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Los autores del artículo critican que el Gobierno español no haya tenido en cuenta todas las posibilidades para incrementar los recursos hídricos en la zona de Levante, como las plantas desalinizadoras, más baratas que realizar trasvases.
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La presión para que la Unión Europea financie el trasvase del Ebro se hace cada día más fuerte en los despachos de Bruselas.Sin embargo, los que cuestionan los trasvases del Plan Hidrológico Nacional (PHN) tienen argumentos sólidos: -El primero es que no se puede buscar una solución a la situación de sobreexplotación de los recursos hídricos del Levante sin poner en discusión el modelo de desarrollo económico que está detrás de este déficit hídrico estructural y creando problemas medioambientales en otras cuencas.
-El segundo es que hay alternativas para incrementar la oferta de agua más competitivas que el trasvase. Desde que se redactó el PHN en 1998 hasta hoy, la tecnología de la desalación ha bajado sus costes económicos y energéticos, mientras que los costes del trasvase no paran de subir.
El enfoque trasvasista nos preocupa desde un punto de vista europeo.El tema del PHN no es un asunto europeo solamente por sus potenciales vulneraciones de la legislación medioambiental. Ni lo es solamente por la magnitud de la contribución financiera que pretende conseguir el Gobierno español. Lo es también porque constituiría un precedente político peligroso en vísperas de la ampliación europea. Dar dinero para corregir los efectos medioambientales perversos de un sistema económico que se ha probado insostenible, sin poner en duda el sistema mismo, sería como dar luz verde a todos los estados miembros presentes y futuros si exigen «flexibilidad» en la aplicación del derecho comunitario.
Permítannos tres consideraciones más específicas: 1) El sistema económico de fuerte crecimiento y generador de importantes costes de carácter social y medioambiental del Levante español no puede mantenerse subestimando los costes sociales y ambientales que sufrirán las cuencas afectadas por los trasvases.Los trasvases del Ebro van a fortalecer los desequilibrios territoriales entre las regiones del interior y las del litoral mediterráneas.
2) Una autoridad de gestión hidrológica moderna debería tener como objetivo la conversión de la actual cultura del aumento de la oferta en una cultura de racionalización de la demanda hídrica, apoyando en vía prioritaria medidas como el control de las explotaciones ilegales de regadíos, su reconversión, el desarrollo de un banco de aguas que permita transferir derechos concesionales o de propiedad entre particulares, y el aumento de la eficiencia de las redes urbanas.
3) Finalmente, ¿cómo se puede avalar un sistema económico sin resolver la cuestión fundamental de quién pagará y a cuánto el agua trasvasada? Tarde o temprano podríamos encontrarnos que los agricultores rechazasen pagar el precio del agua trasvasada por ser más elevado de lo que pagan actualmente o de lo que pagarían con políticas de gestión diferentes.
No es cierto que el PHN beneficie a todos en las cuencas receptoras del trasvase. En septiembre de 2002, 16 comunidades de regantes del Noroeste de Murcia iniciaron acciones judiciales en contra de la sobreexplotación de acuíferos por los grandes aguatenientes.Esto demuestra que los regadíos tradicionales salen perdiendo frente a las explotaciones agrícolas industriales, que tienen ramificaciones inmobiliarias. Murcia, Alicante y Almería prevén construir más de un millón de nuevas viviendas.
La crisis del Prestige y la contestada postura en relación con la guerra de Irak han puesto al Gobierno español al borde del colapso. Tememos que este Gobierno intente utilizar el PHN como «tabla de salvación».
Hay una guerra preventiva y trasvases preventivos. Las autoridades españolas están por el momento planificando el trasvase como las americanas su política exterior. Con el fin de mantener un modelo de desarrollo de dudosa sostenibilidad, aplican el principio de asegurarse los recursos necesarios para alimentarlo antes de que muestre sus contradicciones. Para evitar entrar en ese callejón sin salida, pedimos tiempo para reflexionar sobre el futuro de la economía, el desarrollo y los ríos, sin estar presionados por las elecciones.
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Alexander de Roo es eurodiputado, vicepresidente de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento europeo y Gianluca Solera es coordinador de la campaña del PHN del Grupo Verdes/ALE.
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