Desalar agua con la fuerza del viento. Científicos españoles consideran que la desalación mediante el uso de energía eólica es técnicamente viable

Mié, 14/07/2004

El Mundo

MADRID.- Desalar el agua del Mediterráneo con energía eólica es técnicamente viable, según el director de las investigaciones de esta energía renovable del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), aunque las inversiones para su instalación son algo más elevados que con procedimientos tradicionales.
Sin embargo, el mayor coste citado es exclusivamente económico, porque desalar grandes cantidades de agua de mar -como las previstas en el Plan Hidrológico Nacional (PHN)- con energía eólica es ambientalmente mucho más aconsejable por no haber emisiones de dióxido de carbono (CO2), el principal gas causante del efecto invernadero.
Además, este tipo de desalación puede ser un factor de estabilidad del sistema eléctrico, y por otra parte, puede tener ventajas a la hora de retornar al mar de manera más repartida la salmuera, un subproducto de la desalación, según Ignacio Cruz, investigador especializado de este centro.
Según el investigador, actualmente varios organismos en el mundo investigan la desalación del agua marina por energías renovables, y en concreto por energía eólica. Y no sólo investigan sino que ya existen plantas funcionando, aunque no de grandes dimensiones como las que se requerirían para los más de 500 hectómetros cúbicos previstos en el PHN.
El Instituto Tecnológico de Canarias es uno de los organismos que más trabajan en este sentido. En esas islas existen ya plantas desaladoras de entre cinco y 20 metros cúbicos al día, que abastecen de agua desalada a pequeños núcleos urbanos. Desde finales de la pasada década hay un aerogenerador en Jandía (Fuerteventura) que desala 56 metros cúbicos diarios.
Ignacio Cruz ve muchas ventajas en el uso de la energía eólica para desalar el agua de mar, porque al tratarse de una energía que sólo se produce cuando sopla el viento, permite que sea utilizada directamente en la desalación. «Si hay viento se desala y se almacena el agua dulce; y si no hay viento, se puede usar el agua almacenada», afirma el investigador. «Es una manera excelente de almacenar energía, o mejor dicho, el producto directo de la energía. Hacer depósitos, aljibes o balsas donde acumular el agua es muy sencillo», añade Cruz.
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Un tercio de horas al año .
Una de las desventajas de la energía eólica es precisamente que sólo produce durante un tercio de las horas anuales.
Esto ha provocado que el Plan de Fomento de Energías Renovables haya establecido un límite al crecimiento de la energía eólica en nuestro país a 13.000 megawatios para 2011.
La causa es que Red Eléctrica Española ve riesgos en distribuir una energía que fluctúa dependiendo del viento y puede saturar el sistema, o dejarle si energía. La actual producción de energía eólica en España, unos 6.000 megawatios, serviría para desalar una docena de veces las cantidades previstas en el PHN.
«Poner límites a la energía eólica es una lástima, porque es limpia y renovable. Y además es una tecnología propia que no necesitamos importar. Somos la tercera potencia mundial y esa limitación iría en contra de esa posición», señala el ingeniero.De ahí que desalar el agua de mar con energía eólica permita aumentar casi sin límites -salvo limitaciones sociales o ambientales- el número de aerogeneradores, sin poner en riesgo el sistema eléctrico: cuando sobra energía en las horas valle se puede utilizar en producir agua dulce.
Ignacio Cruz afirma que existen muchas líneas de investigación en este terreno. Desde molinos que almacenan su propia agua dulce para luego ser distribuida, a otros que se instalan en el mar (lo que permitiría retornar la salmuera muy repartida). La versatilidad de la energía eólica permite, además, hacer una desalación modular y descentralizada, adaptarse a la demanda local o situar las plantas cerca del lugar de consumo.
«La innovación en este campo es enorme. Hoy día, desalar agua gasta la misma energía que subirla desde 400 metros de profundidad.A este ritmo, en sólo unos años será competitivo desalar con energía eólica», concluye Ignacio Cruz.