| |
[1967 Caracteres]
medio ambiente
Naciones Unidas reclama una reflexión sobre esta catástrofe, más silenciosa y mortífera que la guerra
a. prádanos
madrid. Con el mundo absorto en Iraq, Naciones Unidas pidió ayer a la comunidad internacional un momento de reflexión sobre catástrofes humanas más silenciosas y también más mortíferas que las guerras. La falta de agua en buenas condiciones mata cada año, por vía directa o indirecta, a cuatro millones de personas, diez veces más que todas las contiendas bélicas y los enfrentamientos armados.
Es una realidad bien cuantificada por las agencias humanitarias, que repiten con desesperación la misma letanía negra: 1.100 millones de almas carecen de agua potable en el planeta, y otros 2.400 millones viven, en su mayoría en los países más pobres, privadas de las más elementales redes de saneamiento. Unos 6.000 niños mueren cada día por males relacionados con la potabilidad del agua y las malas condiciones de higiene, y el 80 por ciento de las enfermedades de las naciones en vías de desarrollo obedecen a esta misma causa. En total, uno de cada cuatro habitantes del globo vive en un país con serios problemas hídricos, y esta proporción se doblará dentro de veinte años.
Por ello, el Día Mundial del Agua se celebra cada 22 de marzo desde 1993 para recordar que el verdadero oro líquido de la naturaleza no es el petróleo, sino el agua. En su primer Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos (WWDR), Naciones Unidas advierte que las contiendas mundiales que hoy se libran por las fuentes energéticas se desatarán mañana por el HO2.
Los expertos ya han dado la voz de alarma: en el planeta azul, empieza a faltar el líquido vital. Se apoyan en hechos evidentes; en dos décadas, 3.000 millones más de humanos hollarán la Tierra, y los cálculos sobre la disponibilidad de agua son pesimistas habida cuenta de que los 6.000 millones actuales nos hemos adueñado del 54 por ciento del agua dulce disponible.
|
|