Diputación adjudica las obras de la balsa artificial de agua de Orduña con más de dos años de retraso

Mié, 09/06/2004

El Correo Gallego

La balsa estará ubicada en Gartxeta. / MITXEL ATRIO
Éste será el último verano que los vecinos de Orduña deban vivir con la incertidumbre de sufrir problemas de abastecimiento de agua en sus casas. La Diputación aprobó ayer la adjudicación de las obras de construcción de la futura balsa artificial de la localidad, que estará ubicada en el paraje de Gartxeta, y que permitirá garantizar el suministro durante la época estival al centro urbano del municipio y sus pedanías.

La empresa encargada de levantar el estanque, de 190.000 metros cúbicos, deberá completar las labores en un plazo de nueve meses. Finalmente, las obras tendrán un presupuesto de 2,3 millones de euros, «algo menos de lo previsto en un principio». El vaso medirá 275 metros de largo por 120 metros de ancho y alcanzará los doce metros de profundidad. Su objetivo será almacenar el agua que cae en la zona durante las jornadas de lluvia, para después darle uso en los periodos de sequía.

Aplazamientos

El acuerdo tomado ayer por la Diputación pone fin a un dilatado proceso administrativo que ha retrasado en varias ocasiones el inicio de los trabajos. Los responsables forales habían anunciado en varias ocasiones el arranque de las obras pero hasta ahora no ha existido una confirmación oficial.

Al final, los vecinos de Orduña han debido esperar dos años hasta poder observar como una realidad la balsa de agua. De hecho, ya en 2001, la por entonces diputada de Medio Ambiente, María Esther Solabarrieta, anunció que «el proyecto estaría listo para 2003».

Los sucesivos aplazamientos han estado motivados por diferente dificultades surgidas, sobre todo, el pasado año. El Ayuntamiento tuvo problemas para llegar a un acuerdo económico con los propietarios de los terrenos donde estará situado el estanque, que reclamaban más dinero del previsto en un inicio. Tras solucionar estas discrepancias el pasado verano, el Consistorio adquirió la parcela y se la cedió a la Diputación.

El siguiente paso fue la publicación en otoño de las bases del concurso para adjudicar las obras. Las estimaciones auguraban que arrancarían en diciembre, pero de nuevo surgieron imprevistos que retrasaron el proyecto. En este caso, estuvieron relacionados con el proceso administrativo y la tramitación de la documentación correspondiente.

Y el largo periplo llegó ayer a su fin con la concesión de los trabajos. «Deseábamos que todo hubiera ido más rápido, pero no ha podido ser. Ahora esperamos que no aparezcan más contratiempos y que la balsa solucione un viejo problema de la localidad», analizó el alcalde, Ricardo Gutiérrez