Científicos y agricultores rechazan que la desalación pueda sustituir al trasvase
Vie, 15/10/2004
AVA y la Unió dicen que sólo podrán pagar una quinta parte de los 0,72 Û/m3 que cuesta el agua desalada. Las desaladoras sólo son rentables para abastecimiento de agua potable
Catedráticos y representantes de asociaciones agrarias coincidieron ayer durante una mesa redonda en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) en descartar que las desaladoras que planea el Gobierno de Zapatero para la Comunidad puedan reemplazar el derogado trasvase del Ebro, ya que los costes y limitaciones de esta tecnología hacen inviable su aprovechamiento agrícola.
Rafel Montaner, Valencia
Todos los participantes en la mesa redonda organizada por la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI) Industrial coincidieron en señalar que la desalación no puede ser una alternativa al trasvase, sino más bien una medida complementaria del mismo y hablaron de la necesidad de ahorrar al máximo y de mejorar la gestión de este preciado recurso.
El catedrático de Ingeniería Química de la UPV, Enrique Soriano, fue el más contundente a la hora de rechazar que la solución al déficit hídrico de la Comunidad sea la desalación: «En ningún momento las desaladoras pueden sustituir el trasvase, ya que esencialmente deben dedicarse al abastecimiento de agua potable a zonas urbanas dentro de una franja costera de 1,5 kilómetros». «Para nada se justifica que una desaladora deba bombear el agua a 25 kilómetros de la costa», resalta Soriano.
Este especialista, que defiende la desalación como «última herramienta tras ahorrar al máximo en los diferentes usos del agua», añade que «no se puede poner una desaladora en Cullera para justificar las torres de apartamentos de la Bega y bombear agua para toda la comarca de la Ribera».
Ahorrar al máximo
Soriano apuntó que es «cuestionable que la agricultura pueda soportar el coste de desalación», ya que el precio es de 0,72 euros el metro cúbico (Û/m3). Este punto fue refrendado por el secretario general de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), Juan Salvador Torres, quien dijo que dicho precio «es disparatado para el sector agrario».
Torres advirtió que «únicamente las producciones más rentables de cultivos bajo plástico podrían llegara como mucho a pagar 0,15 euros», una quinta parte del coste previsto.
Mientras, el responsable de recursos hídricos de la Unió de Llauradors-COAG, Josep Ramón Urbán, señaló que la Comunidad Valenciana necesita un trasvase urgentemente hasta Sagunt.
Por último, el catedrático de Mecánica de Fluidos de la UPV, Enrique Cabrera, denunció que la Administración «no se preocupa por mejorar la gestión del agua, si no por hacer obras».
Cabrera, que reclama que se «despolitice el agua», alerta de que «sino se mejora la gestión, el debate entre desaladoras y trasvase será una casa de locos». Este científico añadió que para un uso más eficiente de este recurso limitado es preciso aumentar el precio del agua potable en España, que es cinco veces inferior al de otros paises europeos como Alemania. «Que pague el agua quien la gaste», sentenció.
Catedráticos y representantes de asociaciones agrarias coincidieron ayer durante una mesa redonda en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) en descartar que las desaladoras que planea el Gobierno de Zapatero para la Comunidad puedan reemplazar el derogado trasvase del Ebro, ya que los costes y limitaciones de esta tecnología hacen inviable su aprovechamiento agrícola.
Rafel Montaner, Valencia
Todos los participantes en la mesa redonda organizada por la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI) Industrial coincidieron en señalar que la desalación no puede ser una alternativa al trasvase, sino más bien una medida complementaria del mismo y hablaron de la necesidad de ahorrar al máximo y de mejorar la gestión de este preciado recurso.
El catedrático de Ingeniería Química de la UPV, Enrique Soriano, fue el más contundente a la hora de rechazar que la solución al déficit hídrico de la Comunidad sea la desalación: «En ningún momento las desaladoras pueden sustituir el trasvase, ya que esencialmente deben dedicarse al abastecimiento de agua potable a zonas urbanas dentro de una franja costera de 1,5 kilómetros». «Para nada se justifica que una desaladora deba bombear el agua a 25 kilómetros de la costa», resalta Soriano.
Este especialista, que defiende la desalación como «última herramienta tras ahorrar al máximo en los diferentes usos del agua», añade que «no se puede poner una desaladora en Cullera para justificar las torres de apartamentos de la Bega y bombear agua para toda la comarca de la Ribera».
Ahorrar al máximo
Soriano apuntó que es «cuestionable que la agricultura pueda soportar el coste de desalación», ya que el precio es de 0,72 euros el metro cúbico (Û/m3). Este punto fue refrendado por el secretario general de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), Juan Salvador Torres, quien dijo que dicho precio «es disparatado para el sector agrario».
Torres advirtió que «únicamente las producciones más rentables de cultivos bajo plástico podrían llegara como mucho a pagar 0,15 euros», una quinta parte del coste previsto.
Mientras, el responsable de recursos hídricos de la Unió de Llauradors-COAG, Josep Ramón Urbán, señaló que la Comunidad Valenciana necesita un trasvase urgentemente hasta Sagunt.
Por último, el catedrático de Mecánica de Fluidos de la UPV, Enrique Cabrera, denunció que la Administración «no se preocupa por mejorar la gestión del agua, si no por hacer obras».
Cabrera, que reclama que se «despolitice el agua», alerta de que «sino se mejora la gestión, el debate entre desaladoras y trasvase será una casa de locos». Este científico añadió que para un uso más eficiente de este recurso limitado es preciso aumentar el precio del agua potable en España, que es cinco veces inferior al de otros paises europeos como Alemania. «Que pague el agua quien la gaste», sentenció.