Los satélites vigilan cultivos para evitar los fraudes en las ayudas al campo
Dom, 30/12/2012
España ha recurrido a los satélites para controlar miles de hectáreas de cultivos para evitar fraudes en los más de 6.000 millones anuales que perciben sus agricultores en ayudas europeas y vigilar las sequías, una herramienta que será clave además para la lucha contra los efectos del cambio climático.
Los satélites permiten a los científicos realizar predicciones de cosechas y definir zonas de desertificación, pueden contribuir a mitigar las emisiones contaminantes de las labores agrícolas e incluso pueden medir las necesidades de agua en el campo justo antes de alcanzar el estrés hídrico, lo que contribuye al ahorro de agua y de energía y a evitar así disminuciones bruscas en las cosechas.
Actualmente, varias unidades del Ministerio de Agricultura español disponen de información procedente de satélites: Aemet para previsiones meteorológicas; Enesa se nutre de esas imágenes para evaluar daños en cultivos y pastos, y el FEGA se basa en ellas para la actualización del Sigpac, el sistema de información geográfico "a vista de pájaro" que controla el reparto de las ayudas europeas.
En el caso de Enesa, el satélite utilizado es español y está ligado a la Universidad de Valladolid, mientras que los datos del FEGA se obtienen a través de la empresa pública Tragsatec, que adquiere las imágenes a SPOT-5, informan desde el Ministerio.
Además, los satélites NOAA y MODIS han realizado un seguimiento de la evolución anual de herbáceos de secano y pastos que han nutrido el sistema español sobre evolución anual de cultivos.
Indirectamente, el Gobierno utiliza imágenes de satélite de apoyo para la realización digitalizada y georreferenciada del mapa de cultivos y aprovechamientos de España (MCA-50 y MCA-25) a escala 1:50.000 (ya terminado) y 1:25.000 (en proceso de ejecución).
Entre las aplicaciones de esta tecnología, los expertos apuntan a la detección de temperaturas y humedad de terrenos para planificar los cultivos, la prevención de incendios, la detección de bancos de pesca, la planificación de espacios rurales y la reforestación.
La jefe del Departamento de Teledeteccicn de Tragsatec, Rosario Escudero, apunta que este sistema aporta información relevante para el desarrollo rural o para el control de las ayudas de la PAC.
Para la gestión de la PAC se utilizan hoy satélites como Spot, GeoEye o WorldView-2, a los que se unen Sentinel-2 desde 2014.
La teledetección "es un complemento o incluso permite sustituir los trabajos de campo", con el consiguiente ahorro económico, lo que ha hecho que la mayoría de las comunidades autónomas hayan optado por este sistema con el apoyo de los satélites, explica Escudero.
Desde principios de los años 90 los satélites "han mejorado muchísimo, tanto en su resolución espacial como en la espectral", lo que permite hacer mediciones sobre parcelas y disponer en varias fechas de imágenes para discriminar entre sí cultivos como maíz, girasol, cereal, olivar, viñedo o pastos.
"Ahora mismo, los satélites de observación de la Tierra llegan a captar imágenes con una resolución espacial de medio metro", añade.
Gracias a los satélites se puede verificar si los agricultores cumplen con las medidas de condicionalidad, buenas prácticas agrícolas y medioambientales de obligado cumplimiento por la PAC, como la rotación de cultivos, el mantenimiento de las terrazas o la exigencia de no labrar las tierras a favor de la pendiente.
"Hoy en día las políticas agrarias y de desarrollo rural se afrontan con imágenes vía satélite como principal elemento de observación y seguimiento, y el próximo paso será hacer lo mismo, pero a escala global o planetaria, gracias a datos objetivos, relevantes y transparentes", ha indicado la experta de Tragsatec.
En las últimas décadas, programas de observación -NOAA, MODIS, MERIS o LANDSAT- "desempeñan un papel fundamental en el estudio de fenómenos climáticos", como los monzones "El Niño", huracanes, tifones o el alcance de los incendios forestales, según ha añadido.
Entre los proyectos que impulsa la UE, ha destaca el GMES-Global Monitoring for Environment and Security, un programa transversal que ha permitido la constitución de consorcios empresariales para el uso de satélites propios, con aplicaciones en agricultura y otras.
Por su parte, la comunidad de usuarios de datos de observación de la Tierra tienen grandes expectativas en la nueva generación de satélites del programa "Sentinels" ("Centinelas"), lanzados por la ESA (Agencia Espacial Europea): se trata de una constelación de 5 satélites -el primero, Sentinel2, para 2014-, cuyo objetivo es estudiar cambio climático y la ocupación del suelo a escala global.
En España -el sector espacial está teniendo un fuerte desarrollo empresarial- y destaca el Programa Nacional de Observación de la Tierra por Satélite -con una inversión de más de 300 millones e implicación de Industria y Defensa-, que permitirá a partir de 2014 el lanzamiento de dos ingenios de observación: "Paz" -para uso militar- e "Ingenio" para aplicaciones civiles, concluye Escudero.
Los satélites permiten a los científicos realizar predicciones de cosechas y definir zonas de desertificación, pueden contribuir a mitigar las emisiones contaminantes de las labores agrícolas e incluso pueden medir las necesidades de agua en el campo justo antes de alcanzar el estrés hídrico, lo que contribuye al ahorro de agua y de energía y a evitar así disminuciones bruscas en las cosechas.
Actualmente, varias unidades del Ministerio de Agricultura español disponen de información procedente de satélites: Aemet para previsiones meteorológicas; Enesa se nutre de esas imágenes para evaluar daños en cultivos y pastos, y el FEGA se basa en ellas para la actualización del Sigpac, el sistema de información geográfico "a vista de pájaro" que controla el reparto de las ayudas europeas.
En el caso de Enesa, el satélite utilizado es español y está ligado a la Universidad de Valladolid, mientras que los datos del FEGA se obtienen a través de la empresa pública Tragsatec, que adquiere las imágenes a SPOT-5, informan desde el Ministerio.
Además, los satélites NOAA y MODIS han realizado un seguimiento de la evolución anual de herbáceos de secano y pastos que han nutrido el sistema español sobre evolución anual de cultivos.
Indirectamente, el Gobierno utiliza imágenes de satélite de apoyo para la realización digitalizada y georreferenciada del mapa de cultivos y aprovechamientos de España (MCA-50 y MCA-25) a escala 1:50.000 (ya terminado) y 1:25.000 (en proceso de ejecución).
Entre las aplicaciones de esta tecnología, los expertos apuntan a la detección de temperaturas y humedad de terrenos para planificar los cultivos, la prevención de incendios, la detección de bancos de pesca, la planificación de espacios rurales y la reforestación.
La jefe del Departamento de Teledeteccicn de Tragsatec, Rosario Escudero, apunta que este sistema aporta información relevante para el desarrollo rural o para el control de las ayudas de la PAC.
Para la gestión de la PAC se utilizan hoy satélites como Spot, GeoEye o WorldView-2, a los que se unen Sentinel-2 desde 2014.
La teledetección "es un complemento o incluso permite sustituir los trabajos de campo", con el consiguiente ahorro económico, lo que ha hecho que la mayoría de las comunidades autónomas hayan optado por este sistema con el apoyo de los satélites, explica Escudero.
Desde principios de los años 90 los satélites "han mejorado muchísimo, tanto en su resolución espacial como en la espectral", lo que permite hacer mediciones sobre parcelas y disponer en varias fechas de imágenes para discriminar entre sí cultivos como maíz, girasol, cereal, olivar, viñedo o pastos.
"Ahora mismo, los satélites de observación de la Tierra llegan a captar imágenes con una resolución espacial de medio metro", añade.
Gracias a los satélites se puede verificar si los agricultores cumplen con las medidas de condicionalidad, buenas prácticas agrícolas y medioambientales de obligado cumplimiento por la PAC, como la rotación de cultivos, el mantenimiento de las terrazas o la exigencia de no labrar las tierras a favor de la pendiente.
"Hoy en día las políticas agrarias y de desarrollo rural se afrontan con imágenes vía satélite como principal elemento de observación y seguimiento, y el próximo paso será hacer lo mismo, pero a escala global o planetaria, gracias a datos objetivos, relevantes y transparentes", ha indicado la experta de Tragsatec.
En las últimas décadas, programas de observación -NOAA, MODIS, MERIS o LANDSAT- "desempeñan un papel fundamental en el estudio de fenómenos climáticos", como los monzones "El Niño", huracanes, tifones o el alcance de los incendios forestales, según ha añadido.
Entre los proyectos que impulsa la UE, ha destaca el GMES-Global Monitoring for Environment and Security, un programa transversal que ha permitido la constitución de consorcios empresariales para el uso de satélites propios, con aplicaciones en agricultura y otras.
Por su parte, la comunidad de usuarios de datos de observación de la Tierra tienen grandes expectativas en la nueva generación de satélites del programa "Sentinels" ("Centinelas"), lanzados por la ESA (Agencia Espacial Europea): se trata de una constelación de 5 satélites -el primero, Sentinel2, para 2014-, cuyo objetivo es estudiar cambio climático y la ocupación del suelo a escala global.
En España -el sector espacial está teniendo un fuerte desarrollo empresarial- y destaca el Programa Nacional de Observación de la Tierra por Satélite -con una inversión de más de 300 millones e implicación de Industria y Defensa-, que permitirá a partir de 2014 el lanzamiento de dos ingenios de observación: "Paz" -para uso militar- e "Ingenio" para aplicaciones civiles, concluye Escudero.