El agua del Ebro regará más de 4.000 hectáreas en la Margen Derecha
Sáb, 12/06/2004
El agua embalsada en el pantano de Mequinenza permitirá regar a partir del año 2007 un total de 4.039 hectáreas de la Margen Derecha del Ebro, una de las zonas más áridas de la comunidad aragonesa, pero con excelentes condiciones climáticas para el cultivo competitivo de frutas tempranas de gran calidad.
Los nuevos regadíos beneficiarán a los términos municipales de Caspe, Maella, Fabara, Mequinenza y Nonaspe y empezarán a construirse este mismo verano, según anunció ayer en Maella el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias.
"Estos regadíos serán pronto una realidad gracias a que se ha paralizado el trasvase del Ebro", aseguró el jefe del Ejecutivo en la presentación del proyecto, que afecta a tres comunidades de regantes de la orilla derecha del río Guadalope.
"De haberse llevado a cabo el trasvase --explicó Iglesias--, la cota del agua retenida por la presa de Mequinenza resultaría insuficiente para extraer más recursos hídricos".
El coste total de la actuación, que forma parte del Plan Estratégico del Bajo Ebro Aragonés (PEBEA), es de 40 millones de euros, de los que 34 proceden de instituciones públicas (el Gobierno de Aragón y la Unión Europea) y 6 de las comunidades de regantes de las cinco poblaciones de la comarca del Bajo Aragón zaragozano donde se llevarán a cabo las inversiones.
"Lo mejor de los nuevos regadíos es que permitirán multiplicar por tres la producción de los cultivos tradicionales de la zona, como el melocotón tardío, la vid, el olivo, el almendro y las cerezas", indicó José Miguel Carceller, presidente del PEBEA de Maella. "En el fondo --dijo--, de lo que se trata es de crear las condiciones adecuadas para que la gente joven pueda ganarse la vida dignamente con la agricultura y no abandone los pueblos".
El primer efecto de la llegada del agua del Ebro será que los cultivos existentes en tierras de secano de baja productividad "empezarán a ser rentables", en palabras de Gerardo Barceló, responsable en la zona de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Aragón (UPA).
SEQUIA CASI PERMANENTE La casi permanente sequía que sufre el Bajo Aragón hace que el resultado del trabajo de los agricultores sea siempre muy incierto y esté a merced de las escasas lluvias, el riesgo de heladas y los magros caudales de los ríos Guadalope, Matarraña y Algás. En sus vegas se cultiva el melocotón tardío con denominación de origen de Calanda, "pero el problema es que, en la huerta, las propiedades son muy pequeñas, a razón de una hectárea por familia", según Daniel Ariño, un campesino de Maella. "En secano las propiedades son relativamente extensas, entre 30 y 40 hectáreas por explotación", precisó.
"Ha habido años muy malos, de cosechas perdidas por culpa del tiempo", comentó Ariño, que quiere que sus hijos puedan vivir de la explotación de la tierra. "A veces, no ha quedado más remedio que arrancar vides y almendros porque daban muy poco rendimiento".
Las aguas del Ebro se captarán en dos puntos del embalse de Mequinenza mediante bombas sumergidas. Después, una serie de tuberías las transportarán hasta estaciones de bombeo y balsas de regulación. Desde aquí, tras salvar desniveles que en algunos lugares son de más de 150 metros, se distribuirán por los sedientos bancales de los montes utilizando un sistema de telecontrol informatizado.
Una característica especial de los regadíos del Bajo Aragón -- Caspe es que el consumo de agua está muy vigilado para evitar el despilfarro de caudales. Cada hectárea de terreno no podrá recibir más de 5.000 metros cúbicos de agua al año. "Habrá que apretarse el cinturón", reconoció Marcelino Iglesias. "Estos regadíos consumirán exactamente la mitad de agua que los de tipo tradicional".
Sin embargo, el clima cálido y la baja altitud del entorno de Caspe suplirán con creces las limitaciones en la disponibilidad de agua. Las frutas de hueso de la comarca, en especial el melocotón y la cereza, son muy sabrosas y, sobre todo, gustan mucho en Europa, "donde tendrán un buen mercado", en opinión del consejero de Agricultura, Gonzalo Arguilé.
Las obras empezarán en breve. De momento, ya están licitadas. Sirasa, una empresa pública, será la encargada de llevar agua y esperanza al Bajo Aragón zaragozano
Los nuevos regadíos beneficiarán a los términos municipales de Caspe, Maella, Fabara, Mequinenza y Nonaspe y empezarán a construirse este mismo verano, según anunció ayer en Maella el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias.
"Estos regadíos serán pronto una realidad gracias a que se ha paralizado el trasvase del Ebro", aseguró el jefe del Ejecutivo en la presentación del proyecto, que afecta a tres comunidades de regantes de la orilla derecha del río Guadalope.
"De haberse llevado a cabo el trasvase --explicó Iglesias--, la cota del agua retenida por la presa de Mequinenza resultaría insuficiente para extraer más recursos hídricos".
El coste total de la actuación, que forma parte del Plan Estratégico del Bajo Ebro Aragonés (PEBEA), es de 40 millones de euros, de los que 34 proceden de instituciones públicas (el Gobierno de Aragón y la Unión Europea) y 6 de las comunidades de regantes de las cinco poblaciones de la comarca del Bajo Aragón zaragozano donde se llevarán a cabo las inversiones.
"Lo mejor de los nuevos regadíos es que permitirán multiplicar por tres la producción de los cultivos tradicionales de la zona, como el melocotón tardío, la vid, el olivo, el almendro y las cerezas", indicó José Miguel Carceller, presidente del PEBEA de Maella. "En el fondo --dijo--, de lo que se trata es de crear las condiciones adecuadas para que la gente joven pueda ganarse la vida dignamente con la agricultura y no abandone los pueblos".
El primer efecto de la llegada del agua del Ebro será que los cultivos existentes en tierras de secano de baja productividad "empezarán a ser rentables", en palabras de Gerardo Barceló, responsable en la zona de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Aragón (UPA).
SEQUIA CASI PERMANENTE La casi permanente sequía que sufre el Bajo Aragón hace que el resultado del trabajo de los agricultores sea siempre muy incierto y esté a merced de las escasas lluvias, el riesgo de heladas y los magros caudales de los ríos Guadalope, Matarraña y Algás. En sus vegas se cultiva el melocotón tardío con denominación de origen de Calanda, "pero el problema es que, en la huerta, las propiedades son muy pequeñas, a razón de una hectárea por familia", según Daniel Ariño, un campesino de Maella. "En secano las propiedades son relativamente extensas, entre 30 y 40 hectáreas por explotación", precisó.
"Ha habido años muy malos, de cosechas perdidas por culpa del tiempo", comentó Ariño, que quiere que sus hijos puedan vivir de la explotación de la tierra. "A veces, no ha quedado más remedio que arrancar vides y almendros porque daban muy poco rendimiento".
Las aguas del Ebro se captarán en dos puntos del embalse de Mequinenza mediante bombas sumergidas. Después, una serie de tuberías las transportarán hasta estaciones de bombeo y balsas de regulación. Desde aquí, tras salvar desniveles que en algunos lugares son de más de 150 metros, se distribuirán por los sedientos bancales de los montes utilizando un sistema de telecontrol informatizado.
Una característica especial de los regadíos del Bajo Aragón -- Caspe es que el consumo de agua está muy vigilado para evitar el despilfarro de caudales. Cada hectárea de terreno no podrá recibir más de 5.000 metros cúbicos de agua al año. "Habrá que apretarse el cinturón", reconoció Marcelino Iglesias. "Estos regadíos consumirán exactamente la mitad de agua que los de tipo tradicional".
Sin embargo, el clima cálido y la baja altitud del entorno de Caspe suplirán con creces las limitaciones en la disponibilidad de agua. Las frutas de hueso de la comarca, en especial el melocotón y la cereza, son muy sabrosas y, sobre todo, gustan mucho en Europa, "donde tendrán un buen mercado", en opinión del consejero de Agricultura, Gonzalo Arguilé.
Las obras empezarán en breve. De momento, ya están licitadas. Sirasa, una empresa pública, será la encargada de llevar agua y esperanza al Bajo Aragón zaragozano