El PP pone de ejemplo a Almería para demostrar que la desalación no vale

Jue, 01/07/2004

La Opinión de Murcia

Un estudio dice que ninguna de las cinco plantas, entre las que se encuentra la más grande de Europa, produce agua que sea rentable

Un informe realizado por el grupo parlamentario del PP en el Congreso asegura que las cinco desaladoras de la vecina Almería son una ruina. Con este trabajo, los populares pretenden demostrar que la desalación no es la solución al déficit hídrico del Segura, como plantea el PSOE, y han elegido la provincia andaluza porque es una de las zonas españolas en las que más se han desarrollado estas instalaciones.
En el documento se demuestra que una de las principales plantas, la de Carboneras, que la propia Narbona pone como ejemplo, está en estos momentos parada, ya que, aseguran los populares, el precio del metro cúbico de agua pactado con los regantes era de 30 céntimos de euro, mientras que en estos momentos se hace difícil cumplir el compromiso por el aumento considerable del coste de las obras de impulsión".
Los diputados del PP creen que las experiencias relacionadas con la desalación dejan mucho que desear, ya que la primera gran desaladora de Andalucía, construida en 1997 en Marbella, todavía no ha aportado ni un sólo hectómetro cúbico. La vida media de una desaladora, aseguran en el PP, se calcula en 12 años, pero cada cinco deben reponerse las membranas. "Es un sistema propio para las zonas donde no existen alternativas, como por ejemplo las islas, y nunca va a servir para limitar la sobreexplotación de los acuíferos", que es uno de los principales problemas de la cuenca del Segura. "Además, a partir de 500 metros de altitud el sistema de impulsión necesario hace inviable su uso".
Así, el documento realizado por el PP nacional hace un prolijo repaso de la situación en la que se encuentran estas desaladoras, que es la siguiente:

DESALADORA DE CARBONERAS. En la actualidad es la más grande de Europa, ya que está proyectada para desalar 40 hectómetros cúbicos al año. El Gobierno finalizó su construcción hace dos años, periodo en el que ha venido funcionando al 8% de su capacidad, trabajando con tan sólo uno de los doce módulos disponibles. Ha estado durante algunos meses parada por avería y reparación y la sustitución de sus membranas. Está situada junto a la central térmica de esta localidad andaluza y vierte al mar la salmuera mezclada con el agua que la térmica usa para su refrigeración, por lo que el impacto ambiental, según aseguran en el PP, sería diez veces menor si estuviera a pleno rendimiento. La Junta sancionó a los propietarios por contaminación "muy grave". La desaladora es propiedad de la empresa Acusur, que recibió fondos europeos para su puesta en marcha.

PALOMARES. Con una capacidad de desalación de 20 hectómetros cúbicos al año, usa agua salobre de pozo. Ha sido cofinanciada con los fondos Feder, así como con dinero de la Junta de Andalucía y los regantes, que son los usuarios de la planta. El precio del agua es de 38 céntimos el metro cúbico, cantidad a la que hay que añadir el coste de la impulsión. La Junta de Andalucía ha sancionado, al igual que en el caso de Carboneras, a la Junta de Explotación con una multa de 36.000 euros por el vertido de la salmuera al mar.

ALMERÍA CAPITAL. Esta desaladora tiene una capacidad de 20 hectómetros cúbicos y fue financiada al 85% con fondos Feder de la UE, mientras que el resto lo han pagado el Gobierno central, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento almeriense. "Iniciada en 1999, su construcción", según mantiene el informe del PP, "es ralentizada al máximo tras las elecciones municipales en las que el PSOE recupera la alcaldía". Además, y según el PP, el teniente alcalde socialista anunció que el precio del agua podría alcanzar el euro por metro cúbico, lo que implicaba una subida del precio del agua urbana cuya tarifa actual está entre los 28 y 45 céntimos el metro cúbico. El nuevo Ayuntamiento del PP ha concluido la obra y tiene intención de ponerla en marcha mezclándola con agua de pozos para no duplicar el precio actual. El coste de la obtención del agua está en unos 39 céntimos por metro cúbico, precio al que hay que añadir el transporte del recurso.

PULPÍ. Con una capacidad máxima de desalación de tres hectómetros cúbicos, utiliza agua desalobre. En la actualidad, según el PP, está cerrada porque tiene que coger agua desalobre a más de 160 metros de profundidad, dejando de ser rentable para los regantes.

CABO DE GATA. Con 0,5 hectómetros cúbicos, el pasado 17 de mayo su agua desalada fue calificada como no apta para el consumo humano tras la decisión de la UE de reducir los niveles de boro permisibles en el agua destinada a consumo.