ECONOMIA
MULTIPLE
La Vanguardia Pág. 7  Domingo, 07/09/2003

Autor: Ana María Rosas
 
       
 
El monopolio del agua
en el mundo 
 
  Cuatro empresas, tres de ellas francesas, controlan este recurso vital en más de 150 países    
     
 

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Ana María Rosas
En pleno siglo XXI viven en el mundo 1.200 millones de personas que carecen de agua potable y el reto es reducir esta cifra a la mitad en el año 2015. Para ello se requieren 180.000 millones de dólares de inversión privada cada año, según estimaciones de la Unesco, aunque en la actualidad apenas se invierten 60.000 millones al año. Lo cierto de todo esto es que, en este momento, cuatro empresas controlan el mercado del vital recurso líquido en el mundo. A la cabeza están las francesas Suez, con 125 millones de clientes, y Veolia, con 110 millones, seguidas de la inglesa Thames, con 70 millones de usuarios y Saur, también de origen francés, con 42 millones de usuarios.
Algunas de estas empresas tienen presencia en más de 100 países en diferentes regiones del mundo, con procedimientos de extracción, distribución y tratamiento de agua, así como equipamiento y sistemas industriales. Los balances financieros de las cuatro empresas reflejan ganancias millonarias; un grupo como Suez obtuvo en 2001 ingresos de 8.500 millones de dólares sólo por agua.
Suez, Veolia, Thames y Saur trabajan directamente con grandes empresas de energía, con gobiernos y municipios. Sin embargo, todavía existe cierta reticencia a invertir en ciudades con menos de 500.000 habitantes.
En el caso de España la mitad del agua se distribuye a través de empresas privadas, la más grande de ellas, Aguas de Barcelona, participada a su vez por la francesa Suez, la más grande del mundo.
El monopolio ejercido por las grandes empresas poco a poco se ha extendido hacia otros países, incluso a naciones desarrolladas como Estados Unidos y Australia. En el caso de Estados Unidos Vivendi, a través de su empresa US Filter, es líder en el tratamiento de agua.
Lo cierto es que en este momento uno de los temas que ha generado más polémica es la conveniencia o no de privatizar la industria del agua, pues el vital recurso líquido está considerado como un bien público y muchos opinan que por ello debe estar en manos del Estado. En este sentido, analistas del sector y representantes de ONG consideran que es necesario contar con mejores mecanismos de regulación que permitan que la privatización del servicio se realice de forma adecuada.
Son muchas las soluciones que se buscan para hacer frente a la escasez de agua en el mundo. Por ejemplo, algunos países han tratado de sustituir la falta del líquido con la importación de comida, pues casi el 70% del agua que se utiliza en el mundo es para el riego (el 45% de este consumo corresponde a los 30 países de la OCDE). Según la Unesco, en la actualidad sólo el 8% del agua que se consume es para uso de los hogares.
Según el informe mundial sobre el desarrollo de los recursos hídricos, elaborado por las Naciones Unidas basado en la información de 180 países, en la peor de las hipótesis posibles, a mediados de siglo habrá 7.000 millones de personas que sufrirán escasez de agua en 60 países y en el mejor de los casos serán 2.000 millones de personas en 48 naciones. Por ello, durante la Quinta Semana Mundial del Agua que se celebró en Estocolmo en agosto, se llegó a cuatro conclusiones básicas: los usuarios del agua deben estar involucrados en el gobierno de los recursos del agua; se debe romper con el vínculo entre crecimiento económico y degradación del agua; los servicios de agua urbanos son cruciales para la estabilidad y seguridad urbana, y la política sobre su utilización, el planteamiento e im- plementación deben moverse hacia soluciones integrales.
Para que estos cuatro principios se cumplan se requiere que los gobiernos tomen las medidas necesarias con inversiones masivas y cambios importantes en la manera de hacer frente al tema.
Para los especialistas se requiere lo siguiente: el compromiso político firme para decidir las medidas necesarias respecto a cómo asegurar los recursos financieros, la participación activa de las grandes empresas de agua en el mundo y de la acción de los organismos financieros internacionales, que sobre todo deben actuar en las regiones más frágiles como Oriente Medio y África del Norte, que además de ser zonas muy pobres, carecen del líquido. Según las Naciones Unidas, a pesar de que en estas dos zonas vive el 6%
de la población mundial, sólo poseen el 1% de los recursos hídricos del mundo.
Bajo este escenario, se debe buscar una solución al reparto del líquido, pues esto puede generar tensiones entre países o bien entre comunidades de una misma nación y ser, incluso, el motivo de las nuevas guerras del siglo XXI, como se ha dicho ya en múltiples foros. Si hoy el petróleo ha sido la causa de guerras, mañana puede serlo el agua.


Empresas como Suez, Veolia, Thames y Saur están presentes en más de 100 países
de distintas regiones