En países como Marruecos las mujeres son la clave para lograr un desarrollo sostenible
Lun, 28/06/2004
Tánger. Rhimou Ben Amar -que no sabe muy bien la edad que tiene-, madre de cinco niñas y tres niños, acaba de ganarle seis horas diarias al tiempo para dedicárselas a su vida. Se acabó lo de recorrer a veces hasta 10 kilómetros, varias veces al día, para disponer de agua potable. La liberación llega también para sus hijas que, apenas alcanzaron el uso de razón, ya estaban ayudándole a la madre en las tareas de la casa o acarreando agua con ella. Ahora Rhimou podrá acudir a un taller de alfabetización y sus hijas a la escuela. Y si la experiencia sale bien, Rhimou formará parte muy pronto de la Asociación de Usuarios que gestiona la red de captación y distribución de agua potable en Ben Yeseef, un pueblo de 2.500 habitantes desperdigados por las montañas, distante, apenas, una docena de kilómetros de Tetuán (Marruecos).
El proyecto ha sido promovido por la Junta; uno más entre los ocho que el Gobierno andaluz ha financiando para acercar agua potable a otros tantos pueblos, más de 12.000 habitantes, en el norte del reino alauí. El agua, y la incorporación de la mujer a su gestión, son dos ejes claves para el desarrollo integral de la sociedad civil, opinan en la Junta. Por eso está trabajando junto al Gobierno de Marruecos, que tiene un proyecto más amplio para llevar agua potable, antes de 2007, al 90% de las 31.000 aldeas que aún tienen problemas de abastecimiento.
Sin embargo, lo novedoso de este caso no es hacer un pozo, ni una red de canalización y algunas fuentes en las proximidades de las casas diseminadas por el monte, sino 'esa idea de desarrollo integral con la que nos hemos propuesto trabajar, en la que las mujeres y las niñas cobren especial protagonismo, ya que, entendemos, ellas son las principales dinamizadoras de la vida de las aldeas y, por consiguiente, las que pueden evitar que los proyectos fracasen', explica Carlos Artundo, especialista en cooperación, asesor de la Fundación Progreso y Salud, institución sin ánimo de lucro patrocinada por la Junta. Una idea que no está claro que la entienda y la comparta el tesorero de la Asociación de Usuarios de Ben Yeseef, Genouni Mohamed que, a sus 74 años, explica con todo lujo de detalles cómo ha cambiado la vida en el pueblo desde que tienen agua. 'Ahora las mujeres pueden hacer otras cosas y las niñas ir a la escuela. El agua es como un milagro', concluye.
Y es que en países como Marruecos las mujeres son la clave para lograr un desarrollo sostenible, en opinión de los expertos. En un país donde la población rural representa el 50% y las mujeres son mayoría, hay zonas muy amplias en las que sólo el género femenino trabaja. No sólo se ocupan de las tareas domésticas, sino que, además, son ellas quienes atienden y cuidan el ganado, quienes cavan y riegan el campo, quienes hacen la recolección, quienes acarrean leña para el fuego o van a los zocos a vender los productos que cultivan o elaboran...
Las mujeres marroquíes, 'esa inmensa mayoría de personas ocultas', como dice, al referirse a ellas, Assia Morabet, una abogada tetuaní, presidenta de la asociación Assaida Al Horra (Mujeres Libres), una organización con más de 10 años de experiencia en alfabetización y formación de mujeres sin recursos, 'están llamadas a ser las grandes protagonistas de Marruecos para fortalecer la sociedad civil'.
Todos los proyectos que el Gobierno andaluz está impulsando en el reino alauí nacen impregnados de este espíritu, aseguró el viernes pasado Fuensanta Coves, consejera de Medio Ambiente, que acudió a Tetuán a inaugurar, junto al ministro marroquí de Ordenación del Territorio, Agua y Medio Ambiente, Mohamed El Yazghi, las obras de canalización hídrica en Ben Yeseef y una planta depuradora experimental de bajo coste para el tratamiento de aguas residuales, construida por el Centro de las Nuevas Tecnologías del Agua (Centa), una asociación sin ánimo de lucro participada por la Administración autonómica andaluza.
Coves destacó asimismo el hecho de que el agua fuese para ambas partes (Marruecos y Andalucía) una pieza capital para el desarrollo integral del país magrebí. 'Porque si logramos liberar a las mujeres y niñas rurales de acarrear agua, habremos conseguido que dispongan de más tiempo para formarse, cuidar de su salud e integrarse en la sociedad', concluyó Coves.
El proyecto ha sido promovido por la Junta; uno más entre los ocho que el Gobierno andaluz ha financiando para acercar agua potable a otros tantos pueblos, más de 12.000 habitantes, en el norte del reino alauí. El agua, y la incorporación de la mujer a su gestión, son dos ejes claves para el desarrollo integral de la sociedad civil, opinan en la Junta. Por eso está trabajando junto al Gobierno de Marruecos, que tiene un proyecto más amplio para llevar agua potable, antes de 2007, al 90% de las 31.000 aldeas que aún tienen problemas de abastecimiento.
Sin embargo, lo novedoso de este caso no es hacer un pozo, ni una red de canalización y algunas fuentes en las proximidades de las casas diseminadas por el monte, sino 'esa idea de desarrollo integral con la que nos hemos propuesto trabajar, en la que las mujeres y las niñas cobren especial protagonismo, ya que, entendemos, ellas son las principales dinamizadoras de la vida de las aldeas y, por consiguiente, las que pueden evitar que los proyectos fracasen', explica Carlos Artundo, especialista en cooperación, asesor de la Fundación Progreso y Salud, institución sin ánimo de lucro patrocinada por la Junta. Una idea que no está claro que la entienda y la comparta el tesorero de la Asociación de Usuarios de Ben Yeseef, Genouni Mohamed que, a sus 74 años, explica con todo lujo de detalles cómo ha cambiado la vida en el pueblo desde que tienen agua. 'Ahora las mujeres pueden hacer otras cosas y las niñas ir a la escuela. El agua es como un milagro', concluye.
Y es que en países como Marruecos las mujeres son la clave para lograr un desarrollo sostenible, en opinión de los expertos. En un país donde la población rural representa el 50% y las mujeres son mayoría, hay zonas muy amplias en las que sólo el género femenino trabaja. No sólo se ocupan de las tareas domésticas, sino que, además, son ellas quienes atienden y cuidan el ganado, quienes cavan y riegan el campo, quienes hacen la recolección, quienes acarrean leña para el fuego o van a los zocos a vender los productos que cultivan o elaboran...
Las mujeres marroquíes, 'esa inmensa mayoría de personas ocultas', como dice, al referirse a ellas, Assia Morabet, una abogada tetuaní, presidenta de la asociación Assaida Al Horra (Mujeres Libres), una organización con más de 10 años de experiencia en alfabetización y formación de mujeres sin recursos, 'están llamadas a ser las grandes protagonistas de Marruecos para fortalecer la sociedad civil'.
Todos los proyectos que el Gobierno andaluz está impulsando en el reino alauí nacen impregnados de este espíritu, aseguró el viernes pasado Fuensanta Coves, consejera de Medio Ambiente, que acudió a Tetuán a inaugurar, junto al ministro marroquí de Ordenación del Territorio, Agua y Medio Ambiente, Mohamed El Yazghi, las obras de canalización hídrica en Ben Yeseef y una planta depuradora experimental de bajo coste para el tratamiento de aguas residuales, construida por el Centro de las Nuevas Tecnologías del Agua (Centa), una asociación sin ánimo de lucro participada por la Administración autonómica andaluza.
Coves destacó asimismo el hecho de que el agua fuese para ambas partes (Marruecos y Andalucía) una pieza capital para el desarrollo integral del país magrebí. 'Porque si logramos liberar a las mujeres y niñas rurales de acarrear agua, habremos conseguido que dispongan de más tiempo para formarse, cuidar de su salud e integrarse en la sociedad', concluyó Coves.