La desalinizadora de El Prat funciona sólo al 10%
Mar, 13/03/2012
La desalinizadora de la cuenca del río Llobregat, ubicada en El Prat de Llobregat (Barcelona), se convirtió con su puesta en marcha en la planta urbana más grande de Europa. Construida en tiempo récord, en un momento en que el área metropolitana de Barcelona estaba castigada por una dura sequía, estaba destinada a garantizar el suministro de agua 365 días al año, independientemente de la climatología. Ocho meses antes de su entrada en funcionamiento, la cúpula del Govern tripartito visitó la planta. En un derroche de solemnidad, toda la que admitió la ya desvanecida sequía, el entonces president, ataviado con casco y chaleco, la calificó de símbolo de la gestión del tripartito y también de una Cataluña que dejaría -dijo- de ir a remolque de las necesidades. Transcurridos dos años y medio desde el estreno, es el momento de que la instalación de El Prat exhiba su valía.
Con capacidad para producir 60 hectómetros cúbicos anuales, un 20% del consumo metropolitano, la desalinizadora es la más valiosa instalación en la gestión del agua en Cataluña. En funcionamiento de forma continuada, la misión de la planta es producir el agua más cara, es decir, la que sea apta para ser bebida y tenga buen sabor. Parados, por motivos presupuestarios, los planes para instalar dos desalinizadoras en Cunit (Baix Penedès) y en las proximidades del río Tordera, la relevancia de la planta situada junta en El Prat es aun mayor, si cabe.
La potencia de la infraestructura, sin embargo, está por ver. La desalinizadora apenas funcionó al 20% de su capacidad, en contadas ocasiones al 25%, durante los meses posteriores a su estreno. Una vez recuperados los pantanos de la larga sequía, la infraestructura se mantiene actualmente sólo al 10%, al mínimo. «Es una instalación de calidad, pensada para evitar que vuelvan a darse situaciones como la que se vivió hace cuatro años con la sequía», explican desde la Agència Catalana de l'Aigua (ACA).
Las lluvias de este invierno han permitido que las reservas de agua sean del 83%, según datos facilitados por la ACA, que califican la situación de «buena» y comentan que la desalinizadora de El Prat «tiene 10 módulos que van alternándose y siempre están operativos», para evitar que haya acumulación de sal.
Para no depender únicamente de la aportación de agua de los pantanos, el plan de la ACA pasa por diversificar los recursos hídricos. De ahí que, si los embalses del sistema descienden del 80%, la desalinizadora de El Prat activa dos de sus 10 módulos productivos. A medida que bajen las reservas de agua en los pantanos, irá aumentando su actividad.
Esta situación coincide con el paro, desde noviembre, de la planta del río Tordera, en el Vallès Oriental, con capacidad para producir 20 hectómetros cúbicos anuales. «La previsión es que vuelva a ponerse en marcha esta Semana Santa. Su funcionamiento es muy parecido al de la de El Prat. Su capacidad actual servía para el norte de la comarca del Maresme y el sur de La Selva, pero hubo que ampliarla para llevar agua también a Barcelona», comentan desde la ACA.
La planta prevista en Cunit y en el Tordera podrían quedar fuera de un plan hidrológico de la Generalitat que ha sido revisado para determinar las nuevas líneas de actuación. Pero el plan de gestión del agua «fue aprobado antes del cambio en el Govern», apostillan estas fuentes, que apuestan «por la desalinización si no lloviera durante un año» y no descartan de entrada la opción del trasvase de agua reclamada por CiU desde la oposición: «Debemos contar con el trasvase, es un proyecto que hay que tener sobre la mesa».
Con capacidad para producir 60 hectómetros cúbicos anuales, un 20% del consumo metropolitano, la desalinizadora es la más valiosa instalación en la gestión del agua en Cataluña. En funcionamiento de forma continuada, la misión de la planta es producir el agua más cara, es decir, la que sea apta para ser bebida y tenga buen sabor. Parados, por motivos presupuestarios, los planes para instalar dos desalinizadoras en Cunit (Baix Penedès) y en las proximidades del río Tordera, la relevancia de la planta situada junta en El Prat es aun mayor, si cabe.
La potencia de la infraestructura, sin embargo, está por ver. La desalinizadora apenas funcionó al 20% de su capacidad, en contadas ocasiones al 25%, durante los meses posteriores a su estreno. Una vez recuperados los pantanos de la larga sequía, la infraestructura se mantiene actualmente sólo al 10%, al mínimo. «Es una instalación de calidad, pensada para evitar que vuelvan a darse situaciones como la que se vivió hace cuatro años con la sequía», explican desde la Agència Catalana de l'Aigua (ACA).
Las lluvias de este invierno han permitido que las reservas de agua sean del 83%, según datos facilitados por la ACA, que califican la situación de «buena» y comentan que la desalinizadora de El Prat «tiene 10 módulos que van alternándose y siempre están operativos», para evitar que haya acumulación de sal.
Para no depender únicamente de la aportación de agua de los pantanos, el plan de la ACA pasa por diversificar los recursos hídricos. De ahí que, si los embalses del sistema descienden del 80%, la desalinizadora de El Prat activa dos de sus 10 módulos productivos. A medida que bajen las reservas de agua en los pantanos, irá aumentando su actividad.
Esta situación coincide con el paro, desde noviembre, de la planta del río Tordera, en el Vallès Oriental, con capacidad para producir 20 hectómetros cúbicos anuales. «La previsión es que vuelva a ponerse en marcha esta Semana Santa. Su funcionamiento es muy parecido al de la de El Prat. Su capacidad actual servía para el norte de la comarca del Maresme y el sur de La Selva, pero hubo que ampliarla para llevar agua también a Barcelona», comentan desde la ACA.
La planta prevista en Cunit y en el Tordera podrían quedar fuera de un plan hidrológico de la Generalitat que ha sido revisado para determinar las nuevas líneas de actuación. Pero el plan de gestión del agua «fue aprobado antes del cambio en el Govern», apostillan estas fuentes, que apuestan «por la desalinización si no lloviera durante un año» y no descartan de entrada la opción del trasvase de agua reclamada por CiU desde la oposición: «Debemos contar con el trasvase, es un proyecto que hay que tener sobre la mesa».