NIÑOS-MEDIOAMBIENTE Contaminación aire y agua causa millones de muertes infantiles
Mié, 23/06/2004
Ginebra, 23 jun (EFE).- La contaminación del medio ambiente, particularmente del aire y del agua, es responsable de la muerte anual de tres millones de niños menores de cinco años debido a que éstos ingieren más sustancias nocivas en proporción a su peso y a que son fisiológicamente más vulnerables.
El primer Atlas sobre Salud Infantil y Medio Ambiente, elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y presentado hoy en Ginebra, afirma que la mayoría de esas víctimas viven en países en desarrollo o en las zonas marginales de los países industrializados.
Aunque sólo el 10 por ciento de la población mundial son niños menores de cinco años, ellos padecen el 40 por ciento de la carga de enfermedades provocadas por problemas medioambientales porque sus organismos son más débiles y no pueden protegerse por si solos de los riesgos que les rodean.
Los niños pobres sufren frecuentemente enfermedades vinculadas a la falta de agua limpia y de servicios de saneamiento, entre ellas la diarrea y la malaria que juntas son responsables del 26 por ciento de muertes de niños a nivel mundial.
Se calcula que el 86 por ciento de las aguas residuales urbanas de América Latina y el Caribe y el 65 por ciento de las de Asia se vierten sin ningún tratamiento previo en los ríos, mares y lagos de esos continentes.
Los males respiratorios provocan por su parte el 18 por ciento de decesos infantiles, lo que se debe en gran medida a la exposición de los niños al humo generado por la combustión de desechos, madera, carbón o kerosene utilizados por las familias pobres para cocinar.
Este humo permanece generalmente en el interior de las viviendas ante la falta de una vía de escape, lo que además de provocar neumonía y asma, causa tuberculosis, cataratas, bajo peso al nacer e infecciones del oído.
En la mayoría de países africanos y asiáticos más del 75 por ciento de familias utilizan esos tipos de materias para cocinar, mientras que en Bolivia y Paraguay esa práctica involucra del 51 al 75 por ciento de hogares y en Brasil, Ecuador, Colombia y Perú del 26 al 50 por ciento.
A esto se suma -tanto en países pobres como ricos- que la mitad de niños del mundo (unos 700 millones) están expuestos al humo de tabaco e inhalan involuntariamente una mezcla de más de 400 químicos, incluidos cancerígenos.
"Los hijos de padres fumadores probablemente se convertirán en adictos y 250 millones de niños vivos actualmente serán asesinados por el tabaco si la actual tendencia de consumo se mantiene", advierte el Atlas de la OMS.
A nivel mundial, se estima que la contaminación en el interior de las viviendas es responsable de cerca de la mitad de los 2 millones de muertes registradas cada año como consecuencia de problemas respiratorios agudos.
Por otro lado, la falta de acceso al agua potable constituye una doble amenaza para la salud de los niños porque, además de las enfermedades vinculadas a esta situación, los menores asumen gran parte de la tarea de recolectar el agua.
En el trayecto entre sus hogares y el punto de recolección de agua, que generalmente suele encontrarse alejado, los niños están expuestos a picaduras o ataques de animales, así como a accidentes, lo que aumenta el impacto negativo de esta situación.
A esto se suma el hecho de que el tiempo que necesitan para realizar esa labor les quita tiempo para la escuela u otras actividades productivas.
Según los cálculos de la OMS para Africa, reducir a la mitad el número de personas sin acceso a fuentes de agua limpia y mejorar el saneamiento básico permitiría un ahorro de 1.200 millones de dólares de gastos en atención médica. EFE
El primer Atlas sobre Salud Infantil y Medio Ambiente, elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y presentado hoy en Ginebra, afirma que la mayoría de esas víctimas viven en países en desarrollo o en las zonas marginales de los países industrializados.
Aunque sólo el 10 por ciento de la población mundial son niños menores de cinco años, ellos padecen el 40 por ciento de la carga de enfermedades provocadas por problemas medioambientales porque sus organismos son más débiles y no pueden protegerse por si solos de los riesgos que les rodean.
Los niños pobres sufren frecuentemente enfermedades vinculadas a la falta de agua limpia y de servicios de saneamiento, entre ellas la diarrea y la malaria que juntas son responsables del 26 por ciento de muertes de niños a nivel mundial.
Se calcula que el 86 por ciento de las aguas residuales urbanas de América Latina y el Caribe y el 65 por ciento de las de Asia se vierten sin ningún tratamiento previo en los ríos, mares y lagos de esos continentes.
Los males respiratorios provocan por su parte el 18 por ciento de decesos infantiles, lo que se debe en gran medida a la exposición de los niños al humo generado por la combustión de desechos, madera, carbón o kerosene utilizados por las familias pobres para cocinar.
Este humo permanece generalmente en el interior de las viviendas ante la falta de una vía de escape, lo que además de provocar neumonía y asma, causa tuberculosis, cataratas, bajo peso al nacer e infecciones del oído.
En la mayoría de países africanos y asiáticos más del 75 por ciento de familias utilizan esos tipos de materias para cocinar, mientras que en Bolivia y Paraguay esa práctica involucra del 51 al 75 por ciento de hogares y en Brasil, Ecuador, Colombia y Perú del 26 al 50 por ciento.
A esto se suma -tanto en países pobres como ricos- que la mitad de niños del mundo (unos 700 millones) están expuestos al humo de tabaco e inhalan involuntariamente una mezcla de más de 400 químicos, incluidos cancerígenos.
"Los hijos de padres fumadores probablemente se convertirán en adictos y 250 millones de niños vivos actualmente serán asesinados por el tabaco si la actual tendencia de consumo se mantiene", advierte el Atlas de la OMS.
A nivel mundial, se estima que la contaminación en el interior de las viviendas es responsable de cerca de la mitad de los 2 millones de muertes registradas cada año como consecuencia de problemas respiratorios agudos.
Por otro lado, la falta de acceso al agua potable constituye una doble amenaza para la salud de los niños porque, además de las enfermedades vinculadas a esta situación, los menores asumen gran parte de la tarea de recolectar el agua.
En el trayecto entre sus hogares y el punto de recolección de agua, que generalmente suele encontrarse alejado, los niños están expuestos a picaduras o ataques de animales, así como a accidentes, lo que aumenta el impacto negativo de esta situación.
A esto se suma el hecho de que el tiempo que necesitan para realizar esa labor les quita tiempo para la escuela u otras actividades productivas.
Según los cálculos de la OMS para Africa, reducir a la mitad el número de personas sin acceso a fuentes de agua limpia y mejorar el saneamiento básico permitiría un ahorro de 1.200 millones de dólares de gastos en atención médica. EFE