La desorganización entre los regantes deja sin agua numerosas parcelas
Dom, 04/07/2004
Investigadores del campus de Lugo abogan por un mejor aprovechamiento del uso de las acequias Cualquier escenario para la mejora del riego en el Val de Lemos pasa previamente por incrementar las dosis de aplicación, mejorar la nivelación de los terrenos y alterar la forma geométrica de las parecelas. Así de explícito es el informe sobre el canal que ha realizado el grupo de investigación de hidráulica e hidrología de la Escuela Politécnica Superior de Lugo. Sus conclusiones respaldan el reciente llamamiento de la presidenta de la Comunidad de Regantes para que se racionalice el uso del agua. A partir de un trabajo de campo realizado entre los años 200 y 2001, para el que fueron entrevistados 119 agricultores de las 19 parroquias afectadas por la zona regable, los investigadores concluyen que es absolutamente prioritario mejorar el uso del canal. Para ello, consideran necesario superar una situación que ahora se caracteriza «por los elevados tiempos de riego, pequeños caudales unitarios y ausencia de organización entre los regantes». Las alternativas, según su criterio, deberían incrementar la eficiencia de la aplicación y la uniformidad de distribución del agua de riego en el ámbito de las parcelas, y al mismo tiempo reducir los tiempos para lograr mejoras en la gestión. También habría que conseguir, sostienen, «la reducción de la dotaciones brutas con el fin de reducir los efectos negativos de los drenajes y escorrentías de riego». Actualmente, y de acuerdo con los datos que facilitaron los agricultores encuestados, un elevado porcentaje de fincas situadas en la zona de dominio del canal de regadío sufren embolsamientos de agua, mientras que a otras muchas ni siquiera llega el abastecimiento por el mal uso del agua. De un total de 119 explotaciones visitadas por los autores de la investigación, un 26% de los titulares reconoció haber regado en la campaña del 2001. Del 74% restante, la mitad dijo que no utilizaba el canal, pese a tener sus fincas situadas en la zona de dominio, porque el agua no lle llegaba a ellas. Rigidez en los turnos Otro factor negativo que convendría corregir, siempre según el estudio, se debe a la rigidez en los turnos de riego, «demasiado espaciados en el tiempo, sin tener en cuenta las necesidades hídricas de los cultivos ni la composición del suelo». Por lo demás, los investigadores subrayan que al no existir ningún tipo de orden entre los regantes difícilmente se pueden respetar los caudales. En muchos casos las modificaciones apuntadas son muy simples y no requieren grandes inversiones. Por ejemplo, se pueden sonseguir mejoras cualitativas simplemente con modificar la forma de los tablares de riego.