Durante la década de los 90 el agua, que es el soporte de la vida, empezó a considerarse un bien económico además de un bien social y ambiental. El sector del agua tiene un gran peso económico y requiere una buena gestión. Hay grandes diferencias entre los países de la OCDE respecto a sus necesidades de agua y sus recursos hídricos. Mientras que la mayoría son países industrializados, unos cuantos están en vías de desarrollo, con graves carencias en cuanto al abastecimiento de agua y su reciclaje. Los recursos hídricos son objeto de tensiones en ocho de los países miembros; en otros ocho, la disponibilidad de agua se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo y se necesitan grandes inversiones para obtener un abastecimiento adecuado. Otros países miembros, aunque son relativamente ricos en agua en su conjunto, tienen grandes extensiones de terrenos áridos y semiáridos donde el desarrollo está marcado por la carencia de agua. Unos pocos países tienen poca densidad de población y abundantes reservas de agua. En un contexto internacional, los conflictos fronterizos por el acceso al agua son una fuente potencial de discordia, por lo cual se les presta cada vez más atención.