Regional MARGEN IZQUIERDA
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EL CORREO | Pág.
Domingo, 20/07/2003 Autor: MÓNICA ICAZA/CASTRO |
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La ley seca |
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MARGEN IZQUIERDA | ||||
Pie de foto:PREVISOR. Miguel Ángel se ha provisto de un depósito de 300 litros para no pasar apuros. | ||||
[4465 Caracteres] Los cortes de agua que se reproducen cada verano en Castro Urdiales hacen mella en los profesionales que más dependen del suministro para sus negocios MÓNICA ICAZA/CASTRO PREVISOR. Miguel Ángel se ha provisto de un depósito de 300 litros para no pasar apuros. Si llueve, el negocio se resiente. Si el tiempo es seco también. Es el caso de Castro Urdiales, donde los cortes del suministro de agua se han convertido en una 'tradición' veraniega que siembra de dificultades una época que quienes regentan negocios en la localidad esperan como agua de mayo, debido a la masiva afluencia de turistas. Las restricciones comenzaron el pasado domingo -de 23.00 a 6.00 horas-, pero gracias a un par de providenciales tormentas registradas a principios de semana, los acuíferos se han recuperado hasta el 90% y vuelven a tener agua. ¿Hasta cuándo? El Ayuntamiento no puede oficializar el fin de los cortes. «En cuanto llueva dos días seguidos en agosto, el consumo está garantizado», asegura Salvador Hierro, delegado de Obras y Servicios. Mientras, vecinos, veraneantes y los dueños de los negocios que necesitan el agua para desempeñar su labor están a merced del tiempo. ÁNGEL PAULINO CAMPO Jefe de personal. Cafetería 'Dallas' «La incertidumbre es lo peor» Se han convertido en unos incondicionales de los partes meteorológicos. Normal, les va el sueldo en ello. Con los cortes y las vueltas «por sorpresa» del suministro han de trabajar «sin hacer muchas previsiones». «El otro día íbamos a cerrar a las once, pero como no cortaban el agua, aprovechamos para seguir trabajando -relata-. La incertidumbre es lo peor». «Cuando no hay agua la caja baja y dejan de hacer falta tantos camareros -señala-. Además, es injusto que, existiendo restricciones, los impuestos sean tan altos. Nadie nos paga las garrafas de agua que tenemos que comprar». MIGUEL ÁNGEL BRIZUELA Hostelero. Café-bar 'Avenida' «El cliente lo acaba entendiendo» El caso de Miguel Ángel es el de la mayoría de los hosteleros 'de toda la vida' del municipio. Consciente de que la escasez de agua es un problema recurrente, ha procurado para su negocio un depósito con capacidad para unos 300 litros. El suyo es uno de tantos establecimientos que no han esperado a que se cumplan las promesas de agua de las instituciones. «No te puedes fiar. Y si tienes un negocio lo mejor es que te busques tú mismo las soluciones- comenta-. En cuanto hay cortes, juego con las reservas y al final el problema deja de serlo, porque yo domino la situación». Los cortes nocturnos del suministro que se han producido de manera intermitente durante esta semana «no le han obligado a tomar medidas especiales». Pero en cuanto sean constantes, él lo tiene claro: «Me veo obligado a cerrar uno de los dos baños». Según el hostelero, «el cliente lo acaba entendiendo». «Hemos aceptado la situación, sabemos que hasta que se solucione el problema cogiendo agua de El Juncal, dentro de dos años, tenemos que apañarnos como podamos», comenta resignado. El hostelero mira el cielo: está despejado. El termómetro marca 28 grados. «Si sigue así de bueno, los cortes están garantizados -vaticina con el aplomo que da la experiencia-. Pero lo importante es que no te pillen desprevenido». BENITO Peluquería 'Champagne' «Para mí el agua es imprescindible» Benito se mueve inquieto por toda la peluquería. No para. Tan pronto lava una cabeza, como hace un tinte. «Para mí el agua es imprescindible», recalca. Reconoce que hasta el momento no le han afectado demasiado las restricciones nocturnas, pero pone cara de susto al recordar lo sucedido hace dos veranos, cuanto los cortes se extendieron al horario diurno. «De repente, avisaron de que iban a cortar el agua y me vi muy apurado con las clientas que tenía en ese momento en la peluquería», recuerda. Se le ponen los pelos de punta de sólo pensar que pueda volver a ocurrir. Del dinero que perdió entonces prefiere no acordarse, pero lo que no olvida es que nadie se disculpara con todos los afectados. No lo entiende. Y tampoco comprende que las duchas de las playas funcionen en tiempos de sequía, ni tampoco que los alumnos de cursos de buceo «que tanto abundan en nuestras playas, gasten tanta agua en aclarar los trajes». Lo que sí tiene claro es que paga «los mismos impuestos». «No puedes estar pendiente del tiempo continuamente, si al menos, nos avisasen con tiempo, podría organizarme con mis clientes», concluye. |
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