Cinco razones por las que el saneamiento urbano no mejorará solo con la construcción de retretes
Mié, 11/09/2013
Banco Mundial
Se ha informado ampliamente que la mayor parte de la población mundial vive en zonas urbanas. El Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (UN-Hábitat) estima que el 40% de los habitantes de las ciudades reside en barrios pobres, y ese número aumenta en más de 20 millones de personas al año. Lo que tal vez se dice con menos frecuencia es que aunque la población está creciendo rápidamente, el saneamiento urbano no está mejorando en la misma proporción.
Si bien el acceso a retretes es mayor en las zonas urbanas que rurales, las condiciones sanitarias de las primeras se ven agravadas por la gran densidad poblacional, la gestión inadecuada de los residuos sépticos y sólidos y sistemas de drenaje deficientes. Un análisis reciente del Programa de Agua y Saneamiento concluye que para lograr un impacto significativo, es esencial adoptar un enfoque multidimensional para este complejo problema. Estas son cinco razones por las que el saneamiento urbano no consiste solo en la construcción de un retrete.
El saneamiento urbano comprende una cadena de servicios: Las zonas urbanas densamente pobladas no tienen espacio para enterrar los excrementos, que contienen patógenos dañinos, o trasladar los retretes cuando están llenos. Teniendo en cuenta esto, es fundamental que el lodo fecal sea eliminado de modo seguro e higiénico, llevado a otro lugar, tratado, y de preferencia reutilizado. Las fallas en cualquiera de los pasos de esta cadena, ya sea el vaciado, el transporte, o el tratamiento, tienen graves consecuencias en la salud pública, degradan el medio ambiente urbano y representan un inconveniente para los residentes. Esto es igualmente cierto para los sistemas de alcantarillado, donde las fallas tanto en el sistema de transporte como de tratamiento de aguas residuales son comunes, a pesar de las enormes sumas invertidas en infraestructura .
El saneamiento urbano debe incluir a los pobres y ser aplicado en toda la ciudad: Una deficiente gestión de los excrementos en un hogar o en la comunidad resulta en contaminación que afecta a muchos otros ciudadanos del densamente poblado espacio urbano, de modo que las soluciones parciales ofrecerán solo mínimos beneficios económicos, sociales, ambientales, y para la salud pública. Para ser eficientes en función del costo, los servicios de saneamiento urbano deben planificarse para servir a todos los que los necesitan, es decir, ricos y pobres por igual.
El saneamiento urbano no se puede resolver en forma aislada: Las deficiencias en materia de drenaje y control sobre el uso de las tierras conducen a inundaciones, especialmente en climas tropicales, y los anegamientos inutilizan infraestructuras subterráneas, como letrinas de pozo, tanques sépticos y aguas residuales, esparciendo la contaminación fecal de manera general. La mala gestión de los residuos sólidos conduce al bloqueo de los sistemas de drenaje, lo que agrava las inundaciones. Y esto, a menudo, aumenta la cantidad de dichos residuos eliminados de las letrinas de pozo, haciendo que el vaciado sea más difícil y peligroso .
El saneamiento urbano requiere de un entorno propicio: Marcos sobre políticas, leyes y normas claras contribuyen a garantizar la coherencia y consistencia entre las partes interesadas a lo largo de la cadena de servicios. Un marco institucional eficaz debe incluir a actores competentes del sector público y privado en las áreas específicas en las que son más eficientes, que estén respaldados por acuerdos financieros adecuados, por una mezcla de sistemas basados en el mercado para la entrega de los bienes privados de la cadena de servicios, y por el financiamiento estatal de los bienes públicos posteriormente.
El saneamiento urbano necesita una clara rendición de cuentas: Una falla clásica del desarrollo del saneamiento urbano ha sido la entrega de infraestructura –letrinas, drenajes, alcantarillas y plantas de tratamiento– sin garantizar servicios continuos y eficientes. Para que los diversos proveedores de servicios desempeñen, diariamente, sus funciones esenciales deben ser sometidos a mecanismos de rendición de cuentas específicos y eficaces.
Si bien el acceso a retretes es mayor en las zonas urbanas que rurales, las condiciones sanitarias de las primeras se ven agravadas por la gran densidad poblacional, la gestión inadecuada de los residuos sépticos y sólidos y sistemas de drenaje deficientes. Un análisis reciente del Programa de Agua y Saneamiento concluye que para lograr un impacto significativo, es esencial adoptar un enfoque multidimensional para este complejo problema. Estas son cinco razones por las que el saneamiento urbano no consiste solo en la construcción de un retrete.
El saneamiento urbano comprende una cadena de servicios: Las zonas urbanas densamente pobladas no tienen espacio para enterrar los excrementos, que contienen patógenos dañinos, o trasladar los retretes cuando están llenos. Teniendo en cuenta esto, es fundamental que el lodo fecal sea eliminado de modo seguro e higiénico, llevado a otro lugar, tratado, y de preferencia reutilizado. Las fallas en cualquiera de los pasos de esta cadena, ya sea el vaciado, el transporte, o el tratamiento, tienen graves consecuencias en la salud pública, degradan el medio ambiente urbano y representan un inconveniente para los residentes. Esto es igualmente cierto para los sistemas de alcantarillado, donde las fallas tanto en el sistema de transporte como de tratamiento de aguas residuales son comunes, a pesar de las enormes sumas invertidas en infraestructura .
El saneamiento urbano debe incluir a los pobres y ser aplicado en toda la ciudad: Una deficiente gestión de los excrementos en un hogar o en la comunidad resulta en contaminación que afecta a muchos otros ciudadanos del densamente poblado espacio urbano, de modo que las soluciones parciales ofrecerán solo mínimos beneficios económicos, sociales, ambientales, y para la salud pública. Para ser eficientes en función del costo, los servicios de saneamiento urbano deben planificarse para servir a todos los que los necesitan, es decir, ricos y pobres por igual.
El saneamiento urbano no se puede resolver en forma aislada: Las deficiencias en materia de drenaje y control sobre el uso de las tierras conducen a inundaciones, especialmente en climas tropicales, y los anegamientos inutilizan infraestructuras subterráneas, como letrinas de pozo, tanques sépticos y aguas residuales, esparciendo la contaminación fecal de manera general. La mala gestión de los residuos sólidos conduce al bloqueo de los sistemas de drenaje, lo que agrava las inundaciones. Y esto, a menudo, aumenta la cantidad de dichos residuos eliminados de las letrinas de pozo, haciendo que el vaciado sea más difícil y peligroso .
El saneamiento urbano requiere de un entorno propicio: Marcos sobre políticas, leyes y normas claras contribuyen a garantizar la coherencia y consistencia entre las partes interesadas a lo largo de la cadena de servicios. Un marco institucional eficaz debe incluir a actores competentes del sector público y privado en las áreas específicas en las que son más eficientes, que estén respaldados por acuerdos financieros adecuados, por una mezcla de sistemas basados en el mercado para la entrega de los bienes privados de la cadena de servicios, y por el financiamiento estatal de los bienes públicos posteriormente.
El saneamiento urbano necesita una clara rendición de cuentas: Una falla clásica del desarrollo del saneamiento urbano ha sido la entrega de infraestructura –letrinas, drenajes, alcantarillas y plantas de tratamiento– sin garantizar servicios continuos y eficientes. Para que los diversos proveedores de servicios desempeñen, diariamente, sus funciones esenciales deben ser sometidos a mecanismos de rendición de cuentas específicos y eficaces.