La dieta del siluro amenaza a fauna protegida de l'Albufera
Mar, 19/06/2012
El siluro no es solo un depredador más, sino que representa una amenaza para todo el ecosistema del lago de la Albufera, incluidas las anátidas que ocasionalmente forman parte también de su dieta, según un estudio realizado en 2010 por Joaquim Carol y Emili García- Berthou.
La tragedia que puede provocar su expansión por el lago valenciano es prácticamente inevitable, según expertos en ictiología que han hecho un seguimiento de la ecología del siluro en el Ebro.
Más aún, su adaptación en el Delta del Ebro, un ecosistema con grandes similitudes con el que forman el Júcar, la Albufera e incluso el Turia, a donde podría haber llegado ya el siluro a través del canal Júcar-Turia, evidencia su capacidad para alcanzar su máximo potencial de desarrollo en este tipo de humedales.
Según natividad Franch, del área de Protección e investigación del Parque natural del Delta del Ebro, desde que fue detectado en las acequias de riego, el siluro se ha extendido por todo el parque, incluso en lugares con cierta salinidad como son los más próximos a la desembocadura.
Natividad Franch, que recientemente participó en Valencia en un seminario sobre especies invasoras en ríos y zonas húmedas, asegura que pese a tratarse de una especie grande y de fácil captura «es muy difícil plantear métodos de erradicación, sobre todo en espacios como el Ebro».
Ni la salinidad ni la contaminación son un obstáculo para el siluro, una especie que no tiene grandes requerimientos de oxígeno. su sangre contiene una elevada concentración de hemoglobina, lo que le permite sobrevivir en aguas con pequeñas concentraciones de oxígeno y ser relativamente tolerante a la contaminación. incluso la temperatura media de las aguas de la Albufera encaja plenamente dentro del rango de preferencias del siluro- entre 25 y 27 grados.
Sin embargo, lo que más preocupa ahora mismo de su casi segura adaptación a la Albufera es su capacidad y versatilidad para alimentarse.
Joaquim Carol sostiene que el siluro presenta una alimentación «oportunista, es un predador voraz y agresivo que a lo largo de su crecimiento modifica su régimen alimentario».
Carol aportó en 2009 los primeros datos publicados de la dieta del siluro en la península ibérica tras analizar los contenidos estomacales de 324 especímenes.
En su fase postlarvaria, según Joaquim Carol, la dieta del siluro es plantófaga y recurre principalmente a pequeñas algas presentes en el fitoplancton. En su fase juvenil prefiere los invertebrados y ya como adulto «se centra en peces y cangrejos, aunque se puede alimentar de ranas, roedores y aves acuáticas de forma ocasional», explica Carol.
«La abundancia de aves acuáticas , especialmente las anátidas, es significativamente menor en embalses con siluros, lo que sugiere un impacto ecológico directo o que bien que las aves han aprendido a evitar las zonas donde se ha introducido esta especie», añade.
El siluro requiere grandes cantidades de alimento y su dieta está asociada a la abundancia de otras especies exóticas como el alburno, la carpa y la lucioperca, además de la llisa. Le gustan los cangrejos- tiene tajo en la Albufera-aunque según Joaquim Carol, en las primeras fases de la invasión prefiere los peces y solo cuando escasean cambia sus preferencias por el cangrejo, que constituye su dieta principal en los lugares donde lleva ya muchos años.
La tragedia que puede provocar su expansión por el lago valenciano es prácticamente inevitable, según expertos en ictiología que han hecho un seguimiento de la ecología del siluro en el Ebro.
Más aún, su adaptación en el Delta del Ebro, un ecosistema con grandes similitudes con el que forman el Júcar, la Albufera e incluso el Turia, a donde podría haber llegado ya el siluro a través del canal Júcar-Turia, evidencia su capacidad para alcanzar su máximo potencial de desarrollo en este tipo de humedales.
Según natividad Franch, del área de Protección e investigación del Parque natural del Delta del Ebro, desde que fue detectado en las acequias de riego, el siluro se ha extendido por todo el parque, incluso en lugares con cierta salinidad como son los más próximos a la desembocadura.
Natividad Franch, que recientemente participó en Valencia en un seminario sobre especies invasoras en ríos y zonas húmedas, asegura que pese a tratarse de una especie grande y de fácil captura «es muy difícil plantear métodos de erradicación, sobre todo en espacios como el Ebro».
Ni la salinidad ni la contaminación son un obstáculo para el siluro, una especie que no tiene grandes requerimientos de oxígeno. su sangre contiene una elevada concentración de hemoglobina, lo que le permite sobrevivir en aguas con pequeñas concentraciones de oxígeno y ser relativamente tolerante a la contaminación. incluso la temperatura media de las aguas de la Albufera encaja plenamente dentro del rango de preferencias del siluro- entre 25 y 27 grados.
Sin embargo, lo que más preocupa ahora mismo de su casi segura adaptación a la Albufera es su capacidad y versatilidad para alimentarse.
Joaquim Carol sostiene que el siluro presenta una alimentación «oportunista, es un predador voraz y agresivo que a lo largo de su crecimiento modifica su régimen alimentario».
Carol aportó en 2009 los primeros datos publicados de la dieta del siluro en la península ibérica tras analizar los contenidos estomacales de 324 especímenes.
En su fase postlarvaria, según Joaquim Carol, la dieta del siluro es plantófaga y recurre principalmente a pequeñas algas presentes en el fitoplancton. En su fase juvenil prefiere los invertebrados y ya como adulto «se centra en peces y cangrejos, aunque se puede alimentar de ranas, roedores y aves acuáticas de forma ocasional», explica Carol.
«La abundancia de aves acuáticas , especialmente las anátidas, es significativamente menor en embalses con siluros, lo que sugiere un impacto ecológico directo o que bien que las aves han aprendido a evitar las zonas donde se ha introducido esta especie», añade.
El siluro requiere grandes cantidades de alimento y su dieta está asociada a la abundancia de otras especies exóticas como el alburno, la carpa y la lucioperca, además de la llisa. Le gustan los cangrejos- tiene tajo en la Albufera-aunque según Joaquim Carol, en las primeras fases de la invasión prefiere los peces y solo cuando escasean cambia sus preferencias por el cangrejo, que constituye su dieta principal en los lugares donde lleva ya muchos años.