El recién nombrado presidente de la Confederación Hidrográfica de la Cuenca del Guadalquivir, Francisco Tapia, dijo ayer en Córdoba que es 'prácticamente imposible' que se amplíen los regadíos, salvo en 'casos marginales'. Tapia, quien mantiene la línea de su antecesor en el cargo, también anunció que no se prevé la construcción de ningún embalse más en la Cuenca, salvo los proyectados como la Breña II y El Arenoso y algunos nuevos, pero considerados menores.
Tapia hizo estas declaraciones en la presentación de un estudio sobre la cuenca patrocinado por la Federación de Regantes de la Cuenca del Guadalquivir (Feragua). El presidente de esta asociación, José Fernández de Heredia, también apostó en el mismo acto por 'no incrementar las zonas de riego en Andalucía' y reconoció que son posibles 'nuevos embalses'.
Todos de acuerdo, y no podía ser de otra forma porque el informe que se presentó ayer, Estudio de sostenibilidad del regadío del Guadalquivir , alerta de que la cuenca 'padece una situación de sobreexplotación de los recursos que resulta insostenible que está motivada principalmente por la incorporación de nuevos regadíos'.
El estudio, cuyos datos serán revisados con el paso de los años, ha sido elaborado por un equipo de investigadores de la Universidad de Córdoba dirigidos por el profesor Julio Berbel. El autor ha querido constatar la importancia que tiene, a su entender, la cuenca del Guadalquivir para la economía y la sociedad andaluza.
Según los datos que ha manejado, la superficie de regadío en Andalucía representa el 18% del total de suelo agrario andaluz; sin embargo, aporta el 60% de la producción agraria final, 'lo que significa que su productividad es seis veces superior a la de secano'. En concreto, las explotaciones de la cuenca de Guadalquivir representan el 78% de la superficie de regadío en Andalucía.
Respecto a la creación de empleo, unas 128.000 personas dependen directa o indirectamente de la cuenca, con lo que es 'el primer subsector industrial por número de empleados' en la comunidad