre mareas y la pesca submarina. El tramo entre Cabo
Vidio y Cudillero presenta un mayor impacto humano (cetáreas) con mayor
afluencia de visitantes. Tienen interés la vertiente Este de Cabo Vidio
y las ensenadas de Oleiros y Concha de Artedo (comienzo de degradación).
La Ría de San Esteban está totalmente degradada.
Zona IV. De la Ría de San Esteban a Cabo Peñas.
Se trata de un área con amplias zonas en estado malo a muy malo, debido
a los aportes fluviales del Nalón, vertidos urbanos en Santa M.ª
del Mar, la Ría de Avilés y su entorno. El litoral se encuentra
también degradado por edificaciones y una masiva afluencia de visitantes,
principalmente en Santa M.ª del Mar, Salinas y Verdicio. El área
del Cabo Peñas, al Norte de Verdicio, presenta un estado de conservación
razonable.
Zona V. Del Cabo Peñas a Gijón.
Es una zona muy similar a la anterior en cuanto a su estado. La Ría de
Aboño y la zona de influencia del Puerto del Musel y Gijón son
importantes focos de contaminación. En estas zonas el estado de conservación
es malo. Las áreas de Bañugues, Luanco y Candás presentan
un estado regular a malo debido a los vertidos urbanos, la construcción
y la afluencia masiva de visitantes.
Zona VI. De Gijón a la Ría de Villaviciosa.
El estado de conservación es muy variable, aunque especialmente malo
desde la zona de influencia de Gijón hasta la playa de la Ñora
debido a los vertidos de Gijón. Su conservación es regular en
las zonas de playa por el elevado número de visitantes, y bueno desde
la zona de Quintes hasta la bocana de la Ría de Villaviciosa. El estado
de la Ría es regular tanto por el sobremarisqueo como por la construcción
indiscriminada en sus alrededores. La zona de Rodiles se encuentra también
muy degradada.
Zona VII. De la Ría de Villaviciosa a la Ría de Ribadesella.
Su estado de conservación es bueno desde Rodiles hasta Lastres. De Lastres
a Ribadesella varía de regular a malo, sobre todo en las zonas de playa
donde las construcciones se unen a los vertidos de las minas de fluoruros, como
la playa de Vega o de La Isla. La Ría de Ribadesella se encuentra muy
alterada en su mayor parte debido al propio desarrollo de Ribadesella y su entorno.
Zona VIII. De Ribadesella a Tina Mayor.
El estado de conservación es en general bueno, aunque existen zonas en
peor estado debido a la edificación y la afluencia masiva de visitantes,
principalmente en Barro, Celorio, Poo o el entorno de Llanes o La Franca. Prácticamente
toda esta zona es de gran interés, tanto por sus valores naturales (biológicos
y geológicos) como paisajísticos. Mención sobresaliente
merecen el tramo de Llanes hasta la playa de La Franca y la Ría de Tina
Mayor.
2. Valles y sierras litorales del occidente.
Se incluyen en esta unidad las sierras y valles pertenecientes al Subsector
biogeográfico Galaico-Asturiano septentrional (apartado 3.1, Clima, Fitogeografía),
excluyendo la unidad de Litoral, que ejerce de límite septentrional y
cuyas rasas se distribuyen en el interior. Coincide en gran parte con la Unidad
pluvial, de la subregión continental cuyas características geológicas
han sido descritas en el apartado 3.2 (Geología, Unidades geomorfológicas).
Geográficamente, comprende en líneas generales, el cuadrante noroccidental
asturiano, al Oeste de la cuenca del río Narcea y hasta el límite
con Galicia.
Desde el punto de vista geológico, esta extensa unidad tiene un interés
bajo, a pesar de lo cual los recursos geológicos presentan graves problemas
de conservación. El principal es una importante erosión de los
suelos, provocada por la deforestación y la acción repetida de
los incendios, que se aprecia especialmente en las zonas con mayor pendiente
de las sierras meridionales más elevadas.
La vegetación de esta zona se reparte entre las series de la carbayedas
oligótrofas, de los rebollares y de las alisedas occidentales. Su distribución
está influida por las disponibilidades hídricas: en los fondos
de valle (sobre todo en el piso bioclimático colino) y en las laderas
orientadas al Sur, se sitúan los rebollares; las carbayedas están
preferentemente en las zonas medias y altas de las laderas, en donde se recogen
mayores precipitaciones y en exposiciones más umbrías. En situaciones
excepcionalmente húmedas estas carbayedas incorporan hayas, como ocurre
en el Puerto de la Espina y en las planicies situadas al Sur de la Sierra de
Tineo.
Los abedulares son abundantes en la comarca de los Oscos, formando generalmente
bosques de carácter secundario dentro de la serie de las carbayedas oligótrofas.
Una característica a destacar en esta unidad ambiental es la ausencia
de encinares que, en la Cornisa Cantábrica, tienen su límite occidental
en los resaltes calcáreos de la margen izquierda del Narcea-Nalón
desde Soto de los Infantes hasta Pravia.
Aunque las etapas climácicas de las distintas series se encuentran bastante
mermadas, aún se conservan superficies boscosas de cierta entidad (Sierra
de Tineo, La Espina, Comarca de Oscos, Sierra de la Bobia, Cuenca del río
Esva).
Las carbayedas oligótrofas han sido taladas de forma sistemática
para obtener pastos, prados de siega y huertas. Otros factores que han condicionado
su reducción son la proliferación de los cultivos forestales,
especialmente de pinos (Pinus pinaster y Pinus radiata) y el cultivo del castaño,
que se ha efectuado en gran medida sobre suelos ocupados por esta serie y la
de los rebollares. Sin embargo, el abandono del cultivo de muchos castañares
ha permitido que el carbayo haya arraigado con fuerza. Ambos árboles
conforman importantes superficies boscosas muy próximas a la comunidad
climácica, cuya protección es importante.
Los rebollares han seguido una suerte similar, eliminados para conseguir superficies
de pastoreo extensivo, y tampoco se encuentran bosques de rebollo de cierta
entidad. Las alisedas occidentales han sido reducidas a estrechas bandas que
bordean los cauces fluviales, y que sirven de refugio a la flora nemoral de
estos medios.
En consecuencia, el paisaje y vegetal se caracteriza por los matorrales de brezos
y piornos y por superficies agrícolas, quedando los bosques relegados
a los terrenos más escarpados.
Esta situación aconseja arbitrar medidas para proteger y restaurar las
etapas climácicas de las series aprovechando las áreas que mantienen
vestigios de éstas.
Las alisedas occidentales, que en tiempos históricos ocupaban todos los
suelos de las vegas de los ríos, han quedado relegadas a estrechos bosques
que únicamente bordean los cauces de éstos. Los suelos sobre los
que se asentaba esta serie son excelentes y ha sido utilizados de forma masiva
para establecer en ellos productivos prados higrófilos y cultivos.
Resulta conveniente la recuperación de alguna aliseda de tamaño
considerable para tener al menos algún ejemplo notable de estos ecosistemas.
Esto puede desarrollarse mediante un incremento patrimonial de la administración
que garantice un mayor nivel de protección, con el posterior desarrollo
de proyectos de restauración de dichas comunidades.
En cualquier caso, resulta básico mantener las estrechas alisedas que
afortunadamente aún bordean casi todos los ríos de esta unidad.
Ello no sólo porque allí se refugian todas las especies propias
de estos ecosistemas, sino porque representan una excelente protección
contra la erosión y pérdidas de suelo que provocan las avenidas
de los ríos.
En este sentido, la existencia de las alisedas, resto de vegetación ribereña
y fauna asociada hacen aconsejable, en algunos casos, la realización
de procedimientos evaluadores de impacto ambiental para limitar la posible influencia
negativa de actuaciones como canalizaciones y dragado de los cauces fluviales.
Conviene señalar aquí el hecho de que países europeos más
avanzados, como Alemania, que en los años 60 hormigonaron parte de su
red fluvial, están hoy gastando ingentes cantidades de dinero en remediar
el mal causado, acometiendo proyectos para volver a instalar en sus ríos
los valiosos bosques que hace dos décadas eliminaron.
Desde el punto de vista faunístico, la pérdida de hábitats
ha conducido a la desaparición o regresión poblacional de muchas
especies de vertebrados y, por tanto, a un considerable empobrecimiento faunístico
de esta zona.
Entre las especies de vertebrados más significativas únicamente
el lobo mantiene una presencia constante, mientras que otras como el oso sólo
se presentan de forma ocasional. La nutria está en mejores condiciones
por los refugios que encuentra en los fondos de valle abruptos y difícilmente
accesibles. Persisten en toda esta zona poblaciones, escasas en general, de
algunos artiodáctilos silvestres como es el caso del jabalí o
del corzo.
En conjunto se puede decir que se trata de una zona con unos valores naturales
aceptables, manteniéndose zonas de gran interés etnográfico
y paisajístico, en donde las actividades de gestión medioambiental
deben centrarse en el mantenimiento de los enclaves bien conservados. En cuanto
a las zonas degradadas, es aconsejable tomar medidas para la restauración,
recuperación y ampliación de las comunidades climácicas
propias de las series de este área. La ampliación de su escasa
extensión actual garantizará, asimismo, la recuperación
de la fauna asociada. En este sentido sería posible la planificación
de algunas áreas potenciales para especies singulares como el oso pardo
en esta Unidad.
3. Valles y sierras litorales del centro y oriente.
Se incluyen en esta unidad las sierras y valles pertenecientes al Subsector
biogeográfico Oventense (apartado 3.1, Clima, Fitogeografía),
excluyendo la unidad de Litoral, que ejerce de límite septentrional y
algunas de cuyas rasas aparecen en el interior. Geológicamente se trata
de una unidad heterogénea, por lo que pueden establecerse Subunidades
coincidentes, respectivamente, con la Unidad pluvial de la subregión
central, la Cobertera Mesozoico-Terciaria y las Sierras litorales orientales,
cuyas características geológicas han sido descritas en el apartado
3.2 (Geología, Unidades geomorfológicas).
Geográficamente, se distribuye entre la frontera oriental de Asturias
y la cuenca del río Narcea por el occidente. Su extensión hacia
el interior depende del relieve en cada zona, variando desde poco más
de 5 km en la zona oriental (condicionada por la Sierra de Cuera) hasta casi
60 km en la cuenca del río Caudal.
En esta unidad domina el bioclima colino húmedo, con las variantes hiperoceánica
y oceánica. Las sierras litorales (Sueve y Cuera) se suponen hiperhúmedas
ante la ausencia de estaciones meteorológicas.
En coherencia con la gran diversidad geológica, la vegetación
potencial es considerablemente más variada que en la Unidad anterior.
Las series más representativas son, por orden de extensión, la
de las carbayedas eutrofas, carbayedas oligótrofas, alisedas centro-orientales,
encinares y hayedos.
La mayoría de los bosques han desaparecido pues los suelos ricos y fértiles,
antes ocupados por las carbayedas eutrofas y las alisedas, han sido utilizados
para uso urbano-industrial, prados de siega y cultivos. Como consecuencia, las
carbayedas eutrofas se encuentran en una situación crítica, con
un pequeño número de manchas de muy pequeña extensión
cuyos mejores ejemplos están situados en Brañes y en Covadonga.
De los encinares, talados y quemados de forma masiva en épocas históricas,
sólo sobreviven pequeñas manchas de porte casi arbustivo en enclaves
del centro de la región (Grado, Yermes y Tameza, Oviedo, Proaza, etc.).
Los hayedos nunca fueron muy extensos en esta unidad pero actualmente aún
existen manchas de importancia en las sierras litorales (Cuera y Sueve).
Las alisedas características de esta unidad (Alisedas centroorientales)
han corrido una suerte similar a la de las alisedas occidentales, ya ampliamente
analizada en la unidad anterior. Una vez más, estos bosques y las saucedas
arbustivas de los ríos corren el mismo tipo de peligros que sus vicariantes
occidentales, siendo en la actualidad las canalizaciones de los ríos
la principal causa de su declive.
Finalmente, los cultivos de eucalipto ocupan grandes superficies en el piso
bioclimático colino.
En la subunidad definida desde el punto de vista geológico por la Cobertera
Mesozoico-Terciaria se concentra la mayor parte de la población asturiana,
así como la mayoría de las actividades industriales con sus infraestructuras
asociadas (vías de comunicación, polígonos industriales,
etc.). Soporta, asimismo, la presión agropecuaria más intensa
por lo que está ocupada mayoritariamente por prados y cultivos de eucalipto.
Entre los problemas específicos de esta subunidad, en la que se han perdido
casi totalmente los bosques naturales y la fauna asociada, destacan los derivados
de la contaminación atmosférica, de los suelos y del agua. Especialmente,
la creciente contaminación de los importantes acuíferos subterráneos
existentes y de los suelos.
Las cuencas mineras más importantes se encuentran en el sector geológico
definido por la Unidad pluvial de la subregión central. La actividad
minera ha provocado una problemática específica de estas actividades,
con grave deterioro del paisaje, contaminación del suelo y aguas, presencia
de escombreras, explotaciones a cielo abierto, etc. La degradación ambiental
de las zonas mineras, como los concejos de Langreo y Mieres, hacen necesaria
la puesta en marcha de planes específicos de recuperación.
La reducción de los biotopos naturales trae consigo la eliminación
de la fauna que llevan
asociada, por lo que esta zona no presenta valores faunísticos reseñables.
El diagnóstico que
puede realizarse es similar al realizado en el caso de los valles y sierras
del occidente. En las
áreas montañosas se concentra la escasa fauna vertebrada de interés
que puebla este sector.
Además de jabalíes y corzos, en escasa densidad, destaca por su
singularidad la población in-
troducida de gamos de la sierra del Sueve. Esta población comparte el
espacio y el alimen-
to con una importante cabaña ganadera en la que se incluye un importante
núcleo de caballo asturcón.
La diversidad de los recursos geológicos, de la vegetación y de
los usos en esta Unidad se han manifestado en grados de conservación
muy diferentes. A las zonas altamente degradadas por la ocupación urbano-industrial
y las actividades mineras se oponen las sierras calizas del oriente, mejor conservadas
y con alto valor paisajístico. Las actuaciones a iniciar son, consecuentemente,
diversas: desde planes de recuperación en las zonas en peor estado de
conservación, hasta el establecimiento de áreas protegidas que
garanticen la conservación de los actuales valores naturales presentes
en la Unidad.
Dada la inclusión en esta Unidad de los principales núcleos de
población de la región, se manifiesta la necesidad de potenciar
espacios recreativos y culturales de declaración y gestión municipales,
que pueden contribuir notablemente a la conservación y uso de las pequeñas
áreas valiosas dispersas en estos municipios de fuerte ocupación
urbana e industrial.
4. Montañas del occidente.
Esta Unidad coincide con el Sector biogeográfico Laciano-Ancarense (apartado
3.1, Clima, Fitogeografía). En el aspecto geológico, la mayor
parte pertenece a la Unidad pluvial de la subregión occidental y, en
sus partes más altas, incluye la Unidad glacial correspondiente (ver
apartado 3.2, Geología, Unidades geomorfológicas). Las condiciones
climáticas son notablemente variables, desde climas hiperhúmedos
en las zonas más elevadas hasta de tendencia submediterránea en
algunas cuencas fluviales interiores (Narcea, Ibias).
Esta Unidad se extiende desde la Sierra de la Serrantina, de la Cabra y Manteca
por el Este (límite occidental de Somiedo) hasta el límite con
Galicia y León, por el Oeste y Sur, respectivamente. Al Norte se extiende
hasta la Unidad denominada Valles y sierras litorales del occidente.
La vegetación potencial corresponde a las series de los rebollares, alcornocales,
robledales albares oligótrofos, hayedos oligótrofos, abedulares,
alisedas occidentales y enebrales rastreros silicícolas, cuya distribución
territorial, en función de los pisos bioclimáticos y otros factores
ambientales, ha sido ya explicada en el apartado 3.3.
La dominancia del haya entre los 1.000 y 1.500 m de altitud, frente a los bosques
de roble albar, disminuye en la parte más occidental de la unidad, donde
los hayedos se hacen muy raros y llegan incluso a desaparecer (valle del Navia).
El interés de los pequeños hayedos de Muniellos y Valdebueyes
reside en que son los más occidentales de Asturias.
El valle del Navia se configura como una subunidad de personalidad propia (Subsector
Naviano-Ancarense), donde aparecen series y formaciones características
de muy elevado interés: bosques ribereños con fresno de hoja estrecha
(Fraxinus angustifolia) y alcornocales.
El paisaje se encuentra alterado por las actividades agropecuaria y minera,
aunque se conservan algunas zonas en su estado natural.
La primera ha conducido a una masiva deforestación para la obtención
de áreas de cultivo, posteriormente transformadas a prados y pastos,
muchas de las cuales han sido más tarde abandonadas. Estos factores y
los incendios provocados periódicamente conforman un paisaje dominado
por el matorral.
Los alcornocales han prácticamente desaparecido, restando sólo
mínimas manchas dispersas (Bojo, San Esteban de los Buitres, Pesoz) por
lo que urge un plan de recuperación para estos bosques, una de las formaciones
más amenazadas de Asturias.
Los fresnos de hoja estrecha y las saucedas de Salix Salvifolia, corren una
suerte similar: a lo limitado de su área de distribución se ha
añadido la desaparición masiva bajo los embalses del Navia, previéndose
la misma circunstancia caso de construirse otros embalses, como el proyectado
en Pesoz.
A pesar de haber sufrido una importante recesión, se conservan en esta
Unidad los mejores rebollares asturianos, incluidos en la Reserva Biológica
de Muniellos y vertiente Sur del valle de Degaña. También existen
buenos bosques de abedul (cuenca alta del río Naviego y Puerto del Connio),
susceptibles de planes de conservación y de extensión. Los hayedos
son escasos, pero sobreviven masas boscosas de entidad, como la de la ladera
Sur del valle de Hermo.
Finalmente, la serie subalpina de los enebrales rastreros está bastante
dañada debido a la frecuencia de los incendios, que reducen la extensión
de los matorrales maduros favoreciendo los matorrales de brecina y carqueixa
(Chamaespartium tridentatum) y los pastos ralos sometidos a erosión y
crioturbación.
En esta Unidad aparece el conjunto de las mejores turberas de montaña
asturianas, situadas a escasa distancia unas de otras: se trata de las turberas
de las Fuentes del Narcea, Chouchinas, Reconcos y Arbas, situadas en las montañas
en donde nacen los ríos Narcea, Molino y Naviego, en las proximidades
del puerto de Leitariegos. Las turberas de Reconcos y Arbas se encuentran en
el entorno de dos lagunas de montaña del mismo nombre. La importancia
de estos enclaves, refugio de valiosas y escasas especies vegetales, hace necesaria
su más estricta protección, con el interés añadido
de la existencia en su entorno de uno de los mejores lugares con vegetación
subalpina silicícola: el cueto de Arbas y el alto de Bustapiedra.
La erosión del suelo es un problema muy grave en esta Unidad. La combinación
de fuertes pendientes, vegetación dominante de brezales y piornales y
los muy frecuentes incendios conducen a un proceso actual de pérdida
de suelo de enorme importancia.
La intensa actividad minera en este sector ha supuesto un cambio cualitativo
en el manejo del territorio y en los usos del suelo tradiconales. Por un lado,
ha disminuido la dedicación agropecuaria; por otro, se produce un importante
deterioro del paisaje a causa de las explotaciones a cielo abierto, cuyo más
notable ejemplo es Coto Cortés, en Degaña.
En este sector se encuentran gran parte de los enclaves de mayor importancia
faunística de la región, tanto por la presencia de especies relevantes
como por alcanzar aquí sus mayores densidades. Destaca la presencia de
uno de los principales núcleos de oso pardo de la región, enclavado
en torno a los montes al Oeste del Puerto de Leitariegos, montes de Guillón,
Gedrez, Monasterio de Hermo y del concejo de Degaña. Aunque su caso se
ha sometido a un Plan de Conservación y Recuperación específico,
cabe hacer hincapié en la importancia de la conservación del hábitat
en esta Unidad para la recuperación de la especie.
En las masas forestales de esa zona se encuentra uno de los mayores núcleos
poblacionales de urogallo, otra especie singular de la fauna asturiana, amenazada
en su supervivencia. En cuanto al lobo, en esta Unidad se encuentran las poblaciones
con un mayor grado de naturalidad de toda la región, debido a la abundancia
de artiodáctilos silvestres (corzo y jabalí principalmente) y
la baja densidad humana.
Se encuentran aislados en esta zona los núcleos más occidentales
del rebeco cantábrico, importantes poblaciones de nutria y, en general,
la fauna representativa del bosque caducifolio cantábrico.
Por último, cabe reseñar que en esta Unidad se encuentra uno de
los espacios de mayor interés de la región, el área delimitada
entre el río Naviego y Cibea, al Sur de Cangas de Narcea, que desempeña
un importante papel como área de tránsito y comunicación
entre esta misma Unidad y la del núcleo central de la Cordillera Cantábrica.
La comunicación de las poblaciones faunísticas entre las dos Unidades
está limitada por la depresión del río Narcea y amenazada
por la progresiva humanización de la zona.
4. Unidades ambientales
(continuación). . 5. Núcleo central de la Cordillera.
Esta Unidad coincide con el Sector biogeográfico Ubiñense (apartado
3.1, Clima, Fitogeografía). En el aspecto geológico, la mayor
parte pertenece a la Unidad pluvial de la subregión central y, en sus
partes más altas, incluye la Unidad glacial correspondiente (ver apartado
3.2, Geología, Unidades geomorfológicas). En esta subunidad se
reconoce el piso bioclimático subalpino, mientras que en la de modelado
pluvial aparecen los pisos montano y colino. Las precipitaciones configuran
variantes climáticas, desde hiperhúmedas en las zonas más
elevadas hasta, posiblemente, de tendencia submediterránea en algunas
cuencas fluviales interiores, como la de Moreda, donde las precipitaciones descienden
y la continentalización es más acusada.
Al occidente incluye el concejo de Somiedo (cuenca del río Pigüeña)
y se extiende por el oriente hasta incluir el concejo de Caso y, parcialmente,
Ponga (Puerto de Ventaniella). Al Norte limita con la Unidad denominada Valles
y sierras litorales del centro y oriente. Al Sur limita con León.
La vegetación es muy variada, con representación de las series
del haya, roble albar, abedul, melojo, carrasca, alisedas centro-orientales
y las dos series del enebro rastrero.
Las series de los hayedos ocupan los territorios montanos, la eutrofa en los
suelos más ricos y la oligótrofa en suelos pobres con cierta capacidad
de retención de agua en zonas de pluviosidad elevada. La serie eutrofa
del roble albar ocupa, en el piso colino, los suelos evolucionados ricos y no
encharcados. En las áreas, tanto colinas como montanas, de suelos más
pobres se desarrollan los robledales albares oligótrofos, aunque en solana
y en condiciones de aridez domina la serie del rebollo. En las mayores altitudes
del piso montano, el abedular señala el límite superior del bosque
en las áreas silíceas y umbrías. Por último, en
la solana de suelos secos y poco profundos sobre roquedos calcáreos,
domina la serie de la carrasca y en los suelos encharcados en la ribera de los
ríos se desarrollan las alisedas centro-orientales. El piso subalpino
está ocupado por las series de los enebros rastreros.
La explotación de los bosques mediante talas, unida a su eliminación
para la obtención de pastos ha provocado una importante disminución
de la superficie forestal de todas las series. Las más afectadas son
las de los robledales albares eutrofos y las alisedas centro-orientales, cuyos
peligros y problemática ya se ha analizado en las unidades anteriores.
Unicamente debe señalarse que las saucedas arbustivas ribereñas
de esta Unidad tienen una composición florística peculiar, en
la que destaca la presencia de Salix cantabrica. Su supervivencia está
condicionada por las obras de canalización de los ríos y arroyos
de montaña.
Esta unidad, junto con la de los Picos de Europa, constituye el principal núcleo
de dominio del haya en Asturias, encontrándose generalmente en buen estado
de conservación. Se localiza aquí el conjunto de hayedos más
importante de la Cordillera Cantábrica: Peloño, Valgrande, Lindes-Ricabo,
Valle y Saliencia, entre otros.
Existen buenos ejemplos de carrascales en las hoces de Somiedo, Teverga y Quirós.
Son especialmente extensos los de Somiedo, con la particularidad de incorporar
ocasionalmente quejigos, y generalmente su estado de conservación es
bueno. A pesar de todo, el bosque potencial de esta serie ha disminuido considerablemente
y en la actualidad existen importantes áreas cubiertas de aulagares de
sustitución.
Los enebrales rastreros se encuentran actualmente reducidos a espolones y crestas
donde los incendios llegan con dificultad. El resto del piso subalpino está
ocupado por comunidades de sustitución:pastos de litosuelos y comunidades
crioturbadas o bien extensiones de brecina y arándano en la serie silícea.
Existen áreas afectadas por graves procesos erosivos, especialmente en
las zonas silíceas. Por estos motivos, resulta necesario proteger estrictamente
áreas subalpinas, tomando medidas para la erradicación de los
incendios para permitir así la extensión del enebral.
Puntualmente se encuentran pequeños enclaves húmedos, lagunas
y turberas de gran interés, algunas de las cuales se encuentran ya sometidas
a régimen de protección (Brañacimera, en el Parque Natural
de Somiedo).
Esta zona puede considerarse, junto a la anteriormente descrita, como la más
rica en términos faunísticos, pues están presentes todas
las especies de vertebrados con interés para la conservación:
oso, urogallo, nutria, rebeco, etc. La extensión de esta Unidad contribuye
a que se encuenten en ella los mayores efectivos de los elementos faunísticos
de interés antes citados, aunque sus densidades puedan ser variables,
llegando puntualmente a ser similares a las alcanzadas en las montañas
occidentales.
Desde otra perspectiva, en esta zona se encuentran las áreas con mejores
posibilidades reales de recuperación de elementos faunísticos.
El caso del oso pardo, inexistente prácticamente en toda la mitad oriental
de esta unidad, es un buen ejemplo de ello.
En el centro de esta Unidad se encuentra la principal red de accesos a la meseta,
con tres vías de comunicación paralelas (ferrocarril, carretera
y autopista), que constituyen un elemento artificial de división de la
montaña asturiana. De la misma manera que en el caso descrito en torno
a Leitariegos, en las montañas occidentales, este fenómeno de
barrera tiene especial influencia sobre la fauna, fundamentalmente sobre los
grandes mamíferos, y puede provocar la discontinuidad de la distribución
de algunas especies, aislando las poblaciones occidentales y orientales.
6. Picos de Europa.
Los Picos de Europa constituyen la Unidad más destacada de la Cordillera
Cantábrica y se encuentra definida tanto por criterios biogeográficos
(Subsector Picoeuropeano, apartado 3.1, Clima, Fitogeografía) como geológicos
(Unidad de los Picos de Europa, apartado 3.2, Geología, Unidades geomorfológicas).
Su límite occidental son las sierras situadas entre los ríos Sella
y Ponga. Al Sur y al Este se extiende hasta los límites con León
y Cantabria. Al Norte se extiende hasta la ruptura de pendientes sobre los ríos
Casaño y Cares.
Climáticamente es, sin embargo, marcadamente heterogénea ya que
se distribuye entre los 200 y 2.600 m de altitud y sirve de límite entre
los climas característicamente oceánicos de Asturias y los claramente
submediterráneos y continentalizados de la cuenca de Valdeón.
Se encuentran representados los pisos bioclimáticos colino, montano,
subalpino y alpino.
El dominio de los sustratos básicos supone la reducción de las
series de vegetación asociadas a sustratos silíceos, que sólo
aparecen puntualmente sobre algunas zonas de cuarcitas y pizarras. La serie
más ampliamente representada y característica es la de los hayedos
eutrofos. De su etapa climácica, los hayedos, se conservan manchas de
cierta entidad. Por debajo de éstos aparecen facies diversas de los robledales
albares eutrofos, una con tilos propia de las zonas abruptas de desfiladeros,
otra con melojos de las estaciones menos lluviosas, más soleadas y con
suelos de menor capacidad de retención hídrica y la última
con hayas de las umbrías más lluviosas y suelos más frescos.
Estos bosques se encuentran relegados a crestones, desfiladeros o laderas de
fuerte pendiente. A lo largo de toda la cuenca del Cares está bien representada
la serie de la carrasca, si bien dominan las fases degradadas de aulagares,
con carrascas aisladas o formando pequeños bosques cuyos mejores ejemplos
aparecen en Peñamellera Alta.
Las alisedas centro-orientales también han sufrido una fuerte regresión
en esta unidad debido a las mismas razones ya comentadas en las otras unidades
ambientales. Sus problemas de conservación son asimismo comunes al resto
de los bosques de ribera asturianos ya analizados anteriormente.
En piso subalpino los enebrales rastreros calcícolas representan la vegetación
potencial, pero la naturaleza del roquedo, lo abrupto del relieve y los incendios
periódicos impiden que alcancen su completo desarrollo, favoreciéndose
la vegetación rupícola, los pastizales bastos y los matorrales
calcícolas.
En el piso alpino, la serie de los pastizales duros de Elyna está bien
conservada en los escasos collados venteados y crestas en donde existen las
condiciones bioclimáticas adecuadas.
Los recursos faunísticos en esta Unidad son menores que en el resto de
la montaña asturiana debido a la ausencia, al menos de forma estable,
de los grandes vertebrados y a la escasa presencia de especies relevantes. El
lobo aparece de forma esporádica en algunos puntos de la zona, mientras
que el oso mantiene sus efectivos en el área del eje de la misma Cordillera,
con incursiones en las zonas meridionales de los Picos de Europa.
Por otra parte, la ausencia de depredadores y el manejo cinegético ha
favorecido el desmedido crecimiento de algunos herbívoros, como el rebeco,
que mantiene elevadas densidades en los roquedos y crestas de las zonas altas.
Cabe señalar, sin embargo, el interés que tiene esta Unidad para
algunos grupos faunísticos que en otras áreas de la montaña
asturiana tienen escasa representación y que, en algunos casos, están
sometidas a amenaza en la región. El águila real, el alimoche
y el buitre leonado pueden servir de ejemplo de una fauna con tendencias rupícolas
que encuentra en los grandes afloramientos rocosos de los Picos de Europa las
mejores poblaciones de toda la Iberia Atlántica.
La ganadería es la actividad económica predominante, desarrollándose
en régimen mixto con aprovechamiento temporal de los pastizales de montaña.
Los usos ganaderos forman parte de la problemática específica
en esta Unidad.
Los elevados valores naturales han provocado una masiva afluencia turística,
que ha pasado a constituir una parte importante de los recursos económicos
de la zona. Esta circunstancia ha provocado situaciones de riesgo para el mantenimiento
de los valores de la Unidad: urbanización, deterioro paisajístico,
creación de accesos y otras infraestructuras, conflicto con usos ganaderos,
etcétera.
La gran singularidad geológica y paisajística de esta Unidad,
junto con los riesgos de deterioro mencionados justifican medidas de protección
estricta.
5. Criterios de
protección de especies de la flora y fauna silvestres. . Uno de los aspectos
más relevantes de la Estrategia Mundial para la Conservación se
fundamenta en la preservación de la diversidad genética, con el
fin de mantener tanto las potencialidades económicas que albergan las
especies como el funcionamiento de los sistemas biológicos en los que
están integradas.
La aproximación más eficaz a la resolución de este problema
consiste en la protección de hábitats, lo que conduce a una utilización
racional del territorio, al mismo tiempo que se promueve, en los lugares de
mayor interés, la creación y gestión de Espacios Naturales
Protegidos.
Sin embargo, en algunas ocasiones es muy conveniente tomar otro tipo de medidas,
de carácter más concreto, que se adaptan a la problemática
de cada especie amenazada, y que no tienen que estar necesariamente ligadas
a los ámbitos territoriales reducidos que por fuerza han de ser los Espacios
Naturales Protegidos.
En este sentido, la Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios Naturales
y de la Flora y Fauna Silvestres del Estado, confiere a los Planes de Ordenación
de los Recursos Naturales la determinación de los regímenes de
protección establecidos en el título III de dicha Ley, que se
refiere a los espacios naturales, así como los correspondientes al título
IV, es decir los que atañen a las especies de la flora y la fauna silvestres.
Asimismo, la Ley 5/1991, de 5 de abril, del Principado de Asturias, de Protección
de los Espacios Naturales, en su título II, contempla la creación
de catálogos de especies amenazadas, así como la determinación
de directrices para la salvaguarda y gestión de la vida silvestre.
Ha de entenderse, en consecuencia, que la conservación de los espacios
naturales y la conservación de las especies son procesos interactivos
y, en buena medida, complementarios, pero no dos vías distintas de conservación.
Por ello, es fundamental la coordinación entre ambas estrategias, de
modo que la definición de una Red Regional de Espacios Naturales Protegidos
contemple como criterio relevante la presencia en los mismos de especies amenazadas,
al mismo tiempo que la normativa sobre éstas pueda suplir las carencias
que en algunos aspectos va a tener la Red por su necesaria limitación
territorial.
La conservación de especies ha de ser entendida en un sentido amplio,
por lo que se destacan aquí algunos de los criterios que señala
la Ley 4/1989 sobre la actuación de las Administraciones Públicas
en esta materia, y que tienen un carácter general, no exclusivo para
las especies amenazadas.
En el artículo 26 se señala: «Las Administraciones competentes
velarán por preservar, mantener y restablecer superficies de suficiente
amplitud y diversidad como hábitats para las especies de animales y plantas
silvestres no comprendidas en el apartado anterior.» [Es decir para aquellas
no catalogadas como amenazadas].
En este mismo artículo se indica que «Queda prohibido dar muerte,
dañar, molestar o inquietar intencionadamente a los animales silvestres,
y especialmente los comprendidos en algunas de las categorías enunciadas
en el artículo 29 [especies amenazadas], incluyendo su captura en vivo
y la recolección de sus huevos y crías, así como alterar
y destruir la vegetación».
Otros criterios generales de preservación de la diversidad genética
son los que se expresan
en el artículo 27, entre los que cabe destacar el correspondiente al
apartado b, que dice: «Evi-
tar la introducción y proliferación de especies, subespecies o
razas geográficas distintas de las autóctonas, en la medida que
puedan competir con éstas, alterar su pureza genética o los equilibrios
ecológicos».
En este sentido, y en cuanto especies vegetales, se está corriendo en
la región un grave riesgo de contaminación genética con
las nuevas plantaciones de abedules, robles y encinas. En el caso del abedul,
para trabajos forestales, revegetación de taludes, canteras, minas a
cielo abierto, etc., debido el grave riesgo de hibridación del taxon
autóctono con otros abedules peninsulares y centroeuropeos, deben utilizarse
plantones de la variedad autóctona. Asimismo debe impedirse la plantación
indiscriminada y conjunta de carbayos (Quercus robur) y robles albares (Quercus
petraea), así como de encinas (Quercus ilex) y carrascas (Quercus rotundifolia),
pues con ello surgirán híbridos y, como indica el artículo
27, debe evitarse la alteración de la pureza genética de los taxones.
Debe restringirse la plantación de robles albares y carrascas al ámbito
de la provincia biogeográfica Oro-cantábrica, donde tienen su
distribución natural y donde son autóctonos en la región,
y la de carbayos y encinas a la Provincia Galaico-Asturiana.
Sólo son aceptables dichas introducciones en el caso de que las plantas
vayan destinadas a los jardines urbanos en los que los riesgos de hibridación
son más bajos.
Para evitar los errores que hoy se están cometiendo y garantizar el éxito
de las reforestaciones y revegetaciones que se lleven a cabo en Asturias debe
exigirse la utilización de semillas garantizadas, con certificado de
origen y pureza.
También en cuanto a especies animales, los peligros ocasionados por intereses
cinegéticos (caso de perdices o liebres) son graves. Controlar, evitando
en su caso estas introducciones tiene que ser un objetivo para la conservación
del patrimonio genético.
Esto no impide una consideración positiva de la reintroducción
de especies animales con perspectivas de restauración del patrimonio
natural pero, para garantizar su eficacia, así como para minimizar posibles
efectos perjudiciales de estas actuaciones, la administración competente
reglamentará los requisitos necesarios para la realización de
dichas actividades.
5.1. La catalogación de las especies.
Una estrategia eficaz de conservación de especies -sin olvidar por ello
las directrices antes señaladas- debe articular medidas tendentes a resolver
los problemas concretos más acuciantes y dedicar especial atención,
por tanto, a las especies amenazadas. En este sentido, la Ley 4/1989 propone
la creación de un Catálogo Nacional de Especies Amenazadas y la
elaboración de los correspondientes planes de Recuperación y Conservación.
Si bien la regulación de dicho Catálogo es competencia del Ministerio
de Agricultura, Pesca y Alimentación, las Comunidades Autónomas
están facultadas para crear sus propios Catálogos Regionales y
tomar las medidas necesarias para la recuperación de las especies.
En estos catálogos deben clasificarse las especies amenazadas en alguna
de las siguientes categorías y dictar normas para su protección
(artículos 29 y 31):
a) En peligro de extinción, reservadas para aquellas cuya supervivencia
es poco probable si los factores causales de su actual situación siguen
actuando. Su declaración conlleva la redacción de un Plan de Recuperación
en el que se indiquen las directrices y las medidas necesarias para eliminar
las amenazas que pesan sobre ellas.
b) Sensibles a la alteración de su hábitat, referidas a aquellas
cuyo hábitat característico está particularmente amenazado,
en grave regresión, fraccionado o muy limitado. Su declaración
conlleva la redacción de un Plan de Conservación del Hábitat
en el que se indiquen así mismo las directrices y medidas necesarias
para asegurar su conservación.
c) Vulnerables, destinada a aquéllas que corren el riesgo de pasar a
las categorías anteriores en un futuro inmediato si los factores adversos
que actúan sobre ellas no son corregidos. Su declaración conlleva
la elaboración de un Plan de Conservación en le que se indiquen
las directrices y medidas necesarias para asegurar su conservación.
d) De interés especial, en la que se podrán incluir las que, sin
estar contempladas en ninguna de las precedentes, sean merecedoras de una atención
particular en función de su valor científico, ecológico,
cultural, o por su singularidad. Su declaración conlleva la elaboración
de un Plan de Manejo en el que se indiquen tanto las directrices como las medidas
necesarias para asegurar su conservación.
En este contexto, el Principado de Asturias ha iniciado ya diversas actuaciones
tendentes a desarrollar los objetivos de la Ley.
Quizá la más destacable desde el punto de vista del rango normativo
es el Decreto 32/1990, de 8 de marzo, por el que se crea el Catálogo
Regional de Especies Amenazadas de la Fauna Vertebrada del Principado de Asturias
y se dictan normas para su protección.
Hay que añadir, por último, que tras la promulgación de
este decreto regional aparece el Real Decreto 439/1990, de 30 de marzo, por
el que se regula el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. Esta norma
tiene una evidente influencia en la legislación autonómica, pues
tal y como señala su artículo 7.º: «La inclusión
de una especie, subespecie o población en el Catálogo Nacional
de Especies Amenazadas conllevará automáticamente en la totalidad
del territorio español, los efectos previstos en los artículos
31 y 33.1 de la Ley 4/1989».
Las especies señaladas en el Catálogo Nacional, si habitan total
o parcialmente en la Comunidad Autónoma, se incorporan al Catálogo
Regional, siendo la administración regional la encargada de redactar
los Planes de Recuperación, Conservación y Manejo.
Este Catálogo Nacional, por lo que se refiere a la fauna, no plantea
modificaciones sustanciales en cuanto a las especies «en peligro de extinción»,
«sensibles a la alteración del hábitat» y «vulnerables».
Sin embargo, para las especies «de interés especial» ofrece
una extensa relación que supera a las indicadas en el Catálogo
Regional. Ante las dificultades de toda índole que supondría llevar
a la práctica de manera inmediata los Planes de Manejo de todas estas
especies, se priorizarán los Planes referidos a aquellas que inicialmente
figuraban en el Catálogo Regional, pues los criterios de selección
empleados en este Catálogo se adaptan más fielmente a la realidad
asturiana.
Se cataloga aquí bajo la categoría de especies en peligro de extinción
únicamente el oso pardo (Ursus arctos), cuyo Plan de Recuperación
fue aprobado por Decreto 13/1991, de 24 de enero (LPAS 1991, 31).
Bajo la categoría de especies sensibles a la alteración de su
hábitat se han catalogado cinco vertebrados:
Ostero (Haematopus ostralegus).
Pico mediano (Dendrocopus medius).
Urogallo (Tetrao urogallus).
Murciélago ratonero grande (Myotis myotis).
Murciélago ratonero (Myotis blythi).
Como especies vulnerables se catalogan también cinco vertebrados:
Lamprea (Petromyzon marinus).
Rana de San Antón (Hyla arborea).
Rana común (Rana perezii).
Zarapito Real (Numenius arquata).
Aguila Real (Aquila chrysaetos).
Son especies de interés especial los siguientes vertebrados:
Paíño común (Hydrobates pelagicus).
Cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis).
Avión zapador (Riparia riparia).
Alimoche (Neophron pernocterus).
Halcón (Falco peregrinus).
Azor (Accipiter gentilis).
Murciélago de cueva (Miniopterus schreibersi).
Murciélago de Geoffroy (Myotis emarginatus).
Nutria (Lutra lutra).
La elaboración de los Planes de Recuperación, Conservación
y Manejo es una de las actuaciones prioritarias en la materia. Se propone, en
este sentido, la elaboración y aprobación de los planes de Conservación
del Hábitat, de Conservación y Manejo de las especies incluidas
en el Catálogo Regional en un plazo de dos años a partir de la
aprobación del PORNA, dando prioridad a las especies catalogadas como
sensibles. Al mismo tiempo, la experiencia derivada de la puesta en práctica
de estos instrumentos de conservación propiciará la adaptación
de los mismos a las diferentes variables que confluyen en la conservación
de las especies de vertebrados asturianos.
Por otra parte, el Catálogo Regional de Especies Amenazadas es un instrumento
de protección abierto que debe ir adaptándose a la evolución
del estatus de las especies y, por consiguiente, puede ir tanto incorporando
aquellas que, en el futuro, lleguen a ser consideradas como amenazadas, como
eliminando otras que dejen de estarlo.
Cualquier nueva inclusión de una especie en el Catálogo Regional
conllevará la obligación de elaborar el correspondiente Plan en
un plazo no superior a dos años.
Uno de los problemas fundamentales que limitan el alcance de este Catálogo
es la escasez de información sobre muchos grupos de vertebrados. Por
ello, la potenciación de los estudios básicos, así como
los aplicados a la gestión, será una de las estrategias principales
del desarrollo de este documento.
Se propone en esta línea, el estudio de la situación de un conjunto
de especies de vertebrados, sobre las que existen indicios razonables de una
situación precaria, con el fin de obtener un conocimiento suficiente
para abordar la problemática de conservación y la puesta en práctica
de las medidas adecuadas en el marco legal más conveniente (Catálogo
Regional o confirmación como especie objeto de caza o pesca). Las especies
consideradas son:
Gorrión alpino (Montefringilla nivalis).
Pito negro (Dryocopus martius).
Pico menor (Dendrocopus minor).
Andarrios chico (Actitis hypoleucos).
Búho real (Bubo bubo).
Lobo (Canis lupus).
Salmón (Salmo salar).
Liebre de piornal (Lepus castroviejoi).
Liebre europea (Lepus europaeus).
Liebre mediterránea (Lepus granatensis).
Perdiz pardilla (Perdix perdix).
Desmán (Galemys pyrenaicus).
A menudo, los Planes de Recuperación, Conservación o de Manejo
de especies ligadas a un mismo hábitat contienen numerosas medidas de
gestión comunes a todas ellas. Para facilitar su puesta en práctica
se recomienda que, en estos casos, los planes individuales sean complementarios
y se presenten en un único documento, en el que figuren las medidas comunes
y aquéllas aplicables a cada especie en particular. En este sentido cabe
destacar las posibilidades que abre, de cara a la legislación autonómica,
el artículo 32 de la Ley 4/1989.
Dada la notable ausencia de información sobre otros grupos de animales,
se potenciarán los estudios de grupos de invertebrados, dando prioridad
a los que puedan servir como bioindicadores de calidad ambiental. Asimismo,
se prestará especial atención a las comunidades troglobias con
el fin de proteger estrictamente sus hábitats y, muy especialmente, aquéllos
con especies endémicas.
En el apartado referente a la flora el Catálogo Nacional sólo
indica en la categoría de en peligro de extinción una especie
presente en Asturias: Aster pyrenaus.
Previamente a la promulgación de la Ley 4/1989, y por consiguiente a
sus previsiones sobre catalogación y planificación, la Consejería
de Agricultura y Pesca del Principado de Asturias dictó la Resolución
de 30 de diciembre de 1986, sobre protección de determinadas especies
de flora autóctona asturiana. En ella se recogen un total de 35 especies
en los anexos 1 y 2, a las que se otorga diferente categoría de protección.
Las distintas circunstancias que han concurrido desde entonces, tanto desde
un punto de vista normativo como desde la misma evolución del estatus
de las especies recogidas en la citada resolución, hacen que se plantee
la necesidad de revisar esta norma. Además, el escaso rango legal de
dicha disposición ha posibilitado la posible desaparición de alguna
de las especies que en ella se protegían (Rhynchospara fusca), por lo
que se hace evidente la necesidad de dotarse de instrumentos de mayor eficacia.
Para la elaboración del Catálogo Regional de Especies Amenazadas
de la Flora Vascular se partirá, a título indicativo, del listado
que aporta la mencionada Resolución, completándolo con los estudios
ulteriores que se puedan realizar al efecto y con las disposiciones del Catálogo
Nacional y de la Directiva Europea de Hábitats.
La valoración del estado de conservación de otros grupos de seres
vivos, plantas no vasculares por ejemplo, presenta grandes problemas debido
a la escasa información. Por ello la elaboración de otros catálogos
de especies amenazadas tiene importantes limitaciones.
El elevado número de especies y la escasa cantidad de datos, tanto de
estado de conservación como, incluso, de simple presencia, suponen dificultades
de envergadura para la preparación de este Catálogo que, por consiguiente,
no podrá tener el mismo grado de terminación que el correspondiente
a las plantas vasculares o vertebrados. Su elaboración debe tener, por
tanto, un carácter progresivo para adaptarse a este déficit de
conocimientos.
No obstante las especies de musgos pertenecientes al género Sphagnum
ya estaban presentes en la Resolución de 1986 de la Consejería
de Agricultura y Pesca, y asimismo la Directiva Europea de Hábitats recoge
la necesidad de su protección.
Las labores de catalogación y planificación que marca la Ley 4/1989
no pueden restringirse a aquellos grupos de plantas y animales que, en alguna
medida, resultan más familiares, como los vertebrados y la flora vascular.
Estos grupos representan un porcentaje muy pequeño del total de las especies
que se encuentran en la región, pues existe un enorme contingente de
invertebrados y de plantas no vasculares, cuyo estado de conocimientos es muy
bajo y dificulta su introducción en este tipo de normas de conservación.
Sin embargo, estos problemas no deben conducir a la renuncia de cualquier tipo
de actuación, pues se trata de especies de tanto interés, desde
el punto de vista de la diversidad genética, como las que pertenecen
a los grupos mejor conocidos y, por lo tanto, se encuentran tan afectadas como
ellas por los criterios de conservación que marca la Ley 4/1989.
Para iniciar la elaboración de catálogos de especies amenazadas
en estos grupos problemáticos, deben concentrarse los esfuerzos en aquellos
sobre los que el grado de conocimiento sea mayor. Otro criterio de prioridad
que se puede valorar es la reconocida fragilidad de algunos de estos tipos de
invertebrados o plantas no vasculares. Por último, cabe señalar
que algunos de ellos están sometidos a actividades de extracción-recolección,
cuyas consecuencias se desconocen en gran medida, por lo que exigen una especial
atención.
Considerando estos tres tipos de criterios y teniendo también en cuenta
la Directiva Europea de conservación de hábitats y especies, se
puede proponer que el inventario y posterior catalogación de las especies
de invertebrados comience por las presentes en Asturias recogidas en los Anexos
de dicha Directiva (ver apartado 6.6), y por los órdenes taxonómicos
donde se incluyen. Asimismo, y por lo que se refiere a las plantas no vasculares,
cabe señalar que los Briófitos y algunos grupos de Hongos y de
Algas marinas se encuentran en situación semejante.
5.2. Catálogo regional de especies amenazadas.
Por otra parte, y aunque no se trata de una norma cuyo objetivo concreto sea
la conservación de especies, por su incidencia en este tema es necesario
citar la Ley 2/1989, de 6 de junio, de Caza, del Principado de Asturias. Se
regulan aquí los aprovechamientos cinegéticos de la región,
lo que influye no sólo sobre las mismas especies de caza, sino también
sobre aquellas excluidas de tal actividad, lo que en definitiva convierte a
esta Ley en un instrumento complementario de la protección de algunos
vertebrados.
Los aprovechamientos cinegéticos se realizarán de modo que faciliten
la conservación a largo plazo de las especies afectadas. Para asegurar
estos objetivos se realizarán planes técnicos que determinen la
cuantía y modalidad de las capturas y que establezcan las medidas activas,
como la mejora de la calidad del hábitat, cuando se observe un descenso
notable del tamaño de la población de las especies objeto de caza
que pudiera llevarlas a una situación crítica. Se dedicará
especial atención, dentro de estas especies cinegéticas, a las
liebres de la región.
La gestión de los recursos piscícolas seguirá los mismos
criterios orientadores y de planificación. En este sentido, se dedicará
una especial atención a aquellas especies cuyas poblaciones manifiesten
indicios de regresión, como en el caso del salmón.
Para la protección de esta especie y la de aquellas otras que comparten
su hábitat y carácter migrador, tanto anádromo como catádromo,
se prestará atención a tres aspectos:
a) La preservación y recuperación de su hábitat.
b) La dinámica de poblaciones.
c) El patrimonio genético.
Especial atención se prestará a la recolonización de zonas
tradicionalmente salmoneras mediante eliminación o acondicionamiento
de obstáculos, siendo la reintroducción en el curso medio del
Nalón y afluentes un objetivo a medio plazo, paralelamente a las actuaciones
en ejecución del Plan Nacional de Interés Comunitario (PNIC) y
otras contempladas en el Plan Regional de Infraestructura Hidráulica
de Asturias (PRIHA) y el presente Plan.
6. Red regional
de espacios naturales protegidos. . 6.1. Justificación y criterios de
selección.
Uno de los elementos de más tradición y eficacia entre las distintas
políticas de conservación de la naturaleza está constituido
por los Espacios Protegidos. Su principio rector es la protección de
los hábitats, lo que viene refrendado por los estudios científicos
más sólidos.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y
de los Recursos Naturales (UICN) define los Espacios Naturales Protegidos como
«áreas de dimensión variable que han sido objeto de promulgación
de medidas legales específicas, tendentes a la protección de sus
valores naturales, incluyendo los culturales si los hubiere. Según la
tipología de espacio éstas pueden limitarse a la simple restricción
de usos en el área, a hacer posible una gestión positiva para
su preservación o incluso a obligar a hacer compatible el recreo y disfrute
de los hombres en su interior. En la mayoría de los casos tienen asignado
un organismo o institución responsable de su cumplimiento».
Los diferentes problemas de conservación han de ser respondidos desde
esta perspectiva que señala la UICN, es decir, con Espacios Naturales
Protegidos de diferentes características.
Por otra parte, la declaración de Espacios Protegidos de forma aislada,
sin un plan de actuación a nivel regional, no cabe dentro de una gestión
racional de los recursos naturales. Los problemas que plantea esta vía
son considerables, desde la misma coherencia en la selección de las zonas
a proteger hasta la gestión unificada y coordinada de las áreas
protegidas.
Por ello se impone como vía de actuación más racional la
definición de una Red Regional de Espacios Naturales Protegidos (RRENP),
estructurada en diferentes tipos y niveles de protección, que responda
a las necesidades de conservación de los recursos naturales del Principado
y que facilite la gestión de los mismos.
Dentro de este marco de actuación la RRENP debe satisfacer una serie
de objetivos para responder con eficacia a los retos planteados:
- Ser representativa, es decir recoger ejemplos de los diferentes tipos de biomas
que se encuentran en la región.
- Proteger aquellas áreas y elementos naturales que ofrezcan un interés
singular desde el punto de vista científico, cultural, educativo, estético,
paisajístico y recreativo.
- Colaborar al mantenimiento y conservación de las especies raras, amenazadas
o en peligro, de plantas y animales, o contener formaciones geomorfológicas
relevantes.
- Preservar los procesos biológicos fundamentales: migraciones, ciclos
de nutrientes, etcé-
tera.
Otros objetivos que deben cubrirse con una RRENP se refieren a los ámbitos
de la educación ambiental, investigación, ocio y desarrollo rural,
etcétera.
Para satisfacer este conjunto de premisas el proceso de selección de
los diferentes Espacios Protegidos se ha apoyado en dos aspectos fundamentales.
Por una parte se han definido y caracterizado las Unidades Ambientales de Asturias
y por otra se han analizado las diferentes figuras de Espacios Protegidos, para
escoger en cada zona y aplicar a cada problemática peculiar la solución
más ade-cuada.
La división del Principado en seis grandes Unidades Ambientales ha permitido
establecer las zonas homogéneas desde el punto de vista de los recursos
naturales que existen en Asturias. Así mismo, han podido analizarse los
valores, grado de conservación y problemática de las mismas, para
calibrar en qué medida debían de estar representadas en la RRENP.
Estas Unidades Ambientales, cuya descripción pormenorizada se realiza
en el capítulo 4, son las siguientes:
- Litoral.
- Valles y sierras litorales del occidente.
- Valles y sierras litorales del centro y oriente.
- Montañas del occidente.
- Núcleo central de la Cordillera Cantábrica.
- Los Picos de Europa.
El marco legal en el que se basa la protección de los espacios naturales
es, en primer término, la Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios
Naturales y de la Fauna y Flora Silvestres a partir de la cual, y como se prevé
en su artículo 21, las Comunidades Autónomas podrán desarrollar
su propia normativa. Tal es el caso del Principado de Asturias con la promulgación
de la Ley 5/1991, de 5 de abril, de Protección de los Espacios Naturales.
Por otra parte, el señalamiento de las áreas de protección
se ha realizado siguiendo los criterios expuestos en el artículo 6.2
de la Ley 1/1987 de Coordinación y Ordenación Territorial, recogidos,
a su vez en las Directrices Regionales de Ordenación Territorial, aprobadas
por Decreto 11/1991, de 24 de enero, concretamente en el capítulo 7 de
la Directriz 9, relativa a la protección del medio ambiente.
En estos textos legales se definen cuatro figuras, una de ellas subdividida,
en función de los diferentes tipos de bienes y valores a proteger.
Los Parques son áreas naturales, poco transformadas por la explotación
u ocupación humanas que, en razón a la belleza de sus paisajes,
la representatividad de sus ecosistemas o la singularidad de su flora, de su
fauna o de sus formaciones geomorfológicas, poseen unos valores ecológicos,
estéticos, educativos y científicos cuya conservación merece
una atención preferente.
Las Reservas Naturales Integrales son espacios naturales, cuya creación
tiene como finalidad la protección de ecosistemas, comunidades o elementos
biológicos que, por su rareza, fragilidad, importancia o singularidad
merecen una valoración especial, estando prohibida en ellas la explotación
de recursos, salvo que, por razones de investigación, educativas o de
conservación, se permita la misma previa autorización administrativa.
Las Reservas Naturales Parciales son espacios naturales cuya creación
tiene como finalidad la protección de ecosistemas, comunidades o elementos
biológicos que, por su rareza, fragilidad, importancia o singularidad
merecen una valoración especial, y donde se permite la explotación
de recursos de forma compatible con la conservación de los valores que
se pretenden proteger.
Los Monumentos Naturales son espacios o elementos de la naturaleza constituidos
básicamente por formaciones de notoria singularidad, rareza o belleza,
que merecen ser objeto de una protección especial. Se consideran también
Monumentos Naturales, las formaciones geológicas, y los yacimientos paleontológicos
y de más elementos de la gea que reúnan un interés especial
por la singularidad o importancia de sus valores científicos, culturales
o paisajísticos.
Los Paisajes Protegidos son aquellos lugares concretos del medio natural que,
por sus valores estéticos y culturales, sean merecedores de una protección
especial.
Por otra parte, la existencia de varios Espacios Naturales Protegidos en la
región supone un punto de partida y, en cierta medida, un modelo para
la configuración de la RRENP.
Uno de estos Espacios es el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga,
creado por Ley de 22 de julio de 1918, cuya administración es competencia
del Ministerio de Agricultura, a través del ICONA.
El Parque Natural de Somiedo, de más reciente declaración, es
un modelo de los criterios a seguir para la elección de las zonas que
han de clasificarse con esta figura en la RRENP. Se trata de una zona de montaña,
en la que se encuentran áreas muy bien conservadas, con valores naturales
relevantes, y en la que la población ha contribuido, en buena medida,
al modelado del paisaje. Otro requisito que debe caracterizar a los Parques
es una extensión suficiente como para garantizar sus objetivos primordiales.
La declaración de Parques en zonas litorales o en valles y sierras prelitorales
parece inviable, pues se trata de zonas muy pobladas y en donde no se encuentran
extensiones apreciables elevada naturalidad.
Por ello se seleccionaron los siguientes Parques en función de la extensión
y características de las unidades ambientales de la zona montañosa.
Parque Natural de las Fuentes del Narcea y del Ibias.
Parque Natural de Somiedo.
Parque Natural de Redes.
Parque Nacional de Picos de Europa.
La definición de las Reservas cuenta también con precedente regional
en la Reserva Biológica de Muniellos. No obstante, para responder a algunos
problemas peculiares de conservación ha sido necesario dividir esta categoría
en dos subtipos. Las Reservas Naturales en sentido estricto se adaptan plenamente
a las características de la Reserva de Muniellos: pequeñas extensiones
sin población en su interior y con relevantes valores naturales en la
mayor parte de su superficie. Otro problema es el que surge en algunas zonas
costeras como las rías. Dos factores de los antes señalados son
plenamente vigentes aquí, pues se trata de áreas de muy alto valor
biológico y de pequeña extensión. Sin embargo sostienen
una considerable población y actividades en su entorno lo que lleva a
utilizar un tipo especial de Reserva, la Reserva Natural Parcial.
Finalmente, se ha considerado que algunos hábitats cavernícolas
poseen un patrimonio ecológico de gran valor, tanto por las colonias
de quirópteros que acogen como por la presencia de especies endémicas
de invertebrados. La catalogación de estos elementos, muy limitados especialmente,
como Reserva Natural Parcial, permitirá su protección ante posibles
actuaciones cuyos efectos podrían considerarse irreversibles.
En función de los criterios anteriormene expuestos, se han definido las
siguientes Reservas Naturales:
Reserva Natural Integral de Muniellos.
Reserva Natural Parcial de Peloño.
Reserva Natural Parcial del Cueto de Arbas.
Reserva Natural Parcial de la Ría del Eo.
Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa.
Reserva Natural Parcial de Barayo.
Reserva Natural Parcial de la Cueva de las Caldas.
Reserva Natural Parcial de la Cueva del Sidrón.
Reserva Natural Parcial de la Cueva Rosa.
Reserva Natural Parcial de la Cueva del Lloviu.
En el caso de los Monumentos Naturales no existe ningún precedente regional
en el que apoyarse. Una de sus principales características es su extensión
puntual, por lo que pueden emplearse en cualquier zona de la región,
salvando así las dificultades planteadas por aquellas áreas más
pobladas y sin zonas extensas con elevada calidad natural.
Se trata de una figura de gran flexibilidad, empleada para responder a problemáticas
muy diferentes y que supone un complemento ideal para corregir algunos de los
desequilibrios de una Red apoyada sólo en las grandes figuras. La lista
completa de los 35 Monumentos elegidos se indica en el capítulo 6.4.
Los Paisajes Protegidos son figuras de protección muy adecuadas para
zonas con valores estéticos y culturales y, por tanto, sin grandes problemas
de conservación. En este sentido, encajan en cualquiera de las unidades
ambientales descritas, pues no requieren la presencia de valores naturales relevantes
y tampoco son incompatibles con los usos y actividades generados por densidades
de población elevadas.
Para la selección de los diferentes paisajes se ha tenido en cuenta que
las áreas de montaña están bien representadas en la RRENP,
a través de los Parques y las Reservas Naturales, mientras que el litoral
y los valles y cadenas prelitorales apenas si tienen espacios incluidos en la
RRENP.
Con estos criterios se han seleccionado los siguientes Paisajes Protegidos:
Paisaje Protegido de la Costa Occidental.
Paisaje Protegido de Cabo Peñas.
Paisaje Protegido de la Costa Oriental.
Paisaje Protegido de las Sierras de Carondio y Valledor.
Paisaje Protegido de la Sierra del Aramo.
Paisaje Protegido de la Sierra del Sueve.
Paisaje Protegido de la Sierra de Cuera.
Paisaje Protegido de Peña Ubiña.
Paisaje Protegido de la cuenca del Esva.
Paisaje Protegido del Pico Caldoveiro.
En definitiva, la Red de Espacios Naturales Protegidos del Principado de Asturias
se establece inicialmente con 59 elementos, entre Parques Nacionales (1) y Naturales
(3), Reservas Naturales (10), Monumentos Naturales (35) y Paisajes Protegidos
(10), y una extensión total de unos 3.230 km2, lo que supone aproximadamente
el 30% de la superficie regional. La protección real de los espacios
naturales se complementa en el Principado de Asturias con la legislación
del suelo, las Subdirectrices Regionales para la Franja Costera, el Plan de
Recuperación del Oso Pardo (Decreto 13/1991, de 24 de enero) y otras
normativas sectoriales que serán desarrolladas.
La RRENP es susceptible de ampliación mediante la declaración
de nuevos Monumentos Naturales que, fruto de un mayor nivel de conocimiento,
puedan ser solicitados en el futuro. Para su valoración será necesario
presentar ante el órgano ambiental competente una documentación
suficiente relativa al elemento para el que se solicita protección así
como una propuesta de Plan de Conservación. A este respecto se valorarán
especialmente las acciones de protección tomadas previamente por parte
de los Ayuntamientos mediante la adopción de medidas de ordenación
y protección del elemento solicitado en su normativa urbanística.
6.2. Los Parques.
Como ya se ha señalado los Parques Naturales son zonas poco transformadas
con valores naturales de gran interés, que se configuran, dadas las características
del territorio asturiano, como zonas amplias que incluyen núcleos de
población.
Se trata de Espacios Naturales que cuentan con un órgano de gestión
específico, en el que figuran un Conservador, un Consejo Rector y una
Junta Rectora del Parque.
La gestión de los Parques se realizará a través de los
Planes Rectores de Uso y Gestión (PRUG), de vigencia cuatrienal. En ellos
se especificarán las distintas zonas de gestión diferencial con
sus normas correspondientes, así como las normas que regulan las actividades
sectoriales. En este sentido, el régimen cinegético de los Parques
Naturales se equiparará al de las Reservas Regionales de Caza. En los
programas de gestión anual se incluirán las previsiones presupuestarias
necesarias para el desarrollo de los PRUG.
La declaración de los Parques se efectuará por Ley.
La elección de los tres Parques Naturales y un Parque Nacional se ha
realizado atendiendo a los criterios generales expuestos en 6.1.
Descartadas las zonas definidias por las unidades ambientales: Litoral, Valles
y sierras prelitorales del occidente, Valles y cadenas litorales del centro
y oriente, que carecen de zonas extensas en buen estado de conservación,
se han elegido las zonas más representativas y mejor conservadas de las
unidades ambientales que conforma el eje de la Cordillera Cantábrica.
La Unidad Ambiental denominada Montañas del Occidente es una zona relativamente
poco extensa, que cuenta con amplias áreas deforestadas o afectadas por
actividades extractivas. Estos procesos definen un núcleo, formado por
los valles de Degaña, Hermo y la Reserva de Muniellos, en el que se localizan
las únicas áreas bien conservadas de la Unidad, lo que justifica
la elección de un solo Parque en este ámbito.
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El Núcleo
central de la Cordillera Cantábrica es una Unidad Ambiental muy extensa
con numerosas zonas de gran interés. Este hecho, al que hay que añadir
su significación en un contexto más amplio, permite señalar
dos Parques Naturales y algún otro elemento de la RRENP como se indica
más adelante.
Uno de estos Parques fue creado con anterioridad a la redacción del PORNA.
Se trata del Parque Natural de Somiedo, cuyas características se ajustan
plenamente a las líneas maestras de la RRENP, aunque se hace patente
la necesidad de su ampliación a algunas áreas colindantes de gran
interés.
El otro Parque elegido se encuentra en las cabeceras de Caso y Ponga. Posee
grandes extensiones de bosques relativamente bien conservados, sin actividades
impactantes de importancia. También cuenta con una zona de alta montaña
suficientemente representativa.
La existencia de un área central de la Cordillera que soporta el peso
de las grandes infraestructuras de comunicaciones, actividades mineras, etc.,
no permite otra ubicación para los Parques que la elegida.
Por último, en el extremo suroriental de la región se ha definido
la Unidad ambiental de los Picos de Europa, que cuenta ya con una figura de
protección en la categoría de Parque: el Parque Nacional de la
Montaña de Covadonga. Este espacio protegido fue declarado en 1918, y
en su delimitación intervinieron suspuestos alejados de los modernos
modelos de conservación de la naturaleza. Por ello se hace necesario
que la unidad territorial de los Picos de Europa se vea agrupada en un Parque
Nacional que integre los territorios del actual Parque Nacional de la Montaña
de Covadonga y los que están más al Este y al Sur de dicho espacio,
quedando de esta manera la parte asturiana de los Picos protegida en su totalidad.
En definitiva, la RRENP queda conformada por los siguientes cuatro Parques:
Parque Natural de las Fuentes del Narcea y del Ibias.
Parque Natural de Somiedo.
Parque Natural de Redes.
Parque Nacional de Picos de Europa.
Con 1.825 km2 (incluyendo 75 km2 de Reservas) y cuyas características
más destacables se reseñan a continuación.
PARQUE NATURAL DE LAS FUENTES DEL NARCEA Y DEL IBIAS
Localización
y delimitación.
Ubicado en el sector suroccidental de Asturias abarca la cuenca alta de los
ríos Ibias y Narcea, con una superficie total de 555 km2 que se reparte
por los concejos de Cangas de Narcea, Degaña e Ibias y donde se incluyen
los casi 60 km2 de la Reserva Natural Integral de Muniellos y los 30 de la Reserva
Natural Parcial del Cueto de Arbas (ver apartado 6.3).
La frontera con León representa el límite meridional del Parque,
en el tramo comprendido entre Peña Treisa al Este (en el límite
de los concejos de Somiedo y Cangas de Narcea) y el Pico Miravalles al Oeste.
Se excluye del Parque la ladera Norte de Cerredo, entre los límites marcados
por la divisoria municipal al Norte, hasta el Pico Navaliego, de donde se desciende
hasta el pueblo de Cerredo y se sigue por la carretera hasta alcanzar de nuevo
la divisoria en el Puerto de Cerredo. El límite Oeste desde el Pico Miravalles
se delimita descendiendo hacia el Puerto de Cienfuegos y el Río Luiña
hasta el pueblo del mismo nombre. En él, el límite sigue por la
carretera AS-212 hacia el Este hasta el límite entre los concejos de
Ibias y Degaña, que sigue hacia el Norte hasta llegar al límite
meridional de la Reserva Natural Integral de Muniellos, que queda integrada
en el Parque, por lo que se sigue su límite occidenal y continúa
hacia el Noroeste por el de los concejos de Cangas de Narcea e Ibias hasta que
se unen con el de Allande. Se sigue hacia el NE por el límite municipal
hasta el Pico Piqueiro (1.366 m), donde se crestea hacia el Este por la divisoria
de las cuencas del Río Arganza y Río del Coto. Al llegar a las
Peñas de Morondio, desciende hasta la confluencia del Río Coto
con el Arroyo del Valle del Cabreiro. Se remonta por la cresta hasta el Pico
Ventana (1.374 m) y se recorre la sierra hacia el Sur hasta la confluencia de
los ríos Muniellos y Guillón. Se remonta este último y
siguiendo por el Reguero de la Candaneda se alcanza la Laguna de Noceda en la
divisoria de aguas. Se desciende aquí hasta el Río Naviego por
el reguero que pasa por La Regla y se sigue aguas arriba hasta San Pedro de
Arbas, donde se remonta hacia el Norte alcanzando Peña Cabrera. De aquí
se desciende hasta el Río Cibea por el reguero que pasa por Pedrueño.
Desde el Río Cibea se remonta hacia el Noreste cresteando hasta las Peñas
del Aguila, donde se desciende hasta el Río de Moure para volver a remontar
hacia el Este hasta la cota 800 en las proximidades de Parada la Nueva. Se desciende
hasta el Río Junqueras por la Fuente del Acebo y se continúa por
Cerezaliz, divisoria de aguas y hasta el Reguera de la Cubiella. Este se remonta
y, tomando el Reguero de los Cadavales, se alcanza el límite municipal
donde coinciden los concejos de Cangas de Narcea, Somiedo y Tineo. En este punto
se alcanza el límite occidental del Parque Natural de Somiedo y, por
tanto, se continúa por él hacia el Sur hasta Peña Treisa
enlazando con el límite meridional del Parque.
Características del medio natural.
Clima.
Esta zona se encuentra dentro del área con climas de montaña.
Las precipitaciones alcanzan valores medios en torno a los 1.800 l/m2, aunque
existen grandes variaciones en función de la altitud y la orientación.
Un aspecto a señalar en el acusado descenso de las precipitaciones estivales,
sobre todo en el sector más occidental. Por otro lado, la nieve es frecuente
durante la estación fría, llegando a permanecer gran parte del
invierno al menos en las zonas más elevadas.
Los valores medios de temperatura también experimentan variaciones notables.
En general,
se sitúan por encima de los 10 ºC para la media montaña y
descienden por debajo de 6 ºC en las cumbres.
Geología.
La montaña occidental asturiana forma parte de las estructuras que configuran
la denominada Zona Asturoccidental-leonesa, la cual presenta una gran homogeneidad,
desde el punto de vista litológico, pues dominan absolutamente los sustratos
silíceos de origen Paleozoico.
La unidad estratigráfica que constituye el grueso de los materiales de
la zona es la Serie de los Cabos, constituida principalmente por un potente
nivel de cuarcitas. Otras formaciones con menor representación son las
pizarras negras ordovícicas y los niveles carboníferos de areniscas,
pizarras y conglomerados. Los materiales calcáreos apenas si tienen representación,
apareciendo algunas bandas muy estrechas y poco potentes de calizas de Vegadeo.
El cuaternario, manifestado a través de pequeñas morrenas glaciares
y depósitos fluviales y de ladera, está ampliamente distribuido
por la zona, destacando los potentes niveles cuaternarios del valle de Degaña.
Vegetación.
Hayedos y robledales constituyen los principales recursos naturales forestales.
Los hayedos se sitúan en las orientaciones Norte de la mitad oriental
de este espacio. El más importante, por su extensión y estado
de conservación, es el hayedo del valle de Hermo, que ocupa toda la ladera
umbría a lo largo de más de 10 km. Otras representaciones de estos
bosques, de menor entidad, aparecen en las cabeceras del Ibias y el Molín.
Más abundantes son los robledales, que se distribuyen por toda la zona
y se hacen do-
minantes hacia el Oeste. Los rebollares se establecen en las estaciones con
un menor índi-
ce de humedad, tanto edáfica como ambiental, por lo que ocupan las laderas
de solana. En la si-
tuación contraria, laderas orientadas al Norte, se disponen los robledales
de roble albar, cuyo máximo exponente es el bosque de Muniellos, que
ocupa casi toda la cabecera del valle del mismo nombre.
Los abedulares aparecen aquí muy bien representados, con importantes,
extensiones como las de Degaña, cuenca alta del Naviego o la subida al
puerto del Connio.
Junto a las extensas formaciones arboladas aparecen las no menos amplias zonas
degradadas y deforestadas, que actualmente se hallan cubiertas por matorrales
de distintos tipos.
Los fondos de valle y en ocasiones las áreas de media ladera, incluso
con pendientes acusadas, están ocupados por prados de siega.
La vegetación de alta montaña está constituida por los
matorrales de enebros, brecinas y arándanos propios de los sustratos
silicícolas. Aparecen por encima de los 1.800 m y alcanzan su máximo
exponente en el Cueto de Arbas.
Otras formaciones vegetales de gran interés y relativamente abundantes,
básicamente
en áreas altimontanas, son las turberas de esfagnos y los complejos de
vegetación de charcas y lagunas.
Fauna.
Sin duda el elemento faunístico más relevante, dentro del área
considerada, es el oso pardo cantábrico. El oso encuentra aquí
las condiciones adecuadas para su desarrollo y supervivencia: bosques extensos,
zonas de refugio relativamente poco accesibles, etc. Todo el espacio está
considerado como de presencia comprobada y constante de este vertebrado.
El lobo mantiene igualmente una población destacada en este sector, con
áreas estables de cría y presencia de grupos familiares de relativa
importancia.
Otro de los mamíferos con estatus proteccionista es la nutria, presente
en la mayor parte de los ríos que discurren por la zona con distintos
grados de abundancia.
Los artiodáctilos también están representados aquí.
Los corzos son muy abundantes en las grandes extensiones de bosques y matorrales;
los rebecos tienen aquí sus poblaciones más occidentales ya que,
aunque con una densidad baja, ha sido constatada su presencia regular en los
roquedos y pastizales de alta montaña de Muniellos y Hermo.
Entre las aves adquiere un mayor interés el urogallo, que alcanza cifras
muy notables para el conjunto regional. Los bosques de Hermo, Muniellos y Degaña
constituyen los principales refugios de esta especie.
Reptiles y anfibios están, asimismo, ampliamente representados, destacando
los asociados a zonas húmedas del tipo turbera o charcas de montaña,
hábitats relativamente extendidos en el sector considerado.
Población y actividades económicas.
El total de habitantes de los concejos afectados por la delimitación
de este espacio asciende a 25.054, de los cuales la mayor parte están
radicados en municipio de Cangas de Narcea, que cuenta con 20.338 habitantes.
Del mismo modo, es la capital de este ayuntamiento el núcleo más
poblado, con unos 6.500 hab. En Degaña la población se concentra
en Cerredo (1.300 hab.), mientras que en Ibias es su capital, San Antolín,
la que tiene mayor número de habitantes (330).
Las densidades de población se encuentran entre las más bajas
de la región. Los valores son semejantes para Cangas de Narcea (25 hab./km2)
y Degaña (21 hab./km2), pero descienden considerablemente en Ibias, que
con 9 hab./km2, está entre los concejos más despoblados de Asturias.
A lo largo de la última década el auge de la minería en
el occidente asturiano ha propiciado una estabilización de la población
en Cangas de Narcea y Degaña, con fluctuaciones muy bajas, del orden
del 5%. Esto no ha ocurrido, sin embargo, en Ibias, donde la población
viene experimentado un descenso del 30%.
La actividad económica que genera mayor porcentaje de riqueza es la derivada
de la minería. Esto se aprecia claramente en Degaña, donde el
sector secundario, representado básicamente por las industrias extractivas,
aporta el 74,6% del PIB del concejo y origina el 74,7% de los empleos. En los
otros municipios la proporción de gente dedicada a las actividades mineras
es menor (aunque aumenta en términos absolutos en Cangas de Narcea) -el
20,6% en Cangas de Narcea y el 19,7% en Ibias, frente al 46,3% y 62,1%, respectivamente,
del sector primario-, pero supone el princial sector económico: 58% del
PIBde Cangas de Narcea y 46% del PIB de Ibias.
El sector servicios adquiere importancia en Cangas de Narcea (27% del PIB),
centrándose, fundamentalmente, en la capital, donde se aglutinan las
industrias propias del sector.
Problemática y estado de conservación.
Esta zona occidental de la Cordillera contiene algunos de los valores más
representativos del patrimonio natural asturiano. Así, el hayedo de Hermo
es uno de los mejores ejemplos de este tipo de formaciones en la región
y el bosque de Muniellos se considera el robledal con mayor grado de naturalidad
en Asturias y en la Cornisa Cantábrica. Por otro lado, el contingente
faunístico reúne las especies de vertebrados terrestres más
valiosas y amenazadas (oso, lobo, urogallo, nutria, rebeco).
En general, el estado de conservación de este espacio es aceptablemente
bueno, tanto en el contexto de la Asturia occidental como en el de la Cordillera
Cantábrica, debido a la escasa densidad de población, al alejamiento
de las principales vías de comunicación del Principado y, en las
últimas décadas, a la creación de cotos y reservas de caza.
Sin embargo, existen una serie de factores que amenazan con alterar este estado
de cosas, como ha ocurrido en áreas anejas.
En primer lugar hay que destacar la minería, tanto a cielo abierto como
de galería, que, si bien es un elemento económico generador de
riqueza, provoca igualmente graves deterioros en el medio ambiente. En este
sentido, señalar que gran parte de la zona, sobre todo los valles de
Hermo y Degaña, está afectada por concesiones mineras, algunas
de ellas actualmente activas. Valga como ejemplo la explotación de Hermo,
en la cabecera del Narcea, que está originando la proliferación
de pistas y escombreras y la apertura de bocaminas, todo ello en el interior
del bosque, además del establecimiento de las instalaciones en el fondo
del valle.
Otro problema, no menos importante, es el de los incendios. Realizados de forma
indiscriminada y sin ningún tipo de control sobre áreas de matorral,
acaban por extenderse a las masas arboladas, causando graves efectos en cuanto
a pérdida de suelo, erosión y regresión del bosque. Las
laderas de solana son las más comúnmente sometidas a este proceso,
como se pone de manifiesto especialmente en el valle de Degaña.
Finalmente, el furtivismo, en la actualidad con carácter puramente lucrativo
y de ocio, está provocando importantes daños en la fauna, con
especial incidencia en las especies más vulnerables, como el oso, el
urogallo o la nutria.
Estatus de protección.
Una parte del área se encuenta comprendida dentro de la Reserva Biológica
de Muniellos y, por lo tanto, está sometida a un régimen de protección
estricto. Se elevará a la Junta General del Principado la propuesta de
declaración de Parque Natural para esta zona.
Parte de la zona delimitada está afectada por la Reserva Regional de
Caza de Cangas de Narcea, figura que, aunque ajena a la de la Ley 4/1989, otorga
un cierto grado de protección.
6. Red regional de espacios naturales protegidos (continuación). . PARQUE
NATURAL DE SOMIEDO
Localización
y delimitación.
El Parque Natural de Somiedo se encuentra situado en el sector meridional de
Asturias, en los límites entre las zonas de montaña central y
occidental.
Los concejos que aportan terrenos al Parque son los de Somiedo -que queda incluido
totalmente en el mismo-, Belmonte y Teverga. Su superficie total es de 423 km2.
Por el Sur y el Oeste estos límites coinciden, en gran medida, con los
del concejo de Somiedo hasta llegar a Peñas Negras (1.430 m), donde se
unen los concejos de Somiedo, Belmonte y Tineo. En este punto, el límite
continúa por la cresta hasta la cota 1.256, donde desciende hacia el
Este hasta el pueblo de San Esteban. Aquí se toma la carretera que lo
une con Castañera hasta la intersección con el Reguero los Molinos.
Se sigue éste hasta la confluencia con el Río Pigüeña,
que se remonta hasta llegar al punto donde se une el arroyo Barranco. Se sube
por la cresta que separa las cuencas del Barranco y el Río Montovo hasta
el Porcabeza (1.215 m), cresteando hacia el Sur hasta el Pico la Berza. La delimitación
coincide después con el límite municipal de Teverga hasta el collado
de Cabezo; de aquí pasa al arroyo de Urría y la sierra de Monreal,
enlazando, a través del río Valdecarzana, con las cumbres de Vaxinas
(1.517 m). De éste, se desciende por la cresta Sureste hasta alcanzar
el Reguero de La Magdalena en el Barrio de Cuiña, donde se sigue el curso
hasta su confluencia con el río Val de San Pedro. El límite coincide
con éste hasta el punto kilométrico 16, donde se sigue la riega
que remonta hacia el Este hasta llegar al Pico Vallina Verde (1.606 m). A partir
de aquí se sigue hacia el Sur por el límite del concejo pasando
por el Pico Saleras y Pico la Garba hasta el límite de Asturias en el
Puerto Ventana.
Características del medio natural.
Clima.
Las temperaturas medias anuales de la zona se sitúan en torno a los 9
ºC en los fondos de los valles, mientras que en cotas superiores este parámetro
desciende aproximadamente a razón de 0,5 ºC por cada 100 m.
A lo largo del año los meses más fríos son enero y febrero
y los más cálidos julio, agosto y septiembre. La diferencia entre
la temperatura media de los meses más cálidos y más fríos
es considerable, lo que indica una elevada continentalidad térmica.
Los lugares más secos del área recogen aproximadamente 1.000 l/m2
anuales de precipitación. En estaciones ubicadas en zonas más
altas, como El Valle, se miden 1.600 l/m2 anuales, los cuales se ven incrementados
en las zonas de alta montaña.
Las nevadas son frecuentes en los meses invernales por encima de 1.200 m, llegando
algunas estaciones a tener hasta 59 días anuales de precipitación
en forma de nieve.
Geología.
Desde el punto de vista geológico, el Parque Natural de Somiedo se encuentra
situado en la Unidad del Manto de Somiedo, una de las más occidentales
de la Zona Cantábrica, dentro del Macizo Herciniano del NO de la Península
Ibérica.
La sucesión estratigráfica representativa del zócalo precámbrico
supera los 4.000 m de espesor, aunque los términos más altos y
más bajos no afloran apenas dentro de los límites del área.
La diversidad litológica es alta, encontrándose calizas, pizarras,
cuarcitas y areniscas de diversas formaciones: Herrería, Oville, Barrios,
Formigoso, Santa Lucía, Huergas, Alba, etcétera.
La estructura ha tenido una notable influencia en el relieve actual. El levantamiento
alpino del Bloque Cantábrico ha conducido al encajamiento de la red hidrográfica
y, subsecuentemente, al rejuvenecimiento de la estructura hercínica.
Los fondos de valles altos han sido modelados por los glaciares durante el Cuaternario,
encontrándose al menos evidencia de dos etapas glaciares de importancia
desigual.
Finalmente, un elemento importante del modelado son las formas kársticas,
desarrolladas fundamentalmente en la gran franja de Calizas que atraviesa Somiedo
de SE a NO.
Vegetación.
Una buena parte de la zona se encuentra cubierta por diferentes tipos de bosques.
Básicamente, se trata de bosques caducifolios, salvo algunos enclaves
con encinares de las zonas bajas.
Las formaciones forestales que ocupan mayor extensión son los hayedos,
de los cuales se encuentran magníficos ejemplos en las umbrías
de Saliencia y Valle, así como en la vertiente Norte de la Sierra de
la Mesa.
Los robledales y abedulares son los otros bosques caducifolios de cierta significación
territorial. Dentro de los robledales se pueden distinguir rebollares y formaciones
de roble albar. En cualquier caso el conjunto de estos bosques no supera la
extensión que ocupan los hayedos.
Las comunidades de sustitución, matorrales y praderas principalmente,
se localizan con preferencia en las solanas y los fondos de valle, donde el
grado de humanización es mayor. Las plantaciones forestales son escasas,
como corresponde a una zona de montaña.
Las formaciones arboladas encuentran su límite natural hacia los 1.700-1.800
m de altitud. En estas áreas de alta montaña las formaciones climácicas
son los matorrales de enebros rastreros y ericáceas. También se
localizan aquí tipos de vegetación azonal como lagunas y turberas
de gran interés.
Fauna.
Tres aspectos condicionan el buen estado de conservación de la fauna
somedana, en comparación con otras zonas de la Cordillera Cantábrica.
Por una parte un relieve muy abrupto, que ofrece grandes posibilidades de refugio,
al que se añaden una baja densidad de población e importantes
extensiones donde la cubierta vegetal no se ha alterado significativamente.
En el Parque se pueden localizar todos los grandes mamíferos de la Cordillera,
siendo especialmente relevante la presencia de una población de oso pardo.
En este sentido cabe señalar que, según las últimas estimaciones,
entre el 41% y el 51% de los osos cantábricos campean por esta zona.
El lobo y otros carnívoros como la nutria, tejón, zorro, gato
montés, etc., tienen una presencia constante en el Parque, estando representados
por poblaciones difíciles de evaluar, pero, en cualquier caso, significativas.
Se han localizado más de 100 especies de aves en la zona, con distribuciones
y abundancias variables, dependiendo de la especie concreta y de factores estacionales.
Entre las especies más destacables está el urogallo, cuyo número
se acerca al centenar, es decir más de una cuarta parte del total de
la población asturiana.
En la zona existen unas 20 especies de anfibios y reptiles, entre las que destacan
endemismos ibéricos como la salamandra rabilarga, el tritón ibérico,
y la víbora de Seoane.
Población y actividades económicas.
Los concejos de Somiedo, Belmonte y Teverga tienen un total de 8.463 habitantes,
que se reparten desigualmente por este territorio. El primero de los citados
concejos tiene una densidad de 6,8 hab./km2, notablemente inferior a la de los
otros dos, que se acerca a los 16,6 hab./km2. En cualquier caso se trata de
un área muy poco poblada, por debajo de la media regional que alcanza
los 106,3 hab./km2.
Al analizar la evolución de la población en los últimos
años se aprecia un neto descenso del número total de habitantes,
al mismo tiempo que un proceso de envejecimiento que ha transformado las pirámides
de población.
La estructura económica de la zona manifiesta los desequilibrios propios
de un área rural de montaña. Este hecho es especialmente significativo
en Somiedo, donde el 82,6% del empleo se genera en el sector primario y más
concretamente en la ganadería. El sector industrial absorbe el 3,4% de
la mano de obra mientras que los servicios dan empleo al 14,1% de la población
activa.
Las cifras del concejo de Belmonte son bastante parecidas, mientras que en Teverga,
donde la minería tiene gran importancia, el sector primario disminuye
su aportación al empleo (40,87%), elevándose considerablemente
la participación del secundario (33,80%), y manteniendo cifras similares
a los otros concejos el sector servicios (25,33%).
Problemática y estado de conservación.
La presencia de considerables poblaciones de algunas especies de vertebrados,
como se señala más arriba, es un excelente indicador del estado
de conservación, que se puede considerar como satisfactorio, especialmente
en el contexto de la Cordillera Cantábrica.
Uno de los principales problemas, relacionados con la conservación, que
se plantean en estas zonas de montaña es la accesabilidad. Las pistas
y caminos forestales así como los accesos a pastos producen numerosos
efectos directos e indirectos que pueden resumirse en uno: la creciente humanización
y pérdida de calidad natural de las áreas de montaña.
Uno de los efectos más negativos de este problema se relaciona con el
furtivismo, pues la facilidad de acceso es un factor relevante para el sostenimiento
de esta actividad ilegal que está incidiendo muy negativamente sobre
especies de tanto interés como el oso pardo.
Los incendios de bosques y matorrales son otro de los más graves problemas
de la zona tanto por el efecto directo que producen sobre los ecosistemas forestales
como por las pérdidas de suelo que se originan en las laderas ocupadas
por matorrales.
Por último, cabe señalar que las actividades hidroeléctricas
y mineras, de extenderse más allá de sus límites actuales,
podrían poner en peligro algunos de los elementos naturales más
valiosos del Parque.
Estatus de protección.
En la actualidad, el territorio delimitado esta protegido, en la parte que afecta
al concejo de Somiedo, a través de la figura de Parque Natural. Se elevará
la propuesta a la Junta General del Principado de ampliar el Espacio a las zonas
adyacentes de Belmonte y Teverga, para incluir el conjunto en la Red Regional
de Espacios Naturales Protegidos, conservando la calificación de Parque
Natural.
Por otra parte, la Reserva Regional de Caza de Somiedo se extiende por toda
la zona señalada para la ampliación del Parque, lo que le otorga
un cierto régimen de protección.
PARQUE NATURAL DE REDES
Localización
y delimitación.
Se encuentra este espacio en el sector de montaña centro-oriental, en
los términos municipales de Caso, Sobrescobio y Ponga.
Sus límites están definidos, al Sur, por los propios límites
autonómicos. Por el Oeste la delimitación del Parque coincide
con la del concejo de Caso, hasta el Pico Retriñón, donde continúa
por el límite del Concejo de Sobrescobio, cumbreando la Sierra del Crespón.
Posteriormente, se desciende siguiendo el límite del Concejo hasta la
carretera AS-17, volviendo a remontarse hasta el Pico de Arudo. Por el Norte,
desde el Pico de Arudo, siguiendo la divisoria de aguas, crestea pasando por
el pico de Trapa, puerto Tanes, collado de Arnicio y Campalasana. De aquí,
crestea hacia el Sureste pasando por Entrambosyagos y La Llomba hasta la cota
1.478. De aquí hacia el Este por la línea de crestas, pasando
por El Canto y La Trapa hasta enlazar con el límite municipal en el Torno
de Pandemules. Desde aquí, continúa hacia el Norte hasta el Pico
Maoño y sigue por el límite municipal de Ponga hasta incorporar
la totalidad del municipio.
La superficie así definida alcanza aproximadamente los 547 km2, incluyendo
los 15 km2 de la Reserva Natural Parcial de Peloño (ver apartado 6.3).
Características del medio físico.
Clima.
Condiciones climáticas propias de la media y la alta montaña asturiana:
descenso generalizado de las temperaturas con la altitud al tiempo que aumentan
las precipitaciones y la continentalidad es más acusada.
La precipitación media anual se establece en torno a los 1.700 l/m2,
con un mínimo estival que no implica situaciones de xericidad, manteniéndose
un cierto nivel de humedad durante todo el año. Las precipitaciones son
en forma de nieve menos en la estación más fría.
La temperatura media anual oscila entre 8 y 9 ºC, con valores mínimos
en invierno, registrándose unas temperaturas medias de las mínimas
del mes más frío inferiores a -6 ºC.
Geología.
El territorio aquí definido se enmarca en la Zona Cantábrica y
constituye una serie de elementos repetitivos que se estructuran en la unidad
del Manto de Ponga. El sector más oriental da paso al dominio de los
Picos de Europa a través del desfiladero de Los Beyos.
La zona de mantos se caracteriza por la superposición de dos unidades
litológicas, una masiva y resistente formada por cuarcitas y calizas
de montaña y otra, mucho menos potente y más deleznable, constituida
por materiales de tipo pizarroso. Estas unidades forman estructuras cabalgantes,
desplazadas en dirección Oeste-Este, que se van repitiendo en todo el
sector.
Como en el resto de la Cordillera, se observan aquí, sobre todo en las
montañas de la divisoria, las huellas de modelado glaciar, evidenciado
por la existencia de circos y pequeñas morrenas.
Vegetación.
La vegetación forestal está representada, fundamentalmente, por
hayedos y robledales de roble albar, conservándose importantes extensiones
de bosque en las cuencas altas del Nalón, Ponga, y Sella. Destacan las
masas forestales de Valle Moro, de Redes y de Peloño.
En la alta montaña se desarrollan los matorrales de enebro rastrero,
con gayuba en las peñas calcáreas y con brecina y arándano
en los sustratos silíceos.
Las masas boscosas aparecen, no obstante, entremezcladas con áreas no
menos amplias, deforestadas y dedicadas a prados y pastos o cubiertas de matorral.
Fauna.
Se encuentran representados en este espacio todos los elementos que configuran
la riqueza faunística de la montaña centro-oriental.
Está constatada la presencia más o menos habitual de oso en Peloño
y alrededores, donde la población oriental de la Cordillera Cantábrica
establece el límite de su área de distribución por el Oeste.
Supone, además, el único enclave de esta población en Asturias.
El lobo es abundante, distribuyéndose por toda el área y manteniendo
zonas estables de cría.
Se encuentran aquí las mayores poblaciones de rebecos de Asturias, ubicadas
en los montes de Caso y Ponga. El ciervo, reintroducido, como en todo el Principado,
tiene el desfiladero de los Beyos como límite oriental de su área
de distribución.
La nutria está presente en la mayor parte de los ríos, incluyéndose
esta zona dentro del área de alta abundancia.
La existencia de masas arbóreas relativamente extensas propicia la presencia
del urogallo, que cuenta con núcleos especialmente interesantes en función
del número de cantaderos que albergan, caso del monte Peloño.
El resto de las aves, así como los reptiles y anfibios, cuentan con un
elevado número de especies, favorecidos por la conservación de
sus hábitats.
Población y actividades económicas.
Es esta una zona con altos índices de despoblamiento. Los tres concejos
implicados suman 4.129 habitantes y éstos se hallan, en su mayor parte,
fuera de los límites del espacio considerado. Las densidades de población
evidencian este hecho: frente a los 106,3 hab./km2 del conjunto regional, aquí
apenas se superan los 8 hab./km2. Así, Caso tiene 7,4 hab./km2, Sobrescobio
12,3 mientras que Ponga apenas alcanza los 4,9 y se constituye como el concejo
con menor densidad de población de toda Asturias.
La tendencia, en cuanto a la evolución de la población, sigue
siendo el despoblamiento. Ambos concejos manifiestan este retroceso en las últimas
décadas, aunque de manera poco acusada.
Los principales recursos económicos son los relacionados con el sector
primario. La actividad agropecuaria acapara el 92,4 % de los empleos en Ponga
(61,1% del PIB), el 2,5% en Caso (47,9% del PIB) y el 51,1% en Sobrescobio (15,4%
del PIB).
La ganadería es, dentro del espacio definido, la fuente de ingresos más
importante. La cabaña ganadera incluye vacas, ovejas, cabras y caballos.
En el ganado vacuno destaca la raza casina, originaria de esta zona y muy apreciada.
El sistema de manejo del ganado es semejante al de cualquier área de
montaña: estabulación en la estación fría y pastoreo
en los puertos altos durante la temporada estival.
Problemática y estado de conservación.
En el sector de la Montaña oriental se mantienen reductos especialmente
bien conservados y con un alto grado de naturalidad, cuyos ejemplos más
sobresalientes son los montes de Redes y Peloño.
Sin embargo, la zona no está exenta de actividades impactantes que suponen
procesos degradativos del medio natural. En este sentido, se comprueba una proliferación
de pistas que, desde la vía principal de penetración en el monte,
dan acceso a zonas de explotación maderera y cuyo uso por personas ajenas
a la propiedad debe ser controlado.
Las quemas, con una incidencia algo menor que el occidente de la región,
constituyen, no obstante, uno de los principales peligros que atentan contra
los recursos naturales en estos montes. Repetidas año tras año
en los mismos lugares, en principio para eliminar el matorral, acaban afectando
a las formaciones boscosas, que ven retraerse poco a poco sus límites.
Finalmente, el área incluida en este Parque representa la cuenca fluvial
completa que abastece de agua a la zona central de Asturias, acumulada ésta
en los embalses de Tanes y Rioseco. La necesidad de garantizar una correcta
conservación del área de captación es un motivo importante
para la protección de la cuenca mediante la figura de Parque Natural.
Estatus de protección.
En la actualidad, este territorio no está sometido a ninguno de los regímenes
de protección propuestos en la Ley 4/1989. Se propondrá a la Junta
General del Principado su inclusión en la Red Regional de Espacios Naturales
Protegidos mediante la declaración de Espacio Protegido con la categoría
de Parque Natural.
Desde el punto de vista cinegético los terrenos de Ponga y Caso incluidos
en este espacio forman parte de los Cotos Regionales del mismo nombre, lo cual
les otorga un cierto régimen de protección.
PARQUE NACIONAL DE PICOS DE EUROPA
Localización
y delimitación.
Los límites de la parte asturiana del Parque Nacional de Picos de Europa
-tal y como aparecen en el PORNPE (aprobado con fecha 8-4-1994) y en el Proyecto
de Ley de declaración del Parque Nacional de los Picos de Europa (aprobado
por Consejo de Ministros con fecha 15-4-1994)- se definen de la forma siguiente:
Comenzando por el extremo más oriental, el límite discurre desde
la confluencia Urdón-Deva por el espolón que cierra por el Este
la cuenca del primero, se toma la dirección Oeste, siguiendo el límite
provincial entre Cantabria y Asturias hasta Obesón, atravesando la Horcadura
del Canto. Se continúa hacia el Oeste por la divisoria de aguas al norte
del río Duje, y, pasando por Peña Crimienda, se desciende al Cares
en Puente Poncebos. Siempre en dirección Oeste -siguiendo la línea
de aguas vertientes del Cares- se asciende a Cabezo Llorosos, pasando por La
Raxuca y El Cuetón para enlazar con los límites del Parque Nacional
de la Montaña de Covadonga hasta el río Dobra. Desde éste,
inmediatamente aguas arriba de la Olla de San Vicente, se asciende en dirección
Suroeste a las crestas de la sierra de Amieva, incluyendo por lo tanto la cuenca
fluvial del Dobra y pasando por las cumbres de Bescoba, Priniello, Timarra,
Collado de Angón y Valdepino hasta el límite provincial; siguiendo
el criterio de incluir todas las aguas vertientes del Dobra.
Esto representa una superficie total de unos 247 km2 que afecta a los concejos
de Amieva, Cangas de Onís, Onís y Cabrales.
Finalmente, la delimitación exacta de este futuro Espacio Natural Protegido,
podrá verse modificada a resultas de su tramitación parlamentaria.
Características del medio natural.
Clima.
Las características climáticas de la zona corresponden a las de
clima de montaña. La temperatura media oscila alrededor de los 8 ºC
en la media montaña y se sitúa por debajo de los 0 ºC en
las cumbres, en niveles superiores a los 2.000 m. El grado de continentalidad
es muy acusado, con grandes contrastes térmicos, sobre todo en las zonas
cacuminales, donde se pueden registrar valores invernales inferiores a -7 ºC
y temperaturas estivales medias de las máximas en torno a los 10 ºC.
Las precipitaciones aumentan con la altitud, desde los 1.600-1.800 l/m2 anuales
en la media montaña hasta los probables 2.500 l/m2 en las cotas más
altas. Existe una fuerte innivación, básicamente invernal, y neveros
permanentes en la base de las cumbres principales.
Geología.
Los Picos de Europa constituyen una unidad estructural claramente definida dentro
de la Zona Cantábrica. Representa un apilamiento de escamas desplazadas
de Norte a Sur, formadas por materiales Paleozoicos en los que dominan, casi
de manera absoluta, distintos tipos de calizas.
Estos materiales calcáreos están afectados por una densa red de
fracturas y reflejan las huellas de los procesos glaciares y kársticos
que han incidido sobre ellos. El resultado es un relieve extraordinariamente
abrupto, conformado por una variada morfología en la que se mezclan depresiones
kársticas de las más variadas tipologías y tamacios, paredes
rocosas verticalizadas, depósitos de bloques y cantos de grandes dimensiones,
extensas superficies de lapiaz, amplios circos glaciares, morrenas, cubetas
de sobreexcavación glaciar, profundas y estrechas gargantas, crestas
y picos sobresalientes, etcétera.
Dentro del espacio considerado aparecen otras litologías, paleozoicas,
como areniscas, pizarras y cuarcitas, pero en proporciones muy pequeñas
y restringidas a zonas periféricas septentrionales.
De los tres macizos que configuran el conjunto de los Picos, están representados
aquí los sectores asturianos de los macizos central y oriental y la parte
del occidental no incluida en el Parque de Covadonga. Las cumbres principales
de Picos de Europa, y de todo el sector cantábrico, junto con otras especialmente
significativas, quedan, por tanto, dentro de los límites establecidos:
Torre Cerreu (2.648 m), Pico Tesorero (2.570 m), Urriellu (2.519 m).
Vegetación.
Las grandes áreas de roquedo, prácticamente desnudas de vegetación,
constituyen la nota dominante en el paisaje de los Picos de Europa, principalmente
por encima de los 1.500 m. En altitudes inferiores, matorrales y pastos alternan
con los restos de vegetación arbolada.
En la zona de potencialidad forestal los tipos de bosque dominantes son hayedos,
robledales, bosques mixtos y encinares.
Los encinares ocupan los niveles altitudinales inferiores. Penetran por la garganta
del Cares, donde sólo persisten pequeños reductos, y constituyen
formaciones de considerable extensión y naturalidad en las empinadas
laderas del valle del Cares a su paso por Peñamellera Alta. Los robledales
aparecen en los escasos afloramientos silíceos al Norte del sector, fundamentalmente
a todo lo largo del valle del Casaño. Los bosques mixtos, en los que
frecuentemente participa la encina, se encuentran muy reducidos, ocupando en
la actualidad estaciones muy concretas como los desfiladeros o la base de algunos
cantiles. El haya, mucho más extendida en otro tiempo, mantiene manchas
de diversa significación repartidas por toda la zona entre los 700 y
los 1.500 metros.
Los aulagares o matorrales calcícolas son las comunidades de sustitución
de los bosques sobre sustratos calcáreos y ocupan la mayor parte del
territorio forestal, debido a la fuerte presión humana.
La vegetación de alta montaña está representada por los
matorrales de enebro rastrero con gayuba. Estos enebrales, sin embargo, no alcanzan
un nivel de cobertura significativo, pues el abrupto relieve, la innivación
prolongada y la acción del fuego favorecen la instalación de otras
comunidades, quedando aquéllos relegados a crestas y cornisas.
En las áreas de cumbre, básicamente a partir de los 2.000 m, las
etapas maduras de vegetación corresponden a comunidades herbáceas.
Fauna.
El espacio protegido de Picos de Europa no tiene un nivel de recursos faunísticos
equiparable a otras zonas de la montaña asturiana. La ausencia casi total
de los grandes mamíferos como el oso y el lobo dan origen a esta situación.
Sin embargo, no carecen los Picos de valores reseñables en este sentido.
Así, hay que destacar la numerosa población de rebecos, quizás
excesiva, que vive en los roquedos de alta montaña. Otro mamífero
de interés en el aspecto de la conservación es la nutria, que
cuenta aquí con una importante presencia.
Urogallo, buitre y águila real son las aves más representativas
presentes en la zona. Aquí se encuentran algunos de los principales núcleos
de cría del buitre en toda la región y se mantienen cantaderos
de urogallo en las masas forestales mejor conservadas.
Población y actividades económicas.
Los municipios afectados por la delimitación de este espacio albergan
un total de 11.000 habitantes. Las densidades poblacionales están muy
lejos de la media regional situándose en valores entre 8,5 -Amieva- y
30,3 -Cangas de Onís- habitantes por km2.
Las actividades relacionadas con el campo, como ocurre en casi todos los concejos
de montaña, ocupan a la mayor parte de la población, pero no representan
el principal activo económico. Sólo en Onís es el sector
primario el que aporta mayor porcentaje al PIB (56%). En los demás concejos
la influencia del turismo, desarrollado en torno al Parque de Covadonga y en
general al conjunto de Picos de Europa, supone la expansión de otros
sectores económicos, destacando el comercio, el transporte y la construcción.
Así, el sector servicios significa para alguno de los municipios casi
el 50% de su PIB, mientras que en el caso de Cabrales el industrial aporta el
55% al PIB.
Esta creciente actividad relacionada con el turismo marca también la
evolución de la población. A diferencia de otras zonas de montaña,
donde el despoblamiento es generalizado, aquí el número de habitantes
se mantiene estable, con mínimas oscilaciones, durante los últimos
diez años. Unicamente Cangas de Onís sigue manifestando un descenso
poblacional que, aun con todo, refleja esa tendencia a la estabilización.
Problemática y estado de conservación.
El principal valor natural de los Picos de Europa reside, fundamentalmente,
en su componente geomorfológica, que configura un agreste paisaje resaltado
por la grandiosidad de las formas.
La problemática asociada a los Picos de Europa presenta varios aspectos
desde el punto de vista de la protección y la conservación. En
primer lugar se trata de un espacio con entidad propia, muy bien definido, que
constituye una unidad territorial, pero administrativamente dividido en tres
partes, pertenecientes a distintas comunidades autónomas. Esto implica
dificultades a la hora de establecer un esquema de gestión aplicable
a todo el Macizo.
La creciente demanda de áreas «naturales» hacia las que canalizar
actividades de ocio hace de este espacio uno de los principales centros de atracción
turística del Principado, como se viene demostrando en los últimos
años. El fenómeno turístico lleva aparejadas una serie
de actuaciones con incidencia ambiental, como son las relativas a accesos, infraestructuras,
etcétera.
Por otra parte, la mejora de la calidad de vida de los habitantes de la zona,
especialmente en los núcleos asentados más al interior, supone,
como en el caso precedente, un conjunto de actividades susceptibles de afectar
las condiciones actuales del medio.
Estatus de protección.
En la actualidad este territorio, salvo el Parque Nacional de la Montaña
de Covadonga no está afectado por las figuras de protección de
la Ley 4/1989. Se está tramitando en las Cortes Generales del Estado
su declaración como Parque Nacional de Picos de Europa.
Por otra parte, un pequeño sector de esta zona forma parte de la Reserva
Regional de Caza de los Picos de Europa, lo que le otorga un cierto estatus
de protección.
La unidad territorial que representan los Picos de Europa, independientemente
de su división administrativa, debiera implicar una gestión coherente
del conjunto. Por ello, se profundizará en la búsqueda de mecanismos
tendentes a la gestión coordinada de los Picos de Europa junto con las
Comunidades Autónomas de Cantabria y Castilla-León.
6.3. La Reservas Naturales.
Las Reservas Naturales, como apunta su mismo nombre, están destinadas
a proteger zo-
nas de alto interés de forma estricta. Dadas las características
de poblamiento y naturalidad
del territorio asturiano, este tipo de protección sólo puede ejercerse
sobre zonas relativamente pequeñas.
Se trata de Espacios Naturales que cuentan con un órgano de gestión
global, excepto cuando se encuentren integrados en un Parque. En este caso el
órgano de gestión será el mismo que el del Parque Natural.
Los elementos que conforman el órgano de gestión de las Reservas
son el Conservador y el Patronato de las Reservas.
La gestión de las Reservas se realizará a través de los
Planes Rectores de Uso y Gestión, de vigencia cuatrienal. En ellos se
especificarán las distintas zonas de gestión diferencial con sus
normas correspondientes, así como las normas de regulación de
las actividades sectoriales. En los programas de gestión anual se incluirán
las previsiones presupuestarias necesarias para el desarrollo de los PRUG.
La Ley 5/1991, abre la posibilidad de elegir entre dos tipos de reservas naturales,
unas las Reservas Naturales Integrales en las que queda prohibida la explotación
de recursos, y otras las Reservas Naturales Parciales en las que se permite
la explotación de recursos siempre que sean compatibles con la conservación
de los valores que se pretenden proteger.
La declaración de las Reservas Naturales Integrales se hará por
Ley y por Decreto la de las Reservas Naturales Parciales.
La elección de las diez Reservas Naturales que forman parte de la RRENP
se ha realizado atendiendo a los criterios generales expuestos en 6.1, por lo
que se han utilizado los dos tipos de figuras.
La posibilidad de declaración de Reservas Naturales Integrales resulta
complicada ya que tienen que concurrir un conjunto de factores difíciles
de reunir: lugares de tan alto valor natural, en donde concurran al mismo tiempo
otras circunstancias favorables, como la ausencia de población y de afecciones
significativas. Esta es la situación de la Reserva Biológica de
Muniellos.
Otro lugar montañoso con valores naturales excepcionales es el Cueto
de Arbas. En las montañas que rodean este lugar se encuentra una excelente
representación de los ecosistemas subal-
pinos occidentales y tres complejos de pequeñas turberas y lagunas con
un interés excepcional (Chouchinas, Reconco y Arbas). Además,
la conservación de esta zona, muy cercana al llama-
do «corredor de Leitariegos», resulta imprescindible para la conservación
del oso pardo. No obstante, el uso ganadero de estas montañas y su compatibilidad
con la conservación de los altos valores naturales que albergan, hace
necesaria la aplicación de la figura de Reserva Natural Parcial para
esta zona.
A pesar de la intensa humanización de la zona litoral se conservan aún
otros enclaves de interés muy elevado que trasciende a lo puramente regional.
Se trata de las rías del Eo y de Villaviciosa, de gran interés
para la avifauna y fundamentales para el mantenimiento de procesos biológicos
básicos como la migración. La aplicación en estas zonas
de medidas de protección tan estrictas como las de las Reservas Naturales
Integrales es inviable habida cuenta del intenso poblamiento que sostienen en
sus riberas y de los usos que las afectan en mayor o menor medida.
La Playa de Barayo mantiene en muy buen estado las comunidades de playas y dunas,
un valioso complejo de comunidades subhalófilas como cañaverales
y carrizales y alisedas pantanosas, extremadamente escasas en la región.
Estos sistemas son muy frágiles y necesitados, por tanto, de medidas
de protección estrictas. Al descartar el empleo de la figura de Parque
por la pequeña extensión y por el alejamiento que supondría
del modelo de gestión del resto de los Parques de la RRENP, se ha preferido
declararlos como Reserva Natural Parcial.
Finalmente, las cuatro cuevas incluidas bajo esta figura reúnen valores
excepcionales que las hacen merecedoras de la máxima protección.
Aunque no necesariamente amenazados en la actualidad, estos hábitats
son extremadamente sensibles por lo que la protección preventiva adquiere
aquí su máxima significación.
En definitiva, la RRENP queda conformada por las siguientes Reservas:
Reserva Natural Integral de Muniellos.
Reserva Natural Parcial de Pelono.
Reserva Natural Parcial del Cueto de Arbas.
Reserva Natural Parcial de la Ría del Eo.
Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa.
Reserva Natural Parcial de Barayo.
Reserva Natural Parcial de la Cueva de las Caldas.
Reserva Natural Parcial de la Cueva del Sidrón.
Reserva Natural Parcial de Cueva Rosa.
Reserva Natural Parcial de la Cueva del Lloviu.
Que ocupan una superficie de 130 km2 (de los cuales 75 se encuentran incluidos
en Parques Naturales) y cuyas características más destacables
se reseñan a continuación.
6. Red regional de espacios naturales protegidos (continuación). . RESERVA
NATURAL INTEGRAL DE MUNIELLOS
Localización
y delimitación.
La Reserva Natural de Muniellos se encuentra situada en la zona suroccidental
de la región, en los concejos de Ibias y Cangas de Narcea.
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El concejo de Ibias
se ve afectado por la Reserva en el monte Vadebois (MUP 345), mientras que al
concejo de Cangas de Narcea pertenecen tanto el monte de La Viliella (MUP 349)
como la antigua Reserva Biológica, núcleo principal de este espacio
protegido. Degaña participa con el monte El Corralín, enclave
de este concejo en el de Ibias. Se trata de un conjunto que, en total, ocupa
59,7 km2.
Características del medio natural.
Clima.
Esta zona se encuentra dentro del área con climas de montaña.
Las precipitaciones alcanzan valores medios en torno a los 1.800 l/m2, aunque
existen grandes variaciones en función de la altitud y la orientación.
Un aspecto a señalar es el acusado descenso de las precipitaciones estivales,
sobre todo en el sector más occidental. Por otro lado, la nieve es frecuente
durante la estación fría, llegando a permanecer gran parte del
invierno al menos en las zonas más elevadas.
Los valores medios de temperatura también experimentan variaciones notables.
En general, se sitúan por encima de los 10 ºC para la media montaña
y descienden por debajo de 6 ºC en las cumbres.
Geología.
La montaña occidental asturiana forma parte de las estructuras que configuran
la denominada Zona Asturoccidental-leonesa, la cual presenta una gran homogeneidad,
desde el punto de vista litológico, pues dominan absolutamente los sustratos
silíceos de origen Paleozoico.
La unidad estratigráfica que representa el grueso de los materiales de
la zona es la Serie de los Cabos, constituida principalmente por un potente
nivel de cuarcitas. Otras formaciones con menor representación son las
pizarras negras ordovícicas y los niveles carboníferos de areniscas,
pizarras y conglomerados.
El cuaternario, manifestado a través de pequeñas morrenas glaciares
y depósitos fluviales y de ladera, está ampliamente distribuido
por la zona.
Vegetación.
Los robledales de roble albar son el tipo de vegetación forestal dominante
en esta zona. Otros tipos de robledales y algunos fragmentos de hayedos, así
como los bosques de ribera y abedulares conforman el conjunto de la diversidad
de las comunidades forestales.
Se trata de una zona con muy amplias superficies de bosque, que se puede considerar
el elemento principal del paisaje.
Junto a las extensas formaciones arboladas aparecen algunas zonas degradadas
y deforestadas, que actualmente se hallan cubiertas por matorrales de distintos
tipos.
Los fondos de valle de los alrededores de Valdebois y La Viliella, están
ocupados por prados de siega.
La vegetación de alta montaña carece de representación
en esta zona, pues las cotas principales no alcanzan la suficiente magnitud
como para albergar enebrales subalpinos.
Fauna.
Sin duda el elemento faunístico más relevante, dentro del área
considerada, es el oso pardo cantábrico. El oso encuentra aquí
las condiciones adecuadas para su desarrollo y supervivencia: bosques suficientemente
extensos, zonas de refugio poco accesibles, etcétera.
El lobo mantiene igualmente una población destacada en este sector, con
áreas estables de cría y presencia de grupos familiares de relativa
importancia.
Otro de los mamíferos con estatus proteccionista es la nutria, presente
en la mayor parte de los ríos que discurren por la zona con distintos
grados de abundancia.
Los artiodáctilos también están representados aquí.
Los corzos son muy abundantes en las grandes extensiones de bosques y matorrales;
los rebecos, con una densidad baja, están presentes en los roquedos y
pastizales de las crestas, con un núcleo principal en torno al monte
Muniellos; los ciervos, reintroducidos como en el resto de la región,
tienen establecidas aquí sus poblaciones más occidentales.
Entre las aves adquiere un mayor interés el urogallo, que alcanza cifras
muy notables para el conjunto regional.
Reptiles y anfibios están, asimismo, ampliamente representados, destacando
los asociados a zonas húmedas del tipo turbera o charcas de montaña,
hábitats relativamente extendidos en el sector considerado.
Población y actividades económicas.
El total de habitantes de los concejos afectados por la delimitación
de este espacio asciende a 23.206, de los cuales la mayor parte están
radicados en el municipio de Cangas de Narcea, que cuenta con 20.338, en tanto
que Ibias aporta al conjunto 2.868 habitantes.
Las densidades de población se encuentran entre las más bajas
de la región. En Cangas de Narcea esta cifra es de 24,7 hab./km2, mientras
que en Ibias, que cuenta con 8,6 hab./km2, es de los concejos más despoblados
de Asturias.
A lo largo de la última década, el auge de la minería en
el occidente asturiano ha propiciado una estabilización de la población
en Cangas de Narcea con fluctuaciones muy bajas, del orden del 5%. Esto no ha
ocurrido, sin embargo, en Ibias, donde la población viene experimentando
un descenso del 30%.
La actividad económica que genera mayor porcentaje de riqueza es la derivada
de la minería, pues aporta el 58% del PIB en Cangas de Narcea y el 46%
en Ibias.
El sector servicios adquiere importancia en Cangas de Narcea (27 % del PIB),
centrándose, fundamentalmente, en la capital, donde se aglutinan las
industrias propias del sector.
Problemática y estado de conservación.
Esta zona occidental de la Cordillera contiene algunos de los valores más
representativos del patrimonio natural asturiano. Así, el bosque de Muniellos
se considera el robledal con mayor grado de naturalidad en Asturias y en la
Cornisa Cantábrica. Por otro lado, el contingente faunístico reúne
las especies de vertebrados terrestres más valiosas y amenazadas (oso,
lobo, urogallo, nutria, rebeco).
En general, el estado de conservación de este espacio es aceptablemente
bueno, tanto en el contexto de la Asturia occidental como en el de la Cordillera
Cantábrica, debido a la escasa densidad de población -en el entorno
mismo de la reserva-, al alejamiento de las principales vías de comunicación
del Principado y, en las últimas décadas, a la creación
de cotos y reservas de caza.
Sin embargo, existen una serie de factores que amenazan con alterar este estado
de cosas, como ha ocurrido en áreas anejas.
En primer lugar hay que destacar la minería, tanto a cielo abierto como
de galería, que, si bien es un elemento económico generador de
riqueza, provoca igualmente graves deterioros en el medio ambiente. En este
sentido, cabe señalar que aunque la Reserva no se ve directamente afectada
por este problema, en el entorno es una actividad común.
Otro problema, no menos importante, es el de los incendios. Realizados de forma
indiscriminada y sin ningún tipo de control sobre áreas de matorral,
acaban por extenderse a las masas arboladas, causando graves efectos en cuanto
a pérdida de suelo, erosión y regresión del bosque.
Finalmente, el furtivismo, en la actualidad con carácter puramente lucrativo
y de ocio, está provocando importantes daños en la fauna, con
especial incidencia en las especies más vulnerables, como el oso y el
urogallo.
Estatus de protección.
La zona delimitada coincide plenamente con la Reserva Biológica de Muniellos
(Real Decreto 3128/1982, de 15 de octubre, y con las subsiguientes ampliaciones
realizadas más tarde por el Principado a los montes de Valdebois y la
Viliella (Decreto 21/1988, de 4 de febrero. A esta zona se añadirán
los montes de El Corralín.
Se adscribirá a la figura de Reserva Natural Integral en base a la Ley
4/1989 de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna
Silvestres y a la Ley 5/1991, de 5 de abril, de Protección de los Espacios
Naturales en Asturias.
RESERVA NATURAL PARCIAL DE PELOÑO
Localización
y delimitación.
El monte Peloño se encuentra situado en la zona suroriental de Asturias,
ya en las cercanías de la provincia de León. Sus límites
se incluyen plenamente en el concejo de Ponga.
La delimitación de la Reserva Natural se ha hecho coincidir con el Monte
de Utilidad Pública número 119, Peloño, que tiene un total
de 1.507 ha (15,07 km2), de las que 1.455 pertenecen a los pueblos de San Juan,
Casielles, San Ignacio y Viego, mientras que las 42 ha restantes son enclavados.
Los límites del bosque de Peloño representan prácticamente
la cuenca de recepción del arroyo de la Canalina, cuya altitud máxima
corresponde a Peña Pileñes (2.012 m) y la mínima (900 m)
al desfiladero que precede a la confluencia del arroyo citado con el río
Mojizo.
Características del medio físico.
Clima.
Condiciones climáticas propias de la media y la alta montaña asturiana:
descenso generalizado de las temperaturas con la altitud al tiempo que aumentan
las precipitaciones y se hace más acusada la continentalidad.
La precipitación media anual se establece en torno a los 1.700 l/m2,
con un mínimo estival que no implica situaciones de xericidad, manteniéndose
un cierto nivel de humedad durante todo el año. Al menos en la estación
fría, estas precipitaciones son en forma de nieve.
La temperatura media anual oscial entre 8 y 9 ºC, con valores mínimos
en invierno, registrándose unas temperaturas medias de las mínimas
del mes más frío inferiores a -6 ºC.
Geología.
El territorio aquí definido se incluye, desde el punto de vista geológico,
en la Zona Cantábrica, y más concretamente en la unidad del Manto
de Ponga.
La zona de mantos se caracteriza por la superposición de dos unidades
litológicas, una masiva y resistente formada por cuarcitas y calizas
de montaña y otra, mucho menos potente y más deleznable, constituida
por materiales de tipo pizarroso. Estas unidades forman estructuras cabalgantes,
desplazadas en dirección Oeste-Este, que se van repitiendo en todo el
sector.
Como en el resto de la Cordillera, se observan aquí, sobre todo en las
montañas de la divisoria, las huellas del modelado glaciar, evidenciado
por la existencia de circos y pequeñas morrenas.
Vegetación.
La vegetación forestal está representada, fundamentalmente, por
hayedos y, en menor medida, por algún pequeño robledal. La superficie
ocupada por los bosques se aproxima mucho al total de la estimada para la Reserva.
En la alta montaña se desarrollan los matorrales de enebro rastrero,
con gayuba en las peñas calcáreas y con brecina y arándano
en los sustratos silíceos.
Las masas boscosas aparecen, no obstante, entremezcladas con áreas de
pequeña extensión, deforestadas y dedicadas a prados y pastos
o cubiertas por distintos tipos de matorrales.
Fauna.
Se encuentran representados en este espacio todos los elementos que configuran
la riqueza faunística de la montaña centro-oriental.
Está constatada la presencia más o menos habitual de oso en Peloño
y alrededores, donde la población oriental de la Cordillera Cantábrica
establece el límite de su área de distribución por el Oeste.
Supone, además, el único enclave de esta población en Asturias.
El lobo es abundante, distribuyéndose por toda el área y manteniendo
zonas estables de cría.
Se encuentran aquí poblaciones de rebecos de cierta entidad, mientras
que el ciervo, reintroducido, como en todo el Principado, tiene el desfiladero
de los Beyos como límite oriental de su área de distribución.
La existencia de masas arbóreas relativamente extensas propicia la presencia
del urogallo que cuenta con núcleos especialmente interesantes, tanto
por el número de cantaderos como por la densidad de esta tetraónida
en el monte Peloño.
El resto de las aves, así como los reptiles y anfibios, cuentan con un
elevado número de especies, favorecidos por la conservación de
sus hábitats.
Población y actividades económicas.
Es esta una zona con altos índices de despoblamiento. Si consideramos
las parroquias de Abiego, San Juan de Beleño, Casielles, San Ignacio,
Sobrefoz y Viego, las cuales se disponen formando una orla alrededor del monte
Peloño, puede estimarse la población de la zona en un total de
577 habitantes, todos ellos asentados fuera de los límites de la Reserva.
El número total de entidades de población afectadas desde esta
perspectiva es de 18. Otro dato de interés es la densidad media del concejo,
6 hab./km2, la más baja del Principado.
Los principales recursos económicos son los relacionados con el sector
primario. La actividad agropecuaria acapara entre el 80 y el 90% de los empleos,
llegando a representar en torno al 70% del PIB municipal.
La ganadería es, dentro del espacio definido, la fuente de ingresos más
importante. La cabaña ganadera incluye vacas, ovejas, cabras y caballos.
En el ganado vacuno destaca la raza casina, originaria de esta zona muy apreciada.
El sistema de manejo del ganado es semejante al de cualquier área de
montaña: estabulación en la estación fría y pastoreo
en los puertos altos durante la temporada estival.
Problemática y estado de conservación.
En el espacio de esta Reserva Natural se mantienen reductos especialmente bien
conservados y con un alto grado de naturalidad, como lo demuestra la presencia
de urogallo, pico mediano y oso pardo, éste de forma esporádica,
además de constituir un importante refugio invernal de fauna.
Sin embargo, la zona no está exenta de actividades impactantes que suponen
procesos degradativos del medio natural. En este sentido se comprueba una proliferación
de pistas que, desde la vía principal de penetración en el monte,
dan acceso a zonas de explotación maderera y cuyo uso por personas ajenas
a la propiedad debe ser controlada.
La vinculación forestal futura del monte debe procurar garantizar la
conservación de las especies en él presentes y, en particular,
aquellas que estén catalogadas en el Principado de Asturias.
Las quemas, con una incidencia algo menor que el occidente de la región,
constituyen, no obstante, uno de los principales peligros que atentan contra
los recursos naturales en estos montes. Repetidas año tras año
en los mismos lugares, en principio para eliminar el matorral, acaban afectando
a las formaciones boscosas, que ven retraerse poco a poco sus límites.
Estatus de protección.
En la actualidad este territorio no está adscrito a ninguna de las figuras
de protección de la Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios
Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres. Se incluirá en la Red Regional
de Espacios Naturales Protegidos de Asturias bajo la figura de Reserva Natural
Parcial.
Los terrenos de esta Reserva Natural, desde el punto de vista cinegético
están incluidos en la Reserva Regional de Caso.
RESERVA NATURAL PARCIAL DEL CUETO DE ARBAS
Localización
y delimitación.
La Reserva Natural se sitúa en el suroccidente de la Cordillera, al Oeste
del Puerto de Leitariegos y constituye el límite oriental del Parque
Natural de las Fuentes del Narcea y del Ibias. El pico que le da nombre es el
de mayor altitud de Comarca (2.002 m).
Los límites de la Reserva son los siguientes: por el Sur, el límite
provincial con León, desde el Puerto de Leitariegos siguiendo hacia el
occidente hasta el Collao Alto; desde aquí gira hacia el Oeste por las
crestas de la montaña hasta alcanzar los Altos de Monteiro y continúa
cresteando la Sierra de la Zarza, Alto y Rogeiro, coincidiendo sus límites
con los del Parque Natural hasta alcanzar el Río Naviego en su confluencia
con el río Molín. El río Naviego forma el límite
Norte de la reserva y del parque Natural hasta prácticamente el Puerto
de Leitariegos. Su superficie es de 29 km2.
Características del medio físico.
Clima.
En las zonas altas, Cueto de Arbas y Pico del Fraile sobre todo, el bioclima
es subalpino. El resto están incluidos en los bioclimas montanos y altimontanos
(ver Bioclimatología, apartado 3.1). Las precipitaciones medias anuales
se establecen en torno a los 1.900 l/m2. A pesar del mínimo estival,
no existen situaciones de aridez más que esporádicamente. Las
precipitaciones en las zonas más elevadas pueden superar anualmente los
2.100 l/m2. En los meses invernales las precipitaciones suelen ser de nieve.
La temperatura media de las mínimas anual está por debajo de los
2 ºC, y la de las máximas no supera los 12 ºC. Las temperaturas
medias del mes más frío son inferiores a -6 ºC.
Geología.
Desde el punto de vista geológico el área pertenece a la Zona
Asturoccidental-Leonesa, una de las grandes unidades en que se divide la Cordillera
Hercínica en el NOpeninsular. La mayor parte de los materiales que afloran
en esta zona corresponden a sucesiones siliciclásticas con un metamorfismo
anqui o epizonal. Son rocas del Precámbrico y Paleozoico Inferior, especialmente
pizarras y filitas de la Serie del Narcea y cuarcitas, areniscas y niveles de
pizarras del Grupo Cándana y Serie de los Cabos. Las rocas carbonatadas
tienen una escasa representación, existiendo únicamente un delgado
nivel de calizas, dolomías y mármoles perteneciente a las Calizas
de Vegadeo. La extensión superficial de esta formación es muy
pequeña pero reviste un especial interés por su rareza en la región
occidental.
Discordantes sobre estos materiales en algunos puntos afloran retazos de rocas
más modernas (Paleozoico superior), igualmente de naturaleza siliciclástica.
Se trata de conglomerados cuarcíticos, areniscas y pizarras, con intercalaciones
de niveles de carbón. Estas formaciones son explotadas para minería
en zonas adyacentes.
La práctica totalidad de la zona presenta un modelado heredado de la
actividad glaciar pleistocena, caracterizado por valles amplios y otras formas
de erosión características: circos, nichos de sobreexcavación
glaciar, aristas glaciares, etc., así como formas de depósito
con este mismo origen glaciar. Estas zonas de modelado glaciar favorecen el
desarrollo de turberas, encontrándose aquí uno de los mejores
conjuntos de turberas montañosas desarrolladas sobre cubetas de sobreexcavación
glaciar. El encajamiento del sistema fluvial ha modificado en algunos puntos
estas formas y constituye la característica principal del relieve en
las zonas bajas, con valles estrechos de fuerte pendiente y generalmente exentos
de depósitos cuaternarios.
La reserva representa una de las mejores representaciones del modelado glaciar
de las áreas montañosas occidentales asturianas.
Vegetación.
La vegetación de la Reserva es la característica de las áreas
montanas y subalpinas de las montañas oligótrofas occidentales
(ver apartado 3.3). Existe una buena representación de la serie subalpina
de los enebrales rastreros oligótrofos en el Cueto de Arbas y en los
altos de Monteiro.
Los abedulares altimontanos están bien conservados, existiendo importantes
bosques en la cuenca alta de los ríos Molín, Corros y Naviego.
En el curso bajo del río Molín y en las laderas umbrías
de los valles cercanos a Villar de Rogero y Vegameoro crecen buenos bosques
higrófilos de fresnos y arces y, en la confluencia con el río
Naviego, alisedas occidentales. Los hayedos oligótrofos y robledales
albares oligótrofos también están bien representados en
la Reserva. Destacan los hayedos que crecen en la vertiente Norte del Pico del
Fraile hacia Riomolín y los robledales que se extienden por la vertiente
Este del Monte del Gato, que llegan hasta las brañas de Villar de Arbas
y casi hasta el collado de las Llamas del Racín en el nacimiento del
río Corros.
Rebollares y pequeños bosques y formaciones arbustivas de roble rosado
crecen en las vertientes orientadas al mediodía del Alto de Rogeiro en
el valle de Riomolín. Estos son de interés debido a la rareza
en estas áreas occidentales de las comunidades vegetales de roquedos
calcícolas, representados dentro de la Reserva en las inmediaciones de
El Cuerno y Peña Tuerta.
Además de la riqueza y buen estado de conservación general de
la vegetación forestal de los valles descritos, la Reserva alberga una
importante representación de los complejos de vegetación típicos
de turberas. Estos y la vegetación subalpina son los verdaderos tesoros
vegetales que alberga esta Reserva y los que hacen de ella un espacio único,
con el conjunto de estas comunidades vegetales más valioso de la región.
Dentro de la Reserva se encuentran las turberas de Chouchinas, Reconco y las
de las Fuentes del Narcea. La turbera de Chouchinas se encuentra junto a la
braña del mismo nombre. La turbera de Reconcos, también llamada
Bajo el Camín, ocupa una cubeta o recuenco de ladera a unos 700 metros
de la anterior. Ambas desaguan en la cabecera del río Molín, tributario
del Naviego. Por último, es también valioso el conjunto de turberas
situadas en las fuentes mismas del río Narcea, no muy lejos de las anteriores.
Además del valor intrínseco que tiene estas áreas turbosas
por su singularidad y carácter puntual, éstas destacan por su
riqueza específica y, sobre todo, por la presencia de especies vegetales
exclusivas.
La turbera de Chouchinas, de gran tamaño, constituye un elemento especialmente
representativo de este tipo de medios, pues alberga buena parte de las especies
turfófilas más significativas. La turbera y laguna de Reconcos
o Bajo el Camín, más reducida en sus dimensiones, incluye, además
de plantas comunes, algunas de considerable valor por su rareza, como Carex
curta y Drosera anglica, con escasas citas en la Cordillera Cantábrica.
La especie más notable es el nenúfar Nuphar luteum ssp. pumilum,
que tiene en una pequeña balsa de esta turbera su única localidad
conocida en toda la Península Ibérica.
Dentro de la Reserva son también excepcionales el conjunto de lagunas,
charcas y pequeños espacios turbosos que se encuentran en la Laguna de
Arbas, en la vertiente Noroeste del Cueto de Arbas. Se encuentran aquí
un conjunto de plantas de gran interés como son los pteridófitos
Isoetes velatum ssp. asturicense, Hupertzia selago, Lycopodium clavatum y las
fanerógamas Potamogeton notans, Sparganium angustifoliun, etcétera.
Fauna.
El oso pardo es sin duda el animal más relevante que vive dentro del
área de la Reserva, donde encuentra condiciones adecuadas para su desarrollo
y supervivencia. La zona es crítica y forma parte del denominado corredor
de Leitariegos, estrecha franja que une las áreas oseras más amplias
de Somiedo con las de Degaña y Hermo. La conservación y la restauración
de los ecosistemas de esta zona se consideran vitales para la supervivencia
de la especie.
Otras especies relevantes son el lobo, que mantiene una población destacada,
con áreas estables de cría y presencia de grupos familiares de
relativa importancia, la nutria, que mantiene poblaciones en los ríos
de la zona, los corzos, abundantes en los bosques y matorrales, y los rebecos
en los pastizales y crestas de las montañas más altas.
Entre las aves está presente el urogallo; el ánade real y la cigüeña
común visitan regularmente la Laguna de Arbas, condicionados siempre
por la afluencia de gente en sus inmediaciones.
Los reptiles y los anfibios están muy bien representados, destacando
los asociados a las zonas húmedas, especialmente en la Laguna de Arbas
y Reconco. Son frecuentes los tritones (Triturus marmoratus y T. helveticus),
la rana temporaria, el sapo partero, la salamandra común, etcétera.
En la laguna viven odonatos, heterópteros acuáticos, sanguijuelas
y demás fauna propia de las aguas continentales estancadas.
Población y actividades económicas.
Todos los terrenos incluidos en la Reserva pertenecen al Concejo de Cangas del
Narcea. La densidad de población se encuentran entre las más bajas
de la región, 25 hab./km2 para el conjunto del Concejo pero en el interior
de la Reserva sólo existen cuatro aldeas que, en total, no llegan a los
70 habitantes (población de derecho). Se trata de Riomolín, Villar
de Rogero, Corros (prácticamente abandonado) y Vegameoro en mismo límite
Norte de la Reserva, todos ellos pertenecientes a la parroquia de San Julián
de Arbas.
La actividad económica de estos pueblos es casi exclusivamente ganadera,
con ganado vacuno principalmente. Antiguamente los puertos se alquilaban a los
rebaños extremeños de ovejas merinas. Los puertos de Caniellas
en el límite Oeste de la Reserva son propiedad del pueblo cercano de
Gillón. Los montes que rodean a la laguna de Arbas son de utilidad pública
(MUP número 153). En el Puerto de Leitariegos existe cierta actividad
de recreo durante el verano, especialmente en los alrededores de la Laguna de
Arbas y, durante el invierno, si las nevadas son importantes, en la pequeña
estación de esquí leonesa.
A lo largo de la última década el auge de la minería en
el occidente asturiano ha propiciado una estabilización de la población
del Concejo, con fluctuaciones del orden del 5%. Esta es la actividad económica
que genera mayor porcentaje de riqueza, pues aporta el 50% del PIB del Concejo.
El sector servicios adquiere importancia sólo en la capital, Cangas de
Narcea (27% del PIB), donde se aglutinan las industrias propias del sector.
Problemática y estado de conservación.
Esta zona occidental de la Cordillera contiene algunos de los valores más
representativos del patrimonio natural asturiano. Así, las áreas
subalpinas silíceas del Cueto de Arbas y el conjunto de turberas de la
futura Reserva son uno de los mejores y mejor conservados ejemplos de estos
ecosistemas asturianos. Por otro lado, el contingente faunístico reúne
las especies de vertebrados terrestres más valiosas y amenazadas.
En general, el estado de conservación de este espacio es bueno, sobre
todo en lo que respecta a turberas y en menor medida ecosistemas subalpinos.
En efecto, uno de los mayores problemas con los que se enfrentan los enebrales
subalpinos son las quemas incontroladas y periódicas que incluso barren
las zonas más altas de la montaña cantábrica. Esto provoca
que la comunidad climácica, dominada por el enebro rastrero, sea muy
escasa y esté refugiada sólo en los espolones y recuencos glaciares
más húmedos, donde el fuego no llega con facilidad.
Por el momento, las turberas de la Reserva no sufren graves problemas de conservación
a excepción de las pequeñas áreas turbosas que rodean la
Laguna de Arbas. Esta laguna es un claro ejemplo de la degradación a
que pueden verse sometidos espacios naturales bien conservados por la apertura
de vías de acceso rodado. La apertura de la pista de acceso hasta el
lago, para el servicio de la estación de esquí leonesa ha propiciado
el acceso masivo que ha contribuido negativamente al estado y mantenimiento
de la laguna. Es completamente necesario arbitrar medidas que eviten actividades
tales como el lavado de vehículos y uso de colchones y lanchas neumáticas,
con un grave impacto en los frágiles y valiosos ecosistemas que esta
laguna alberga.
La creación de un área recreativa previa a la laguna, tal vez
con intención disuasoria, pero de resultado dudoso para la conservación
de este espacio, produce aglomeración de gente los fines de semana estivales.
Esta masiva afluencia, unida a algunas pautas de conducta (ruidos, arranque
de plantas para procurar sombra a los vehículos, basuras, etc.) ha contribuido
a la degradación de este espacio.
Los valiosos bosques de la Reserva pueden verse afectados por los incendios
realizados de forma indiscriminada y sin control sobre las áreas de matorral,
que acaban frecuentemente por extenderse a las masas arboladas.
La minería no afecta directamente a la Reserva pero sí ejerce
cierto impacto visual ya que son visibles desde las zonas más altas las
tierras denudadas por efecto de las minas a cielo abierto de Villablino.
Finalmente, el furtivismo, en la actualidad con carácter puramente lucrativo
y de ocio, está provocando importantes daños en la fauna con especial
incidencia en las especies más vulnerables, como son el oso y el urogallo.
Estatus de protección.
En la actualidad este territorio no está adscrito a ninguna de las figuras
de protección de la Ley 4/1989 de Conservación de la Flora y Fauna
Silvestres. Se incluirá en la Red Regional de Espacios Naturales Protegidos
de Asturias bajo la figura de Reserva Natural Parcial, dentro del Parque Natural
de las Fuentes del Narcea y del Ibias.
RESERVA NATURAL PARCIAL DE LA RIA DEL EO
Localización
y delimitación.
La ría del Eo se encuentra en el extremo noroccidental de Asturias, colindando
con Galicia.
La zona gallega de la ría forma parte del Ayuntamiento lucense de Ribadeo,
mientras que la asturiana, única afectada por esta Reserva Natural, se
reparte entre los concejos de Castropol y Vegadeo.
El límite oriental de la Reserva se sitúa en la Punta la Espiela,
donde continúa por caminos vecinales y carreteras locales hasta Figueras.
De aquí se sigue la carretera local que lo comunica con la N-634. Por
ella continúa hacia el Sur pasando por Castropol y Vegadeo. En este punto
se toma el camino que por Miou llega a Louteiro y desde aquí, y a través
de una línea recta, se une esta localidad con la gallega de Villafernando
(Trabada). El punto de intersección con la demarcación regional
constituye el extremo Sur del área. El límite occidental coincide
con el provincial hasta alcanzar la boca de la ría a la altura de la
Punta de la Cruz, donde se cierra el área delimitada.
La longitud de la Reserva es de unos 12 km, con una anchura variable que alcanza
en algunos puntos los 2 km. La superficie afectada es de unos 14 km2.
Características del medio natural.
Clima.
La comarca en la que se encuentra la ría el Eo es una zona de temperaturas
suaves, donde las heladas son fenómenos raros, especialmente en las proximidades
del mar. Toda la zona mantiene temperaturas medias anuales por encima de los
13 ºC.
Las precipitaciones anuales oscilan entre los 900 l/m2 que se recogen en la
desembocadura de la ría y los 1.200 l/m2 correspondientes a la cola de
la misma. Este aumento de la pluviosidad culmina en la cercana sierra de la
Bobia donde se recogen unos 1.700 l/m2 anuales.
Geología.
La ría del Eo, desde el punto de vista geológico, se encuentra
situada en la zona Asturoccidental-leonesa y más concretamente en el
dominio del Manto de Mondoñedo.
Los materiales que conforman esta unidad son, en su mayor parte, pizarras, areniscas
y cuarcitas de la Serie de los Cabos, que comienza su depósito en el
Cámbrico Inferior-Medio. En las proximidades de la ría aparecen
también las Calizas de Vegadeo, constituidas por calizas y dolomías
intensamente recristalizadas.
La forma de la ría está controlada por una falla longitudinal
de dirección N-S, con apenas desplazamiento vertical. Las ensenadas pueden
estar relacionadas con fracturas menores, más o menos transversales.
El estuario se clasifica en función del tipo de mezcla como de «valle
de río sumergido», dividiéndose en tres sectores, con una
zona de «mezcla total» en la desembocadura que se va transformando
en «mezcla parcial» hacia la zona media para evolucionar hacia «cuña
salina» en la cola de la ría.
Grandes extensiones de esta ría se encuentran cubiertas por diferentes
tipos de sedimentos, muy visibles durante las bajamares. Las partículas
más finas tienden a depositarse en la cola de la ría y las de
mayor tamaño en los bancos arenosos de la desembocadura.
Vegetación.
Uno de los principales elementos de interés de las rías es el
conjunto de comunidades vegetales que son exclusivas de estos paisajes costeros.
Quizá las de mayor originalidad son las praderas submarinas formadas
por las dos especies de Zosfera. En la ría del Eo, y concretamente en
la ensenada de la Linera, se localiza una formación de Zosfera marina
cuyas dimensiones la convierten con toda probabilidad en la de mayor extensión
del Cantábrico. También son de gran interés las formaciones
de Zostera noltii que se encuentran en ésta y otras ensenadas.
Los matorrales halófilos son un tipo de vegetación francamente
escaso en esta ría, cuyos fragmentos mejor conservados se localizan en
la ensenada del Tarrón.
Los juncales y cañaverales se sitúan en las zonas donde la influencia
de las pleamares es menor. Los juneales dominados por Juncus maritimus forman
extensiones muy apreciables en la cola de la ría, junto a los pueblos
de Miony y Louteiro. Cañaverales de diversos tipos acompañan a
los juncales en esta zona.
Fauna.
Centrando el análisis de la fauna en el análisis de los vertebrados,
es necesario destacar el especial interés de este enclave para la avifauna.
La ría del Eo está considerada como la principal área asturiana
de invernada y reposo migratorio de las poblaciones europeas de aves acuáticas.
Se han identificado hasta 49 especies, de las que 16 son limícolos, 13
anátidas y 9 láridos, repartiéndose las restantes entre
otros grupos. En su mayor parte se trata de invernantes, si bien existe un reducido
grupo de migrantes de primavera y otoño y otro que se puede observar
a o largo de todo el año.
Esta zona húmeda se clasifica como de importancia internacional en lo
que se refiere a tres especies de anátidas: ánade silbón,
ánade rabudo y porrón moñudo. La presencia de importantes
núcleos de ostrero, chorlito gris, correlimos común, andarríos
chico, zarapito trinador y aguja colipinta la confieren la categoría
de importancia regional para estas especies.
Población y actividades económicas.
La población asentada en los concejos de la ribera asturiana de la ría
ascendía en 1986 a 10.464 habitantes, que se distribuyen en un total
de 196 entidades de población.
Los núcleos de mayor importancia son Figueras, con 711 habitantes, Castropol,
con 5.106 y Vegadeo, con 5.178. La densidad media es de 52,5 hab./km2, con un
ligero desequilibrio a favor del concejo de Vegadeo que cuenta con 62,8 hab./km2.
La población decrece globalmente en los últimos años, aunque
en aquellas parroquias con algún núcleo urbano de importancia
se aprecian ligeros incrementos durante el período 1970-1986.
Tanto por la estructura de la población activa como por la distribución
del PIB, los concejos de Castropol y Vegadeo tienen una orientación muy
diferente. En el primero de ellos la mayor parte del empleo se genera en el
sector primario (63,8%), en donde se localizan así mismo los mayores
valores del PIB (51,9%). Por el contrario, Vegadeo cuenta con un potente sector
servicios (54,6% del PIB) que da trabajo al 40,1% de la población activa.
El sector industrial, muy semejante en ambos concejos, genera el 20,2% del empleo
en Castropol y el 17,4% en Vegadeo.
Problemática y estado de conservación.
La ría del Eo es uno de los estuarios mejor conservados de la región
y su interés reside en dos aspectos fundamentales: la avifauna y la vegetación.
Cabe señalar aquí el problema de la creación de suelo industrial
a costa de rellenar y quitar superficie a los valiosos marjales que crecen en
los alrededores de Vegadeo, uno de los problemas más graves con los que
se enfrenta la parte asturiana de esta ría y que debe evitarse de forma
prioritaria.
La extensión de las zonas en las que se realizan cultivos marinos es
el problema de mayor importancia con vistas a la conservación de la naturalidad
de esta Reserva. Su ubicación principal en la ensenada de La Linera y
en la zona de Fonterula, agudiza el problema, ya que se trata, en el primer
caso, de la zona de mayor interés de la mitad asturiana de la ría.
La utilización de especies alóctonas para los cultivos, alguna
de las cuales se ha manifestado como vector de plagas de algas, se añade
a la difícil compatibilidad espacial que existe entre estos cultivos
y los valores naturales de la ría para los que urge establecer una planificación
que implique el establecimiento de superficies máximas a ocupar por las
parcelas de cultivos, así como su control zoosanitario.
Por otra parte, el entorno de la ría, absolutamente deforestado y con
abaundantes plantaciones forestales, proporciona unas riberas de escasa naturalidad
a un espacio de tanto interés biológico.
Estatus de protección.
En la actualidad este territorio no está adscrito a ninguna de las figuras
de protección de la Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios
Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres. Se incluirá en la Red Regional
de Espacios Naturales Protegidos de Asturias bajo la figura de Reserva Natural
Parcial.
La unidad territorial que representa la ría del Eo, al margen de su división
administrativa, demanda una gestión coherente del conjunto. Por ello,
se profundizará en la búsqueda de mecanismos tendentes a la gestión
coordinada de este Espacio Natural con la Comunidad Autónoma de Galicia,
sobre los que ya existen acuerdos previos entre ambas CC AA.
Desde el punto de vista cinegético la zona está sometida a vedas
anuales, lo que le otorga un cierto nivel de protección.
6. Red regional de espacios naturales protegidos (continuación). . RESERNA NATURAL PARCIAL DE LA RIA DE VILLAVICIOSA
Localización
y delimitación.
La ría de Villaviciosa se localiza en la costa centro-oriental de Asturias
a unos 30 km al Este de Gijón. Se encuentra incluida en su totalidad
en el concejo de Villaviciosa.
Los límites de la Reserva son básicamente los de las carreteras
que se sitúan a ambas márgenes de la ría.
En la orilla Oeste, desde la Punta de la Mesnada se alcanza El Puntal por la
línea de máximas pleamares, continuando desde aquí por
la carretera local, y más tarde comarcal, que une esta localidad con
Villaviciosa. Desde aquí por la N-632 se bordea la ría por el
Este hasta sobrepasar el pueblo de Villaverde, continuando por la carretera
local que lleva a Rodiles. Desde este lugar se alcanza la Punta de Rodiles,
para cerrar el espacio delimitado con el punto de partida.
La longitud del área delimitada es de unos 8 km, con una anchura variable
que alcanza en algunos puntos los 1.000 m. La superficie afectada es de unos
10 km2.
Características del medio natural.
Clima.
La comarca en la que se encuentra la ría de Villaviciosa es una zona
de temperaturas suaves, donde las heladas son fenómenos raros, especialmente
en las proximidades del mar. La temperatura media anual se sitúa entre
13 y 14 ºC en toda la zona.
Las precipitaciones anuales oscilan entre 1.100 y 1.300 l/m2 y no existe riesgo
de sequía estival.
Geología.
La zona se halla ubicada en la cuenca Mesoterciaria de Gijón-Villaviciosa
y está constituida por materiales Mesozoicos, Permotriásicos y
Jurásicos, principalmente, que bordean los sedimentos cuaternarios propios
del estuario.
El Pérmico está representado por arenas margosas con intercalaciones
calcáreas y algunas areniscas. El Triásico aporta conglomerados
y areniscas rojas, principalmente. El Jurásico, en los bordes N y E de
la ría, está formado por series de calizas, con margas y calizas
arcillosas. Otras litologías tienen menor entidad.
Es un estuario de «valle sumergido», poco profundo, con la entrada
restringida por la barra arenosa de Rodiles. Debido a la importancia del caudal
mareal en relación con el aporte fluvial del río Valdediós,
se produce una «mezcla total». La entrada de agua salada se produce
por el borde occidental y la salida de agua salobre por el oriental.
Desde el amplio bancal arenoso de la embocadura de la ría, el canal principal
limita extensas llanuras de fangos tapizados en buena medida por vegetación
halófila. Dichas llanuras se encuentran drenadas por una red de canales
estrechos con paredes subverticales y lecho ocupado por restos de conchas.
Vegetación.
Las características geneales de la vegetación de este estuario
son comunes al resto de las rías del Cantábrico Oriental. Se trata,
sin embargo, de la única ría asturiana de esta tipología.
En los fangos inundados diariamente por las mareas crecen diversas comunidades
vegetales. En el estrato inferior se localizan las praderas de Zostera noltii,
que en algunos puntos ligeramente más elevados, se ven acompañadas
por rodales de Spartina maritima, especie que tiene aquí su única
localidad del Principado.
Por encima de estas praderas monoespecíficas crecen los matorrales halófilos,
que se encuentran muy diversificados en este estuario. Los más destacables,
sin parangón en todo el litoral cantábrico, son los formados por
un subarbusto halófilo: Suaeda vera.
Los juncales y cañaverales se encuentran muy poco representados debido
al uso agrícola de la mayor parte de su zona potencial. Estos terrenos
se denominan «porreos» y mantienen en su mayor parte prados subhalófilos
con canales y pequeñas charcas de gran interés.
Las dunas de Rodiles, cuyo interés desde el punto de vista de la vegetación
era elevado, se encuentran actualmente muy degradadas.
Fauna.
Si se centra el análisis de la fauna en uno de sus grupos más
destacables, los vertebrados, es necesario poner de relieve el especial interés
de este estuario para la avifauna.
La ría del Villaviciosa se considera, tras la del Eo, como la segunda
zona del Principado de invernada y reposo migratorio de las poblaciones europeas
de aves acuáticas.
Se han identificado casi un centenar de especies de aves acuáticas, pertenecientes
a un total de 16 familias, lo que le hace merecedora, según la SEO, de
la categoría de zona húmeda de importancia nacional.
La distribución espacial de las aves acuáticas varía en
función de las mareas. Durante la bajamar los limícolos se distribuyen
por las praderas de fangos, ocupando también zonas de aguas someras y
canales. Las pomaradas y prados de los alrededores también acogen números
contingentes de aves acuáticas, especialmente durante los períodos
denominados «fugas de tempero».
Población y actividades económicas.
La población asentada en el concejo de Villaviciosa es de 15.498 habitantes,
que se distribuyen en 442 entidades de población, de mayor o menor rango.
El núcleo de mayor importancia es la capital del concejo, que cuenta
con 4.341 habitantes. En el mismo entorno de la ría no existen otras
localidades de importancia; se trata, en general, de pequeños pueblos
que durante el verano ven aumentar considerablemente su población.
La población decrece globalmente en los últimos años, salvo
la capital del concejo, donde se registra un considerable incremento, situado
en torno al 34,5% en el período 1970-1986. La densidad de población
de de 56,8 (1988) hab./km2.
El sector primario supone el 54,4% de los empleos, si bien aporta sólo
el 21,7% del PIB. El sector industrial genera el 17,6% del empleo y su importancia
en el PIB es mayor, en torno al 36,7%. Los servicios sostienen a un 28% de la
población activa, generando el 41,5% del PIB.
Problemática y estado de conservación.
A pesar del elevado grado de humanización del entorno del estuario, éste
todavía conserva valores singulares y zonas de elevada naturalidad.
En la actualidad los rellenos no suponen un problema de importancia. Sin embargo,
en otro tiempo se han perdido considerables superficies estuarinas por este
método. Una modalidad peculiar para ganar terrenos a la ría ha
sido la formación de «porreos», utilizando para ello diques
que impiden el paso del agua salada.
La acuicultura apenas si incide, actualmente, en la conservación de la
zona, ya que las instalaciones existentes son de reducidas dimensiones.
El vertido de aguas sin depurar, tanto de origen urbano como industrial, es
uno de los elementos que degrada la calidad ambiental de la ría.
Otro problema se manifiesta en el del uso público de algunas zonas, especialmente
de la playa y dunas de Rodiles y Misiego, donde la introducción de vehículos
y las instalaciones permanentes (chiringuitos, campings) han deteriorado considerablemente
el área.
El entorno del estuario, por su parte, añade una elevada degradación
paisajística, por los cultivos de eucaliptos y una creciente presión
urbanizadora de los terrenos colindantes con la ría.
Estatus de protección.
En la actualidad este territorio no está adscrito a ninguna de las figuras
de protección de la Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios
Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres. Se incluirá en la Red Regional
de Espacios Naturales Protegidos de Asturias bajo la figura de Reserva Natural
Parcial.
Desde el punto de vista cinegético la zona es un Refugio de Caza.
RESERVA NATURAL PARCIAL DE BARAYO
La playa de Barayo
se localiza entre los concejos de Navia y Valdés, para los cuales sirve
de límite el Río Barayo, que desemboca en la misma.
Los límites que definen el área de Reserva son los siguientes
(según toponimia de la Hoja 11-IV, Luarca del Instituto Geográfico
Nacional).
El límite comienza en Los Aguiones, punta situada entre las playas de
Villa de Otur y Arnela; continúa hacia el interior por la línea
de cresta de la loma hasta el pueblo de Sabugo; desde aquí sigue el camino
que conduce en dirección Oeste a la carretera N-634, a la altura del
km 319. La delimitación sigue por ésta hasta el km 322, donde
toma la carretera hasta el pueblo de Vigo; aquí se toma el camino que,
por el Alto de Salgueiro, lleva hasta Canares. La zona incluye por el litoral
desde Punta Romanellas, incluyendo los islotes Pedroña y Romanellas,
hasta la Playa de Arnela que, junto con la de Barayo, entre en su totalidad.
La zona así delimitada supone, aproximadamente, unos 2,5 km2.
La vegetación de playas y dunas se encuentra magníficamente conservada,
con una buena representación de las comunidades de arribazón de
la Cl. Cakiletea maritimae. El cordón dunar conserva en buen estado las
comunidades de dunas embrionarias (Euphorbio paraliae-Agropyretum junceiformis)
y dunas secundarias (Otantho maritimi-Ammophyletum arundinaceae). Por detrás
de esta banda existe un pinar de Pinus pinaster bien configurado.
Tras el cordón dunar, la desembocadura del Río Barayo forma un
valioso complejo de comunidades vegetales subhalófitas. Entre ellas destacan
por su desarrollo los carrizales y cañaverales. La existencia de zonas
cenagosas permite una excelente representación de alisedas occidentales
y alisedas pantanosas, ricas en especies típicas de la clase Phragmitetea;
estas últimas extremadamente escasas en la región.
En los extremos de la ensenada de Barayo están representados, asimismo
de forma excelente, los complejos de vegetación de acantilados típicos,
de la costa occidental asturiana (Spergulario rupicolae-Armerietum depilatae.
Dauco gummifero-Festucetum y Angelico pachycarpae-Ulicetum maritimae).
En las las laderas que cierran la desembocadura del río, domina la serie
de las carbayedas oligótrofas galaico-asturianas (Blechno spicanti-Querceto
roboris sigmetum).
La existencia de comunidades de vegetación de acantilados, dunas, cañaverales
y las alisedas postdunares bien conservadas constituyen un conjunto único
en la región.
Además del interés de las formaciones vegetales, la cuenca baja
del Río Brayo cuenta con especies como la nutria (Lutra lutra) y el ostrero
(Haematopus ostralegus), incluidas dentro del Catálogo Regional de Especies
de Vertebrados Amenazadas dentro de las categorías «de Interés
especial» y «Sensibles a la alteración de su hábitat»,
respectivamente. En el caso de la nutria hay que destacar el hecho de que alcance
el área costera, circunstancia que sólo se presenta ocasionalmente
en Asturias en algunas zonas del Occidente. En cuanto al ostrero, conviene destacar
que solamente una decena de parejas cría anualmente en la región,
lo que permite evaluar la importancia de enclaves como el descrito.
Esta zona se encuentra sometida a una presión humana creciente, especialmente
en la época estival, así como a actuaciones abusivas de pesca
en el estuario. La declaración de Reserva Natural Parcial se realiza
sobre la zona litoral donde aún no se ha incidido de forma irreversible,
ya que no existen edificaciones permanentes, industrias ni infraestructuras
viarias de entidad.
RESERVA NATURAL PARCIAL DE LA CUEVA DE LAS CALDAS
Las dos entradas
de esta cueva aparecen en las proximidades de La Piñera y Las Caldas
(Oviedo), en el fondo de la vaguada que desciende al río Gafo.
Se trata de una cueva-surgencia de desarrollo lineal y sinuoso, con pocas ramificaciones
y dos entradas: una superior, la Sima de la Figalina, y otra inferior, la Cueva
de Don Ceferino.
Sin gran relevancia por su tamaño, sus características geomorfológicas
o sus procesos kársticos, el interés de esta cavidad estriba en
los aspectos culturales y biológicos.
El valor cultural se debe al hecho de que la cueva constituye un importante
yacimiento prehistórico de los períodos solutrense y magdaleniense.
Por otra parte, destaca por la abundante presencia de quirópteros en
su interior: Rhinolophus ferrumequinum, R. hipposideros, Miniopterus schreibersi,
Myotis nattereri y Myotis blythu.
RESERVA NATURAL PARCIAL DE LA CUEVA DEL SIDRON
La entrada principal
de esta cueva se encuentra a 1 km al Oeste de Vallobal (Piloña). Forma
parte de un complejo kárstico que incluye, además, valles ciegos,
sumideros, surgencia, etc. Con sus 2 km de desarrollo supone la mayor cavidad
asturiana en calizas no carboníferas.
No obstante, el principal interés de esta cueva reside en sus valores
biológicos, pues sirve de refugio a cinco especies de quirópteros:
Rhinolophus ferrum-equinum, R. hipposideros, R. eruyale, Miniopterus schreibersi
y Plecotus auritus-austriacus, y cuenta con dos nuevas especies de coleopteros:
Breulites eloyi y Speocharis pseudoccidentalis.
La cavidad posee, asimismo, un yacimiento prehistórico, con algunas pinturas
rupestres.
RESERVA NATURAL PARCIAL DE CUEVA ROSA
Se encuentra en
la base, por el Sur, del cerro de La Florentina, cerca de Calabrez (Ribadesella).
Se trata de una red kárstica subterránea con tres entradas, de
las cuales la principal es la de Cueva Rosa, que funciona como sumidero de la
gran dolina que constituye el aparato kárstico externo.
Es la cavidad asturiana con una mayor población troglobia conocida, con
más de 30 especies de insectos, una de ellas nueva para la ciencia: Notidocharis
calabresi. Además, es la cavidad más importante de la región
por sus quirópteros. Aquí se desarrollan grandes colonias de Rhinolophus
ferrum-equinum, R. euryale, Miniopterus schreibersicie en peligro según
los criterios de la UICN.
Posee, por otra parte, un interesante yacimiento prehistórico de las
culturas solutrense y magdaleniense.
6. Red regional de espacios naturales protegidos (continuación). . RESERVA
NATURAL PARCIAL DE LA CUEVA DEL LLOVIU
También
conocida como Cueva de Peón, se localiza entre Puente Arroes y Peón
(Villaviciosa), a 2 km de esta última localidad, junto al río
España.
Esta cavidad es una importante cueva-surgencia cuyo interés geológico
viene dado por el tipo de sustrato en que se desarrolla: calizas del Jurásico.
La presencia de cinco especies de murciélagos (Rhinolophus euryale, R.
ferrum equinum, R. hipposideros, Miniopterus schreibersi y Myotis nattereri),
algunas formando grandes colonias, otorga a esta cueva una especial significación
desde el punto de vista de la conservación. Además, se ha descrito
aquí una nueva especie de insecto, el coleóptero Speogeus diegoi.
6.4. Monumentos Naturales.
Los Monumentos Naturales son enclaves de alto interés cuyo ámbito
territorial es una pequeña superficie. Se trata de una figura muy versátil,
cuya definición ha de adaptarse a cada caso particular más que
ninguna.
Estos Espacios Naturales carecen de un órgano de gestión específico,
pues para conseguir los objetivos de protección pertinentes basta con
la normativa que a tal efecto acompañará a la declaración
de cada Monumento.
La declaración de los Monumentos Naturales se efectuará por Decreto.
La selección de los 35 Monumentos que integran inicialmente la RRENP
se ha realizado atendiendo a los criterios generales expuestos en 6.1, considerando
que son un tipo de figura apta para cualquiera de las Unidades Ambientales de
Asturias.
Uno de los principales criterios ha sido la complementariedad, para lograr una
RRENP representativa. En efecto, la ausencia de algunos elementos de elevado
valor natural de la RRENP, debido tanto al tamaño de éstos como
a la imposibilidad de multiplicar el número de grandes espacios indefinidamente,
obliga a buscar una solución adecuada.
Por ello, los Monumentos Naturales coplementan la RRENP. No obstante, en algunas
áreas de conocimiento faltan estudios de síntesis que permitan
seleccionar los elementos naturales más valiosos y representativos.
Debido a esta circunstancia algunos tipos de Monumentos Naturales como los árboles
singu-lares y las cuevas y sistemas kársticos, están mejor representados
que otros, pues se cuenta con catálogos actualizados de los que se puede
obtener la información necesaria para facilitar la tarea de selección.
En definitiva, la RRENP queda conformada por los siguientes Monumentos Naturales
(por orden de concejo), cuyas características más destacables
se reseñan a continuación.
TEJO DE SANTA COLOMA (Allande)
El tejo (Taxus baccata) de Santa Coloma constituye uno de los ejemplos típicos
de árboles de esta especie situados en el entorno de las iglesias, ermitas
o capillas por toda Asturias.
Ubicado junto a la iglesia románica, alcanza una altura de 15 m y una
circunferencia de 5,6 m, manteniéndose en un buen estado de conservación.
TEJO DE LAGO (Allande)
Arbol localizado en el pueblo de Lago que, como en el caso anterior, aparece
adosado a un costado de la iglesia. Su altura es de 14 m, con un tronco con
un perímetro de 4,6 m.
ALCORNOCAL DE BOXU (Allande)
Se localiza este bosque en las proximidades del pueblo de Boxu, en las faldas
de la sierra de Carondio, sobre el río Lloredo.
El alcornocal tiene dos núcleos principales y algunos pequeños
conjuntos de árboles más o menos aislados. La zona más
destacable, tanto por la superficie que ocupa como por los magníficos
ejemplares que alberga, es la que se encuentra entre la pista de acceso a la
localidad y el mismo pueblo. La otra zona de importancia se sitúa al
Oeste de Bojo, y forma una banda estrecha y alargada que sigue la línea
de máxima pendiente.
La reducida extensión de este alcornocal no es óbice para destacar
su alto interés, pues
se trata del mejor bosque de «sufreiros» del Principado. Se encuentra
en franco estado de
recuperación, con multitud de árboles jóvenes que invaden
las zonas de matorral colindan-
tes. Si se preserva del fuego, se podrá obtener una mancha compacta de
alto interés científico y didáctico.
FOCES DEL PINU (Aller)
La cuenca de drenaje del río Pinu se encuentra excavada, casi en su totalidad,
sobre materiales de edad Carbonífera. Aunque la mayor extensión
de la cuenca esta constituida por areniscas y pizarras, en su curso medio el
cauce atraviesa una formación calcárea masiva, conocida como caliza
de Peña Redonda, originando un profundo cañón que recibe
el nombre de las Foces del Pinu, de alto valor paisajístico.
TEJO DE SANTIBAÑEZ DE LA FUENTE (Aller)
Está situado junto a la iglesia románica de San Juan de Santibáñez
de la Fuente y alcanza una altura de unos 10 m con un perímetro de tronco
de unos 3,5 m. Su conservación debe ser objeto de especial atención
ya que ha sufrido algunos daños en el tronco y el ramaje.
RED DE TONEYU (Amieva)
Se localiza en la Sierra de Beza, en el entorno de la majada de Toneyo.
Es un complejo sistema kárstico subterráneo que, con sus más
de 16 km explorados hasta el momento, representa la mayor cavidad asturiana
y se incluye entre las 10 principales cavidades españolas.
Presenta dos tipos de galerías, unas estrechas y activas, con caudales
de agua, y otras muy anchas con importantes rellenos. Dado que este esquema
parece responder a dos fases de karstificación, una reciente y otra más
antigua, la red de Toneyo se convierte en uno de los puntos fundamentales para
el estudio de la evolución kárstica de los Picos de Europa. Otros
aspectos a destacar son las características mineralógicas y los
procesos sedimentológicos.
SISTEMA DEL TRAVE (Cabrales)
Se encuentra en el Macizo Central de los Picos de Europa. Las tres entradas
al sistema se localizan bajo los Cuetos del Trave, en las proximidades del refugio
del Jou de los Cabrones.
Es un conjunto de tres simas entrelazadas (Laureola, Alba y Trave) con más
de 7 km de desarrollo, de gran complejidad y verticalidad, cuya profundidad
total, 1.400 m, lo convierten en la sima más profunda de España
y una de las más importantes del mundo.
El sistema está recorrido por varios canales subterráneos que
resurgen al nivel del río Cares en el caudaloso manantial del Farfao
de la Viña.
Se han localizado en su interior diversas especies de insectos y crustáceos,
algunas a profundidades mayores de 1.000 m, habiéndose descrito un nuevo
género de insectos del orden Colémbolos, Ongulonychiurus, cuya
especie tipo es Q. colpus.
TORCA URRIELLU (Cabrales)
La entrada de la torca, en forma de cueva, se encuentra en las proximidades
de la Vega de Urriellu, en el Macizo Central de los Picos de Europa.
Con sus 1.017 m de profundidad es una de las cuatro grandes simas de los Picos
de Europa que superan el kilómetro y, por tanto, una de las principales
simas del mundo.
Su desarrollo total, preferentemente vertical, alcanza los 4.057 m, en una sucesión
de pozos con cauces subterráneos activos que culminan en un amplio sifón
terminal.
PLAYA DEL ESPARTAL (Castrillón)
La Playa del Espartal representa los últimos restos de un gran sistema
dunar deteriorado a partir de los años 50 a consecuencia de los usos
industriales y urbanísticos. A pesar de ello, mantiene aún comunidades
dunares muy valiosas, como han mostrado recientes estudios, muchas de ellas
protegidas por la legislación comunitaria. Existe en el lugar una comunidad
de madroñales no encontrada en ningún hábitat análogo
en la Europa Atlántica.
ISLA DE LA DEVA Y PLAYON DE BAYAS (Castrillón-Soto del Barco)
Estos espacios costeros se localizan al Este de la desembocadura del Nalón,
El playón de Bayas mantiene uno de los conjuntos dunares más representativos
de Asturias, a pesar de los antiguos cultivos forestales de la zona interior.
Se encuentran aquí fanerógamas de tanto interés como Medicago
marina.
La isla de La Deva es el mayor de los islotes costeros de la región.
Se encuentra a unos 350 m de la costa, siendo sus dimensiones de 550 m por 300
m aproximadamente, con unos 60 m en su zona más elevada.
El buen estado de conservación de ambos enclaves y su proximidad, así
como su condición de espacios costeros propicia su inclusión dentro
de la misma figura conservacionista.
PLAYA DE PENARRONDA (Castropol-Tapia de Casariego)
Se encuentra situada en el extremo occidental de la región. Se trata
de una playa amplia y abierta que cuenta con extensas dunas y cuyo principal
interés radica en la presencia de algunas comunidades y especies vegetales
exclusivas de las formaciones dunares y muy raras en el Principado. Entre ellas
destaca la crucífera Malcolmia littorea, que tiene aquí su límite
de distribución. Asimismo, la playa es uno de los escasos lugares de
nidificación del ostero. El estado de conservación es aceptable
pero pesan sobre él serios problemas derivados de instalaciones de acampada
y tráfico de vehículos sobre las dunas que deben ser regulados
con urgencia.
TURBERA DE LAS DUEÑAS (Cudillero)
Esta turbera, situada en las proximidades de Las Dueñas, en el concejo
de Cudillero, es la turbera litoral más extensa conocida en Asturias
ya que su extensión se aproxima a las 27 ha. Este tipo de formaciones
está declarado hábitat prioritario por la legislación comunitaria
y su flora incluye numerosas especies protegidas por la legislación autonómica.
CUEVAS DE ANDINA (El Franco)
Este paraje se sitúa en la Parroquia de Arancedo, un kilómetro
al Sur del pueblo de la Andina. Se trata de un área kárstica,
desarrollada sobre mármoles del Cámbrico inferior pertenecientes
a la Formación Vegadeo, que en conjunto dan lugar a un valle semicerrado
cuyas aguas vierten al río del Mazo. Se encuentran pináculos calcáreos
inaccesibles, escarpes y cuevas formando un conjunto singular que emerge de
un suelo de praderías húmedas. Sobre los roquedos crecen bosques
con robles, laureles y madroños.
CARBAYON DE LAVANDERA (Gijón)
Se encuentra en Lavandera, junto a la carretera que atraviesa el pueblo en dirección
a la capital del concejo. Se trata de un roble (Quercus robur) que, a pesar
de un anterior maltrato, se ha conservado en un estado aceptable y ha llegado
a adquirir importantes dimensiones: 21 m de altura y 6,7 de circunferencia de
tronco.
CARBAYERA'L TRAGAMON (Gijón)
Se trata de un excepcional conjunto de carbayos centenarios formando una unidad
adehesada con praderas, como es característico de muchas carbayeras de
la región, entre las que destaca como la de mayor valor por su extensión
y su antigüedad. Se localiza al Sur de la Universidad Laboral, en la Parroquia
de Cefontes, a orillas del arroyo de Peña de Francia y es utilizada intensamente
como área de esparcimiento.
CHARCA DE ZELUAN Y ENSENADA DE LLODERO (Gozón)
La charca de Zeluán y sus alrededores, entre los que se incluye la ensenada
de Llodero se encuentra situada en la margen derecha de la Ría de Avilés,
en territorio del concejo de Gozón. Se trata de un lugar con una importante
afluencia de aves, especialmente en épocas de migración, situado
en un entorno muy degradado. La charca representa los últimos restos
de las antiguas marismas de la ría, desecadas y rellenadas para la instalación
de grandes industrias a partir de la década de
los 50.
PLAYA DE GULPIYURI (Llanes)
La playa de Gulpiyuri se encuentra al Oeste de la Playa de San Antolín
y al Norte de la localidad de Naves, entre la Punta Rocinera y Castro Molina.
Gulpiyuri es una playa diminuta situada en posición retrasada respecto
al borde costero. Se trata de una dolina inundada, inmersa en la plataforma
kárstica, situada 100 metros tierra adentro y aislada por tanto de la
superficie del mar abierto. Conecta con el mar a través de una caverna,
con lo que se deja sentir la influencia mareal y la acción del oleaje.
Se trata de una singularidad geológica y paisajística importante.
Mantiene un buen estado de conservación, libre de modificaciones de origen
humano, pero no así de pintadas en las rocas; en ocasiones aparecen desperdicios
dispersos por la playa y su entorno. Son frecuentes la llegada de vehículos
a las praderías circundantes. No hay edificaciones de ningún tipo
en el entorno de la playa.
BUFONES DE ARENILLAS (Llanes)
Se localizan en el sector del litoral comprendido entre las desembocaduras de
los ríos Purón y Novales, en las proximidades de Vidiago. Situados
en las plataformas kársticas costeras, se trata de grietas, cavidades
y pequeñas simas por las que el agua del mar penetra a presión
formando surtidores de agua pulverizada visibles desde el exterior.
BUFONES DE SANTIUSTE (Llanes)
De características similares al anterior, se encuentra ubicado en el
límite oriental del concejo, en las proximidades de la Punta de Santiuste.
COMPLEJO DE COBIJERU (Llanes)
Este complejo incluye la Playa de Las Acacias (o de Cobijeru) y la Cueva de
Cobijeru. El complejo se encuentra situado en las proximidades de Buelna. La
Playa de Las Acacias es una playa interior, comunicada con el mar mediante dos
conductos subterráneos y alimentada exteriormente por un arroyo que desemboca
en la misma. La Cueva de Cobijeru comunica el litoral, a nivel del mar, con
la zona interior más elevada a través de una galería que
incluye una amplia sala con notables formaciones sometida a los niveles de la
marea. El fácil acceso a ambos elementos y los valores paisajísticos,
geológicos y educativos aconsejan su protección para evitar el
incipiente deterioro (basura, pintadas, etc.) al que están sometidos.
PLAYA DE FREXULFE (Navia)
Se encuentra situada a unos 5 km al Este de Navia, accediéndose a la
misma a través de la localidad de Frexulfe. La zona de arena tiene una
longitud de unos 700 m y cuenta en su extremo oriental con la desembocadura
de un arroyo.
La escasez de dunas bien conservadas hace comprometida la situación de
las especies características, cuyo interés se ve acentuado por
la presencia de una de las escasas poblaciones cantábricas de la fanerógrama
Othantus maritimus.
La conservación de esta playa se ve comprometida por su fácil
acceso, lo que puede conducir en un futuro próximo a la aparición
de zonas de acampada, chiringuitos, etcétera.
SISTEMA DEL JITU (Onís)
La entrada principal a este sistema se encuentra en las cercanías de
la Vega de Ario, en el Macizo Central de los Picos de Europa. Actualmente, su
desarrollo total supera los 8 km, con 1.135 m de desarrollo vertical. Entre
su fauna troglobia destaca un diplópodo, Asturosoma fowleri, nuevo género
para la ciencia.
SAUCEDAS DE BUELLES (Peñamellera Baja)
Se trata de un bosque de sauces que bordea las dos márgenes del río
Deva desde la localidad de El Mazo hasta más allá de Buelles.
En esta figura de protección se incluyen las saucedas y fragmentos de
alisedas de la orilla, las playas de cantos y los taludes que se encuentran
en ambas márgenes y el mismo cauce o lecho menor del río.
El interés de la vegetación de esta zona es elevadísimo,
pues se trata de los bosquetes de Salix alba que, con toda probabilidad, alcanzan
mayor extensión en toda la Cornisa Cantábrica. Además se
encuentran saucedas arbustivas de Salix eleagnos ssp. angustifolia y comunidades
de macrófitos acuáticos.
El interés faunístico también es elevado, pues se encuentran
en el área colonias de cría de avión zapador, siendo común
también la nutria y la lamprea, señaladas como de interés
especial o vulnerables según el Catálogo Regional de Especies
Amenazadas.
TEIXU Y REBOLLU DE BERMIECO (Quirós)
Conocido también como el «Tenxu l'Iglesia», se trata de un
magnífico ejemplar de tejo que, como su nombre popular indica, se encuentra
junto a la iglesia del pueblo de Bermiego, en la falda occidental de la Sierra
del Aramo.
Perfectamente cuidado, presenta un porte entre redondeado y aparasolado que
contribuye a realzar su gran envergadura, alrededor de los 15 m. Destaca, además,
por su enorme tronco, con 6,6 m de perímetro, y por su altura, unos 10
metros.
A lado de la capilla, dentro del pueblo de Bermiego, se encuentra el árbol
conocido como «El Roble» o «El Rebollu», ejemplar de
Quercus de grandes dimensiones.
La altura es de unos 10 m, con un diámetro de copa en torno a los 19
m y un tronco bastante grueso que alcanza los 6 m de circunferencia.
Se encuentra en un mal estado de conservación con algunas ramas muertas
y la base del tronco ahuecada, pero mantiene parte de su frondosidad.
ENTREPEÑES Y PLAYA DE VEGA (Ribadesella)
Este conjunto incluye a la playa de Vega y su valioso sistema dunar, así
como las alisedas contiguas, desarrolladas sobre la llanura aluvial en la desembocadura
del Arroyo del Acebo y, finalmente, los agrestes roquedos cuarcíticos
y las hoces de Entrepeñes. La gran diversidad ecológica y paisajística
de este complejo, unida a su importante uso recreativo, hacen de él un
enclave de interés destacado.
TEJO DE SALAS (Salas)
Magnífico ejemplar localizado en el cementerio de Salas, capital del
concejo del mismo nombre. Destaca fundamentalmente por su altura, 15 m, y el
perímetro del tronco, 6,1 m. El diámetro de la copa alcanza los
13 metros.
Se encuentra bastante abandonado, por lo que su estado de conservación
es malo. El tronco está parcialmente hueco y las cañas muy deterioradas.
DESFILADERO DE LAS XANAS (Santo Adriano)
Se trata de una foz excavada por el arroyo de las Xanas, pequeño afluente
del Trubia. Los desniveles son considerables, pues la cota inferior se sitúa
en torno a los 200 m, mientras que los paredones calcáreos ascienden
hasta los 700 m por la vertiente Sur, en el límite con el concejo de
Proaza.
Existe una senda de uso tradicional por parte de montañeros y excursionistas
que se inicia en una casería cercana al pueblo de Villanueva y alcanza
la localidad de Pedroveya, a través de algo más de 2 km de desfiladero,
de gran interés paisajístico.
RUTA DEL ALBA (Sobrescobio)
La ruta del Alba discurre paralela al arroyo del mismo nombre, un pequeño
afluente del Nalón. La senda parte de la localidad de San Andrés
y continúa durante varios kilómetros por la ribera izquierda del
arroyo, en una zona de gran belleza, hasta alcanzar la zona alta del concejo,
en
unos puertos que se hallan flanqueados por el Pico de la Forcada (1.546 m),
el Cueto de Santibáñez (1.648 m) y el Retriñón (1.862
m).
La zona tiene un notable interés paisajístico y es objeto de frecuentes
visitas por parte de excursionistas y montañeros.
CUEVA HUERTA (Teverga)
Se encuentra junto a la localidad de Fresnedo, a la entrada del desfiladero
del río Sampedro. Es la segunda cavidad asturiana por su desarrollo total,
14,5 km, con un cauce activo que es continuación del cauce externo del
río Sampedro. Además se enmarca en un aparato kárstico
más completo que incluye desfiladero, sumidero y surgencia.
Por otro lado, en el interior de esta gran cueva viven colonias de tres especies
de murciélagos: Rhinolophus ferrumequinum R. hipposideros y Miniopterus
schreibersi, por lo que adquiere un gran interés desde el punto de vista
faunístico.
CARBAYON DE VALENTIN (Tineo)
Se trata de un ejemplar de Quercus robur que se encuentra junto a la ermita
de la localidad de Valentín.
Especialmente notable por su altura (15 m), y por las dimensiones del tronco,
que alcanza los 9,5 m de cuerda. Esto puede dar idea de la gran antigüedad
de este roble, corroborado, por otra parte, por datos históricos, pues,
según la Enciclopedia Asturiana, aparece ya citado en documentos anteriores
al descubrimiento de América.
FAYONA DE EIROS (Tineo)
Se trata de un gran ejemplar de haya situado en la localidad de Eiros, en el
límite Suroccidental del Concejo de Tineo. El árbol, en un estado
saludable, presenta un tronco de un perímetro próximo a los 5
m y una altura de 19 metros.
HOCES DEL ESVA (Valdés)
El espacio definido como Monumento Natural, dentro del Paisaje Protegido de
la cuenca del Esva, corresponde al sector comprendido entre los cerros de Andornoso
y Villagermonde, en el tramo que va desde San Pedro de Paredes a La Chanona.
El Esva discurre aquí por una estrecha garganta excavada en cuarcitas,
cuyas paredes llegan a alcanzar los 400 m de desnivel. Estas paredes están
cubiertas por un robledal de carbayos que, en el fondo del valle, da paso a
una estrecha formación ribereña de alisos.
CASCADAS DE ONETA (Villayón)
Se trata de unas cascadas permanentes situadas en un lugar de especial belleza,
utilizadas frecuentemente como ruta de senderismo.
PUERTOS DE MARABIO (Yernes y Tameza)
Se encuentran situados en la confluencia de los concejos de Yernes y Tameza
y Teverga, limitando al Este con Proaza y al Oeste con Grado. La zona está
delimitada al Norte por el monte Caldoveiro, al Este por la sierra de Peña
Padiella, al Sur por la divisoria de aguas con el río Santibáñez,
y al Oeste por la sierra de La Granda.
Se trata de un amplio sistema kárstico constituido por un cojunto de
valles ciegos y dolinas, con un importante desarrollo subterráneo que
origina grandes cuevas y simas que actúan como sumideros. Tiene tres
grandes cavidades: El Sumidoiro del Fondadal, con 156 m de profundidad, la Cueva
del Vistulaz y el sistema Vegalonga, que con sus 5.900 m de desarrollo representa
uno de los principales complejos subterráneos de la región.
La zona de los Puertos de Marabio es única en el centro de Asturias por
su extensión y drenaje subterráneo, constituyéndose, por
tanto, como el principal sistema kárstico asturiano después de
los grandes karst de montaña (Picos de Europa, Cuera, Sueve, Aramo),
lo que le confiere un gran interés en el aspecto de la hidrogeología
kárstica.
6.5. Los Paisajes Protegidos.
Los Paisajes Protegidos son zonas que cuentan con valores estéticos,
de carácter paisajístico, así como elementos de marcado
interés cultural.
Estos elementos de la RRENP no contarán con un órgano de gestión
específico, salvo en aquellos casos en los que se haga cargo de la gestión
la Administración Local u otras entidades, las cuales regularán
las características del mismo con arreglo a las disposiciones de la legislación
vigente.
Se redactará un Plan Protector para cada Paisaje Protegido, en el que
se recogerán las directrices de actuación para asegurar que las
actividades a realizar en la zona no alteren los valores que se protegen. En
el supuesto de gestión no dependiente de la Consejería de Medio
Ambiente y Urbanismo, estos planes deberán ser aprobados por la misma.
Pulse aqui para ver la imagen
La declaración
de los Paisajes Protegidos se efectuará por Decreto.
Para la elección de los Paisajes Protegidos se han tenido en cuenta los
criterios generales expuestos en el apartado 6.1. En función de sus características,
este tipo de espacios tiene cabida en cualquiera de las Unidades Ambientales.
Considerando, no obstante, que las áreas de montaña están
bien representadas en la RRENP, fundamentalmente a través de figuras
de mayor rango, se ha incidido principalmente en las otras Unidades Ambientales.
Son tres los Paisajes Protegidos que aporta la zona litoral. Uno de ellos, Paisaje
Protegido de Cabo Peñas, es un enclave relevante desde el punto de vista
paisajístico, cuya protección ha sido solicitada repetidamente.
Los otros dos representan segmentos de la costa oriental y occidental, con características
muy diferentes, y por tanto imprescindibles para hacer la RRENP representativa.
Así, en la costa occidental se ha elegido el sector comprendido entre
Cabo Busto y Cabo Vidio, con magníficos acantilados y una zona de rasas
sobre materiales silíceos. La costa oriental, a su vez, está representada
por la zona comprendida entre la Playa de Cuevas del Mar y el límite
con Cantabria, donde la alternancia de diferentes sustratos y niveles de arrasamiento
proporciona un paisaje singular.
La Unidad Ambiental Valles y cadenas prelitorales del occidente es una zona
muy transformada, donde la localización de áreas de interés
natural es difícil. La elección de las Sierras de Carondio y Valledor
como espacio a proteger dentro de esta unidad se ha basado en su representatividad,
principalmente. Además, posee valores naturales y paisajísticos
a considerar en el contexto del occidente de la región y una buena muestra
de los variados aspectos etnográficos que distinguen a esta zona.
En la Unidad Ambiental Valles y cadenas litorales del centro y oriente se han
seleccionado tres Paisajes Protegidos. Este elevado número está
fundamentado en la extensión de dicha unidad, la mayor de Asturias, y
en el conjunto de pequeñas áreas de interés que presenta.
La Sierra del Aramo se localiza en las proximidades de la mayor concentración
humana del Principado, formada por los núcleos de Avilés, Gijón
y Oviedo y las Cuencas Mineras. Este hecho y la existencia de buenos accesos
a la Sierra, propician su utilización para actividades de carácter
didáctico-ambiental y de ocio, buscando, al mismo tiempo, preservar los
usos agropecuarios tradicionales.
Tanto la Sierra del Sueve como la de Cuera, debido a su proximidad al mar, constituyen
unos miradores excepcionales sobre el Cantábrico, con un interés
paisajístico difícil de igualar. Albergan todavía zonas
en buen estado de conservación, especialmente si consideramos la situación
de su entorno, donde es difícil localizar áreas relevantes.
En la zona de montaña la RRENP está ampliamente representada,
pues se ubican en ella cuatro Parques y tres Reservas Naturales. No obstante,
el sector central de la Cordillera no cuenta con ninguna de estas figuras, ya
que, por sus especiales características: contiene las grandes cuencas
mineras y las principales vías de comunicación, no resulta, en
principio, apto para albergar espacios con alto nivel de protección,
resultando más adecuada la figura de Paisaje Protegido. Con estos criterios
se ha elegido el Macizo de Ubiña y su entorno inmediato -zona del mayor
interés en la Cordillera Cantábrica por sus paisajes de alta montaña-
como Paisaje Protegido hacia el cual no deben dirigirse masivamente actividades
de ocio.
En definitiva, la RRENP queda conformada por 9 Paisajes Protegidos:
Paisaje Protegido de la Costa Occidental.
Paisaje Protegido de la Cuenca del Esva.
Paisaje Protegido de Cabo Peñas.
Paisaje Protegido de la Costa Oriental.
Paisaje Protegido de las Sierras de Carondio y Valledor.
Paisaje Protegido de la Sierra del Aramo.
Paisaje Protegido de la Sierra del Sueve.
Paisaje Protegido de la Sierra de Cuera.
Paisaje Protegido de Peña Ubiña.
Paisaje Protegido del Pico Caldoveiro.
En conjunto ocupan una superficie total de 1.334 km2. Sus principales características
se reseñan en las páginas siguientes:
PAISAJE PROTEGIDO DE LA COSTA OCCIDENTAL
Localización y delimitación.
El sector de costa occidental elegido para formar parte de la Red de Espacios
Protegidos de Asturias, comprende una estrecha franja de unos 35 km de longitud
y una anchura variable de 1 a 3 km, ubicada en los concejos de Valdés
y Cudillero. La superficie aproximada es de 52 km2.
El límite Norte de esta zona incluirá una parte de territorio
submareal que, ante la ausencia actual de información, será delimitado
con precisión en el Plan Protector del espacio. La carretera nacional
N-632 conforma la frontera meridional. El límite occidental lo forma
la Reserva Natural Parcial de Barayo, mientras que por el oriente lo forma el
Monumento Natural de la Turbera de Las Dueñas, en las proximidades de
Cudillero, que queda incluida en el Paisaje Protegido.
Características del medio natural.
Clima.
Como en el resto de la franja costera del Principado, la influencia oceánica
es un elemento determinante para la comprensión de los principales factores
climáticos. Las temperaturas medias anuales se sitúan en torno
a los 13 ºC, oscilando las del mes más cálido y más
frío entre 18 y 8 ºC, respectivamente.
El régimen de precipitaciones se ve influido por la ausencia de elevaciones
próximas a la costa. Esta cierta «insularidad» -fenómeno
que se acentúa en los cabos- condiciona una precipitación media
anual menor de 1.000 l/m2. Por otra parte, la pluviosidad estival se reduce
levemente con relación a la costa oriental.
Geología.
La rasa costera occidental, desde el punto de vista geológico, se encuadra
en la Zona Asturoccidental-leonesa.
Los materiales que se encuentran en esta zona son, en su mayor parte, Paleozoicos
y, desde el punto de vista litológico, se pueden adscribir a dos tipos
principales de rocas: cuarcitas y pizarras.
La superficie principal de las rasas se sitúa casi a 100 m sobre el nivel
del mar; sobre ella se encuentran diferentes tipos de depósitos cuaternarios.
Dos ríos fragmentan estas rasas en sus límites occidental y oriental.
El Esva, que desemboca en la ensenada de Cueva, por el Oeste, y el Esqueiro
-que va a dar a la ensenada de San Pedro-, por el Este. Otros arroyos de menor
importancia cortan la plataforma de arrasamiento en algunos puntos. Entre ellos
el más destacable es el río Cabo.
Uno de los elementos dominantes del paisaje son los magníficos acantilados
de este sector costero. Bajo ellos, en muchas ensenadas, se localizan playas
de cantos o «xogarrales» entre los que cabe destacar los de la playa
del Silencio. La arena se deposita en las zonas con aportes fluviales, como
en Cueva y en San Pedro.
Vegetación.
Dentro de la superficie delimitada como Paisaje Protegido se pueden establecer
dos grandes tipos de vegetación. En aquellas áreas donde, como
en los acantilados, se deja sentir la influencia marina, se desarrollan comunidades
herbáceas y matorrales de diferentes tipos.
En los niveles superiores, donde el influjo marino desaparece, crecían
en otro tiempo diferentes tipos de bosques. En la actualidad la vegetación
potencial aparece notablemente alterada.
Así, los robledales de carbayo han desaparecido casi totalmente, y únicamente
se localizan ocasionalmente formaciones de abedules con algún roble,
que indican la potencialidad de la zona. Otros bosques que han de señalarse
son las alisedas, que tanto en la desembocadura del Esva como en la del Esqueiro
están representadas por fragmentos de interés.
La vegetación halófila dominante es la de los acantilados, cuyo
estado de conservación es bueno. Las dunas, por el contrario, no tienen
representaciones de entidad en este sector de la costa. Las rías también
son un elemento muy raro, sólo representado en la desembocadura del Esqueiro.
El paisaje vegetal está dominado en la actualidad por prados de siega
y por cultivos forestales, para los que se han empleado especies alóctonas
de crecimiento rápido, principalmente pinos.
Fauna.
La fauna de vertebrados que se localiza en esta estrecha franja costera está
influida por el notable grado de humanización y la pérdida de
hábitats potenciales. Los grandes mamíferos forestales han desaparecido
del área y sólo las aves y algunos pequeños mamíferos
pueden observarse en esta comarca.
Algunas de las especies habituales en la zona, como el cormorán moñudo,
figuran en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas. Por otra parte,
los cabos resultan observatorios de inmejorables características para
el control de los pasos migratorios.
Marginalmente se puede señalar la presencia del salmón en el río
Esva, que se encuentra en el límite occidental de la zona.
Población y actividades económicas.
Los concejos de Valdés y Cudillero tienen 25.310 habitantes, repartidos
por un total de 281 entidades de población. El núcleo más
importante es la villa de Luarca, capital de Valdés, en donde se concentran
5.000 habitantes, en torno al 27% de la población de este concejo. La
villa de Cudillero cuenta con muchos menos habitantes -2.392 en total- que representan
el 33% de la población del concejo.
La densidad de población media es de 59 hab./km2, por debajo de la media
regional de 106,3 hab./km2. La evolución de la población es negativa,
apreciándose ligeros pero continuados descensos en el número de
habitantes de ambos concejos durante los últimos años. No obstante,
durante la época estival se invierte esta tendencia, en función
de una cierta afluencia de visitantes.
Este hecho se ve reflejado, en cierta medida, en las características
del empleo y la actividad económica. El sector terciario absorbe en Valdés
y Cudillero un 29,2 y un 24,8% de la mano de obra. El PIBdel sector servicios
alcanza también valores considerables, y supone el 43,2% del total en
Valdés y el 41,3% en Cudillero. El otro sector de mayor importancia desde
el punto de vista del empleo es el primario, que emplea al 63% de la población
activa de estos concejos. El sector industrial tiene una incidencia menor, con
cifras de empleo en torno al 9%.
Problemática y estado de conservación.
Sobre una zona singular desde el punto de vista geomorfológico, la acción
de las actividades agropecuarias ha modelado un paisaje de alto interés.
En la actualidad se trata de una zona de paisaje abierto al mar con grandes
extensiones de prados. Su naturalidad es, por tanto, escasa, aunque conserva
sectores de costa poco accesibles y de gran valor.
La creciente presión turística puede precipitar la degradación
de la zona en lo que se refiere a los aspectos urbanísticos y de accesos.
Por ello, parece necesario ordenar el tema relativo a los accesos a las pequeñas
playas de la zona, manteniendo algunas de las mismas en su estado primigenio.
Otro tanto se puede decir de algunos sectores de los acantilados en donde una
proliferación de las vías de penetración produciría
un impacto paisajístico irreversible.
Este mismo valor paisajístico del área se vería empañado
por la extensión de las zonas urbanizadas fuera de los núcleos
de población.
Más difícil de abordar es el problema de los cultivos forestales,
tan extendidos por las rasas occidentales y cuyo impacto en el paisaje es muy
negativo. Una adecuada ordenación de estos cultivos debiera preservar,
al menos, aquellas zonas de la costa -ensenadas, cabos- de mayor interés.
Estatus de protección.
En la actualidad este territorio no está adscrito a ninguna de las figuras
de protección de la Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios
Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres. Se incluirá en la Red Regional
de Espacios Naturales Protegidos de Asturias bajo la figura de Paisaje Protegido.
6. Red regional de espacios naturales protegidos (continuación). . PAISAJE PROTEGIDO DE LA CUENCA DEL ESVA
Localización
y delimitación.
La cuenca del Río Esva se encuentra situada en la mitad occidental de
Asturias, extendiéndose por los concejos de Valdés, Salas y Tineo.
El Río Esva desemboca en la ensenada de Cueva, zona incluida dentro del
Paisaje Protegido de la Costa Occidental.
Los límites concretos del paisaje coinciden sin excepciones con los de
la cuenca hidrológica y se trazan, por tanto, por las divisorias de aguas
con las cuencas del Río Negro y Navia por el Oeste, Arganza y Narcea
por el Sur y Este, y Llantero por el Noreste. Por el Norte limita con las pequeñas
cuencas que vierten al mar tras un corto curso sobe la rasa litoral.
La superficie incluida es de unos 458 km2.
Características del medio natural.
Clima.
El clima de la zona es variable en función de la distancia al mar y la
altitud. En la zona litoral, acorde con un clima predominantemente marítimo,
el régimen térmico es suave, sin heladas y con máximas
muy moderadas. La temperatura media de las mínimas anual se sitúa
entre los 8 y los 9 ºC, y la de las máximas entre los 17 y los 18
ºC. Las precipitaciones anuales son aquí de unos 1.300 l/m2. En
las zonas más interiores aumenta la continentalidad, aunque manteniéndose
siempre en términos moderados, sin alcanzar, por ejemplo, los valores
característicos de la Cordillera. En las zonas más altas, la precipitación
anual alcanza los 1.600-1.700 l/m2 y el régimen térmico se mueve
entre los
4 ºC de media de las mínimas y los 12 ºC de media de las máximas.
Geología.
La cuenca del río Esva se encuentra próxima al límite oriental
de la Zona Asturoccidental-
Leonesa, una de las grandes unidades geológicas en que se divide la Cordillera
Hercínica del
Noroeste penisnular. La estructura geológica viene marcada por grandes
estructuras orienta-
das a grandes rasgos de Norte a Sur, que corresponden principalmente a pliegues
de gran longitud de onda y a cabalgamientos. Los materiales presentan una esquistosidad
generalmente bien desarrollada y un metamorfismo de bajo grado. Las rocas sobre
las que se excava la cuenca son casi exclusivamente rocas sedimentarias siliciclásticas
(pizarras, areniscas y cuarcitas). Están presentes, en mucha menor medida,
algunas rocas carbonatadas (calizas y mármoles) y prácticamente
ausentes las rocas ígneas.
La edad de estas rocas se distribuye entre el Precámbrico y el Paleozoico
inferior, pudiendo distinguirse las siguientes formaciones:
- Pizarras del Narcea (Precámbrico), con un amplio afloramiento en la
zona centro y límite Sureste de la cuenca. Se trata de unas alternancias
de pizarras y areniscas con intercalaciones de porfiroides derivados de rocas
volcánicas y vulcanodetríticas. Esta serie de pizarras precámbricas
aparece bien representada en las proximidades de S. Fructuoso y zona de Obona.
El resto de materiales Paleozoicos que afloran en la zona se disponen discordantes
sobre esta formación.
- Areniscas de la Herrería o Grupo Cándama (Cámbrico inferior),
una serie detrítica en la que predominan las areniscas, aunque también
se distinguen alternancias de areniscas y pelitas, algunos niveles de dolomías
y conglomerados y microconglomerados. Esta formación aparece representada
en numerosas zonas como, por ejemplo, a lo largo del cauce del río principal
desde la zona de la Sierra Silvallana hasta las proximidades de Soto de Trevías,
así como la casi totalidad de la cuenca de drenaje del río Valsodero.
- Caliza de Vegadeo (Cámbrico medio). Se disponen a continuación
de la formación anterior, como una delgada franja que representa los
únicos materiales carbonatados de la zona. Se trata de una formación
de calizas, frecuentemente recristalizadas y dolomitizadas, que, a pesar de
su reducido espesor presenta una gran continuidad siguiendo una trayectoria
NNE-SSO desde la zona de Villanueva-Soto de Trevías hasta el límite
Sur de la cuenca.
- Serie de los Cabos (Cámbrico inferior-Ordovícico), aparece la
Serie de los Cabos, una sucesión monótona de cuarcitas, areniscas
y pizarras de gran espesor. Aproximadamente la mitad Oeste de la cuenca está
constituida por las areniscas y cuarcitas de la Serie de los Cabos, incluyendo
la zona de desembocadura, desde Soto de Trevías hasta la costa, las cuencas
de todos los afluentes occidentales del cauce principal y las zonas de cabecera
de los ríos Barcena y Navelgas.
Finalmente, sobre este sustrato precámbrico y Paleozoico pueden aparecer
materiales más modernos, de edad cuaternaria, relacionados con la dinámica
fluvial y la evolución de las laderas de la zona. Sin embargo, lo abrupto
del relieve, con pendientes fuertes y cauces encajados, no favorece el desarrollo
de formaciones cuaternarias importantes. Por este motivo, los depósitos
fluviales y áreas de vega sólo tienen un desarrollo importante
en zonas reducidas como, por ejemplo, en las proximidades de la desembocadura.
Vegetación.
El paisaje vegetal de esta figura es una buena representación de los
ecosistemas vegetales del subsector galaico-asturiano septentrional.
Los bosques climácicos de esta cuenca hidrográfica son principalmente
carbayedas oligótrofas. Aún queda algún pequeño
bosque en las cabeceras de algunos afluentes y en la zona de las hoces del Esva.
No obstante, el paisaje esta dominado por plantaciones de eucalipto y pino,
así como por brezales y tojales. Asimismo quedan buenos ejemplos de castañeras,
muchas de ellas compuestas por viejos castaños de fruto hoy abandonados
y, las más, plantaciones para leña. El resto del paisaje lo forman
extensos prados de siega y excelentes tierras de cultivo situadas en las vegas
de los ríos de esta cuenca y en las lomas con menor pendiente.
Los bosques ribereños, casi todos alisedas occidentales, están
relativamente bien conservados y quedan buenos ejemplos como, por ejemplo, en
la desembocadura del río.
Son, asimismo, de gran valor, las pequeñas extensiones de madroñal
que aún perviven en los crestones rocosos orientados al mediodía
como, por ejemplo, los situados en los alredores de Merás.
Fauna.
Desde el punto de vista faunístico, la pérdida de hábitats
debida a la fuerte transformación
humana del territorio ha conducido a la desaparición o regresión
de muchas especies de verte-
brados.
Entre las más significativas, únicamente el lobo mantiene cierta
presencia en la cuenca, persistiendo poblaciones de algunos artiodáctilos
silvestres como es el caso del jabalí o el corzo.
Puede ser de cierto interés faunístico, sin embargo, la conservación
de un sistema de prados y setos («bocage»), relativamente bien representado
en la zona y que es capaz de mantener una comunidad faunística de calidad
media. Las fuertes transformaciones que pueden tener lugar en estas zonas de
media-baja altitud de la región pueden hacer aconsejable mantener y conservar
estas estructuras tradicionales de uso del espacio.
La nutria se encuentra en mejores condiciones por los refugios que encuentra
en las riberas de los ríos, que mantienen un aceptable grado de conservación,
y por la buena disponibilidad de recursos alimenticios presentes. Esta área
se encuentra entre las de mejor situación para esta especie en el conjunto
de la región.
En relación con lo anterior, las buenas condiciones del río y
afluentes de esta cuenca se po-
nen de manifiesto igualmente en las excelentes densidades de truchas, sobre
todo en sus arroyos
laterales, y en la aceptable situación del salmón en la cuenca.
En el caso de esta última espe-
cie hay que reseñar además que esta situación se ha alcanzado
después de un proceso de recuperación y reconstrucción
de la población en las últimas décadas, fenómeno
singular dentro del conjun-
to de ríos salmoneros de la región, donde la tendencia ha sido
el decrecimiento paulatino de esta especie.
Población y actividades económicas.
Los concejos de Salas, Tineo y Valdés tienen una población de
44.505 habitantes, de los que aproximadamente 10.000 se encuentran afectados
directamente por esta figura; de ellos la mitad son vecinos del concejo de Valdés.
El núcleo más importante es Trevías, con 667 habitantes,
a 17 km de Luarca.
La densidad de población media dentro del territorio que ocupa el Paisaje
Protegido es de 21,6 hab./km2, muy inferior a la que poseen cualquiera de los
tres concejos (Salas: 38,5 hab./km2; Tineo: 32,7 hab./km2 y Valdés: 51,2
hab./km2). En los últimos 15 años la zona ha sufrido pérdidas
demográficas que superan el 15%.
El sector económico de mayor peso desde el punto de vista del empleo
es el primario, que absorbe porcentajes que van desde el 61,9% del empleo en
Luarca al 66,6% de Salas. Destaca sobre todo la ganadería; dentro de
los límites del Paisaje Protegido desarrollan su actividad cerca de 1.500
explotaciones con ganado vacuno, con una media aproximada de 10 cabezas de ganado
por explotación. El sector terciario ocupa al 29,2% de la población
ocupada de Valdés y al 20,2% y 18,5% de Salas y Tineo, respectivamente.
El secundario tiene menor importancia, con cifras que rondan el 15%. El sector
servicios aporta algo más del 50% del PIB de Valdés, mientras
que en Tineo no llega al 30%, siendo, en este último concejo, el secundario
el principal sector económico con un 57,3 del PIB municipal.
Estatus de protección.
En la actualidad, este territorio no está adscrito a ninguna de las figuras
de protección de la Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios
Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres. Se incluirá en la Red Regional
de Espacios Naturales Protegidos de Asturias bajo la figura de Paisaje Protegido.
PAISAJE PROTEGIDO DE CABO PEÑAS
Localización
y delimitación.
El Cabo Peñas se encuentra en la zona central de la costa asturiana,
entre Gijón y Avilés.
Se ha delimitado un espacio a ambos lados del Cabo, todo él incluido
en el concejo de Gozón, con una superficie aproximada de 14 km2.
En el límite occidental está incluida la Playa de Xagó,
con relevantes valores paisajísticos y,
muy especialmente, con un valioso conjunto de dunas y comunidades vegetales
asociadas. El
límite se define por la línea que une Punta Forcada, al Oeste
de la playa de Xagó, con el Pue-
blo de Nieva. Por el Sur el límite continúa por la carretera local
hasta el cruce con la que con-
duce a Ferrero, pasando por Lloreda y Granda. En este tramo se incluyen los
acantilados del
Cabo Negro, Punta Llampero y las playas de Aguilera, Tenrero y Ferrero. Desde
Ferero, el
límite Sur coincide con la carretera local que alcanza Bañugues
hasta el punto denominado Molino de Arena. Dejando la carretera se toma un camino
hasta la Punta La Carrera, desde donde se
traza una línea recta para alcanzar el islote El Corbiro y desde él
los que se encuentran al NE de Cabo Peñas.
Características del medio natural.
Clima.
En la zona de Cabo Peñas se produce una extremada atenuación de
los contrastes térmicos, que le otorga al clima de esta zona un carácter
hiperoceánico. La temperatura media anual es de 13,8 ºC, oscilando
la del mes más cálido y más frío entre 16 y 11 ºC,
respectivamente.
Desde el punto de vista de las precipitaciones el Cabo Peñas representa
una variante especial dentro de Asturias, condicionada por la separación
de la línea de la costa en dirección Norte. Esta circunstancia
favorece la aparición de la llamada insularidad, con un decaimiento generalizado
de las precipitaciones, debido a la ausencia de barreras orográficas
que faciliten la precipitación ante el paso de frentes nubosos. Por ello,
la precipitación media anual -969 l/m2- es una de las más bajas
de la región.
Geología.
El Cabo Peñas, desde el punto de vista geológico, se encuentra
en la Zona Cantábrica y más concretamente en el Dominio al que
da nombre, que comprende desde la boca de la ría de Avilés hasta
el cabo Torres.
Los materiales del zócalo herciniano están representados principalmente
por cuarcitas, que conforman la rasa en torno al Cabo. Al SE, en la zona de
Bañugues, los sustratos son más variados, apareciendo incluso
materiales calcáreos.
La superficie principal de las rasas se sitúa casi a 100 m sobre el nivel
del mar, sobre ella se encuentran diferentes tipos de depósitos cuaternarios.
Entre los elementos más interesantes del paisaje del Cabo Peñas
están, sin duda, sus magníficos acantilados. Bajo ellos se pueden
encontrar playas de cantos o «xogarrales», destacando, en este sentido,
la playa de Ferrero. La única playa arenosa de la zona es la de Bañugues.
Otro elemento singular es el conjunto de islotes costeros, entre los que destaca
la isla La Erbosa, segunda en extensión del Principado después
de la de La Deva.
Vegetación.
En aquellas áreas donde se deja sentir la influencia marina se desarrolla
la vegetación halófila. En este caso domina la vegetación
de los acantilados, cuyo estado de conservación es bueno. Las dunas no
tienen representaciones de entidad en este sector de la costa, salvo el caso
ya comentado de la playa de Xago y enclaves muy concretos de Verdicio, pues
los pequeños fragmentos que se podían reconocer hasta no hace
mucho en Bañugues han desaparecido.
En los niveles superiores, donde el influjo marino desaparece, la potencialidad
corresponde a diferentes tipos de bosques con predominio de los robledales de
carbayo. Sin embargo, el paisaje vegetal se encuentra muy transformado y, en
la actualidad, está configurado por amplias extensiones de praderías
entre las que se distribuyen parcelas dedicadas a cultivos forestales de especies
de crecimiento rápido, fundamentalmente eucalipto.
Un elemento vegetal de gran interés lo forman las comunidades acuáticas
y turfófilas que se desarrollan en pequeñas depresiones en el
seno del matorral que circunda el Cabo, aunque los últimos incendios
han tenido un importante efecto sobre su conservación.
Fauna.
Los vertebrados que se localizan en esta estrecha franja litoral están
condicionados por el considerable grado de humanización y la pérdida
de hábitats potenciales.
Por ello, los grandes mamíferos forestales carecen de presencia significativa
en el área y son las aves y algunos pequeños mamíferos
los grupos de vertebrados de mayor interés que pueden observarse en esta
comarca.
Entre los mamíferos cabe destacar la presencia de la liebre europea,
cuyas bajas densidades en el centro de la región resaltan el valor de
este enclave. Se trata, además, del extremo occidental del área
de dispersión de la especie. Algunos pequeños carnívoros
como el gato montés, la garduña o el zorro campean habitualmente
por la zona.
Entre las aves es significativa la presencia del cormorán moñudo
y del paíño, incluidas en el Catálogo Regional de Especies
Amenazadas. Por otra parte, en la ensenada de Bañugues recalan numerosas
especies de limícolos durante el paso primaveral de migración,
cuando vuelven a sus áreas de cría.
Población y actividades económicas.
El concejo de Gozón tiene en la actualidad 12.313 habitantes, repartidos
en 56 entidades de población. El núcleo más importante
es la villa de Luanco, que acoge a 3.828 habitantes, en torno al 31% de la población
del concejo.
La densidad de población es de 162 hab./km2, por encima de la media regional
de 106,3 hab./km2. La evolución de la población es negativa, apreciándose
ligeros pero continuados descensos en el número de habitantes a lo largo
de la última década.
Durante la época estival se invierte esta tendencia de forma temporal,
pues los atractivos turísticos de la zona suponen un foco de atracción
para numerosos visitantes, que conforman una elevada población flotante.
Este hecho se ve reflejado parcialmente en las características del empleo
y la actividad económica. El sector primario, mayoritariamente concentrado
en la ganadería intensiva, da empleo al 40,3% de la población
activa, aunque sólo supone el 12,9% del PIB. Por el contrario, el sector
industrial, cuya aportación al empleo es escasa (27%), es un elemento
fundamental del PIBde Gozón (62,6%). El sector terciario absorbe el 32,7%
del empleo, generando el 24,5% del PIB.
Problemática y estado de conservación.
Se trata de un enclave singular desde el punto de vista paisajístico,
con elementos geomorfológicos de gran interés, que ha sido modelado
por las actividades agropecuarias.
En esta zona se puede contemplar un paisaje abierto al mar con grandes extensiones
de prados. Su naturalidad es, por tanto, escasa, salvo en la misma zona de los
cantiles, que se conserva en su estado primigenio.
Uno de los principales problemas de la zona es la excesiva presión turística
debido a su estratégica situación junto a los grandes núcleos
urbanos del Principado. La proliferación de segundas residencias afecta
ya a zonas próximas y puede extenderse al Paisaje Protegido.
Otro aspecto que afecta a la conservación de la zona son los cultivos
forestales de eucaliptos. Una adecuada ordenación de estos cultivos debiera
preservar, al menos, aquellas zonas de la costa de mayor interés.
Estatus de protección.
En la actualidad este territorio no está adscrito a ninguna de las figuras
de protección de la Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios
Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres. Se incluirá en la Red Regional
de Espacios Naturales Protegidos de Asturias bajo la figura de Paisaje Protegido.
PAISAJE PROTEGIDO DE LA COSTA ORIENTAL
Localización
y delimitación.
El área delimitada pertenece a los concejos de Llanes y Ribadedeva, y
se constituye en una estrecha franja de unos 30 km de longitud y 1 a 4 km de
anchura, que supone una superficie de 45 km.
El límite Norte de esta zona coincide con la línea de costa, si
bien se incluyen todos los islotes que se encuentran junto a los acantilados.
Por el Sur la carretera nacional N-634 conforma la frontera meridional, mientras
que por el oriente estas funciones las ejerce el límite regional. En
el occidente, el límite queda marcado por el río de Nueva, incluyendo
la desembocadura del mismo, en la playa de Cuevas del Mar.
Quedan excluidos del Paisaje los suelos clasificados como urbanos en la Norma
Subsidiaria de Planeamiento del Concejo de Llanes.
Características del medio natural.
Clima.
Como en el resto de la franja costera del Principado, la influencia oceánica
es un elemento determinante para la comprensión de los principales factores
climáticos. Las temperaturas medias anuales se sitúan en torno
a los 13 ºC, oscilando las del mes más cálido y más
frío entre 18 y 8 ºC, respectivamente.
El régimen de precipitaciones se ve influido por la cercanía al
mar de la Sierra de Cuera y, en cierta medida, también por la proximidad
de los Picos de Europa. La precipitación media anual en la franja costera
es de 1.000-1.200 l/m2, aumentando sustancialmente a medida que se gana altitud
en estas formaciones montañosas.
Geología.
La rasa costera oriental, desde el punto de vista geológico, se sitúa
en el borde del Macizo Asturiano, que se puede considerar la zona más
externa del Macizo Hespérico.
Los materiales que se encuentran en esta zona son, en su mayor parte, Paleozoicos
y se pueden adscribir a dos tipos principales de rocas: calizas y cuarcitas.
Las formas del relieve están condicionadas por la presencia de estos
dos tipos de materiales. Los niveles de abrasión marina se conservan
nítidamente sobre las cuarcitas armoricanas que forman las «sierras
planas», en torno a los 100 m. Por debajo, y con una extensión
considerablemente mayor, se encuentra una superficie de modelado kárstico
de la que surgen las diferentes «sierras planas».
Los pequeños ríos, en sus tramos inferiores, fragmentan la zona
de la rasa, circulando, básicamente, sobre la superficie kárstica
inferior. Un ejemplo de especial interés paisajístico es el del
río Purón, que desemboca «cortando» la plataforma
calcárea a través de un estrecho valle de paredes verticales.
En algunos lugares, como en los alrededores de Pimiango y Vidiago, son relativamente
frecuentes los bufones (ver apartado 6.4).
Vegetación.
Dentro de la superficie delimitada como Paisaje Protegido se pueden establecer
dos grandes tipos de vegetación. En aquellas áreas donde, como
en los acantilados, se deja sentir la influencia marina se desarrollan comunidades
herbáceas y matorrales de diferentes tipos.
En los niveles superiores, donde el influjo marino desaparece, crecían
en otro tiempo diferentes tipos de bosques. En la actualidad la vegetación
potencial se encuentra considerablemente alterada.
Los encinares son, sin duda, los bosques de los que se conservan fragmentos
más representativos, resguardados en los cerros calcáreos. Allí
donde los suelos son más profundos y en los sustratos de carácter
silíceo crecían distintos tipos de robledales, que en este momento
han desaparecido casi en su totalidad. Otro tipo de comunidad forestal de la
zona son las alisedas, que forman pequeños bosquetes de extensión
muy reducida en las riberas fluviales.
La vegetación halófila dominante es la de los acantilados, cuyo
estado de conservación es bueno. No existen formaciones dunares de entidad
en este sector de la costa. Igualmente las rías son un elemento muy raro,
sólo representado de forma significativa por la de Tina Mayor, en el
extremo oriental de la zona.
Fauna.
La fauna de vertebrados que se localiza en esta estrecha franja costera está
influida por el notable grado de humanización y la pérdida de
hábitats potenciales.
Por ello, los grandes mamíferos forestales carecen de presencia significativa
en el área. Son las aves el grupo de vertebrados de mayor interés
que pueden observarse en esta comarca.
Algunas de las especies habituales en la zona figuran en el Catálogo
Regional de Especies Amenazadas. Tal es el caso del cormorán moñudo
y del paíño.
Interesa destacar la presencia, preferentemente invernal, de algunas aves típicas
de montaña como el treparriscos, que utiliza con frecuencia los acantilados
llaniscos.
Población y actividades económicas.
Los concejos de Llanes y Ribadedeva tienen 16.152 (1988) habitantes, repartidos
por un total de 90 entidades de población. El núcleo más
importante es la villa de Llanes, donde se concentran 3.800 habitantes, lo que
supone el 23% de la población de este concejo. La capital municipal de
Ribadedeva, Colombres, aunque en términos absolutos cuenta con muchos
menos habitantes (597), representa también un porcentaje similar del
total del concejo.
La densidad de población media es de 60,1 hab./km2, superando esta cifra
levemente el concejo de Ribadedeva, que se sitúa en 67,5 hab./km2. La
evolución de la población es negativa, apreciándose ligeros
pero continuados descensos en el número de habitantes de ambos concejos
durante los últimos años.
Por otra parte, este sector costero representa uno de los principales focos
de atracción turística del Principado, lo que se refleja tanto
en los parámetros poblacionales -aumento notable de la población
en época estival- como en los económicos.
Así, el sector terciario absorbe en Llanes y en Ribadedeva un 40,4 y
un 31,9% de la mano de obra, y aporta porcentajes elevados a los PIB municipales
(el 58,4% en Llanes y el 45,2% en Ribadedeva). El otro sector de mayor importancia
desde el punto de vista del empleo es el primario que, con la ganadería
como principal actividad, emplea al 50,7% de la población activa. El
sector industrial tiene una incidencia menor.
Problemática y estado de conservación.
Sobre una zona singular desde el punto de vista geomorfológico, la acción
de las actividades agropecuarias ha modelado un paisaje de alto interés.
En la actualidad se trata de una zona de paisaje abierto al mar con grandes
extensiones de prados. Su naturalidad es, por tanto, escasa, aunque conserva
sectores de costa poco accesibles y de gran valor.
La creciente presión turística puede precipitar la degradación
de la zona en lo que se refiere a los aspectos urbanísticos y de accesos.
Por ello parece necesaria una regulación en estos temas, sobre todo en
lo relativo al sistema de accesos a las pequeñas playas de la zona, manteniendo
algunas de las mismas en su estado primigenio. Otro tanto se puede decir de
algunos sectores de los acantilados en donde una proliferación de las
vías de penetración produciría un impacto paisajístico
irreversible.
Este mismo valor paisajístico del área se vería empañado
por la extensión de las zonas urbanizadas fuera de los núcleos
de población.
Estatus de protección.
En la actualidad este territorio no está adscrito a ninguna de las figuras
de protección de la Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios
Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres. Se incluirá en la Red Regional
de Espacios Naturales Protegidos de Asturias bajo la figura de Paisaje Protegido.
PAISAJE PROTEGIDO DE LA SIERRA DE CARONDIO Y VALLEDOR
Localización
y delimitación.
Este espacio se ubica en la zona central del occidente de Asturias, dentro de
los concejos de Allande, Grandas de Salime y la parte más meridional
de Villayón. Abarca pequeñas subcuencas de arroyos tributarios
del río Navia, y la totalidad de la cuenca del río del Oro que,
en conjunto, suponen una superficie de unos 253 km2.
El límite del concejo de Allande con Ibias y Cangas de Narcea, que cumbrean
por toda la Sie-
rra del Valledor y la Sierra de los Lagos hasta el puerto del Palo, marcan los
límites de este Espa-
cio por el Sur y el Este. Desde el puerto de Palo lo limita la carretera que
lleva hacia Villayón. Unos kilómetros pasado el pueblo de Rebollo
el límite abandona la carretera y sube a la Peña del Conde. De
aquí, en dirección Noroeste, se sigue hasta el Pico Agudo y, pasando
por la cota 911, se des-
ciende por la cresta hasta la casería de Aguamaroza alcanzando la carretera
Valdedo-Castanedo en el km 6. Desde este punto se sube por la riega de un afluente
del río Cabornel hasta alcanzar la Sierra de San Roque en la cota 1.104.
Ya por la divisoria de aguas (límite de concejo) se continúa por
el Alto de Brandón, Pico Gargalois y Cerro del Pino, hasta alcanzar el
Pico Carondio (1.221 m) donde crestea hacia el Suroeste hasta que, pasando por
los Altos de Beveraso (683 m), desciende al río Navia en donde éste
confluye el río Lloredo. El río Navia y más al Sur el pantano
de Grandas de Salime constituyen el resto de límite Oeste hasta tocar
con la frontera con Lugo, que sigue hasta el Pico Busbeirón.
Características del medio natural.
Clima.
Las condiciones climáticas corresponden a las de zonas intermedias, es
decir las depresiones centrales y los valles medios. La influencia oceánica
sigue estando presente, aunque también empieza a hacerse notar el fenómeno
de la continentalidad, especialmente en el Valledor. Además, la
cuenca del Navia ofrece unas peculiaridades mesoclimáticas que alteran,
en cierta medida, el clima ge-
neral.
La temperatura media anual oscila entre los 8 y los 9 ºC, con unos 6-7
ºC en invierno y alrededor de los 17 ºC en los tres meses de verano.
El registro pluviométrico marca para esta zona unos 1.200 l/m2 de lluvias
al año, si bien muy desigualmente repartidas. Así, aproximadamente
el 35% de la precipitación se produce en los tres meses invernales, mientras
que durante el verano sólo llueve un 12% del total. Esto supone que,
en años especialmente secos, pueda existir un período de aridez
estival.
Geología.
Estructuralmente, esta zona queda incluida en la unidad del Navia, en sentido
amplio, que forma parte, a su vez, del conjunto de estructuras de la Zona Asturoccidental-leonesa.
Los materiales aflorantes, todos ellos Paleozoicos, son principalmente de tipo
pizarroso: pizarras grises y pizarras negras con niveles de cuarcitas.
La serie de Los Cabos atraviesa el tercio oriental del área, constituyendo
una formación muy homogénea de pizarras, areniscas y cuarcitas.
Los distintos procesos geológicos desarrollados sobre estas estructuras
han dado origen a un sistema de pequeñas sierras paralelas (El Palo,
Muriellos, Carondio), con altitudes en torno a los 1.000 m, dispuestas en dirección
NE-SO, de fuertes pendientes, que forman valles estrechos con cauces muy encajados.
Vegetación.
El sector aquí considerado es un claro exponente del paisaje vegetal
del occidente asturiano: enormes extensiones deforestadas y actualmente cubiertas
de matorral, con retazos de bosque en los estrechos fondos de valle, áreas
de praderías a media ladera, en torno a los pueblos, y pastizales en
las zonas altas de las sierras.
La vegetación predominante es, por tanto, el matorral, representado fundamentalmente
por los brezales, cuya composición básica son distintos tipos
de ericáceas.
Las pequeñas masas boscosas son, en su mayor parte, robledales de rebollo.
Bordeando los riachuelos que surcan este espacio aparecen los bosques ribereños
con alisos. Estos bosques en el valle del Navia y en el río Oro tiene
la peculiaridad de incorporar fresnos de hoja estrecha (Fraxinus angusfifolia),
comunidades características de Subsector biogeográfico Naviano-Ancarense,
del que este Paisaje Protegido es la única representación dentro
de la RRENP. La peculiaridad de este Subsector reside en la presencia de numerosos
elementos mediterráneos, tanto en la flora como en la fauna. Dispersos
en el brezal, es frecuente encontrar elementos arbustivos como el madroño,
que en ocasiones constituye pequeñas formaciones.
Sin embargo, el rasgo más significativo de esta zona lo constituye la
presencia de alcor-
noque (Quercus suber). Esta especie, marcadamente mediterránea, aparece
a lo largo de la cuen-
ca del Navia, donde debió ser abundante en otro tiempo. Dentro del espacio
definido se con-
serva el mayor alcornocal de toda Asturias (de dimensiones, no obstante, muy
reducidas), en las inmediaciones de la aldea de Bojo. Además existen
zonas (Valledor, Villarpedre, etc.) en las que los madroñales con jóvenes
alcornoques indican una lenta recuperación de esta formación vegetal.
Fauna.
La falta de hábitats adecuados supone la ausencia de algunas especies
significativas de la fauna asturiana, como los rebecos o ciervos.
Sin embargo, el oso se acerca por estos lugares en algunas ocasiones, como lo
demuestra la persistencia de «cortinos», estructuras que sirven
de protección a los colmenares de las incursiones del plantígrado,
muy aficionado a la miel.
El lobo encuentra en estas sierras despobladas buenas áreas de campeo.
Por otro lado, esta zona está catalogada como de abundancia media para
la nutria. Son relativamente abundantes aquí las aves que prefieren los
espacios abiertos, estando, lógicamente, poco representados los grupos
típicos de formaciones arboladas.
De los vertebrados inferiores, reptiles y anfibios, los menos frecuentes serán,
igualmente, los estrictamente nemorales. Destacar en este punto la presencia
en la cuenca del Navia del lagarto ocelado, especie de distribución mediterránea
con área muy restringida en Asturias.
Población y actividades económicas.
El concejo de Allande cuenta con 3.241 habitantes, repartidos en numerosos núcleos
de los cuales Pola de Allande, la capital, es el principal, con 700 habitantes.
Esta escasa población en uno de los concejos más extensos del
Principado (369,4 km2) da lugar a una de las densidades más bajas, 8,8
hab./km2, con tendencia a seguir disminuyendo, como viene sucediendo a lo largo
de todo este siglo.
La vida gira en Allande en torno a la agricultura y la ganadería, constatado
por el 77,1% de empleos que acapara el sector primario. Esta actividad supone
el 50% del PIBmunicipal. El sector servicios, con la rama comercial al frente,
genera el 43% del PIB con tan sólo un 18,7% de la población activa,
y está centrado en la capital.
Los concejos de Grandas de Salime y Villayón apenas se ven afectados
por este paisaje protegido, exceptuándose en el primer caso los pueblos
de La Mesa y Villarpedre que juntos apenas llegan al medio centenar de vecinos
y en el segundo el pueblo de Castanedo, muy cercano al límite septentrional
del Paisaje Protegido.
Problemática y estado de conservación.
No existen en esta zona, como sucede en casi todo el sector noroccidental asturiano,
elementos naturales especialmente reseñables que mantengan un buen nivel
de conservación, excluyendo únicamente los restos de alcornocales
y especialmente el de Bojo.
Se encuentran, no obstante, otros valores de tipo cultural o etnográfico
íntimamene relacionados con el entorno. Así, se concentran aquí
una serie de pequeños pueblos, aldeas y brañas de carácter
tradicional, casi todos activos y alguno deshabitado, en un aceptable estado
de conservación. Rodeados de praderías en medio de la desolación
del matorral, producen un efecto paisajístico notable.
Se trata, por tanto, de una zona que debiera encaminarse hacia la recuperación
de sus recursos naturales, teniendo sentido hablar de conservación únicamente
en el plano estrictamente cultural.
Son ineludibles medidas urgentes para la restauración y recuperación
de los alcornocales, en otro tiempo densos bosques característicos de
esta comarca y hoy a punto de desaparecer. Las saucedas de Salix salvifolia
y las alisedas con Fraximus angustifolia, únicas y sólo presentes
en esta comarca dentro la región, también necesitan planes de
recuperación inmediatos.
Los incendios incontrolados son sin duda el mayor problema que presenta esta
comarca, estando localmente los procesos erosivos muy acentuados.
Estatus de protección.
Actualmente, ninguna figura de protección de las establecidas en la Ley
4/1989 de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna
Silvestres acoge el territorio mencionado. Se incluirá en la Red Regional
de Espacios Naturales Protegidos de Asturias, con la categoría de Paisaje
Protegido.
6. Red regional de espacios naturales protegidos (continuación). . PAISAJE PROTEGIDO DE LA SIERRA DEL ARAMO
Localización
y delimitación.
La Sierra del Aramo se encuentra en la zona central de Asturias, constituyéndose
en la principal elevación del sector centrooriental septentrional con
su alineación de cumbres por encima de los 1.700 m: Gamonal (1.712 m),
Barriscal (1.734 m), Gamoniteiro (1.788 m).
Considerada en un sentido amplio, se extiende a lo largo de 15 km, en dirección
NO-SE, entre los ríos Trubia y Riosa. No obstante, el área definida
aquí como Espacio Protegido abarca la parte alta de la sierra, afectando
a los concejos de Quirós, Morcín y Riosa.
El límite Norte viene dado por la cota de 700 m, desde la unión
entre Quirós y Morcín hasta La Vara. Por el Oeste comienza en
la pista que sale de esta aldea y continúa por la cota de los 900 m hasta
encontrarse con el río Riosa, que recorre hasta su nacimiento en Mayau
de Espines. Se continúa por el límite de los concejos de Lena
y Quirós hasta la collada de la Cobertoria (1.179 m), a partir de este
punto se rodea Prau Llagüezos por el Sur, incluyéndolo en el Paisaje,
y se continúa por los caminos que discurren por la ladera hasta el Pico
El Cincho, al Noroeste. Aquí se sigue la demarcación entre Quirós
y Proaza hasta el Monte Balo, cerrándose el Paisaje Protegido por la
línea que une este monte con el punto donde se corta la curva de 700
m con el límite Quirós-Morcín. Esto representa una superficie
de 53 km2 aproximadamente.
Características del medio natural.
Clima.
Por su ubicación presenta las características climáticas
propias de las cuencas medias de los valles interiores. Sin embargo, el nivel
altitudinal de la sierra hace que en la zona superior, y más concretamente
en el territorio que se define como Espacio Protegido, se den las condiciones
climáticas de montaña.
Por ello, se produce una marcada tendencia a la continentalidad, con una temperatura
media anual en torno a los 9 ºC y un régimen de precipitación
anual que oscila entre los 1.100 y los 1.300 l/m2, y que en invierno se traduce
en nevadas frecuentes por encima de los 1.300-1.500 metros.
Geología.
La sierra del Aramo forma parte de la Zona Cantábrica en el contexto
del Macizo Herciniano y manifiesta la inflexión correspondiente a su
posición dentro de las estructuras que integran el Arco Astúrico.
Se pueden distinguir dos litologías bien diferenciadas, una constituida
por el basamento del Paleozoico, cuyos materiales se encuentran consolidados
y que representan la mayor parte de los materiales de la zona, y otra formada
por los recubrimientos del Cuaternario, que abarcan mucha menor extensión.
El material Paleozoico más extendido es la Caliza de Montaña,
que supone el núcleo del macizo, y origina el nivel de cumbres. Sometido
a importantes procesos kársticos, presenta la morfología característica
de este tipo de modelado, con campos de dolinas, uvalas, sumideros, surgencias,
lapiaces, valles ciegos, etc., dando lugar a una plataforma karstificada hacia
los 1.400-1.500 m, de la que sobresalen los picos de la sierra.
El Cuaternario está representado por los depósitos de ladera,
tipo coluvión o canchal, y los rellenos de depresiones kársticas,
formados por los materiales arcillosos producto de la descarbonatación
de la caliza.
Vegetación.
A nivel de la plataforma kárstica la mayor parte de la vegetación
es un mosaico de matas, pequeños arbustos y herbáceas que se instalan
en las fisuras de las rocas y en los huecos que dejan éstas entre sí.
El paisaje está dominado aquí por la componente rocosa. Las depresiones
y, en general, los espacios con un mínimo de suelo están cubiertos
por los pastizales de montaña, sustento de la importante cabaña
ganadera.
En las laderas, muy escarpadas y poco aptas para el manejo intensivo, es donde
se mantienen las masas boscosas. Se conservan algunos hayedos, de cierta entidad
para el ámbito de la zona central, aunque lo más destacable son
los acebales que aparecen a ambos lados de la sierra, en contacto siempre con
áreas de pastizal.
Fauna.
La Sierra del Aramo representa el principal núcleo faunístico
de todo el sector de valles y sierras litorales centro-orientales. Esto es así,
lógicamente, por su proximidad al núcleo central de la Cordillera
Cantábrica, desde donde llegan los grandes vertebrados de interés
en la conservación.
De este modo, el oso pardo alcanza en este macizo el límite nororiental
de su principal reducto en la Cordillera y el lobo mantiene una presencia constante
en el Aramo, fundamentalmente en su parte meridional. También se ha constatado
la presencia de nutria en los ríos que bordean la sierra, con especial
intensidad en el río Trubía.
Entre las aves destaca la presencia abundante de grandes rapaces, tales como
el alimoche, el águila real y el águila culebrera, así
como el paso esporádico de buitre común. En los roquedos y pastos
de las zonas altas los pájaros más abundantes son las bísbitas,
aunque también pueden verse grandes bandadas de pardillo común
y otras especies interesantes como roquero rojo o acentor alpino.
En cuanto a los vertebrados de pequeño tamaño se localizan aquí
aproximadamente la mitad de las especies de anfibios y reptiles presentes en
toda Asturias, algunas de ellas, sobre todo anfibios, asociadas a las charcas,
naturales o artificiales, existentes en la zona kárstica alta.
Población y actividades económicas.
Poco más de 8.178 habitantes viven en los tres concejos que tienen parte
del Aramo entre sus límites Riosa y Morcín son los más
poblados, con 2.986 y 3.320 habitantes, respectivamente. Son, asimismo, los
que tienen mayor densidad de población, 64,8 y 66,6 hab./km2, que, aun
lejos de la media asturiana, supone cifras altas para municipios de montaña,
debido, en parte, a su pequeño tamaño. Ambos concejos, tras experimentar
un aumento poblacional sostenido desde principios de siglo, están sufriendo
un ligero descenso en la última década. Quirós mantiene
una clara tendencia regresiva que lo sitúa en la actualidad entre los
concejos más despoblados de la región, con 9 hab./km2.
En Morcín la economía está centrada en la minería,
que da trabajo al 67,9% de la población activa y hace que el sector industrial
aporte el 85% al PIB municipal. En Riosa es el sector terciario el que genera
mayor riqueza, pues supone el 80% del PIB del concejo y absorbe el 55% de la
mano de obra. En Quirós la mayor parte de los empleos (74%) se relacionan
con la actividad agropecuaria, que supone el 36% del PIB, aunque es el sector
servicios el de mayor rendimiento económico, con el 44% del PIB.
Problemática y estado de conservación.
La intensa actividad humana, establecida fundamentalmente en torno a la ganadería,
ha condicionado totalmente la naturalidad de la zona que, en la parte alta,
ha perdido su carácter forestal para dar paso a un sistema de pastos
de montaña. La combinación de este manejo tradicional con la morfología
kárstica otorgan a la sierra, no obstante, una calidad paisajística
elevada. A ello hay que unir su condición de magnífico «mirador»,
pues su ubicación y altitud permiten una vista panorámica de toda
la zona central asturiana, desde la costa hasta el eje de la Cordillera Cantábrica
e incluso hasta el sector de los Picos de Europa.
Por otra parte, la Sierra del Aramo es una zona poco alterada desde el punto
de vista de la introducción de elementos artificiales. Tan sólo
se puede indicar el repetidor de televisión de la cumbre del Gamoniteiro
y la impermeabilización de algunas charcas. Entre otras cosas esto ha
sido posible por la ausencia de accesos rodados desde los valles a la zona superior.
Hasta fechas muy recientes sólo la carretera al Gamoniteiro permitía
la afluencia de personas a lo alto del Aramo, si bien en su parte más
meridional y abrupta. En la actualidad, la pista que, en la vertiente Este,
une el collado de Grandiella con la base de Gamonal, provocando un fuerte impacto
ambiental en su recorrido, permite el acceso cómodo al núcleo
de la sierra.
Estas dos entradas al Aramo se constituyen, así, en los principales elementos
receptores de posibles visitantes. Esto puede tener su aspecto positivo siempre
que las concentraciones se produzcan en puntos muy concretos, que lógicamente
deberían coincidir con los tramos finales de dichos accesos, ya alterados
y con mayor capacidad receptora de impactos, evitando la dispersión hacia
zonas más sensibles.
Hay que recordar, en este sentido, la proximidad de la Sierra del Aramo al sector
más poblado y con mejores vías de comunicación de toda
la región.
Estatus de protección.
En la actualidad este territorio no está adscrito a ninguna de las figuras
de protección de la Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios
Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres. Se incluirá en la Red Regional
de Espacios Naturales Protegidos de Asturias bajo la figura de Paisaje Protegido.
En otro orden de cosas, la Sierra del Aramo está afectada por la Reserva
Regional de Caza de Somiedo, a la que pertenece una pequeña porción
situada en torno al Alto de La Cobertoria.
PAISAJE PROTEGIDO DE LA SIERRA DEL SUEVE
Localización
y delimitación.
La Sierra del Sueve se encuentra en el oriente de Asturias, muy próxima
a la costa, siguiendo una alineación NE-SO. Su cota máxima es
el pico Pienzu, con 1.161 m. Teniendo en cuenta su contrafuerte oriental, la
pequeña sierra de El Fito, el conjunto se extiende a lo largo de 16 km
dentro de los concejos de Colunga, Caravia, Piloña, Parres y Ribadesella.
Los límites considerados para definir este espacio son los de la actual
Reserva Regional de Caza del Sueve, con una extensión de 81 km2.
Características del medio natural.
Clima.
La especial situación de Sueve supone que las características
climáticas están a caballo entre las propias del litoral y las
de zonas medias. Su condición montañosa es otro factor a tener
en cuenta en este aspecto. Así, la presencia de la sierra provoca un
aumento de las precipitaciones, establecidas en torno a los 1.200 l/m2 de media
anual, con una distribución regular a lo largo del año.
Las temperaturas mantienen niveles moderados en función de la proximidad
del mar, con medidas no inferiores a 4 ºC en los meses más fríos
y no superiores a los 24 ºC en los más cálidos. En la mayor
parte de los inviernos se desarrollan precipitaciones en forma de nieve, si
bien nunca son demasiado importantes ni duran muchos días.
Uno de los fenómenos atmosféricos más relevantes y frecuentes
es el de la niebla, que durante muchos días al año envuelve la
parte alta de la sierra, especialmente en primavera y verano.
Geología.
La Sierra del Sueve es un bloque de caliza carbonífera con contrafuertes
silíceos, enmarcado en la Región de Pliegues y Mantos dentro de
la estructura de la Zona Cantábrica.
Las actuales características geomorfológicas del núcleo
de la sierra son consecuencia de la acción de procesos kársticos.
Así, la zona central y meridional, por encima de los 750 m, constituye
una plataforma absolutamente plagada de depresiones de distintos tamaños,
que podría catalogarse como un enorme campo de dolinas. Hacia el extremo
Norte de la sierra las formas kársticas que configuran el relieve son
grandes depresiones del tipo de valles ciegos. Finalmente, por todo el macizo
calcáreo se desarrollan formas de lapiaz, en intensidades y extensiones
variables.
Las zonas externas presentan otro tipo de litología y han experimentado
una evolución geomorfológica diferente. En general, los contrafuertes
de la vertiente noroccidental están formados por materiales pizarrosos,
más deleznables, mientras que en la vertiente oriental la sierra de El
Fito es, fundamentalmente, cuarcítica, con algunas inclusiones de pizarras.
Vegetación.
La Sierra del Sueve manifiesta un elevado grado de deforestación, pero
conserva algunos retazos de arbolado que, por su calidad, ya que no por su extensión,
adquieren una especial significación.
Es de destacar en este sentido el hayedo de la Biescona, al Norte de la sierra,
entre Sueve y El Fito. Este bosque de hayas es, probablemente, el más
cercano a la costa de toda Asturias y uno de los situados a menor altitud. Se
encuentra, además, a caballo de dos litologías, la calcárea
de Sueve y la cuarcítica de El Fito, ofreciendo distintos aspectos en
función del sustrato.
En las zonas externas de la sierra aparecen, dispersas entre las áreas
de matorral y las praderías, pequeñas expresiones de carbayeras
y restos de plantaciones arbóreas de pino y eucalipto.
Sin embargo, lo más destacable en el apartado forestal son, sin duda,
las formaciones arboladas del interior de la sierra en el extremo Norte. Se
trata de bosquetes dispuestos en el seno de la morfología kárstica,
en los que dominan los acebos y las espineras, que son los que aportan la estructura
básica, pero que contienen también otras especies como hayas,
fresnos, abedules, avellanos, olmos, arces y tejos, con lo que resultan unas
formaciones muy diversas que resaltan la calidad del paisaje.
Por otra parte, el manejo secular de la zona con fines ganaderos ha creado un
paisaje que, si bien carece de una total naturalidad, no está exento
de valores estéticos y culturales. Se trata de las áreas de pastos
de montaña del interior del karst.
Finalmente, hay que señalar la existencia en la base del macizo por la
vertiente Norte, y a favor de unas particulares condiciones microclimáticas,
de un enclave de especial interés por la presencia de un conjunto de
helechos cuya distribución, generalmente tropical o macaronésica,
hace que sean muy raros, no sólo en Asturias sino en toda Europa.
Fauna.
Aislado totalmente de la Cordillera y rodeado de zonas densamente pobladas,
el macizo del Sueve no mantiene una fauna especialmente digna de mención.
Entre los mamíferos se puede citar la gran abundancia de zorros, que
encuentran aquí muchas zonas de refugio y cría, y las frecuentes
incursiones de los jabalíes.
Además, desde el año 1960 existe en la sierra una población
de gamos, introducida con fines cinegéticos, que se ha adaptado perfectamente
a este ambiente y comparte el espacio y el alimento con la cabaña ganadera.
No obstante, el incremento continuado de la población, ante la ausencia
de depredadores y de condiciones ambientales rigurosas, puede representar un
factor desestabilizador, por lo que ha sido sometida en distintas ocasiones
a un control mediante caza selectiva.
Con posterioridad se intentó la reintroducción del ciervo, aunque
en este caso no hubo tanto éxito, pues casi todos los ejemplares emigraron,
permaneciendo en la actualidad algunos individuos aislados en torno al hayedo
de la Biescona.
El alimoche es, entre las grandes aves, la más fácilmente observable
en las crestas y altas laderas de la sierra. No es rara, tampoco, la presencia
de ejemplares aislados de buitre provenientes de la zona de Cuera.
Población y actividades económicas.
La población asentada en los concejos de los que forma parte la Sierra
de Sueve-Fito asciende a 22.551 habitantes, de los que 10.225 pertenecen al
municipio de Piloña, siendo Caravia el menor, tanto en número
de habitantes, 645, como en superficie, 13,3 km2.
Las densidades de población alcanzan valores inferiores a la media regional
(106 hab./km2). Así, Ribadesella es el concejo con mayor densidad poblacional,
77 hab./km2, seguido de Colunga con 53 hab./km2 y Caravia con 48 hab./km2. Los
censos realizados a lo largo del siglo muestran una tendencia, poco marcada,
al despoblamiento en todos los concejos. Unicamente Ribadesella viene manifestando
una cierta estabilización a partir de la última década.
Excepto en Ribadesella el sector primario es la principal actividad económica,
debido a la importante red de servicios desarrollados en las distintas capitales
municipales.
En el ámbito concreto de la Sierra del Sueve la ganadería es la
principal fuente de riqueza. Vacas, caballos, ovejas y cabras forman una extensa
cabaña ganadera en este territorio, en régimen mixto de estabulación
invernal y pastoreo extensivo en los puertos del Sueve durante la primavera,
el verano e incluso parte del otoño.
Sin duda, lo más notable de la ganadería en el Sueve es la conservación
de una raza de caballos semisalvajes, los asturcones, muy abundante en otros
tiempos y hoy reducida a medio centenar de ejemplares puros y unos 300-400 producto
de cruces con dominancia de asturcón. Muy conocidos y apreciados ya en
tiempos de la dominación romana, son en la actualidad parte de la cultura
popular de la zona y llevan asociados un folklore y unas costumbres hondamente
arraigados.
Problemática y estado de conservación.
Dentro de la zona de Valles y cadenas litorales del centro y oriente, la Sierra
del Sueve es el único macizo calcáreo que conserva, en su área
kárstica superior, una masa boscosa relativamente importante en relación
a su tamaño, lo que le confiere un carácter singular en un sector
fuertemente alterado en sus valores naturales.
Dos son los factores que, en mayor medida, intervienen en el estado de conservación
de la zona. Por una parte, la amplísima cabaña ganadera, que ejerce
una enorme presión en el medio, a la que hay que unir la cada vez más
extensa población de gamos. En segundo lugar, la utilización indiscriminada
del fuego como instrumento de manejo del monte, que, como en el resto de Asturias,
origina pérdidas irreparables.
El mantenimiento, al menos, de la situación actual en la Sierra del Sueve
debe pasar por la estabilización del contingente de herbívoros,
salvajes y domésticos, y la erradicación de las quemas.
En otro sentido, el Sueve viene experimentando desde hace algunos años
una creciente afluencia de visitantes, que alcanza su máxima expresión
con motivo de la celebración de un espectáculo de tipo folklórico
desarrollado en torno al caballo asturcón. Un único acceso rodado
permite la llegada a la zona alta del macizo, concentrándose los visitantes
al final del trayecto, en las vegas de Espineres, área relativamente
alterada y menos sensible ante una presión de este tipo moderada.
Estatus de protección.
En la actualidad este territorio no está adscrito a ninguna de las figuras
de protección de
la Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora
y Fauna Silvestres. Se in-cluirá en la Red Regional de Espacios Naturales
Protegidos de Asturias bajo la figura de Paisaje Protegido.
En otro orden de cosas la Sierra del Sueve forma parte de la Reserva Regional
de Caza de Sueve, que le otorga un cierto régimen de protección.
PAISAJE PROTEGIDO DE LA SIERRA DE CUERA
Localización
y delimitación.
La Sierra de Cuera es un cordal paralelo a la costa, de unos 30 km de longitud,
que se sitúa en la zona oriental del Principado y cuya máxima
elevación es el pico Turbina, de 1.315 metros.
La delimitación efectuada para definir el ámbito de este espacio
protegido afecta a los concejos siguientes: Cabrales, Llanes, Peñamellera
Alta, Peñamellera Baja y Ribadedeva, entre los que se reparten los 133
km2 de su superficie total.
Los límites concretos son: por el Norte, la carretera vertical que pasa
por el alto de El Mazuco, la cota de 400 m, el arroyo Babalín, el arroyo
Doredal hasta que corta a la carretera comarcal 343, y ésta hasta Villanueva;
por el Sur, desde Tresbrandi a Arangas, a través de vaguadas y collados,
de Arangas a Alles por la carretera y de Alles a Nogueras, pasando por Llonín
y Alevia.
El Espacio se cierra en el Este por medio de la carretera entre Nogueras y Villanueva,
mientras que por el Oeste, desde Tresbrandi sigue el río Terviña
y los caminos que desembocan en la carretera de El Mazuco.
Características del medio natural.
Clima.
La zona alta de la sierra mantiene un régimen térmico con veranos
e inviernos más cálidos que lo que les correspondería por
su altitud, debido a la cercanía al mar.
Se trata de una zona en la que las muestras de aridez no son destacables, y
en las que las temperaturas medias del mes más frío, generalmente
enero, son menores de 6 ºC. La pluviosidad media anual del área
oscila entre 1.300 l/m2 y 1.700 l/m2.
Geología.
La Sierra de Cuera, desde el punto de vista geológico, se sitúa
en el borde del Macizo Asturiano, que se puede considerar la zona más
externa del Macizo Hespérico.
Los materiales que se encuentran en esta zona cubren un amplio espectro cronoestratigráfico
que va desde el Paleozoico (Cámbrico Superior) hasta el Cuaternario.
La mayor parte de este área está ocupada por diversos tipos de
calizas (Formación Láncara, Griotte, Caliza de Montaña,
etc.). Además se encuentran rocas de naturaleza silícea, destacando
las cuarcitas de la Formación Barrios, que aparecen a ambas vertientes
de la Sierra.
Esta alineación montañosa flanquea, por el Norte, a los Picos
de Europa, y está separada de la costa por una serie de rasas o sierras
planas y cortada transversalmente por los ríos Las Cabras y Deva, que
definen sus límites occidental y oriental, respectivamente.
El núcleo de la sierra está formado por calizas paleozoicas con
modelado kárstico en diferentes plataformas, siendo la de más
desarrollo la correspondiente al nivel de cumbres. Existen aquí numerosas
formas kársticas: dolinas, uvalas, etc., destacando el poljé de
la Llosa de Viango, que se encuentra en la vertiente Norte, entre El Mazuco
y Purón.
Vegetación.
La vegetación forestal de la zona está constituida, básicamente,
por hayedos, robledales y encinares. No obstante, y debido a la secular influencia
de las actividades agropecuarias, la superficie ocupada actualmente por los
bosques es escasa.
Los hayedos constituyen las comunidades forestales de mayor interés,
con algunas manchas de cierta extensión en la vertiente Norte y en el
sector occidental de la plataforma de cumbres. Los robledales están representados
por carbayedas y rebollares, quedando estos últimos relegados a la vertiente
Sur. Algunos pequeños encinares y alisedas componen el resto de una vegetación
forestal relativamente degradada.
Los matorrales de sustitución ocupan amplias extensiones. En las áreas
calizas están formados principalmente por genistas espinosas y algún
brezo, mientras que en las zonas con sustrato silíceo, es decir en las
cotas inferiores de ambas vertientes, dominan los brezales.
Las plantaciones forestales ocupan pequeñas superficies en la base de
la sierra, tanto en la vertiente septentrional como en la meridional, siendo
las especies más empleadas el pino de Monterrey y el eucalipto.
Los prados de siega se limitan, así mismo, a la zona de influencia de
la proximidad de los pueblos. Los pastizales se ubican en la zona alta de la
sierra, en el fondo de las dolinas, encontrán-
dose en cierta medida en proceso de colonización por los matorrales debido
a la falta de presión ganadera.
Fauna.
Dado el actual déficit de conocimientos sobre las características
de la fauna de vertebrados de la zona, únicamente es posible trazar un
panorama general y fragmentario que sólo en algunos casos se ve complementado
por datos concretos.
Por lo que se refiere a los mamíferos cabe señalar que los grandes
predadores, como el lobo, fueron eliminados hace tiempo, manteniéndose
contigentes de pequeños carnívoros como el zorro, la marta o el
gato montés. Entre los fitófagos se puede indicar la relativa
abundancia de corzos y jabalíes.
Las aves carroñeras, buitres y alimoches, están entre los más
relevantes elementos faunísticos de este territorio, en el que manifiestan
una presencia habitual. Otras grandes rapaces que también se pueden observar
en la comarca son el águila real y el águila culebrera. Especies
de notable interés, y presentes en la sierra, son el treparriscos y el
roquero rojo.
Anfibios y reptiles cuentan en total con más de 20 especies, algunas
de ellas endémicas de la Península, con diferentes grados de conservación
y abundancia.
Población y actividades económicas.
Las características de la población y las actividades económicas
se analizan considerando la Sierra y su área de influencia, en la que
se incluye desde la carretera Panes-Alto de la Robellada hasta la costa y desde
el límite con Cantabria hasta el río de Las Cabras.
La población asentada en esta zona en 1986 ascendía a un total
de 20.028 habitantes, repartidos en 71 núcleos de población situados
por debajo de los 400 m de altitud.
La densidad media de los cinco concejos es baja: 33 hab./km2, con notables diferencias
entre los concejos costeros, que oscilan entre 52 y 67 hab./km2, y los del interior,
que se sitúan entre 10 y 23 hab./km2. Esta situación cambia durante
el verano, cuando se incrementa considerablemente la población transeúnte,
sobre todo en la costa.
Ninguno de estos concejos ha logrado retener población en el período
1970-1986. En conjunto la población retrocede el 13%, con un mínimo
del 8% en el concejo de Cabrales. Sólo las parroquias de Arenas, Llanes
y Poo han crecido levemente.
El sector agrario representa la actividad de mayor importancia desde el punto
de vista del empleo (60,97%) en todos los concejos, aunque su influencia en
el PIB (24,7%) no se corresponde con la cantidad de mano de obra a la que afecta.
Los extremos se sitúan entre el concejo de Llanes, con un 20,3% del PIB,
y el de Peñamellera Alta, con un 54,1%. El sector industrial absorbe
el 11% de la mano de obra de la zona y su influencia en el PIBse sitúa
en el 22,8%. El sector terciario es el de mayor peso en el PIB, con un 52,4
%, siendo Llanes el único concejo que supera la media. Su importancia
desde el punto de vista del empleo es del 29,4 %, aunque en Llanes alcanza una
cifra considerablemente superior: 40,4 %.
Problemática y estado de conservación.
Se trata de una zona donde los aprovechamientos ganaderos tienen carácter
secular, lo que ha supuesto una deforestación muy acusada y una pérdida
de naturalidad en gran parte de la sierra.
Por otra parte, la ausencia de pistas de acceso a la zona alta han preservado
ésta de un uso intensivo, manteniéndose los aprovechamientos tradicionales
y, en consecuencia, favoreciendo la conservación de un paisaje de alto
interés.
Además, el progresivo abandono del campo, en relación con fenómenos
socioeconómicos de carácter general, ha estimulado la conservación
de este paisaje con la huella que le imprimieron las actividades ganaderas.
La problemática actual de la zona alta se centra en los incendios de
matorral, que imposibilitan la regeneración de la vegetación potencial
de amplias zonas. Otras actividades de impacto tienen menor importancia debido
a la falta de accesos al núcleo central de la sierra.
Las zonas bajas que rodean este enclave calcáreo se encuentran mucho
más transformadas, y en ellas, a los problemas ya indicados de deforestación
y quemas, hay que añadir algunos otros. Cabe destacar la presencia de
diversas actividades extractivas de especial impacto: canteras para áridos
y turba. En menor medida afectan a la calidad del paisaje los diversos tendidos
eléctricos y los escasos cultivos forestales con especies de crecimiento
rápido.
Estatus de protección.
En la actualidad este territorio no está adscrito a ninguna de las figuras
de protección de la Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios
Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres. Se incluirá en la Red Regional
de Espacios Naturales Protegidos de Asturias bajo la figura de Paisaje Protegido.
PAISAJE PROTEGIDO DE PEÑA UBIÑA
Localización
y delimitación.
Se encuentra en la zona central de la Cordillera. Abarca la vertiente asturiana
del macizo de Ubiña así como las cabeceras de los ríos
Ricabo, Lindes y Huerna. Los concejos con parte de su territorio incluido en
este espacio son Quirós y Lena.
Su límite Sur coincide con el de León. Por el Oeste, coincide
con el del Parque Natural de Somiedo en Puerto Ventana hasta el Pico la Forcada,
a 1 km al SE del Saleras y, a partir de aquí, se desciende por el Reguero
de la Romaniega, ya en el concejo de Quirós, hasta su confluencia con
el Río Ricabo. De éste se asciende a Cueto Prieto y, de aquí,
se baja hasta la confluencia del Reguero de las Cuevas y el Río Lindes.
Se sigue éste aguas abajo hasta alcanzar el Reguero de Fuente la Balsa
que se asciende hasta la línea de cumbres y el límite municipal.
Se sigue el límite del concejo hacia el Sur (coincidente con la divisoria
de aguas) hasta el Cueto Lobos, donde se crestea hacia el Este por la Peña
del Caballo, bajando posteriormente a Jomezana y Espinedo. El límite
sigue aguas arriba por el Río Huerna hasta Los Pontones (confluencia
con Arroyo La Foz), donde se une al límite occidental del Corredor Biogeográfico
del Huerna. A partir de aquí, el límite transcurre por la línea
de cresta que lleva al Pico La Tesa (1.905 m) y La Almagrera (1.931), donde
se une con el límite con León siguiendo éste hasta cerrar
el área en el lugar de origen.
La superficie afectada por este Espacio Protegido abarca unos 132 km2.
Características del medio natural.
Clima.
Características propias de los climas de montaña: temperaturas
bajas, precipitaciones elevadas, marcada continentalidad.
La media anual de las temperaturas se sitúa entre los 2 y los 4 ºC,
descendiendo hasta los 0 ºC en las cumbres. El contraste térmico
es muy acusado, tanto a nivel diario como estacional.
El régimen de lluvias alcanza valores superiores a los 1.600 l/m2 anuales,
sobrepasándose los 2.000 l/m2 en las zonas más altas. Las precipitaciones
en forma de nieve son muy abundantes, al menos en la estación fría,
pudiendo mantenerse la nieve varios meses en las cotas más elevadas.
Geología.
Este territorio se enmarca, dentro de las estructuras que forman la Zona Cantábrica,
en la Región de Pliegues y Mantos, constituida por un conjunto de escamas
cabalgantes desplazadas en dirección Oeste-Este. Esta región estructural
presenta la sucesión estratigráfica más completa de todo
el Macizo Asturiano y una litología muy variada claramente reflejada
en el relieve.
En el espacio considerado los materiales más relevantes son las calizas,
pues dan lugar a la gran mole pétrea de Ubiña, que con sus 2.417
m representa la segunda montaña asturiana, tras los Picos de Europa,
y a la Peña Rueda, otra elevación importante con 2.155 m.
Las litologías de naturaleza silícea, fundamentalmente pizarras
y areniscas paleozoicas, también aparecen ampliamente distribuidas, si
bien originan relieves de menor entidad.
Vegetación.
Robledales, abedulares y hayedos constituyen los principales tipos de vegetación
forestal en este sector de la montaña central asturiana. Sin duda, el
mejor representado es el hayedo, del que se conserva una gran extensión
en las cabeceras de los ríos Ricabo y Lindes. Interesantes desde planteamientos
de conservación son las formaciones de acebos desarrolladas en torno
a zonas de pastos (Puertos de Agüeria). Brezales y aulagares cubren amplias
áreas deforestadas completando el paisaje vegetal de la media montaña.
En la alta montaña, la escasa vegetación que aparece en el seno
de grandes masas rocosas tiene como principal componente el enebral rastrero,
comunidad climácica de la zona supraforestal.
En otro orden de cosas, hay que señalar la importancia del Macizo de
Ubiña desde el punto de vista florístico. Encuentran aquí
hábitats adecuados algunas especies de distribución ártico-alpina,
estableciendo su única localidad conocida en la Península Ibérica.
Fauna.
Los elementos más significativos del elenco faunístico de la región
se hallan representados en este pequeño sector de la Cordillera Cantábrica.
Entre los grandes mamíferos destaca, indudablemente, el oso pardo, con
una presencia constante en la zona, prácticamente en el límite
hacia el Este del área de distribución de su población
occidental. El lobo, asimismo, campea por las montañas de la divisoria
y tiene aquí áreas de cría. La nutria mantiene una abundancia
alta en los ríos que nacen dentro de este Espacio.
En el capítulo de aves, indicar la presencia de urogallo, que encuentra
refugio en las principales masas forestales, y de un buen número de grandes
rapaces (águila real, alimoche, etc.). Las especies adaptadas a ambientes
altimontanos, como el treparriscos, el acentor alpino, etc., son igualmente
frecuentes.
De la treintena larga de especies de reptiles y anfibios catalogadas en Asturias,
más de la mitad están representadas en este sector con diferentes
grados de abundancia.
Población y actividades económicas.
Viven en los dos concejos afectados un total de 16.777 personas (censo de 1988),
la mayor parte de ellas en Lena (14.905). La densidad de población en
Quirós es de las más bajas de Asturias
(9 hab./km2), mientras que Lena, pese a quedar todavía lejos de la media
regional, alcanza valores bastante más elevados (47 hab./km2). Este concejo
viene manteniendo una población en torno a los 15.000 habitantes a lo
largo de varias décadas. Quirós, por el contrario, manifiesta
una clara tendencia al despoblamiento.
Las diferencias en los aspectos poblacionales se complementan con las económicas.
En Lena, más de la mitad de los empleos, concretamente el 59,7%, pertenecen
al sector servicios, que genera el 53% del PIB municipal; el sector industrial,
con la minería a la cabeza da ocupación a un 23,7% de la población
activa y supone el 42% del PIB. En Quirós, también es el sector
terciario el que genera más riqueza (44% del PIB), pero con pocos empleos
(20,1%); es la actividad agropecuaria la que proporciona más puestos
de trabajo (65,5%), aunque con menor rendimiento económico (36% del PIB).
Problemática y estado de conservación.
El macizo de Ubiña y su entorno constituyen uno de los parajes más
notables de la región. Sin llegar a tener las dimensiones de los Picos
de Europa forman con éstos un gran bloque calcáreo de considerable
altitud. Se concentran aquí importantes valores naturales, como se demuestra
por la presencia de los principales vertebrados o por la existencia de magníficas
formaciones arbóreas. En este sentido, se considera el hayedo de Lindes-Ricabo
como uno de los más extensos de Asturias. Además, contiene paisajes
particularmente significativos, entre los que cabe destacar los Puertos de Agüeria.
El estado de conservación de los recursos naturales es similar al del
resto de la montaña asturiana, con áreas concretas que mantienen
un grado de naturalidad elevado. También es semejante la problemática,
derivada de las actuaciones humanas, a que se ven sometidos.
Así, no escapa esta zona a los perniciosos efectos de las quemas, si
bien el nivel de incendios no alcanza las proporciones de, por ejemplo, el sector
occidental. Por otro lado, la proliferación de pistas para el acceso
a los pastos de montaña o la apertura de nuevas vías de comunicación
hacia el Sur atravesando zonas sensibles, son aspectos a tener en cuenta en
la ordenación y gestión de los recursos naturales.
Estatus de protección.
La zona aquí definida no está adscrita a ninguna de las figuras
de protección indicadas en la Ley 4/1989 de Conservación de los
Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres. Se incluirá dentro
de la Red Regional de Espacios Naturales Protegidos de Asturias con la categoría
de Paisaje Protegido.
6. Red regional de espacios naturales protegidos (continuación). . PAISAJE
PROTEGIDO DEL PICO CALDOVEIRO
Localización
y delimitación.
Este paisaje incluye territorios de los concejos de Grado, Yernes y Tameza,
Proaza y Teverga. Comenzando la descripción en el pueblo de Proaza, el
límite parte de éste aguas arriba por el Arroyo Las Fayas hasta
encontrarse con el límite municipal con Quirós en la Collada de
Aciera. El límite sigue la divisoria de concejos hacia el Suroeste hasta
Peña Gradura, desviándose aquí hacia el Este para incluir
los Puertos de Marabio. En las proximidades de la Braña del Acebo se
encuentra con la divisoria municipal con Grado, que sigue hacia el Suroeste
por el Pico Redondo (1.419 m) y Pico La Berza (1.454 m), y hacia el Norte por
las crestas del Cordal de Porcabezas. En las proximidades de la Fuente de Porcabezas
desciende por la cresta hacia Noceda, donde alcanza el Río Cubia. El
límite sigue por éste hacia el Norte hasta cerca de Villamarín,
donde remonta por un arroyo hasta El Forcón (941 m). Aquí se sigue
hacia el Norte primero y hacia el Este después, incluyendo la parroquia
de Tameza. La útima referencia es el Pico Loral (1.247 m) desde donde
se alcanza el punto donde coinciden los concejos de Proaza, Yernes y Tameza
y Grado, en las proximidades de Cueva Llagar. Se crestea por dicho límite
hasta el Pico Pedregal (1.120 m); de aquí hacia el Este incluyendo la
pequeña cuenca hidrográfica del Reguero las Barcenas hasta alcanzar
el Río Trubia y Proaza.
La superficie aproximada de este Paisaje Protegido es de 113 km2.
Clima.
Según los criterios bioclimatológicos, en la zona se presentan
los pisos bioclimáticos colino y montano, cuya divisoria puede trazarse
de forma sólo aproximada por la cota de 600 metros.
Geología.
Desde el punto de vista geológico, la zona pertenece a la Región
de Pliegues y Mantos, una de las unidades en que se divide la Zona Cantábrica.
Aparecen representadas dos unidades geológicas: la Unidad de Tameza y
la Unidad de La Sobia. Estas dos unidades están separadas entre sí
por un frente de cabalgamiento que sitúa la unidad más occidental,
la de Tameza, sobre la Unidad de La Sobia.
En esta unidad la estructura geológica viene definida por una serie de
cabalgamientos y diferentes tipos de pliegues y fallas, que se han ido generando
en varias etapas de deformación, a lo largo de las orogenias hercínica
y alpídica. Esta estructura condiciona la disposición de los diferentes
tipos de rocas que constituyen el sustrato y, por tanto, las características
principales del paisaje (dirección de las líneas de cresta, disposición
de las divisorias y valles, etc.).
Los materiales que afloran en esta zona pertenecen al Paleozoico. Se trata de
rocas sedimentarias que se disponen en una serie prácticamente continua
desde el Cámbrico hasta el Carbonífero. La litología de
esta serie sedimentaria es muy variada, con frecuentes alternancias de rocas
con diferentes composición y con diferente resistencia a la erosión.
Estas alternancias condicionan en gran medida la variabilidad del paisaje, tanto
por el tipo de suelos y unidades de vegetación que se desarrollan sobre
los diferentes tipos litológicos, como por la diferente respuesta a los
procesos de erosión que modelan el relieve.
Las rocas más resistentes del sustrato son las cuarcitas (principalmente
la Formación Barrios) y calizas (principalmente la Caliza de Montaña).
En relación con estas litologías se desarrollan las cumbres y
líneas de crestas más destacadas de la zona y varios desfiladeros
en los ríos Teverga y Trubia y en sus afluentes. En relación con
las formaciones menos resistentes, generalmente ricas en pizarras, como son
el Grupo La Vid-Rañeces o el Grupo Lena, se desarrollan áreas
de relieve más suave. Estas son las zonas sobre las que se asientan la
mayor parte de los núcleos de población y más intensamente
explotados por la ganadería y agricultura.
Vegetación y fauna.
En la zona, a pesar de la presión humana que ha degradado localmente
las formaciones vegetales, pueden encontrarse buenas representaciones de las
principales comunidades de los pisos colino y montano asturianos. Las más
representativas son las alisedas y saucedas, así como las series del
roble albar, del rebollo, del haya y del abedul. En las zonas más altas
predominan las etapas de sustitución y, especialmente, los brezales y
piornales. La fauna de las grandes vertebrados está asimismo bien representada,
con la presencia de corzo, venado, jabalí y, fuera de las especies cinegéticas,
la nutria y el urogallo, ambas incluidas en el Catálogo Regional. La
zona forma parte del área de distribución del oso pardo, con presencia
constatada de osas con crías.
Población y actividades económicas.
La zona incluida en el Paisaje Protegido, aunque perteneciente a distintos concejos,
presenta una clara tendencia a la despoblación, característica
de las zonas rurales que no han tenido expectativas de desarrollo económico.
La población residente presenta el distintivo envejecimiento que acompaña
a la salida de los efectivos más jóvenes hacia las zonas más
industrializadas y económicamente más activas. La actividad económica
principal se centra en la ganadería vacuna para la producción
de carne.
Estatus de protección.
La zona aquí definida no está adscrita a ninguna de las figuras
de protección indicadas en la Ley 4/1989 de Conservación de los
Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres. Se incluirá dentro
de la Red Regional de Espacios Naturales Protegidos de Asturias con la categoría
de Paisaje Protegido.
6.6. La Red Regional de Espacios Protegidos en el contexto internacional.
La conservación del patrimonio natural a escala de la biosfera es un
problema que preocupa a diversos organismos internacionales, como la UNESCO
o el Consejo de Europa, que han iniciado diferentes esfuerzos para planificar
y ejecutar adecuadamente este objetivo.
Fruto de ello son los intentos de tipificación y clasificación
de los Espacios Protegidos y las Redes Internacionales de Espacios Protegidos,
que patrocinan estos organismos.
Las Reservas de la Biosfera nacen en el marco del programa MaB (El hombre y
la Biosfera), que sustenta la UNESCO desde 1974, con el objeto de crear un conjunto
de Espacios Protegidos en los que se integren los valores naturales y las actividades
tradicionales que no estén en conflicto con los mismos y en donde se
puedan promocionar actividades didácticas y de investigación.
Este tipo de figura de protección se caracteriza por el importante papel
que deben jugar las poblaciones locales en la gestión, con el objeto
de que los esfuerzos de conservación sean eficaces.
En este momento, no existe en Asturias ningún espacio natural adscrito
a esta Red Internacional. El Parque Natural de Somiedo es, en la actualidad,
desde el punto de vista técnico, el que mejor se adapta a los requisitos
planteados por la UNESCO para constituirse en Reserva de la Biosfera, tanto
por la categoría de los valores naturales que alberga como por los aspectos
relativos a la integración de la población local. Por todo ello,
se realizarán las gestiones oportunas para formalizar la solicitud de
su inclusión como tal.
La colaboración específica del Consejo de Europa al programa MaB
ha supuesto la creación de las Reservas Biogenéticas, que constituyen
un conjunto de Espacios Protegidos de carácter europeo y representativos
de las principales formaciones del continente.
Uno de los aspectos más relevantes de este proyecto es que en el mismo
caben tanto zonas ya protegidas a nivel nacional como otras propuestas por este
organismo internacional en función de diversos estudios técnicos.
La Reserva de Muniellos se adapta perfectamente a los requisitos técnicos
necesarios para figurar en esta Red Internacional, pues constituye un magnífico
ejemplo de los bosques caducifolios de Europa Occidental. Por todo ello se realizarán
las gestiones oportunas para formalizar la solicitud de inclusión como
Reserva Biogenética.
En 1971 se celebró En Ramsar (Irán) la Conferencia Internacional
sobre Zonas Húmedas de Importancia Internacional. En esta reunión
se firmó un convenio en el que, a los efectos que nos ocupa, se estableció
la lista de Zonas Húmedas de Importancia Internacional.
Uno de los lugares que conforman la RRENP satisface los criterios definidos
por el convenio de Ramsar para su inclusión en dicha lista. Se trata
de la Ría del Eo, catalogada como Reserva Natural Parcial, por lo que
se formalizará la solicitud para su inclusión en la citada lista.
Por otra parte, se potenciarán los estudios y trabajos precisos para
definir la posible designación de la Ría de Villaviciosa.
Por último cabe señalar que tanto la Reserva de Muniellos, como
el Parque Natural de Somiedo y la Reserva Regional de Caza de Degaña
(incluida en el Parque Natural de las Fuentes del Narcea y del Ibias) han sido
declaradas Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPAS), al amparo
de lo establecido por la Comunidad Europea en desarrollo de la Directiva 79/409.
La aprobación por parte de la Comunidad Europea de la denominada Directiva
Hábitats significará que estas tres ZEPAS pasarán a integrarse
en la Red Europea de Espacios Protegidos NATURA 2000. Esta Red será susceptible
de ampliarse con lugares como el Parque Natural de Redes, el Paisaje Protegido
de Cabo Perlas, las Reservas Naturales del Eo y Villaviciosa u otros que satisfagan
los criterios marcados por la Directiva que se presentan resumidamente a continuación.
La Directiva Hábitats será probablemente la de más importancia
de la CE sobre conservación del medio ambiente, con un carácter
unificador de las existentes, ya que establece y unifica una línea de
financiación. Las repercusiones que tendrá sobre las perspectivas
y labores de conservación, tanto a nivel nacional como regional, serán
importantes.
El objetivo principal de la Directiva es el establecimiento de una red coherente
de zonas especiales de conservación denominada NATURA 2000. Esta red
estará formada por lugares elegidos entre el inventario de los tipos
de hábitats de interés comunitario (Anexo I) y por hábitats
de las especies animales y vegetales de interés comunitario (Anexo II).
Ambos anexos están jerarquizados en dos tipos: especies y hábitats
prioritarios y no prioritarios.
En una primera etapa, cada Estado miembro propondrá una lista de lugares
con indicación de los tipos de hábitats naturales de los enumerados
en el Anexo I y de las especies autóctonas de las enumeradas en el Anexo
II existentes en dichos lugares. El plazo para el envío a la Comisión
de esta lista es de tres años a partir de la notificación de la
Directiva.
Tanto para la evaluación a nivel nacional de la importancia de los lugares
como para la de importancia comunitaria se determinan unos criterios de selección
(Anexo III), entre los cuales figuran:
- el grado de representatividad del tipo de hábitat en relación
con el lugar.
- la superficie de lugar abarcada por el hábitat en relación al
área total en el Estado.
- el grado de conservación de la estructura y funciones del tipo de hábitat.
En una segunda etapa, la Comisión establecerá una lista de lugares
de importancia comunitaria que se elaborará a partir de las listas de
los lugares nacionales.
Esta lista se confeccionará en un plazo de 6 años después
de la notificación de la Directiva.
Los criterios para la confección de la lista de lugares de interés
comunitario son:
- todos los lugares de las listas nacionales donde existan hábitats y/o
especies prioritarias se considerarán lugares de importancia comunitaria.
- criterios similares a los nacionales pero integrados en el contexto europeo
(valor relativo de lugar, superficie total, número de hábitats,
etc.).
Una vez establecida esta lista, el Estado afectado por los lugares de importancia
comunitaria declarará estos lugares como zona especial de conservación,
contando para ello con un plazo máximo de 6 años.
La declaración reglamentaria y/o administrativa de las zonas especiales
de conservación por parte de los estados miembros implicará los
adecuados planes de gestión, específicos o integrados en otros
planes de desarrollo, así como las medidas reglamentarias y administrativas
apropiadas para las exigencias ecológicas del lugar.
Otros aspectos recogidos en la Directiva son los referentes a la protección
de las especies, donde se establecen medidas de regulación de captura
de animales, una reglamentación aplicable a especies animales y vegetales
susceptibles de aprovechamiento, listados de especies a proteger, etcétera.
Parece pues que esta normativa puede tener importantes repercusiones en Asturias,
tanto por la amplitud de las labores de conservación que implica como
por las posibles ayudas económicas para el cumplimiento de las mismas.
Esto puede deducirse de los listados que a continuación se presentan,
donde solamente se recogen aquellos hábitats o especies con presencia
en nuestra región (los signos de interrogación indican una presencia
no confirmada, pero probable). Entre corchetes se indica el código Corine
de los hábitats, recogido en el programa Corine (Corine Biotopes Project)
y catalogados en el documento Technical Handbook vol. I., así como la
denominación fitosociológica aplicable a Asturias.
HABITATS PRIORITARIOS DEL ANEXO I
Tipos de hábitats
naturales de interés comunitario para cuya conservación es necesario
designar zonas especiales de conservación.
- Dunas fijas con vegetación herbácea [CC 16.222, dunas grises
del Golfo de Vizcaya: Euphorbio-Helichrysion stoechadis; CC 16.227, comunidades
de terófitos dunares: Thero-Airion p., Nardo-Galion saxatile p. (BotrychioPolygaletum).
Tuberarion guttatae p].
- Comunidades arbustivas de laurel (Laurus nobilis) [CC 32.18].
- Cervunales atlánticos y comunidades afines [CC. 35.1, Nardetalia: Violo-Nardion
(Nardo-Galion saxatilis Violion caninae); CC 35.11, cervunales; CC 35.12, pastizales
de Agrostis-Festuca; CC 35.13, pastizales de Deschampsia flexuosa].
- Pastizales vivaces de litosuelos calcáreos [CC 34.11, Pastizales centro-eurpeos
de litosuelos rocosos: Sedion pyrenaici, Sedo scleranthion].
- Formaciones herbáceas sobre calizas en las que abundan orquídeas
[CC 34.322k, mesobromion del Oeste Ibérico: Festuco-rometea Mesobromion].
- Turberas de esfagnos activas [CC 52.1].
- Tobas calcáreas [CC 54.12, Cratoneurion].
- Brezales secos (todos los subtipos) [CC 31.2: Calluno-Ulicetea].
- Bosques ribereños con alisos [CC 44.341, alisedas galaico-cantábricas:
Valeriano pyrenaicae-Alnetum glutinosae; CC 44.342, alisedas pirineo-cantábricas:
Hyperico androsaemi-Alnetum glutinosae].
- Cenagales calcícolas con Cladium mariscus [CC 53.3 Cladietum marisci
i.a.].
ESPECIES PRIORITARIAS DEL ANEXO II
Especies animales
y vegetales de interés comunitario para cuya conservación es necesario
designar zonas especiales de conservación.
VERTEBRADOS: Ursus arctos.
INVERTEBRADOS: Rosalia alpina.
PLANTAS: Dryopteris corleyi, Aster pyrenaeus y Centaurium somedanum.
HABITATS DEL ANEXO I, EXCLUYENDO LOS PRIORITARIOS
Tipos de hábitats
naturales de interés comunitario para cuya conservación es necesario
designar zonas especiales de conservación.
- Concreciones organogenéticas sublitorales [CC 11.25].
- Estuarios [CC 13.2].
- Llanuras limosas y arenosas emergidas en marea baja [CC 14].
- Grandes ensenadas y bahías poco profundas.
- Vegetación anual de los arribazones marinos [CC 17.2: Cakiletea maritimae].
- Acantilados con vegetación de costas atlánticas y bálticas
[CC 18.21: Crithmo-Armerietalia].
- Vegetación anual pionera de Salicornia y otras de zonas limosas y arenosas
[CC 15.11: Thero-Salicornietalia].
- Praderas de espartina [CC 15.2 Spartinion maritimae].
- Praderas salobres altánticas [CC 15.3: Glaucopuccinellietalia].
- Matorrales halófilos mediterráneos y termo-atlánticos
[CC 15.62 Arthrocnemetalia fructicosae].
- Dunas móviles primarias [CC 16.2111, dunas embrionarias atlánticas:
Euphorbio-Agropyretum juncei].
- Dunas móviles de cordón litoral con Ammophila arenaria [CC 16.2121,
dunas blancas atlánticas: Othanto Ammophiletum].
- Depresiones húmedas intradunares [CC 16.31 a 16.35].
- Aguas oligótrofas de las zonas centroeuropea y perialpina con vegetación
de Littorella o Isoetes o vegetación anual de riberas expuestas [CC 22.32,
comunidades anuales enanas, oligo-mesótrofas eurosiberianas de arenas
y lodos recientemente emergidos: Cyperetalia fusci (Nano-cyperetalia)].
- Comunidades perennes de bordes de lagos, lagunas y charcas [CC 22.1 x 22.31:
Littorelletalia].
- Aguas oligomesótrofas calcáreas con vegetación bentónica
de Charáceas [CC 22.12 x 22.44: Charetea fragilis].
- Vegetación flotante de ranúnculos de riberas submontanas y de
las zonas llanas [CC 24.4: Ranunculion fluitantis].
- Riberas mediterráneas de cauces permanenes y de las vegas arboladas
ribereñas de Salix y Populus alba [CC 24.53: Paspalo-Agrostidion].
- Matorrales alpinos y subalpinos [CC 31.43, matorrales de juníperos
enanos: Juniperion nanae].
- Matorrales oromediterráneos, endémicos de genistas espinosas
[CC 31.7451, matorrales almohadillados pirenaico-cantábricos: Genistion
occidentalis].
- Pastizales cantábricos silicícolas de Festuca indigesta [CC
36.3611: Teesdaliopsio confertae-Festucetum eskiae].
- Pastizales alpinos y subalpinos calcáreos [CC. 36.423, céspedes
cantábricos de Elyna myosuroides: Oxytropido pyrenaicae-Elynetum myosuroidis;
CC 36.415, pastizales cantábricos quionófilos subalpinos de suelos
profundos: Pediculari fallaci-Armerietum cantabricae; CC 36.435, pastizales
orófilos quionófobos de suelos criorturbados: Festuco-Poetalia
ligulatae].
- Comunidades de megaforbios eutrofos [CC 37.7, herbazales húmedos escionitrófilos:
Convolvuletalia sepium; CC 37.8, comunidades de herbazales subalpinos y alpinos:
Betulo-Adenostyletea p. (CC 37.83: Adenostylion pyrenaicae)].
- Prados de siega [CC 38.2, prados de heno de baja altitud Arrhenotherion (Brachypodio-Centaurenion
nemoralis)].
- Turberas degradadas, desecadas, segadas o quemadas e invadidas por Molinia
caerulea (todavía susceptibles de regeneración natural) [CC 51.2:
Ericion tetralicis p.].
- Turberas de transición y tremedales [CC 54.5: Scheuchzerietalia palustris;
CC 54.6, depresiones sobre sustratos turbosos: Rhynchosporion albae).
- Turberas bajas alcalinas [CC 54.2: Tofieldetalia, Caricion davalliance (CC
54.254: Pinguicolo grandiflorae-Caricetum lepidocarpae)].
- Canchales silíceos [CC 61.36, canchales silíceos orocantábricos:
Linario-Senecion carpetani p; CC 61.37, canchales ibéricos silíceos
de helechos: Dryopteridion oreadis].
- Canchales calizos [CC 61.35, canchales calcáreos orocantábricos:
Linarion, ficaulis,Saxifragion praetermissae; CC 61.37, canchales calcáreos
ibéricos con helechos: Dryopteridion submontanae].
- Vegetación casmófita caliza [CC 62.1121, roquedos calcáreos
orocantábricos: Saxifragion trifurcato-canaliculatae; CC 62.152 roquedos
calcáreos centro-europeos con helechos: Cystopteridion-fragilis].
- Vegetación casmófita silícea [CC 62.221 roquedos iberocarpetanos
silíceos: Saxifragion willkommianae].
- Cuevas no explotadas por el turismo [CC 65].
- Hayedos atlánticos acidófilos con Ilex y Taxus (Ilici Fagion)
[CC 41.125, hayedos acidófilos del Oeste de la Cordillera Cantábrica:
Luzulo henriquesii-Fagetum].
- Robledales galaico-portugueses de Quercus pyrenaica [CC 41.62, bosques, de
Quercus pyrenaica de la Cordillera Cantábrica: Linario triornithophorae-Quercetum
pyre-
naicae].
- Bosques de Ouercus suber [CC 45.23, alcornacales del Noroeste ibérico:
Querceta ilicis].
- Bosques de Quercus ilex [CC 45.311, encinares del Noroeste ibérico:
Lauro nobilis-Quercetum ilicis; CC 45.3414, carrascales orocantábricos:
Cephalanthero longifoliae-Quercetum rotundifoliae].
- Bosques de acebo (Illex aquifolium) [CC 45.8].
ESPECIES DEL ANEXO II, EXCLUYENDO LOS PRIORITARIOS
Especies animales
y vegetales de interés comunitario para cuya conservación es necesario
designar zonas especiales de conservación.
VERTEBRADOS
Galemys pyrenalcus.
Rhinolophus euryale.
Rhinolophus ferrum-equinum.
Rhinolophus hipposideros.
Barbastella barbastellus.
Miniopterus schreibersi.
Myotis blythii.
Myotis emarginatus.
Myotis myotis.
Lutra lutra.
Phocoena phocoena.
Lacerta monticola.
Lacerta scheiberi.
Chioglossa lusitanica.
Petromyzon marinus.
Salmo salan (salvo en las aguas marinas).
Chondrostoma polylepis.
Alosa spp.
INVERTEBRADOS
Cerambyx cerdo.
Oxy-gastra curtisii.
Elona quimperiana.
Geomalacus maculosus.
Margaritifera margaritifera (?).
PLANTAS
Woodwardia radicans.
Culcita macrocarpa.
Trichomanes speciosum.
Isoetes boryana s.l.
Narcissus asturiensis.
Narcissus pseudonarcissus subsp. nobilis.
Narcissus triandrus subsp. capax.
Jasione lusitanica.
Festuca brigantina.
Festuca sumilusitanica.
Salix salvifolia.
Apium repens.
Sphagnum pylaisii.
ESPECIES DEL ANEXO V
Vegetales y animales
de interés comunitario cuya recogida en la naturaleza y cuya explotación
pueden ser objeto de medidas de gestión.
VERTEBRADOS
Martes martes.
Genetta genetta.
PLANTAS
Arnica montana.
Gentiana lutea.
Narcissus bulbocodium.
Ruscus aculeatus.
Cladonia subgenus. Cladina.
Sphagnum spp. excepto Sphagnum pylaissi.
Lycopodium spp.
El diseño de la Red de Espacios y las áreas de recuperación
(ver Capítulo 8) parecen satisfacer, en el estado actual de los conocimientos,
los objetivos de protección de la Directiva. Sin embargo, las propuestas
de inventario que en distintos apartados se presentan pueden servir para preparar
y responder de forma más precisa a las necesidades de conservación
dentro de los plazos contemplados en dicha Directiva.
7. Criterios para
la ordenación de las actividades sectoriales y la protección preventiva
del medio y los recursos. . Este capítulo se plantea como desarrollo
de las Directrices Regionales de Ordenación del Territorio (aprobadas
por Decreto 11/1991, de 24 de enero), integrando y completando los aspectos
relativos a las normas orientadoras de las actividades sectoriales y a las actividades
sujetas a estudio de impacto ambiental. Estas disposiciones, que afectan a todo
el territorio del Principado, se complementan y perfilan con mayor precisión
en lo que corresponde a aquellas zonas especialmente sensibles, recogidas en
el capítulo 6, dentro de la RRENP.
7.1. Criterios para la ordenación de las actividades.
El objeto del presente epígrafe es la formulación de los criterios
territoriales básicos de aplicación en materia medioambiental,
especialmente en lo que atañe a los recursos agrícolas y forestales,
y los cursos de agua.
Para dichos fines, como criterios generales y básicos, se tomarán
los siguientes:
a) La protección del medio ambiente constituirá el soporte básico
de la política territorial para hacer compatibles y complementarios los
objetivos de desarrollo regional y la conservación de los recursos vivos
y del medio natural. La complementariedad de ambos objetivos ha de garantizarse,
especialmente, en cuanto a la conservación de los recursos renovables,
de modo que permitan su aprovechamiento sostenido.
b) La planificación del desarrollo regional considerará de modo
prioritario la protección del medio ambiente, potenciando la instalación
en el Principado de Asturias de las actividades menos contaminantes o degradadoras.
c) Se velará por la rigurosa aplicación de la legislación
y normativa vigente en esta materia de protección ambiental (contaminación
atmosférica, vertidos a los ríos o al mar, restauración
del medio natural afectado por diversas obras, ruidos, protección de
los recursos renovables, espacios naturales, etc.), tanto para las actividades
de nueva implantación como para las que ya estén instaladas en
el territorio regional.
d) En relación con lo anterior, se utilizará especialmente el
mecanismo de las Evaluaciones de Impacto Ambiental en las actividades de nueva
implantación que se especifican en 7.2.
GESTION DE LOS RECURSOS AGROPECUARIOS
Como criterios específicos para la gestión de los recursos agrícolas,
forestales y ganaderos, se seguirán las siguientes:
a) Además de los derivados de la legislación estatal sobre estas
materias, los resultantes de la Ley de Ordenación Agraria, tanto a nivel
de criterios como en los instrumentos previstos en desarrolo de dicha Ley para
el logro del reequilibrio regional, como son los Programas de Desarrollo Integral
ya previstos en la legislación estatal.
b) Aquellos otros que se puedan plasmar más directamente en la modificación
y revisión del planeamiento urbanístico municipal vigente, en
donde se debe lograr un mayor ajuste y correlación conceptual entre clasificación
urbanística del suelo no urbanizable (en los niveles de especial protección,
de interés y genérico) y la clasificación agrícola-forestal
del suelo, a fin de que el futuro planeamiento urbanístico pueda clasificar
y calificar las mayores superficies posibles y convenientes para las actividades
relacionadas con el sector primario de la economía, preservando de la
urbanización y de la edificación dispersa aquellas áreas
de mayor potencial agrícola y forestal.
c) La planificación forestal, a fin de definir las zonas más aptas
para cada especie en función de su localización, altitud, tipos
de suelo, etc., se llevará a cabo mediante la redacción de Planes
Forestales para períodos de larga duración con revisiones en plazos
cortos en los que se programen las acciones a llevar a cabo y su sistema de
financiación.
En orden a regular y orientar el impacto territorial de las actividades forestales
en el ámbito de la totalidad del Principado o en un ámbito más
reducido, se formularán las correspondientes Directrices Sectoriales
de Ordenación del Territorio (referidas al sector forestal), redactadas
conforme a la Ley 1/1987 de Coordinación y Ordenación Territorial.
La redacción y ejecución de los Planes Forestales contemplará
la Red Regional de Espacios Naturales Protegidos procurando un tratamiento diferenciador
de los mismos.
d) Para el racional aprovechamiento de los recursos acuícolas, tanto
en aguas interiores como en el litoral, se tratarán de compatibilizar
las instalaciones derivadas de su tratamiento industrial con la conservación
del medio ambiente.
GESTION DE LOS RECURSOS HIDRAULICOS
El patrimonio fluvial asturiano es uno de los elementos más destacados
de la naturaleza y que aún conserva, en términos generales, una
alta calidad. A pesar de ello, existen ejemplos conocidos de ríos o tramos
de ríos con graves impactos debidos a causas diversas.
Se hace pues necesario dotar a los ríos del Principado de un Plan de
Recuperación y Protección de los Cursos Fluviales, tomando como
marco de actuación las definiciones de cauce, ribera y margen que se
establecen en el Reglamento del Dominio Público Hidráulico que
desarrolla la Ley 29/1985, de 2 de agosto, de Aguas.
Del diagnóstico que proporcionará tal documento, junto con la
información hoy día disponible, se podrá establecer la
adecuada protección del recurso agua entendido como lo que es: algo vivo,
origen de vida y capaz de sustentar vida, de modo que cualquier decisión
futura que afecte a los ecosistemas fluviales se tome teniendo en cuenta los
parámetros que influyen en la caracterización de cualquier curso,
como son los factores climáticos (macro y microclima), geológicos
y edáficos, topográficos y bióticos.
Este Plan establecerá los niveles de calidad ecológica actuales
o potenciales para cada cuenca y definirá las líneas generales
de actuación para ser tenidas en cuenta a la hora de desarrollar otras
políticas sectoriales.
Como criterios específicos para la gestión de los recursos hidráulicos
se seguirán los siguientes:
a) La rigurosa aplicación de la legislación y la normativa estatal
en materia de aguas: la Ley 29/1985 de Aguas y su desarrollo a través
del Real Decreto que contine el Reglamento del Dominio Público Hidráulico,
enfatizando para ello la especial necesidad de cooperación entre las
tres administraciones territoriales básicas: estatal, autonómica
y municipal.
b) Dentro del anterior contexto de cooperación interadministrativa, la
Administración Regional, a través del Plan Regional de Infraestructura
Hidráulica de Asturias (PRIHA) -y de sus actualizaciones en forma de
Programa de Actuación Territorial- dirigirá sus actuaciones en
materia de abastecimiento y saneamiento de aguas a las complementación
de aquellas desarrolladas por la Administración Central a través
de sus propios instrumentos de planificación hidrológica.
c) La existencia de posibles soluciones mancomunadas intermunicipalmente para
la captación y tratamiento del recurso hidráulico antes de su
consumo será criterio preferente para la participación de la Administración
Regional en Programas zonales dirigidos a la depuración de las aguas
residuales.
Con carácter general, y dentro de la Red Regional de Espacios Naturales
Protegidos definida en el presene PORNA, no se permitirán nuevos aprovechamientos
hidroeléctricos, salvo aquellos que ya cuenten con informe favorable
del Principado de Asturias a través de la Comisión Interconsejerías
creada al efecto.
Para los proyectos que se ubiquen en el resto del territorio se exigirá
un Estudio de Impacto Ambiental tal y como establece la Resolución de
21 de enero e 1988 de la Consejería de la Presidencia, por la que se
publicó el acuerdo adoptado por el Consejo de Gobierno estableciendo
criterios acerca del informe a emitir por la Administración Autónoma
en los procedimientos para otorgar concesiones para la instalación de
minicentrales hidroeléctricas en el Principado de Asturias (BOPAP, 13-II-88).
Obras de encauzamiento, canalizaciones, defensa de márgenes y modificaciones
flu-
viales.
Toda actuación susceptible de afectar al ecosistema fluvial (cauce y
riberas) deberá ser objeto de Estudio Preliminar de Impacto Ambiental
en el cual, como criterios generales, se tendrán en cuenta los siguientes
y cuyas implicaciones presupuestarias acompañarán al proyecto
de obras:
a) Utilizar técnicas y métodos poco intrusivos.
b) No eliminar la vegetación de ribera, respetando al menos una de las
márgenes.
c) No bloquear las especies migradoras, habilitando pasos provisionales durante
la ejecución de las obras.
d) Evitar la eliminación de meandros en los cursos medios y bajos.
e) Evitar la destrucción de pozos y la rarefacción de abrigos
para las especies acuáticas y ribereñas, procurando la menor artificialización
posible del cauce nuevo.
f) Garantizar en las secciones nuevas un lecho menor de estiaje que no suponga
un bloqueo o ralentización de los ritmos migradores por sobredimensionamiento
del cauce para facilitar el paso de caudales de avenida.
g) Realizar la inmediata revegetación forestal de las márgenes
alteradas, de modo que se garantice sombra y comida al cauce en un plazo lo
más corto posible.
GESTION DE LOS RESIDUOS SOLIDOS
Como criterios específicos para la gestión de los residuos sólidos,
se seguirán los siguientes:
a) La participación de la Administración Regional en las soluciones
municipales mancomunadas o consorciadas de gestión de residuos sólidos
urbanos hasta lograr cubrir la práctica totalidad del territorio regional.
b) La necesidad de extender territorialmente el sistema para el tratamiento
de los residuos sólidos industriales con la participación de la
Administración Central, Autonómica y las empresas implicadas.
c) El planeamiento urbanístico municipal deberá tener en cuenta
la necesidad de disponer el emplazamiento adecuado para el tratamiento de los
residuos sólidos, y, en su caso, las adecuadas previsiones normativas
para la recuperación ambiental de antiguos vertederos.
GESTION DEL MEDIO AMBIENTE ATMOSFERICO
Como criterios específicos para la gestión del medio ambiente
atmosférico, se seguirán los siguientes:
a) Máxima colaboración con la Administración Local en la
vigilancia y aplicación de programas concretos de saneamiento atmosférico
de núcleos urbanos, singularmente en los de Langreo y Avilés,
que ya fueron declarados como zonas de atmósfera contaminada.
b) El planeamiento urbanístico municipal deberá contener las normas
de protección ambiental necesarias y suficientemente flexibles como para
hacer compatible con los usos colindantes la implantación de toda industria
que pueda adoptar medidas para mantener los estándares medioambientales
fijados.
7.2. Tipos de actuaciones sujetas a Evaluación de Impacto Ambiental.
Se considera como Evaluación de Impacto Ambiental de una actuación
la determinación del posible impacto sobre el medio ambiente natural
o edificado en los términos previstos en la Directriz Comunitaria 85/377/CEE,
de 27 de junio de 1985, en el Real Decreto Legislativo 1302/1986 y su reglamento
aprobado por RD 1131/1988 y en la Ley Autonómica 1/1987 de Coordinación
y Ordenación Territorial (LCOT) y en su desarrollo reglamentario.
Serán sujetos a Evaluación de Impacto Ambiental los siguientes
tipos de proyectos:
1. Refinerías de petróleo bruto (con la exclusión de las
empresas que produzcan únicamente lubricantes a partir de petróleo
bruto), así como las instalaciones de gasificación y licuefacción
de, al menos, 500 toneladas de carbón de exquisitos bituminosos al día.
2. Centrales térmicas y otras instalaciones de combustión con
potencia térmica de, al menos, 300 MW, así como centrales nucleares
y otros reactores nucleares (con exclusión de las instalaciones de investigación
para la producción y transformación de materias fisionables y
fértiles en las que la potencia máxima no pase de 1 kW de duración
permanente térmica).
3. Instalaciones destinadas exclusivamente al almacenamiento permanente, o a
eliminar definitivamente residuos radiactivos.
4. Plantas siderúrgicas integrales.
5. Instalaciones destinadas a la extracción de amianto, así como
el tratamiento y transformación del amianto y de los productos que contienen
amianto.
6. Instalaciones químicas integradas.
7. Construcción de autopistas, autovías y líneas de ferrocarril
de largo recorrido, que supon-gan nuevo trazado, aeropuertos con pistas de despegue
y aterrizaje de una longitud mayor o igual a 2.100 m y aeropuertos de uso particular.
8. Puertos comerciales, vías navegables y puertos de navegación
interior que permitan el acceso de barcos superiores a 1.350 toneladas y puertos
deportivos.
9. Instalaciones de eliminación de residuos tóxicos y peligrosos
por incineración, tratamiento químico o almacenamiento en tierra.
10. Grandes presas.
11. Primeras repoblaciones cuando entrañen riesgos de graves transformaciones
ecológicas negativas.
12. Extracción a cielo abierto de hulla, lignito u otros minerales.
13. Transformaciones de uso del suelo que impliquen eliminación de la
cubierta vegetal arbustiva o arbórea y supongan riesgo potencial para
las infraestructuras de interés general de la Nación y, en todo
caso, cuando dichas transformaciones afecten a superficies superiores a 100
hectáreas.
Este tipo de evaluaciones se rigen por lo dispuesto en el Real Decreto Legislativo
1302/1986 y en su desarrollo reglamentario.
En todo caso, según el artículo 27.3 de la LCOT, se procederá
a la evaluación de impacto ambiental cuando así lo requieran,
mediante acuerdo motivado, la Agencia de Medio Ambiente o la Comisión
de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Asturias, competencias hoy
reagrupadas en la Consejería de Medio Ambiente y Urbanismo.
Se hace necesaria la ampliación de listado de actividades que requieran
Estudios de Impacto Ambiental, pues las principales actividades con fuerte incidencia
ambiental que cabe esperar en Asturias parecen muy alejadas de las que obligatoriamente
contempla el Real Decreto Legislativo 1302/1986. En este sentido, el efecto
combinado o sinérgico de pequeñas alteraciones distribuidas por
todo el territorio y debidas a actividades no contempladas en la citada norma,
pudieran deteriorar gravemente el medio ambiente asturiano en general. Por todo
ello, se reseña a continuación la lista de actividades sujetas
a Evaluación Preliminar, que complementa en el Principado la procedente
de dicho Decreto.
Serán sujetos a Evaluación Preliminar de Impacto Ambiental los
siguientes tipos de actuación:
1. Transporte de energía eléctrica de tensión nominal superior
a 1kv.
2. Metalurgia no férrea.
3. Industria química.
4. Industria alimentaria no familiar.
5. Fábricas de transformación de productos forestales.
6. Gasoductos.
7. Canalizaciones y encauzamientos, así como defensa de márgenes,
relleno, desecación, impermeabilización de zonas húmedas.
8. Centrales hidroeléctricas.
9. Cementeras.
10. Concentraciones parcelarias y mejoras de pastos, entendiéndose como
tales las acciones encaminadas a la potenciación de pastizales mediante
el arado y nueva siembra de terrenos con superficie superior a 3 ha, y que supongan
una alteración del medio físico existente. Requerirán,
en cualquier caso, EPIA aquellas mejoras de pastos que afecten a comunidades
incluidas en los Planes de Recuperación de Ecosistemas Amenazados.
11. Apertura de carreteras de cualquier orden, modificaciones de trazado o creación
de enla-ces.
12. Apertura de nuevos trazados ferroviarios.
13. Apertura de pistas forestales y de otro tipo, especialmente las turísticas
y de servidumbre ganadera, minera, eléctrica y de telecomunicación.
14. Piscifactorías, granjas de animales exóticos y zoológicos.
15. Embalses, grandes y pequeñas presas, azudes, derivaciones, etcétera.
16. Teleféricos y remontes mecánicos.
17. Antenas, repetidores y otras instalaciones de telecomunicación cuando
se ubiquen fuera de los núcleos de población.
18. Actividades y proyectos de desarrollo turístico, forestal o agropecuario
con incidencia en el medio natural. Se entenderá que revisten incidencia
en el medio natural las acciones que impliquen una transformación de
las condiciones actuales del área, por suponer la implantación
de un uso nuevo o un incremento significativo y manifiestamente sensible de
los que vinieran realizándose habitualmente.
19. Planes de Ordenación de Montes y Planes Dasocráticos, así
como la explotación de masas forestales autóctonas no previstas
por estos planes, siempre que excedan de 50 m3 o afecten a las comunidades incluidas
en los Planes de Recuperación de Ecosistemas Amenazados. Igualmente,
los cortafuegos con una longitud superior a 1.000 m.
20. Actividades mineras con incidencia en el medio natural no contempladas anteriormente:
explotaciones, vertederos de estériles y otras instalaciones.
21. Instalaciones deportivas y áreas recreativas impulsadas por el desarrollo
turístico.
22. Campañas de tratamientos fitosanitarios y de lucha contra roedores
y tratamientos con herbicidas cuando por su extensión, toxicidad o peligrosidad,
se entienda que conllevan riesgo de producir alteraciones graves para los ecosistemas.
23. Toda inversión superior a 50 millones de pesetas financiada total
o parcialmente con fondos públicos en los espacios protegidos o a proteger
bajo figuras contempladas en la Ley 4/1989 del Estado y en la Ley 5/1991, de
5 de abril, de Protección de los Espacios Naturales en el Principado
de Asturias. De este supuesto se excluyen las actividades ubicadas en núcleos
de población y que no estén recogidas en los supuestos enumerados
anteriormente.
El estudio preliminar de impacto ambiental deberá ser realizado por un
técnico competente y considerar, de manera sucinta, los efectos negativos
del proyecto o actividad en los siguientes aspectos:
a) Los recursos naturales que emplea o consume.
b) La liberación de sustancias, energía o ruido en el medio.
c) Los hábitats y elementos naturales singulares.
d) Las especies amenazadas de la flora y de la fauna.
e) Los equilibrios ecológicos.
f) El paisaje.
En él se indicará, de manera expresa, si el impacto se considera
compatible, moderado, severo o crítico. Se podrán incluir alternativas
y recomendaciones que pudieran atenuar el impacto, así como la recomendación
razonada, si las circunstancias así lo aconsejan, de profundizar más
en el análisis y realizar una Evaluación de Impacto Ambiental.
El resultado de la evaluación preliminar se expresará en modelo
normalizado (ver Anexo I) que contendrá:
a) Breve descripción del proyecto y sus principales características.
b) Resumen de los efectos sobre los aspectos enumerados.
c) Consideración del impacto como compatible, moderado, severo o crítico.
d) Determinación del organismo evaluador sobre el proyecto, que podrá
ser aprobatoria, con condiciones y recomendaciones para atenuar el impacto,
denegatoria o impositoria de la realización de una Evaluación
de Impacto ambiental.
La realización de los correspondientes estudios será previa a
la realización del proyecto de ejecución material de la obra o
actividad.
Cuando se trate de actividades de promoción privada serán las
entidades promotoras las encargadas de realizar el estudio, siendo el órgano
ambiental competente aquel de la Administración que otorgue la licencia
o apruebe la ejecución material del proyecto, el cual resolverá
en primera instancia sobre las mismas en un plazo no superior a 20 días.
Si la actividad está promovida por un organismo público será
éste el encargado de realizar esta evaluación preliminar, constituyéndose,
además, en órgano ambiental competente. En ambos casos se informará
a la Consejería de Medio Ambiente y Urbanismo de la Resolución
Primaria efectuada.
El órgano de Medio Ambiente contará con un plazo de 20 días
para emitir informe sobre los resultados primarios de las evaluaciones preliminares
que le sean remitidas, remitiéndoselo al órgano competente en
razón de la materia. El silencio significará conformidad positiva
con los resultados expresados en la Resolución Primaria.
Las discrepancias que pudieran existir entre la Consejería de Medio Ambiente
y Urbanismo y el órgano competente por razón de la materia serán
resueltas por el Consejo de Gobierno.
En los supuestos de evaluación preliminar de actuaciones o proyectos
ejecutados, total o parcialmente, por o a cargo de la Administración
Regional, los resultados de ésta deberán figurar en el expediente
de tramitación de los créditos presupuestarios correspondientes.
Cuando se trate de actuaciones sometibles a Evaluación Preliminar de
Impacto Ambiental de iniciativa privada y la Administración Regional
intervenga únicamente en la canalización de ayuda de otras administraciones
(Estado o Comunidad Europea) bien tramitando la petición o certificando
las obras para liberar la ayuda, será el órgano autonómico
en razón a la materia quien exija, previamente a la tramitación
de la petición de ayuda, el Estudio Preliminar de Impacto al promotor
y quien evaluará dicho estudio, dando cuenta de su Resolución
Primaria al Organo Ambiental de acuerdo a los plazos anteriormente citados.
Se someterá a un período de información pública
de 15 días naturales en el BOPAP cualquier proyecto de actuación
que precise Evaluación Preliminar de Impacto Ambiental en el ámbito
regional, con la excepción siguiente:
- actuaciones de defensa de márgenes cuando se actúe sobre un
único margen del cauce, la longitud tratada sea inferior a 30 m y no
afecte a las comunidades de ribera incluidas en los Planes de Recuperación
de Ecosistemas Amenazados (apartado 8.3).
El órgano encargado de someterlo a información pública
será aquel que autorice o apruebe
la ejecución material del proyecto cuando se trate de actividades de
iniciativa privada. Si la acti-vidad está promovida por un organismo
público, la información pública será realizada por
aquel
que genere la inversión o subvención. En cualquier caso, cuando
medie información pública, jun-
to a la Resolución Primaria de la EPIA serán remitidas al órgano
ambiental las alegaciones presen-tadas.
7.3. Protección preventiva de la Red de Espacios Protegidos.
La declaración efectiva de los diferentes espacios protegidos de la RRENP
es un proceso que, necesariamente, ha de dilatarse en el tiempo, para que sea
posible abordar correctamente los problemas administrativos y técnicos
que de la misma se deriven.
Es por ello necesario buscar mecanismos que permitan garantizar los valores
naturales de estas zonas durante el tiempo en el que no estén sometidas
a tutela efectiva bajo alguna de las figuras de las Leyes 4/1989 del Estado
y 5/1991 del Principado de Asturias.
Los criterios generales orientadores de políticas sectoriales y los mecanismos
de evaluación de impacto ambiental deben ser unas de las vías
para poner en práctica esta protección preventiva.
No obstante, esta fórmula, de aplicación en todo el ámbito
del Principado, no se adapta plenamente a la problemática que se deriva
de unas zonas altamente sensibles como son las que van a formar parte de la
RRENP.
El gran número de actividades que se generan en estas zonas sensibles,
susceptibles de alterar sus valores naturales, hace necesario optar por un mecanismo
simplificado para que sea efectivo desde el punto de vista administrativo. Por
ello se plantea la utilización de los Estudios Preliminares de Impacto
Ambiental como el sistema más adecuado para resolver el problema.
Dado que muchas de las actuaciones susceptibles de producir impacto ambiental
se producen como consecuencia de inversiones o subvenciones con cargo a fondos
públicos, en estas zonas sensibles, definidas como las que constituyen
la Red Regional de Espacios Naturales Protegidos, estará sujeta a este
tipo de informe preliminar de impacto ambiental toda inversión superior
a 50 millones de pesetas financiada total o parcialmente con fondos públicos
en los espacios protegidos o a proteger bajo figuras contempladas en la Ley
4/1989 del Estado y en la Ley 5/1991, de 5 de abril, de Protección de
los Espacios Naturales en el Principado de Asturias. De este supuesto se excluyen
las actividades ubicadas en núcleos de población y que no estén
recogidas en los supuestos enumerados anteriormente.
Este tipo de evaluación preliminar será de aplicación mientras
los Planes Rectores de Uso y Gestión (PRUG) no dispongan una normativa
específica para cada espacio. En aquellos espacios naturales sin PRUG
(Monumentos, Paisajes Protegidos) se mantendrá este sistema indefinidamente,
salvo disposición en contra de las Normas Declaratorias.
Dentro de la Red Regional de Espacios Naturales Protegidos, la tramitación
de los Estudios Preliminares de Impacto Ambiental será la contemplada
en el apartado 7.2, excepto para la Resolución Primaria que será
competencia de la Consejería de Medio Ambiente y Urbanismo de acuerdo
con los plazos y condiciones ya descritos.
8. Planes de restauración
y recuperación de áreas y ecosistemas. . De acuerdo con los objetivos
señalados en la introducción, el PORNA, además de las propuestas
de conservación y adecuada gestión de los recursos naturales,
debe presentar medidas concretas orientadas a restaurar aquellos ecosistemas
regionales o áreas más degradadas. En este sentido, y como consecuencia
del diagnóstico realizado sobre el estado de conservación de las
diferentes Unidades Ambientales, se detallan a continuación 4 líneas
de actuación preferente en cuanto a las actividades de restauración
del medio natural:
8.1. Defensa y Regeneración de Suelos
En primer lugar, del mismo modo que con los planes de saneamiento y mejora de
las aguas o de la atmósfera, se hace preciso desarrollar un Plan de Defensa
y Regeneración de los Suelos. Estos, sometidos a intensos fenómenos
de erosión en amplias zonas de Asturias, han sufrido un proceso de degradación
que, de continuar, puede suponer una preocupante pérdida de productividad
y un irreversible cambio de los ecosistemas regionales.
El plan de Defensa y Regeneración de los Suelos exige la realización
de un diagnóstico
previo para identificar las áreas más afectadas por los problemas
de erosión y las que se encuen-
tran sometidas a mayor riesgo, así como las características generales
de la cubierta edáfica en Asturias.
Identificadas las zonas necesitadas de protección o de acciones de recuperación,
el Plan establecerá las actuaciones a desarrollar para el cumplimiento
de tales objetivos, que deberán siempre suponer una recuperación
de la cubierta vegetal y una adecuada prevención del riesgo de incendios,
a los que se asocia preferentemente el problema de erosión.
8.2. Restauración del Medio Natural de las Cuencas Mineras.
Como se ha señalado en el diagnóstico de la unidad correspondiente,
la Cuenca Carbonífera del área central de Asturias ha sido sometida
a una intensa degradación del medio natural como consecuencia de las
actividades minero-industriales, hoy en situación de crisis. Esta degradación,
además de la contaminación atmosférica y de las aguas,
se cifra en una importante presencia de escombreras, balsas de lodos, canteras
y cortas a cielo abierto, problemas de inestabilidad de laderas, alteraciones
de los niveles freáticos y contaminación de los suelos. Igualmente
la cubierta vegetal natural y la fauna se ven negativamente afectadas.
El deterioro paisajístico se ha incrementado por la presencia de numerosos
problemas urbanísticos: presencia masiva de industrias, mezcla caótica
de usos del suelo industrial, residencial y agrícola, edificios en ruina
o en desuso, pueblos abandonados, etcétera.
Todos estos problemas justifican la elaboración de Planes de Restauración
del Medio Natural en las Cuencas Mineras, que contribuyan a mejorar el estado
de los Recursos Naturales lo que, junto a acciones orientadas a mejorar las
condiciones urbanísticas, deben propiciar una recuperación de
la calidad del hábitat en la zona.
8.3. Planes de Recuperación de ecosistemas amenazados.
En el Capítulo 3 se han descrito brevemente las distintas comunidades
vegetales astu-
rianas, soporte de los diferentes ecosistemas de la región. En el Capítulo
4 se ha realizado una diagnosis de los mismos, agrupándolos en distintas
unidades ambientales definidas para Asturias, lo que ha permitido comprobar
que existen ecosistemas afectados por una problemática especialmente
grave.
El presente Plan no debe limitarse a garantizar la protección de los
ecosistemas naturales actualmente bien representados sino que, tal como se establece
en las disposiciones generales del Título I de la Ley 5/1991, debe abordarse
asimismo la restauración y mejora de los recursos naturales. Al abordar
la restauración de los ecosistemas asturianos más degradados se
facilita, asimismo, la supervivencia de la mayoría de las especies vegetales
que figuran en los listados de protección (como, por ejemplo, las propias
de dunas y turberas) y la recuperación de las comunidades faunísticas
asociadas, especialmente las de las zonas bajas de la región, hoy las
más afectadas.
A continuación se listan las comunidades vegetales asturianas que, por
su precaria situación, precisan planes de recuperación específicos.
Donde es posible se especifican las áreas preferentes de actuación
de los planes, haciéndolas coincidir con espacios incluidos en la RRENP:
1. Alcornocales (CL. Quercetea ilicis): P.P. Sierras de Carondio y Valledor.
2. Encinares (Lauro nobile-Quercetum ilicis): P.P. Costa Oriental, P.P. Sierra
de Cuera, P.P. Sierra del Sueve y P.P. Sierra del Aramo.
3. Quejigales: P.N. Somiedo.
4. Acebuchales (Lithodoro difusae-Oleetum europaeae): P.P. Costa Oriental.
5. Lauredales (Cl. Quercetea ilicis.).
6. Carbayedas eutrofas (Polysticho setiferi-Fraxinetum excelsioris): P.P. Sierra
del Aramo, P.P. Sierra del Sueves R.N.P. Ría de Villaviciosa, P.P. Sierra
de Cuera, P.P. Costa Oriental.
7. Carbayedas oligótrofas (Blechno spicanti-Quercetum roboris) R.N.P.
Ría del Eo, M.N. Barayo, P.P. Sierras de Carondio y Valledor, P.P. Costa
Occidental, P.P. Cabo Peñas, P.P. Sierra del Sueve, P.P. Costa Oriental
y P.P. Sierra de Cuera.
8. Alisedas occidentales (Valeriano pyrenaicae-Alnetum glutinosae): R.N.P. Ría
del Eo, P.P. Costa Occidental y M.N. Playa de Barayo.
9. Alisedas occidentales con Fraxinus angustifolia y Salix salvicolia (Valeriano
pyrenaicae-Alnetum glutinosae fraxinetosum angustifoliae): P.P. Sierras de Carondio
y Valledor.
10. Alisedas centro-orientales (Hyperico androsaemi-Alnetum glutinosae): P.P.
Sierra del Sueve y P.P. Sierra de Cuera.
11. Alisedas pantanosas.
12. Madroñales silicícolas (Quercetea ilicis).
13. Sistemas dunares (Euphorbio peplis-Honkenyetum peploidis, Otantho maritimi-Ammophiletum
arundinaceae, Euphorbio-Helichrysion stoechadis): M.N. Penarronda, M.N. Barayo,
M.N. Frexulfe, M.N. Bayas, P.P. Cabo Peñas, R.N.P. Ría de Villaviciosa.
14. Turberas colino-submontanas galaico asturianas. (Erico mackaianae-Sphagnion
papillosii): P.P. Costa Oriental, P.P. Sierra de Cuera.
15. Matorrales de los acantilados costeros (Angelico pachicarpae-Ulicetum maritimi,
Ulici (gallii) humilis-Ericetum vagantis,Genisto occidentalis-Ulicetum maritimus):
P.P. Costa Occidental. P.P. Cabo Peñas, P.P. Costa Oriental.
16. Enebrales subalpinos calcícolas (Daphno cantabricae-Arctostaphyletum
uva-ursi): P.N. Somiedo, P.P. Peña Ubiña, P.N. Redes y P. Nacional
de Picos de Europa.
17. Enebrales subalpinos silicícolas (Junipero nanae-Vaccinietum uliginosi):
R.N.P. Cueto de Arbas, P.N. Somiedo.
Los Planes de Recuperación de estos ecosistemas pueden tener un primer
ámbito de actuación dirigido a los espacios recogidos en la RRENP
y, en especial, a los Paisajes Protegidos, ya que la mayor parte de los ecosistemas
listados se encuentran en las áreas bajas de la región, que no
albergan otro tipo de figura de protección.
8.4. Otros Planes de Actuación.
Se plantea la conveniencia de desarrollar otros Planes de Actuación que,
aunque parcialmente incluibles en los apartados anteriores, se dirigen a zonas
que desempeñan un papel de vital importancia para el funcionamiento de
áreas de alta calidad o territorios biogeográficos. Dentro de
esta perspectiva se encuentran los dos grandes corredores de comunicación
y flujo faunístico existentes en la región:
1. Corredor de Leitariegos.
Este primer corredor se localiza en torno al puerto de Leitariegos (Cangas de
Narcea) y está incluido en el Parque Natural de las Fuentes del Narcea
y del Ibias. Sus características están determinadas tanto por
la orografía como por las actividades humanas. Este estrecho nexo permite
la comunicación de las comunidades faunísticas de la montaña
central asturiana y de la montaña occidental, por lo que su funcionamiento
incide directamente en la dinámica del Parque Natural de Somiedo y del
Parque Natural de las Fuentes del Narcea y del Ibias.
2. Corredor de Huerna.
El otro corredor tiene su origen en la actividad humana principalmente ya que
está relacionado con el conjunto de vías de comunicación
e infraestructuras existente en torno al puerto de Pajares y, fundamentalmente,
se refiere a la autopista del Huerna. La autopista constituye una barrera para
los movimientos de las comunidades animales que sólo puede salvarse en
las zonas de túneles. Se manifiesta, sin embargo, que las actividades
actuales de desdoblamiento, mantenimiento y obras asociadas a la propia autopista
(que afectan directamente a estos pasos) así como otras infraestructuras
existentes (vías de tren, carretera nacional, pistas de esquí...)
ponen en graves dificultades los flujos faunísticos entre las dos mitades
de la montaña central asturiana. Este corredor no se encuentra incluido
en ningún espacio protegido de la RRENP.
Se propone, por tanto, el desarrollo de Planes de Conservación y Recuperación
de estos corredores con el fin de garantizar y facilitar los flujos faunísticos
asociados a ellos, y de limitar las actuaciones que pudieran degradar las áreas
de paso. Estos Planes contendrán, al menos, proyectos de restauración
de obras, de reforestación de áreas y de limitaciones de actividades
humanas.
En cualquier caso, las áreas ocupadas por estos corredores tendrán
el mismo tratamiento que los Espacios Naturales Protegidos incluidos en la Red
Regional en lo referente a las actividades que requieren Estudios Preliminares
de Impacto Ambiental.
No obstante, la Consejería de Medio Ambiente y Urbanismo, mediante acuerdo
motivado, podrá exigir una Evaluación de Impacto Ambiental a los
proyectos que afecten a estos corredores.
ANEXO II
Denominación
científica, en castellano y en asturiano de las especies
y lugares citados en el texto
A) ESPECIES VEGETALES
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