Científicos españoles constatan que se ha duplicado el deshielo de glaciares antárticos
Mié, 09/02/2005
El glaciar Collins, de 0.000 años, ha disminuido cien metros desde 987 «Existe una correlación clara entre la subida de la temperatura y el caudal» MARTA HURTADO/ BASE ARTIGAS. El nivel de deshielo en los glaciares antárticos se ha duplicado en los últimos trece años a causa del calentamiento global, según constataron dos científicos españoles en una base de Uruguay en la Antártida.
Adolfo Eraso, geólogo, y Carmen Domínguez, doctora en matemática aplicada, están «monitoreando» el glaciar Collins desde 1991 y, por ahora, los resultados parciales son bastante contundentes. «Nos muestran que en trece años se ha duplicado el nivel de deshielo en el glaciar Collins», aseguró Eraso, minutos después de partir de la base científica Artigas que Uruguay tiene en la Antártida, donde han permanecido tres meses.
El glaciar Collins, de 10.000 años de antigüedad, 25 kilómetros de largo por cinco de ancho y uno de profundidad, se encuentra en la Isla Rey Jorge, a 150 kilómetros del Círculo Polar Antártico, en la latitud 62 sur.
Las conclusiones de Eraso y Domínguez cuentan con otra corroboración: la de los técnicos del Instituto Geográfico Militar, ya que, según sus estudios cartográficos, el glaciar ha disminuido 100 metros desde 1987.
Los científicos disponen de un sensor que mide el caudal de un arroyo que nace en el glaciar y que va a dar al mar. El sensor hace una medición cada hora, por lo que registra 8.760 al año.
«Esto nos da unas series temporales que con unas ecuaciones matemáticas nos proporcionan unos resultados indiscutibles», afirmó Domínguez, catedrática de la Universidad de Salamanca. «Somos los únicos en el mundo que estamos haciendo este estudio constante, durante todo el año y en cuatro puntos distintos», añadió.
Los científicos usan el mismo sistema de sensores para controlar otros tres glaciares, otro más en el Polo Sur y dos en el Polo Norte.
A la Patagonia
De la base uruguaya, los científicos se trasladaron, precisamente, a la Patagonia argentina, donde está el segundo glaciar que están monitoreando, el Tyndall, a 51 grados latitud sur, que también controlan cada verano austral. En el verano boreal se trasladan al Artico y estudian el deshielo del glaciar Svalbard y el Kaviar, a 79 y 64 grados latitud norte, respectivamente. «Los cuatro demuestran niveles de deshielo acelerado. Todos crecen de manera exponencial. Cada vez se duplica antes», afirma Domínguez.
«En el Collins y el Svalbard, en verano se deshiela a una velocidad de 0,2 o 0,3 metros cúbicos por segundo por cada kilómetro cuadrado de cuenca de glaciar, pero en el Tyndall y el Kaviar el deshielo es de 1 metro cúbico por segundo», puntualiza Eraso.
«Existe una correlación muy clara entre el aumento de la temperatura global y el caudal», añade el veterano titular de Hidrología de la Universidad Politécnica de Madrid, que estudia glaciares desde hace más de 20 años.
Los científicos no quieren ser catastrofistas pero alertan sobre el grave peligro del calentamiento global, ya que, si se derriten todos los hielos de la Antártida, el nivel del mar subirá 62 metros, y siete más si desaparece el Artico.
Adolfo Eraso, geólogo, y Carmen Domínguez, doctora en matemática aplicada, están «monitoreando» el glaciar Collins desde 1991 y, por ahora, los resultados parciales son bastante contundentes. «Nos muestran que en trece años se ha duplicado el nivel de deshielo en el glaciar Collins», aseguró Eraso, minutos después de partir de la base científica Artigas que Uruguay tiene en la Antártida, donde han permanecido tres meses.
El glaciar Collins, de 10.000 años de antigüedad, 25 kilómetros de largo por cinco de ancho y uno de profundidad, se encuentra en la Isla Rey Jorge, a 150 kilómetros del Círculo Polar Antártico, en la latitud 62 sur.
Las conclusiones de Eraso y Domínguez cuentan con otra corroboración: la de los técnicos del Instituto Geográfico Militar, ya que, según sus estudios cartográficos, el glaciar ha disminuido 100 metros desde 1987.
Los científicos disponen de un sensor que mide el caudal de un arroyo que nace en el glaciar y que va a dar al mar. El sensor hace una medición cada hora, por lo que registra 8.760 al año.
«Esto nos da unas series temporales que con unas ecuaciones matemáticas nos proporcionan unos resultados indiscutibles», afirmó Domínguez, catedrática de la Universidad de Salamanca. «Somos los únicos en el mundo que estamos haciendo este estudio constante, durante todo el año y en cuatro puntos distintos», añadió.
Los científicos usan el mismo sistema de sensores para controlar otros tres glaciares, otro más en el Polo Sur y dos en el Polo Norte.
A la Patagonia
De la base uruguaya, los científicos se trasladaron, precisamente, a la Patagonia argentina, donde está el segundo glaciar que están monitoreando, el Tyndall, a 51 grados latitud sur, que también controlan cada verano austral. En el verano boreal se trasladan al Artico y estudian el deshielo del glaciar Svalbard y el Kaviar, a 79 y 64 grados latitud norte, respectivamente. «Los cuatro demuestran niveles de deshielo acelerado. Todos crecen de manera exponencial. Cada vez se duplica antes», afirma Domínguez.
«En el Collins y el Svalbard, en verano se deshiela a una velocidad de 0,2 o 0,3 metros cúbicos por segundo por cada kilómetro cuadrado de cuenca de glaciar, pero en el Tyndall y el Kaviar el deshielo es de 1 metro cúbico por segundo», puntualiza Eraso.
«Existe una correlación muy clara entre el aumento de la temperatura global y el caudal», añade el veterano titular de Hidrología de la Universidad Politécnica de Madrid, que estudia glaciares desde hace más de 20 años.
Los científicos no quieren ser catastrofistas pero alertan sobre el grave peligro del calentamiento global, ya que, si se derriten todos los hielos de la Antártida, el nivel del mar subirá 62 metros, y siete más si desaparece el Artico.