Investigadores europeos plantean un novedoso sistema para evaluar la salud de los ríos a través de la descomposición de la hojarasca
Lun, 18/06/2012
Un consorcio formado por diez grupos de investigación, uno de ellos de la UPV/EHU, procedentes de nueve países europeos proponen nuevas herramientas de diagnóstico para evaluar el estado ecológico de los ríos, incorporando, a los métodos actuales, indicadores como el proceso de descomposición de la hojarasca de sus riberas. La recogida de datos de esta investigación se ha llevado a cabo en cien ríos de diferentes puntos del continente, diez de los cuales están ubicados en el País Vasco y Cantabria. La diversidad de los ríos seleccionados hace que los resultados obtenidos en esta investigación tengan aplicación a nivel continental.
La investigación, que lleva por título "Continental-Scale Effects of Nutrient Pollution on Stream Ecosystem Functioning" (Efectos a escala continental de la contaminación de nutrientes en el funcionamiento de ecosistemas fluviales), será publicada en el número de la prestigiosa revista Science que saldrá este viernes, 15 de junio. Este proyecto ha contado con la participación de diez grupos de investigación con sede en Portugal, Francia, Suiza, Suecia, Rumanía, Gran Bretaña, Irlanda, Polonia y España. El único grupo del Estado está compuesto por investigadores de la UPV/EHU, encabezados por los profesores Jesús Pozo y Arturo Elosegi, del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Facultad de Ciencia y Tecnología.
La metodología empleada para el desarrollo de esta herramienta de diagnóstico ha sido novedosa. Hasta ahora, la salud de los ríos se ha venido estudiando principalmente de una forma estructural, es decir, atendiendo a la calidad del agua, a los impactos sobre la morfología del cauce, o a los organismos que en ellos se encuentran. Este nuevo sistema, en cambio, se centra en el estudio de procesos en los que esos mismos organismos participan.
En concreto, esta investigación ha tomado como indicador el proceso de descomposición de la hojarasca, comparando su velocidad en ríos que aún se encuentran en un estado natural con otros más o menos contaminados. Según explica Pozo, "hemos estudiado el efecto que tiene la concentración de nutrientes en el agua sobre la descomposición. Esta concentración tiende a aumentar a medida que los ríos empiezan a recibir aportes agrícolas, aguas residuales, etc. Si la cantidad de nutrientes aumenta mucho, entonces pueden aparecer tóxicos u otros contaminantes que provocan la desaparición de muchos invertebrados, lo que afecta de forma negativa a la descomposición de la materia orgánica".
La descomposición de la hojarasca, que es un proceso inherente a los ecosistemas, es, por tanto, un indicador de la situación de salud de los ríos. Buena parte de la vida de los ríos depende de ese proceso, así como de los nutrientes que de ahí se desprenden, pues en él están implicados muchos tipos de organismos, tales como bacterias, hifomicetos acuáticos -hongos microscópicos- e invertebrados. La descomposición de la hojarasca es una de las vías fundamentales de entrada de energía a las redes alimentarias fluviales. Sin embargo, la actividad humana, como por ejemplo, la contaminación, los cambios en el hábitat físico o la detracción de agua, puede afectar a la velocidad en la que se produce.
De los cien ríos que se han estudiado en esta investigación, los diez estudiados por el grupo de la UPV/EHU están ubicados en la zona de las Encartaciones. "Son diez arroyos de cabecera y los hemos elegido porque están limpios y han tenido una alteración moderada de sus riberas", señala Pozo.
La investigación, que lleva por título "Continental-Scale Effects of Nutrient Pollution on Stream Ecosystem Functioning" (Efectos a escala continental de la contaminación de nutrientes en el funcionamiento de ecosistemas fluviales), será publicada en el número de la prestigiosa revista Science que saldrá este viernes, 15 de junio. Este proyecto ha contado con la participación de diez grupos de investigación con sede en Portugal, Francia, Suiza, Suecia, Rumanía, Gran Bretaña, Irlanda, Polonia y España. El único grupo del Estado está compuesto por investigadores de la UPV/EHU, encabezados por los profesores Jesús Pozo y Arturo Elosegi, del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Facultad de Ciencia y Tecnología.
La metodología empleada para el desarrollo de esta herramienta de diagnóstico ha sido novedosa. Hasta ahora, la salud de los ríos se ha venido estudiando principalmente de una forma estructural, es decir, atendiendo a la calidad del agua, a los impactos sobre la morfología del cauce, o a los organismos que en ellos se encuentran. Este nuevo sistema, en cambio, se centra en el estudio de procesos en los que esos mismos organismos participan.
En concreto, esta investigación ha tomado como indicador el proceso de descomposición de la hojarasca, comparando su velocidad en ríos que aún se encuentran en un estado natural con otros más o menos contaminados. Según explica Pozo, "hemos estudiado el efecto que tiene la concentración de nutrientes en el agua sobre la descomposición. Esta concentración tiende a aumentar a medida que los ríos empiezan a recibir aportes agrícolas, aguas residuales, etc. Si la cantidad de nutrientes aumenta mucho, entonces pueden aparecer tóxicos u otros contaminantes que provocan la desaparición de muchos invertebrados, lo que afecta de forma negativa a la descomposición de la materia orgánica".
La descomposición de la hojarasca, que es un proceso inherente a los ecosistemas, es, por tanto, un indicador de la situación de salud de los ríos. Buena parte de la vida de los ríos depende de ese proceso, así como de los nutrientes que de ahí se desprenden, pues en él están implicados muchos tipos de organismos, tales como bacterias, hifomicetos acuáticos -hongos microscópicos- e invertebrados. La descomposición de la hojarasca es una de las vías fundamentales de entrada de energía a las redes alimentarias fluviales. Sin embargo, la actividad humana, como por ejemplo, la contaminación, los cambios en el hábitat físico o la detracción de agua, puede afectar a la velocidad en la que se produce.
De los cien ríos que se han estudiado en esta investigación, los diez estudiados por el grupo de la UPV/EHU están ubicados en la zona de las Encartaciones. "Son diez arroyos de cabecera y los hemos elegido porque están limpios y han tenido una alteración moderada de sus riberas", señala Pozo.