Una presa que rebosa lodos tóxicos amenaza la vida animal y vegetal Fátima Sotorrío
Jue, 13/05/2004
Valdemorillo- La presa del río Aulencia no tiene agua. Lleva casi tres décadas acumulando los lodos tóxicos de la planta de decantación del embalse que hay más arriba, el de Valmayor, del que el Canal de Isabel II abastece a Madrid de agua potable. De momento, los muros que rodean la presa han aguantado muchos años y, probablemente, lo podrían hacer algunos más. Sin embargo, el Ayuntamiento de Valdemorillo piensa que es posible un derrumbe y no quiere esperar a que ocurra alguna desgracia. A través de la Concejalía de Medio Ambiente ha escrito una carta a la Comunidad de Madrid en la que solicita la intervención de la Confederación Hidrográfica del Tajo, para que acaben con esta situación de dejadez y retiren los lodos. «Sabemos que se ha intentado mover, pero también somos conscientes de que las autoridades no saben cómo quitarlos y dónde llevar estos lodos porque están demasiado contaminados», explica Carmen Villanueva, edil de Medio Ambiente del municipio.La ley marca que quien contamina paga, quizás por eso, las instituciones hayan estado pasándose la pelota durante los últimos diez años. El problema está en que esta presa significa un peligro real tanto para personas como para la naturaleza. El río Aulencia desemboca en el Guadarrama, unos kilómetros más abajo, a la altura de Villanueva del Pardillo. Si se produjera algún tipo de filtración a cualquiera de los dos ríos, el debilitado ecosistema de esta parte de la región quedaría totalmente devastado.Además de Valdemorillo, grupos ecologistas, en este caso Grefa, y municipios cercanos como Colmenarejo, llevan años denunciando la situación y hablan de cientos de toneladas de un lodo tóxico que ha matado toda clase de vida animal y vegetal en las inmediaciones del pantano. Pero no sólo eso, el fango es tan espeso que puede convertirse en una trampa mortal, tipo arenas movedizas, si algún visitante intrépido se adentra en las aguas pensando que sólo están sucias. Hace años que los lodos de la planta de decantación de Valmayor no se vierten en esta pequeña presa, enmarcada en un paraje impresionante; con todo siguen estancados ahí, sin que ninguna institución se atreva a moverlos.