Castilla-La Mancha inicia las movilizaciones para exigir que se elimine el trasvase del Tajo
Sáb, 16/10/2004
Asaja apenas reúne a un millar de agricultores en Cuenca, aunque suma a todos los representantes sociales y políticos de la región vecina en contra del acueducto
TEXTO:/M. BUITRAGO / FOTOS: VICENTE VICENS/AGM (EL PICAZO-CUENCA)
AL AGUA. Los manifestantes arrojaron decenas de cepas a las aguas del canal del trasvase que bajan hacia Murcia y Alicante.
LOS DATOS
LA PROTESTA
Lugar: El Picazo, a 80 kilómetros de Cuenca y 220 de Murcia. A su lado discurre el acueducto.
Manifestantes: Unos 1.200 según los organizadores de Asaja.
Marcha: Emplearon 40 minutos en recorrer un kilómetro y medio hasta el canal. El tráfico quedó interrumpido en la nacional 310.
Apoyos: El Gobierno de Castilla-La Mancha (acudió el consejero de Presidencia), el PP de Cuenca y Albacete, CC OO, Coag, IU, diputados regionales del PSOE y PP, y empresarios de Cuenca y Albacete, entre otros.
Agricultura pobre contra agricultura rica. Melones a 1 euro el kilo frente a otros que se pagan a 5 céntimos. La competitividad y el valor añadido que han alcanzado los regadíos de la cuenca del Segura en los últimos 25 años, el tiempo que lleva funcionando el trasvase Tajo-Segura, unido al desarrollo urbanístico de la costa, ha despertado de forma definitiva el recelo de Castilla-La Mancha, que cree que ha llegado el momento de exigir que se paralicen las transferencias de agua desde los pantanos de la cabecera del Tajo. La mecha la ha encendido la derogación del trasvase del Ebro por parte del Gobierno de la nación.
El Picazo, un pequeño pueblo situado a 80 kilómetros de Cuenca y a 220 de Murcia, asentado junto al paso del acueducto Tajo-Segura y rodeado de autovías, fue ayer el escenario elegido por Asaja de Castilla-La Mancha para realizar la primera protesta contra el trasvase. Esta organización movilizó a algo más de un millar de agricultores de Cuenca, Albacete y Ciudad Real, por debajo de la expectación que se había levantado, aunque ha concitado el respaldo, con algunos matices, de todos los partidos y organizaciones de Castilla-La Mancha.
Fue una manifestación de escaso poder de convocatoria -no así de medios de comunicación- pero con un objetivo muy claro que ha prendido como la pólvora en Castilla-La Mancha, y que paralelamente hace crecer la inquietud en la sociedad murciana pese a los anuncios del Gobierno de Rodríguez Zapatero de que el trasvase del Tajo seguirá como está.
CON EL CANAL A REBOSAR
Un escenario «provocador»
El Gobierno autonómico estuvo representado, a título personal, por el consejero de Presidencia, Máximo Díaz Cano, quien compartió la marcha con la presidenta del PP de Cuenca, Marina Moya; el coordinador regional de IU, Cayo Lara; los dirigentes autonómicos de CC OO y de Coag, Juan Antonio Mata y Antonio Castellanos, así como diputados y senadores del PP y PSOE. Acudieron asimismo responsables empresariales de Cuenca y Albacete; todos ellos tras la bandera del agua que ha enarbolado el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, para poner fin a un trasvase del cual dependen inexorablemente los abastecimientos y la producción agrícola de la Región de Murcia y parte de Alicante.
El telón de fondo lo puso el propio canal, que baja estos días lleno de agua con destino a los campos de Murcia, Alicante y Almería y al abastecimiento de más de dos millones de habitantes de la única cuenca española que padece déficit estructural y que el próximo año, como cada uno de los anteriores, abonará más de 11 millones de euros en compensaciones a los gobiernos de Castilla-La Mancha, Madrid y Extremadura por el agua trasvasada: un máximo de 600 hectómetros cúbicos anuales autorizados por ley que, no obstante, están sujetos a unas severas reglas de explotación que deben garantizar primero las necesidades actuales y futuras de Castilla-La Mancha.
HASTA LA ISLA PEREJIL
Críticas a Murcia y a la ministra
Los manifestantes emplearon 40 minutos en recorrer el kilómetro y medio que separa El Picazo del paso del acueducto, donde arrojaron decenas de cepas secas para que naveguen rumbo a Murcia: «a ver si allí agarran en la tierra», manifestó José María Fresneda, secretario general de Asaja.
Algunos manifestantes miraban al canal de agua como si fuera la primera vez y tachaban la visión de «provocación»; y otros aludían a los tiempos del hambre para conjurarse de que «más vale que sobre a que falte agua». La bandera del agua, el elemento vital más proclive a levantar encendidas pasiones en todos los territorios, era enarbolada también por regantes castellano-manchegos sancionados por la apertura de pozos, y de otros tantos obligados a cerrar los suyos para permitir la recarga del famoso Acuífero 23.
La marcha, que se inició a las 11 de la mañana, una hora después de lo previsto, transcurrió sin incidentes y ante la mirada de agricultores que vendimiaban en los campos próximos.
Las alusiones a Murcia y las críticas a la ministra Cristina Narbona eran constantes en las consignas y pancartas: «El agua para Murcia, y nosotros las multas», «Solución a los pozos sancionados, ya», «No quitamos el agua nadie», «Aquí no podemos tener desaladoras», «El agua es de nosotros y la que sobre para vosotros» y «Asaja Albacete, no queremos ser la Isla Perejil». Esta última la pancarta más metafórica y surrealista. Izquierda Unida, por su parte, defendió su propuesta de reducir los trasvases a la mitad.
«El Gobierno paralizará este trasvase por la buenas o por las malas», sentenció al término de la protesta el dirigente de Asaja José María Fresneda, para quien en su región «no sobra ni una gota de agua». Ello pese a que la cuenca del Tajo se considera oficialmente excedentaria, con unos sobrantes superiores a los 10.000 hectómetros cúbicos que descargan en Portugal: la cuestión radica en que esos excedentes se acumulan en el curso medio y bajo, y los problemas se quedan en la cabecera.
Los manifestantes señalan que la solidaridad de estos 25 años debe terminar, y lo que peor llevan es que, eliminado el Ebro, sean la única región que ceda agua «para crear riqueza en otras». «Esto es el principio», advierten, de lo que vendrá a partir de ahora.
La solidaridad mostrada por el presidente del Gobierno murciano de respaldar la solución a los problemas hídricos de Castilla-La Mancha, compartiendo los recursos del Tajo, ha caído por ahora en saco roto
TEXTO:/M. BUITRAGO / FOTOS: VICENTE VICENS/AGM (EL PICAZO-CUENCA)
AL AGUA. Los manifestantes arrojaron decenas de cepas a las aguas del canal del trasvase que bajan hacia Murcia y Alicante.
LOS DATOS
LA PROTESTA
Lugar: El Picazo, a 80 kilómetros de Cuenca y 220 de Murcia. A su lado discurre el acueducto.
Manifestantes: Unos 1.200 según los organizadores de Asaja.
Marcha: Emplearon 40 minutos en recorrer un kilómetro y medio hasta el canal. El tráfico quedó interrumpido en la nacional 310.
Apoyos: El Gobierno de Castilla-La Mancha (acudió el consejero de Presidencia), el PP de Cuenca y Albacete, CC OO, Coag, IU, diputados regionales del PSOE y PP, y empresarios de Cuenca y Albacete, entre otros.
Agricultura pobre contra agricultura rica. Melones a 1 euro el kilo frente a otros que se pagan a 5 céntimos. La competitividad y el valor añadido que han alcanzado los regadíos de la cuenca del Segura en los últimos 25 años, el tiempo que lleva funcionando el trasvase Tajo-Segura, unido al desarrollo urbanístico de la costa, ha despertado de forma definitiva el recelo de Castilla-La Mancha, que cree que ha llegado el momento de exigir que se paralicen las transferencias de agua desde los pantanos de la cabecera del Tajo. La mecha la ha encendido la derogación del trasvase del Ebro por parte del Gobierno de la nación.
El Picazo, un pequeño pueblo situado a 80 kilómetros de Cuenca y a 220 de Murcia, asentado junto al paso del acueducto Tajo-Segura y rodeado de autovías, fue ayer el escenario elegido por Asaja de Castilla-La Mancha para realizar la primera protesta contra el trasvase. Esta organización movilizó a algo más de un millar de agricultores de Cuenca, Albacete y Ciudad Real, por debajo de la expectación que se había levantado, aunque ha concitado el respaldo, con algunos matices, de todos los partidos y organizaciones de Castilla-La Mancha.
Fue una manifestación de escaso poder de convocatoria -no así de medios de comunicación- pero con un objetivo muy claro que ha prendido como la pólvora en Castilla-La Mancha, y que paralelamente hace crecer la inquietud en la sociedad murciana pese a los anuncios del Gobierno de Rodríguez Zapatero de que el trasvase del Tajo seguirá como está.
CON EL CANAL A REBOSAR
Un escenario «provocador»
El Gobierno autonómico estuvo representado, a título personal, por el consejero de Presidencia, Máximo Díaz Cano, quien compartió la marcha con la presidenta del PP de Cuenca, Marina Moya; el coordinador regional de IU, Cayo Lara; los dirigentes autonómicos de CC OO y de Coag, Juan Antonio Mata y Antonio Castellanos, así como diputados y senadores del PP y PSOE. Acudieron asimismo responsables empresariales de Cuenca y Albacete; todos ellos tras la bandera del agua que ha enarbolado el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, para poner fin a un trasvase del cual dependen inexorablemente los abastecimientos y la producción agrícola de la Región de Murcia y parte de Alicante.
El telón de fondo lo puso el propio canal, que baja estos días lleno de agua con destino a los campos de Murcia, Alicante y Almería y al abastecimiento de más de dos millones de habitantes de la única cuenca española que padece déficit estructural y que el próximo año, como cada uno de los anteriores, abonará más de 11 millones de euros en compensaciones a los gobiernos de Castilla-La Mancha, Madrid y Extremadura por el agua trasvasada: un máximo de 600 hectómetros cúbicos anuales autorizados por ley que, no obstante, están sujetos a unas severas reglas de explotación que deben garantizar primero las necesidades actuales y futuras de Castilla-La Mancha.
HASTA LA ISLA PEREJIL
Críticas a Murcia y a la ministra
Los manifestantes emplearon 40 minutos en recorrer el kilómetro y medio que separa El Picazo del paso del acueducto, donde arrojaron decenas de cepas secas para que naveguen rumbo a Murcia: «a ver si allí agarran en la tierra», manifestó José María Fresneda, secretario general de Asaja.
Algunos manifestantes miraban al canal de agua como si fuera la primera vez y tachaban la visión de «provocación»; y otros aludían a los tiempos del hambre para conjurarse de que «más vale que sobre a que falte agua». La bandera del agua, el elemento vital más proclive a levantar encendidas pasiones en todos los territorios, era enarbolada también por regantes castellano-manchegos sancionados por la apertura de pozos, y de otros tantos obligados a cerrar los suyos para permitir la recarga del famoso Acuífero 23.
La marcha, que se inició a las 11 de la mañana, una hora después de lo previsto, transcurrió sin incidentes y ante la mirada de agricultores que vendimiaban en los campos próximos.
Las alusiones a Murcia y las críticas a la ministra Cristina Narbona eran constantes en las consignas y pancartas: «El agua para Murcia, y nosotros las multas», «Solución a los pozos sancionados, ya», «No quitamos el agua nadie», «Aquí no podemos tener desaladoras», «El agua es de nosotros y la que sobre para vosotros» y «Asaja Albacete, no queremos ser la Isla Perejil». Esta última la pancarta más metafórica y surrealista. Izquierda Unida, por su parte, defendió su propuesta de reducir los trasvases a la mitad.
«El Gobierno paralizará este trasvase por la buenas o por las malas», sentenció al término de la protesta el dirigente de Asaja José María Fresneda, para quien en su región «no sobra ni una gota de agua». Ello pese a que la cuenca del Tajo se considera oficialmente excedentaria, con unos sobrantes superiores a los 10.000 hectómetros cúbicos que descargan en Portugal: la cuestión radica en que esos excedentes se acumulan en el curso medio y bajo, y los problemas se quedan en la cabecera.
Los manifestantes señalan que la solidaridad de estos 25 años debe terminar, y lo que peor llevan es que, eliminado el Ebro, sean la única región que ceda agua «para crear riqueza en otras». «Esto es el principio», advierten, de lo que vendrá a partir de ahora.
La solidaridad mostrada por el presidente del Gobierno murciano de respaldar la solución a los problemas hídricos de Castilla-La Mancha, compartiendo los recursos del Tajo, ha caído por ahora en saco roto