Los efectos devastadores de las ramblas de Murcia no tendrán solución hasta el 2007
Mié, 12/05/2004
Las primeras obras incluyen un colector de pluviales en Churra de 9 kilómetros y otro en Espinardo El incremento de urbanizaciones al norte de la ciudad impiden el drenaje y favorecen la escorrentía
LOS DETALLES
¿Por qué bajan ahora con más caudal que antes?: Las urbanizaciones se han multiplicado en el norte de la ciudad. Ninguna se encuentra en mitad del cauce de la rambla, pero las aguas que generan -tejados, canalones y desagües- van a parar al cauce incrementando así el caudal.
¿Por qué el terreno no hace de filtro en la bajada?: Muy sencillo. El cemento de las urbanizaciones impide el drenaje. De esta forma, los terrenos, en lugar de absorber, lo que hacen es escurrir hacia la rambla. El resultado es un exceso de carga de agua.
¿Cuáles son las soluciones?: Hasta ahora no se ha abordado con seriedad los problemas que generan las ramblas en la ciudad y en las pedanías. Aguas de Murcia ha tardado dos años en redactar el plan de infraestructuras hidráulicas que acabará con los efectos devastadores. La solución pasa por la construcción de tres grandes colectores de pluviales en Espinardo, Churra y Cabezo de Torres que canalizarán las aguas de las ramblas hasta el río Segura.
¿Cuáles son las más peligrosas?: La rambla de Espinardo, ,incluida la del cementerio, la rambla alta de Churra y la del Carmen de Cabezo de Torres. Las tres superan las 300 hectáreas de superficie de recogida de aguas.
El agua cuando baja trae las escrituras de propiedad bajo el brazo. No respeta nada ni a nadie. Le bastaron quince minutos el pasado lunes y 20 litros por metro cuadrado para demostrar que desde lo alto de Espinardo, Churra y Cabezo de Torres han crecido demasiadas urbanizaciones a lo largo de su camino. Los terrenos aledaños se han llenado de cemento y ya no absorben lo que se les viene encima. En lugar de tragar escurren. Las tres ramblas más devastadoras que nacen en los montes de la zona norte de la ciudad desaguaron con toda su fuerza en el casco urbano.
Francisco López es mecánico de profesión y meteorólogo por obligación. No falla en sus pronósticos. Cuando viene nublado por el horizonte corre a poner el tablacho en su taller. No es para menos. Su negocio se encuentra en el inicio de la avenida Miguel de Cervantes, frente al Carrefour de Santiago y Zaraíche. Se trata de una gran explanada urbana que conduce hasta el corazón de San Basilio, pero que es el punto natural donde desemboca la rambla de Espinardo. El agua pierde allí su fuerza y se amansa formando una balsa que cubre por encima de la rodilla.
Un viaje en tobogán
Este torrente toma cuerpo en lo alto del campus universitario y baja vertiginosamente cruzando los bajos de la autovía y hasta topar con la plaza de San Martín de Espinardo, donde se encuentra el mercado de abastos. El agua sigue bajando por un tobogán de terreno hasta las inmediaciones de la urbanización de los Rectores y acaba su viaje en el aparcamiento del Carrefour.
La historia de las ramblas de Murcia está ligada a los desastres que ha provocado el río. Sin embargo, el plan de avenidas que se llevó a cabo en la década de los noventa en el cauce del Segura, enderezando meandros, han evitado que se repitan las inundaciones. En el caso de las ramblas, especialmente en las del norte, es ahora cuando la Administración ha tomado cartas en el asunto. El Consejo de Gerencia de Urbanismo dio luz verde el pasado enero al Plan de Infraestructuras Hidráulicas del municipio, redactado por la empresa Aguas de Murcia. Se trata de un ambicioso proyecto que recoge un rosario de obras faraónicas para encauzar las diez ramblas que nacen en la costera norte y mueren en pleno casco urbano. La inversión del programa asciende a 260 millones de euros y las primeras actuaciones concluirán en el 2007.
así, el primer paquete de medidas incluyen la construcción de un colector de pluviales de nueve kilómetros de longitud que arrancará más arriba del campus de Espinardo, justo en el límite con Molina de Segura, y llevará las aguas hasta el río, a la altura de Rincón de Beniscornia. las obras del colector Oeste se encuentran en fase de exposición pública y los 88 millones de euros que cuesta los tiene que aportar el Ministerio de Medio Ambiente.
En este mismo paquete se encuentra el colector de Churra, que arrancará en lo más alto de Juan de Borbón y traerá las escorrentías de Metrovacesa, entre otros nuevos desarrollos urbanísticos, hasta un gran tanque de tormenta que se abrirá en la antigua depuradora de Zarandona. Desde allí, el agua se impulsará hasta el colector de Cabezo, que a su vez conectará con la depuradora de Rincón de Gallego y desaguara en el río.
LOS DETALLES
¿Por qué bajan ahora con más caudal que antes?: Las urbanizaciones se han multiplicado en el norte de la ciudad. Ninguna se encuentra en mitad del cauce de la rambla, pero las aguas que generan -tejados, canalones y desagües- van a parar al cauce incrementando así el caudal.
¿Por qué el terreno no hace de filtro en la bajada?: Muy sencillo. El cemento de las urbanizaciones impide el drenaje. De esta forma, los terrenos, en lugar de absorber, lo que hacen es escurrir hacia la rambla. El resultado es un exceso de carga de agua.
¿Cuáles son las soluciones?: Hasta ahora no se ha abordado con seriedad los problemas que generan las ramblas en la ciudad y en las pedanías. Aguas de Murcia ha tardado dos años en redactar el plan de infraestructuras hidráulicas que acabará con los efectos devastadores. La solución pasa por la construcción de tres grandes colectores de pluviales en Espinardo, Churra y Cabezo de Torres que canalizarán las aguas de las ramblas hasta el río Segura.
¿Cuáles son las más peligrosas?: La rambla de Espinardo, ,incluida la del cementerio, la rambla alta de Churra y la del Carmen de Cabezo de Torres. Las tres superan las 300 hectáreas de superficie de recogida de aguas.
El agua cuando baja trae las escrituras de propiedad bajo el brazo. No respeta nada ni a nadie. Le bastaron quince minutos el pasado lunes y 20 litros por metro cuadrado para demostrar que desde lo alto de Espinardo, Churra y Cabezo de Torres han crecido demasiadas urbanizaciones a lo largo de su camino. Los terrenos aledaños se han llenado de cemento y ya no absorben lo que se les viene encima. En lugar de tragar escurren. Las tres ramblas más devastadoras que nacen en los montes de la zona norte de la ciudad desaguaron con toda su fuerza en el casco urbano.
Francisco López es mecánico de profesión y meteorólogo por obligación. No falla en sus pronósticos. Cuando viene nublado por el horizonte corre a poner el tablacho en su taller. No es para menos. Su negocio se encuentra en el inicio de la avenida Miguel de Cervantes, frente al Carrefour de Santiago y Zaraíche. Se trata de una gran explanada urbana que conduce hasta el corazón de San Basilio, pero que es el punto natural donde desemboca la rambla de Espinardo. El agua pierde allí su fuerza y se amansa formando una balsa que cubre por encima de la rodilla.
Un viaje en tobogán
Este torrente toma cuerpo en lo alto del campus universitario y baja vertiginosamente cruzando los bajos de la autovía y hasta topar con la plaza de San Martín de Espinardo, donde se encuentra el mercado de abastos. El agua sigue bajando por un tobogán de terreno hasta las inmediaciones de la urbanización de los Rectores y acaba su viaje en el aparcamiento del Carrefour.
La historia de las ramblas de Murcia está ligada a los desastres que ha provocado el río. Sin embargo, el plan de avenidas que se llevó a cabo en la década de los noventa en el cauce del Segura, enderezando meandros, han evitado que se repitan las inundaciones. En el caso de las ramblas, especialmente en las del norte, es ahora cuando la Administración ha tomado cartas en el asunto. El Consejo de Gerencia de Urbanismo dio luz verde el pasado enero al Plan de Infraestructuras Hidráulicas del municipio, redactado por la empresa Aguas de Murcia. Se trata de un ambicioso proyecto que recoge un rosario de obras faraónicas para encauzar las diez ramblas que nacen en la costera norte y mueren en pleno casco urbano. La inversión del programa asciende a 260 millones de euros y las primeras actuaciones concluirán en el 2007.
así, el primer paquete de medidas incluyen la construcción de un colector de pluviales de nueve kilómetros de longitud que arrancará más arriba del campus de Espinardo, justo en el límite con Molina de Segura, y llevará las aguas hasta el río, a la altura de Rincón de Beniscornia. las obras del colector Oeste se encuentran en fase de exposición pública y los 88 millones de euros que cuesta los tiene que aportar el Ministerio de Medio Ambiente.
En este mismo paquete se encuentra el colector de Churra, que arrancará en lo más alto de Juan de Borbón y traerá las escorrentías de Metrovacesa, entre otros nuevos desarrollos urbanísticos, hasta un gran tanque de tormenta que se abrirá en la antigua depuradora de Zarandona. Desde allí, el agua se impulsará hasta el colector de Cabezo, que a su vez conectará con la depuradora de Rincón de Gallego y desaguara en el río.