OPINION
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Mediterráneo | Pág.
6 Jueves, 30/01/2003 Autor: DOMÈNECH NÀCHER Secretario Técnico de Fepac-Asaja |
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plan hidrológico nacional, sí |
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A FONDO | ||||
[4296 Caracteres] La gestión del agua de nuestros agricultores es la fundamentación básica que nos legitima a la hora de exigir un trasvase solidario desde la cuenca del Ebro No quisiera dejar escapar la ocasión de advertir a la opinión pública de nuestra provincia del momento de enorme interés que se está viviendo en lo relativo a la ley aprobada por el Gobierno entorno al Plan Hidrológico Nacional (PHN). Una ley que tiene como objetivo regular las diferentes cuencas, trasvasando recursos hídricos de cuencas excedentarias a cuencas deficitarias. Esto no sólo indica que el trasvase del Ebro vaya a traernos agua, sino que además podemos trasvasar agua a la cuenca del Ebro en caso de que ésta sea deficitaria y precise a su vez de recursos de otras cuencas. Dejémonos de mensajes a medias de quienes consideran que el Plan Hidrológico Nacional pretende quitar a unos para dárselo a otros, cuando lo que se intenta es crear una red nacional de vasos comunicantes que permitan equilibrar los recursos hídricos a nivel nacional, de unas cuencas a otras y viceversa. El dotarnos de unas estructuras hídricas capaces de distribuir agua en gran parte de nuestro territorio nacional supone un avance vital a la hora de realizar una reestructuración de nuestros sistemas de suministro agua para el consumo humano, de establecer con garantías los caudales mínimos medioambientales, posibilitar, más si cabe, la mejora de nuestros sistemas de riego, a la vez que evitar la sobreexplotación de nuestros recursos hídricos subterráneos que tantos problemas de salinidad nos están generando. A todo ello, ninguna comunidad autónoma ha realizado tantas obras de optimización de los recursos hídricos como la Comunidad Valenciana y el sector agrario ha demostrado, y lo sigue haciendo, un esmerado espíritu de optimización de los recursos al implantar de manera masiva sistemas de riego controlado que permiten un importante ahorro de agua. En este sentido, la gestión del agua es la fundamentación básica que nos legitima a la hora de exigir un trasvase solidario desde la cuenca del Ebro. Ninguna región gestiona sus recursos hídricos como la nuestra. Si esta misma gestión y adaptación de las estructuras de los sistemas de riego (riegos controlados) se hubiesen aplicado en otras zonas de nuestra geografía nacional, otro gallo hubiera cantado a la hora de disponer de mayores cantidades de agua en otras cuencas. A estas mismas agentes que se han hartado de mofarse públicamente de la exigencia de otras zonas deficitarias, y no me refiero únicamente a la Comunidad Valenciana, sino a la Murcia e incluso Almería, que hemos demostrado con creces que somos capaces de gestionar hasta la última gota reutilizando aguas residuales, construyendo salinizadoras, aplicando sistemas de reaprovechamiento de agua y gestionando el agua para optimizar el consumo, que han basado sus argumentos en criterios medioambientales y que el agua es suya. Dos cuestiones básicas: la primera es en lo relativo a los criterios de mantenimiento del medioambiente muchas de sus subcuencas deberían curarse más de sus propios vertidos que bajan hacia zonas del Delta y que dotan a esa agua de una calidad muy baja. Y segundo, el agua no es de nadie y si cree que el trasvase quita agua a no sé quién porque creen que como pasa por allí es de su propiedad, simplemente decirles que Castellón aporta agua al Ebro y en ningún momento histórico hemos dicho que nos la quita nadie. No es un momento fácil porque nuestra sociedad se juega muchísimo y estamos dando una imagen lamentable a Europa, que recibe mensajes en pro y en contra de la financiación del trasvase del Ebro y así algunos creen confundir a Bruselas, pero lo único que logramos es confundirnos a nosotros mismos y crear mayor consternación en nuestra población. Es un momento clave para demostrar a la Unión Europea que la financiación de estas estructuras son vitales para muchas zonas de España pero también para la nuestra. Hace más de 20 años que hemos exigido un trasvase solidario y ahora no es momento de poner trabas, sino de aunar esfuerzos y no dividir. Si Bruselas decide no ayudarnos con la financiación habremos dejado escapar el momento histórico; y mucho me temo que, si esto sucede, aquellos agentes que han enturbiado el diálogo no tardarán en lamentarlo. |
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