El cambio climático podría modificar las corrientes del Mediterráneo y alterar la pesca
Mié, 06/03/2013
Durante el otoño e invierno de 2001 se capturaron en el mar de Alborán más de tres mil toneladas de anchoas, mientras que en el 2010 la cantidad no rebasó las doscientas toneladas. Un equipo del CSIC ha comprobado que la corriente de agua atlántica que irrumpe en el Mediterráneo a través del Estrecho de Gibraltar es la responsable de esta diferencia.
En el Estrecho de Gibraltar, como punto donde el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo se unen, ocurre un particular intercambio: las aguas profundas mediterráneas pasan al Atlántico, y las aguas superficiales atlánticas entran en el Mediterráneo. Este intercambio es una de las razones de la rica biodiversidad que caracteriza a la región, y de su elevada producción primaria. El chorro atlántico irrumpe con gran intensidad en el Mediterráneo como si fuera una autopista de alta velocidad en las aguas del Mar de Alborán.
Un equipo de investigación del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN), centro del CSIC en Cádiz, y del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA), centro mixto del CSIC y la Universidad de las Islas Baleares en Mallorca, ha comprobado que cuando esas aguas superficiales entran, se produce en la cuenca de Alborán una fuerte dispersión que desplaza los ejemplares de anchoa en estado larvario; lo que posteriormente repercute en bajas tasas de captura.
En opinión de Javier Ruiz, investigador principal, el estudio –que se publica en PLOS ONE– permite pronosticar cuál sería el panorama pesquero futuro si las aguas mediterráneas se tornaran más salinas o cálidas.
El estudio permite pronosticar cuál sería el panorama pesquero futuro si las aguas mediterráneas se tornaran más salinas o cálidas
Agrega Ruiz que, si como consecuencia del cambio climático, se diera un escenario de escasez de lluvias, las aguas mediterráneas se harían más salinas y por lo tanto más densas y pesadas. Cuanto más pesadas, mayor sería la corriente de salida de aguas profundas desde el Mediterráneo, y como consecuencia el chorro atlántico irrumpiría en la superficie de Alborán con más potencia, causando así una mayor dispersión de larvas y menos capturas.
Poderoso chorro atlántico
Por el contrario, si se diera un escenario de aguas más cálidas, las aguas mediterráneas perderían densidad y el chorro atlántico sería menos intenso, causando menor dispersión y desplazamiento de larvas, y por lo tanto abundantes pescas futuras. Según Ruiz, el Mediterráneo parece enfrentar esas dos tendencias contrapuestas, aguas más salinas y cálidas, sin que resulte aún evidente a la comunidad científica si en el futuro el chorro atlántico será de mayor o menor intensidad.
Los investigadores combinaron la revisión de los registros históricos de captura y de captura por unidad de esfuerzo (CPUE), junto al estudio de otras variables como las corrientes superficiales, la energía cinética y la concentración de clorofila.
Cuando el chorro atlántico entra con una poderosa energía cinética, aumenta la actividad en los primeros escalones de la cadena alimentaria, es decir, en la producción primaria; lo que quiere decir que habrá un mayor crecimiento de algas, plantas y microorganismos que son beneficiosos para la supervivencia de las anchoas jóvenes. Sin embargo, esa misma potencia mueve a las larvas de anchoa de sus lugares de cría habituales.
Durante el año 2001 el motor atlántico fue particularmente débil, por lo que el Mar de Alborán permaneció excepcionalmente tranquilo. Durante este período, se capturaron enormes cantidades de anchoas en comparación con otros años. Explica Ruiz, que si bien esta investigación se llevó a cabo tomando en cuenta los registros de captura de anchoa, sus resultados también se podrían extrapolar a otras especies.
En el Estrecho de Gibraltar, como punto donde el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo se unen, ocurre un particular intercambio: las aguas profundas mediterráneas pasan al Atlántico, y las aguas superficiales atlánticas entran en el Mediterráneo. Este intercambio es una de las razones de la rica biodiversidad que caracteriza a la región, y de su elevada producción primaria. El chorro atlántico irrumpe con gran intensidad en el Mediterráneo como si fuera una autopista de alta velocidad en las aguas del Mar de Alborán.
Un equipo de investigación del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN), centro del CSIC en Cádiz, y del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA), centro mixto del CSIC y la Universidad de las Islas Baleares en Mallorca, ha comprobado que cuando esas aguas superficiales entran, se produce en la cuenca de Alborán una fuerte dispersión que desplaza los ejemplares de anchoa en estado larvario; lo que posteriormente repercute en bajas tasas de captura.
En opinión de Javier Ruiz, investigador principal, el estudio –que se publica en PLOS ONE– permite pronosticar cuál sería el panorama pesquero futuro si las aguas mediterráneas se tornaran más salinas o cálidas.
El estudio permite pronosticar cuál sería el panorama pesquero futuro si las aguas mediterráneas se tornaran más salinas o cálidas
Agrega Ruiz que, si como consecuencia del cambio climático, se diera un escenario de escasez de lluvias, las aguas mediterráneas se harían más salinas y por lo tanto más densas y pesadas. Cuanto más pesadas, mayor sería la corriente de salida de aguas profundas desde el Mediterráneo, y como consecuencia el chorro atlántico irrumpiría en la superficie de Alborán con más potencia, causando así una mayor dispersión de larvas y menos capturas.
Poderoso chorro atlántico
Por el contrario, si se diera un escenario de aguas más cálidas, las aguas mediterráneas perderían densidad y el chorro atlántico sería menos intenso, causando menor dispersión y desplazamiento de larvas, y por lo tanto abundantes pescas futuras. Según Ruiz, el Mediterráneo parece enfrentar esas dos tendencias contrapuestas, aguas más salinas y cálidas, sin que resulte aún evidente a la comunidad científica si en el futuro el chorro atlántico será de mayor o menor intensidad.
Los investigadores combinaron la revisión de los registros históricos de captura y de captura por unidad de esfuerzo (CPUE), junto al estudio de otras variables como las corrientes superficiales, la energía cinética y la concentración de clorofila.
Cuando el chorro atlántico entra con una poderosa energía cinética, aumenta la actividad en los primeros escalones de la cadena alimentaria, es decir, en la producción primaria; lo que quiere decir que habrá un mayor crecimiento de algas, plantas y microorganismos que son beneficiosos para la supervivencia de las anchoas jóvenes. Sin embargo, esa misma potencia mueve a las larvas de anchoa de sus lugares de cría habituales.
Durante el año 2001 el motor atlántico fue particularmente débil, por lo que el Mar de Alborán permaneció excepcionalmente tranquilo. Durante este período, se capturaron enormes cantidades de anchoas en comparación con otros años. Explica Ruiz, que si bien esta investigación se llevó a cabo tomando en cuenta los registros de captura de anchoa, sus resultados también se podrían extrapolar a otras especies.