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ABC Pág.   Domingo, 04/04/2004

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«La desalación no es viable para la agricultura de esta zona» 
 
     
     
 

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Constituye un ejemplo de implicación decidida en la toma de deicisiones encaminadas a paliar la escasez hídrica de un área con unas características agrícolas muy peculiares que pueden verse amenazadas si el Plan Hidrológico queda en vía muerta «Mientras no sepamos ordeñar las nubes, estamos obligados a entendernos y a proponer soluciones a la escasez de agua dominadas por la firmeza y la racionalidad, y no se me ocurre ninguna otra solución más firme y racional que el Plan Hidrológico Nacional». -¿Por qué la desalación no es una alternativa válida? -En Alicante, y más en las áreas alicantinas representadas en la Junta Central de Usuarios del Vinalopó, L´Alicantí y el Consorcio de Aguas de la Marina Baja, sabemos mucho de desalación y de reutilización de aguas residuales. Nuestra zona cuenta con unas características muy especiales respecto al resto de la Comunidad Valenciana. Aquí se conjuga un régimen de lluvias muy irregular, que apenas permite el aprovechamiento, con una actividad agrícola muy intensa sostenida por regadíos infradotados. Estas circunstancias, secularmente nos han llevado a administrar los recursos hídricos de que disponíamos de una manera si se quiere más racional que en otros lugares: hemos hecho virtud de la necesidad. En toda esta estrategia, las depuradoras y las desaladoras han jugado siempre un papel muy limitado. -¿Por qué? -Son varias las explicaciones. Las desaladoras conllevan un consumo energético excesivo; son, además, muy contaminantes. El proceso de desalación genera una cantidad ingente de salmuera que no hace precisamente un favor al medio ambiente cuando este residuo debe ser depositado en el mar. Además, la instalación de plantas desaladoras puede tener sentido, y Alicante es un buen ejemplo de ello, en el litoral, pero resultan del todo inviables para paliar las necesidades de agua de las zonas de interior, donde, por otra parte, la actividad agrícola es especialmente significativa. -En cuanto a las reutilización de aguas residuales, en estas comarcas alicantinas existe una larga tradición. -Así es y, de hecho, mi opinión es que debe seguir apostándose por esta alternativa, pero nunca desde un punto de vista exclusivo. La reutilización de aguas y, por tanto, la inversión en depuración está dirigida al riego. Pero el agua sometida a la depuración primaria y secundaria, que son los ciclos más extendidos en las plantas disponibles, no siempre sirve para el campo: ciertos cultivos no la admiten. En este sentido, el PHN, que es mucho más que el trasvase del Ebro, prevé el desarrollo de la depuración terciaria, que naturalmente escasea a día de hoy porque requiere mayores inversiones. -¿Cuánto cuesta desalar un litro de agua que se destine al riego? -En esta zona, los precios oscilan entre los 50 y los 60 céntimos por litro. El gasto energético que precisa la desalación es enorme porque las técnicas son complejas. Pero en el caso de las depuradoras, al menos en lo referido a Alicante, el panorama es aún menos halagüeño, ya que las aguas depuradas contienen altas concentraciones de sal que hay que eliminar, con el consiguiente aumento de los costes. -¿Alberga un temor real de que el PHN quede definitivamente paralizado? -Creo que en esta tierra, donde hemos dado un ejemplo de sentido común evidenciando un respaldo unánime a la conducción Júcar-Vinalopó, no se entendería la renuncia a una opción justa, solidaria, seria y lógica como es el PHN para acabar con los problemas seculares de escasez de agua que venimos padeciendo. -¿Qué es peor, que se renuncie al Plan o que no se esbocen con claridad las alternativas? -Lo más negativo es que se alimente la incertidumbre, una circunstancia que podría acarrearnos un enorme costo económico y social. En este asunto, la política debe desempeñar un papel secundario porque nos jugamos demasiado. Y puede parecer recurrente, pero el grado de entendimiento alcanzado en torno a la necesidad de la conducción Júcar-Vinalopó creo que merecería una extrapolación para lograr un amplio consenso sobre el trasvase del Ebro, que, lo queramos o no, es la piedra angular del Plan. -¿Teme por la continuidad concreta del trasvase Júcar-Vinalopó? -Renunciar a él, cuando está completamente enfilado, equivaldría a condenar al ostracismo a un tercio de la provincia de Alicante. No hay que olvidar que esta conducción comenzó a ser demandada hace cinco siglos, y una reivindicación con esa raigambre histórica no puede ser tenida como un capricho. Este trasvase supone la única garantía seria para facilitar la recuperación de los sobreexplotadísimos acuíferos disponibles en la zona y para corregir el déficit hídrico que sufrimos con la llegada de 80 hectómetros cúbicos anuales. Es lo que se dio en el plan de Cuenca de 1997 con el acuerdo de todos, y es lo que hay que hacer. TEXTO: I. B. FOTO: ABC
Andrés MartínezPresidente de la Junta de Usuarios del Vinalopó, L´Alacantí y Consorcio de Aguas de la Marina Baja