En México, como en todo el mundo, la organización en torno al uso del agua para distintos fines y el aprovechamiento de los recursos naturales es cuestión cultural, entendiendo por cultura a los modos diferentes de vida de un grupo de personas, el almacén de los conocimientos del grupo, es decir, la relación cotidiana con los bienes naturales con una visión distinta. Ante el panorama de la disminución del agua potable disponible para las actividades humanas y la caótica contaminación del planeta, en las reuniones a nivel mundial sobre el medio ambiente se acuerda sobre el derecho de todos al acceso al agua potable, respetar el equilibrio de los ecosistemas adecuando las actividades humanas a la capacidad de recuperación de la naturaleza, etcétera, pero es necesario ajustar los planes en cada región y localidad, ya que una limitante importante pueden ser los usos y costumbres, cada sociedad tiene su propia forma de organización respecto al acceso al agua, es por eso que una responsabilidad colectiva tiene que tomar en cuenta la conciencia individual. Las sociedades proporcionan orientaciones estandarizadas hacia problemas tan profundos como la muerte, todas se proponen perpetuar el grupo, satisfacer las demandas de los individuos en forma ordenada y las necesidades biológicas de un modo distinto.