SEISMO-SUDESTE ASIATICO (segundo resumen) Miles de muertos en Asia tras terremoto que generó olas gigantes
Dom, 26/12/2004
Yakarta, 26 dic (EFE).- Al menos 4.500 personas, según los últimos balances provisionales, han muerto en el sudeste asiático a causa de las olas gigantes que han barrido las costas del océano Indico, horas después del terremoto de 8,9 grados en la escala de Richter registrado en la isla indonesia de Sumatra.
Siete países de la región han padecido los efectos del temblor, el más poderoso de los últimos 40 años, que se originó frente a la costa norte de Sumatra, donde medio centenar de personas murieron en inundaciones y en el derrumbe de numerosos edificios.
El efecto destructor del terremoto se multiplicó en el mar, donde las olas gigantes llegaron en cuestión de horas hasta las costas de Sri Lanka, India, Indonesia, Tailandia, Malasia, Bangladesh y Maldivas, dejando miles de víctimas y cuantiosos daños materiales.
El número de fallecidos no cesa de aumentar desde que el movimiento telúrico se produjo a las 00.59 horas GMT, según el Instituto Geológico de EEUU (USGS), que situó el epicentro en el mar, a 1.605 kilómetros de Yakarta y a 10 kilómetros de profundidad.
Según los expertos, el terremoto es el más violento desde el temblor de 9,5 grados que sacudió Chile en 1960 y el quinto más fuerte registrado por los sismólogos desde 1900.
El USGS registró además varias réplicas en torno a los 7 grados, que se sintieron, al igual que el terremoto principal, en lugares tan distantes entre si como Singapur y el norte de Tailandia.
El país más afectado ha sido Sri Lanka, donde más de 2.000 personas pueden haber muerto tras la llegada de varios "tsunamis" (olas gigantes), el último de los cuales alcanzó la costa hacia las 15.00 hora local (9.00 GMT) y sumergió varias ciudades del sur de la isla.
Las zonas más afectadas han sido las del este y sur de la antigua Ceilán, mientras que el nivel del agua ha subido peligrosamente en el oeste, incluso en la capital, Colombo, lo que ha forzado a la población a evacuar sus casas con urgencia.
El primer ministro de Sri Lanka, Mahinda Rajapakshe, declaró el estado de emergencia e hizo un llamamiento urgente solicitando ayuda médica internacional para atender a los miles de afectados.
"Las mezquitas están tan llenas de cadáveres que aún es difícil contarlos", dijo a EFE un político local de la región oriental de Ampara.
El líder del Congreso Musulmán de Sri Lanka, Rauf Hakeem, también aseguró a EFE que hay "cientos y cientos de cadáveres".
En la India, según los últimos datos facilitados por las autoridades, la cifra de muertos alcanza también los 2.000 y son miles los desaparecidos, según la agencia local de prensa PTI, por lo que el numero final de víctimas puede ser mucho más elevado.
Las olas, de más de seis metros de altura, inundaron las islas de Andaman y Nicobar y numerosos puntos de la península de Bengala.
Más de 1.100 personas pueden haber muerto en el estado de Tamil Nadu, otras 200 en el estado de Andhra Pradesh, más de 100 en el territorio autónomo de Pondicherry y otras tantas en Karnataka.
En Tailandia, los muertos son al menos un centenar, además de numerosos desaparecidos y un millar de heridos en el sur del país.
El desastre afectó al principal destino turístico del sur de Tailandia, las islas de Phuket y Phi Phi, que se encuentran en plena temporada alta por las fiestas navideñas.
Las comunicaciones son difíciles con el sur de Tailandia y los vuelos al aeropuerto de Phuket han sido suspendidos temporalmente, entre ellos los que unen esta isla con la capital Bangkok.
Las informaciones que provienen de allí hablan de caos y desolación.
Las autoridades tailandesas temen que el número de víctimas mortales suba a medida que se normalice la situación y se sepa el alcance real de los daños ocasionados por las olas gigantes.
"Nada parecido había ocurrido antes en nuestro país", comentó el primer ministro tailandés, Thaksin Shinawatra.
En Malasia, los medios locales informaron de al menos 15 muertes, diez en el estado de Penang y las demás en Kedah, ambos en la costa occidental de la península de Malaca.
La Unión Europea (UE) se ha movilizado ya para enviar ayuda a las zonas afectadas y son muchas las muestras de condolencia de líderes políticos ante la magnitud de la tragedia.
Siete países de la región han padecido los efectos del temblor, el más poderoso de los últimos 40 años, que se originó frente a la costa norte de Sumatra, donde medio centenar de personas murieron en inundaciones y en el derrumbe de numerosos edificios.
El efecto destructor del terremoto se multiplicó en el mar, donde las olas gigantes llegaron en cuestión de horas hasta las costas de Sri Lanka, India, Indonesia, Tailandia, Malasia, Bangladesh y Maldivas, dejando miles de víctimas y cuantiosos daños materiales.
El número de fallecidos no cesa de aumentar desde que el movimiento telúrico se produjo a las 00.59 horas GMT, según el Instituto Geológico de EEUU (USGS), que situó el epicentro en el mar, a 1.605 kilómetros de Yakarta y a 10 kilómetros de profundidad.
Según los expertos, el terremoto es el más violento desde el temblor de 9,5 grados que sacudió Chile en 1960 y el quinto más fuerte registrado por los sismólogos desde 1900.
El USGS registró además varias réplicas en torno a los 7 grados, que se sintieron, al igual que el terremoto principal, en lugares tan distantes entre si como Singapur y el norte de Tailandia.
El país más afectado ha sido Sri Lanka, donde más de 2.000 personas pueden haber muerto tras la llegada de varios "tsunamis" (olas gigantes), el último de los cuales alcanzó la costa hacia las 15.00 hora local (9.00 GMT) y sumergió varias ciudades del sur de la isla.
Las zonas más afectadas han sido las del este y sur de la antigua Ceilán, mientras que el nivel del agua ha subido peligrosamente en el oeste, incluso en la capital, Colombo, lo que ha forzado a la población a evacuar sus casas con urgencia.
El primer ministro de Sri Lanka, Mahinda Rajapakshe, declaró el estado de emergencia e hizo un llamamiento urgente solicitando ayuda médica internacional para atender a los miles de afectados.
"Las mezquitas están tan llenas de cadáveres que aún es difícil contarlos", dijo a EFE un político local de la región oriental de Ampara.
El líder del Congreso Musulmán de Sri Lanka, Rauf Hakeem, también aseguró a EFE que hay "cientos y cientos de cadáveres".
En la India, según los últimos datos facilitados por las autoridades, la cifra de muertos alcanza también los 2.000 y son miles los desaparecidos, según la agencia local de prensa PTI, por lo que el numero final de víctimas puede ser mucho más elevado.
Las olas, de más de seis metros de altura, inundaron las islas de Andaman y Nicobar y numerosos puntos de la península de Bengala.
Más de 1.100 personas pueden haber muerto en el estado de Tamil Nadu, otras 200 en el estado de Andhra Pradesh, más de 100 en el territorio autónomo de Pondicherry y otras tantas en Karnataka.
En Tailandia, los muertos son al menos un centenar, además de numerosos desaparecidos y un millar de heridos en el sur del país.
El desastre afectó al principal destino turístico del sur de Tailandia, las islas de Phuket y Phi Phi, que se encuentran en plena temporada alta por las fiestas navideñas.
Las comunicaciones son difíciles con el sur de Tailandia y los vuelos al aeropuerto de Phuket han sido suspendidos temporalmente, entre ellos los que unen esta isla con la capital Bangkok.
Las informaciones que provienen de allí hablan de caos y desolación.
Las autoridades tailandesas temen que el número de víctimas mortales suba a medida que se normalice la situación y se sepa el alcance real de los daños ocasionados por las olas gigantes.
"Nada parecido había ocurrido antes en nuestro país", comentó el primer ministro tailandés, Thaksin Shinawatra.
En Malasia, los medios locales informaron de al menos 15 muertes, diez en el estado de Penang y las demás en Kedah, ambos en la costa occidental de la península de Malaca.
La Unión Europea (UE) se ha movilizado ya para enviar ayuda a las zonas afectadas y son muchas las muestras de condolencia de líderes políticos ante la magnitud de la tragedia.