ANDRÉS DEL CAMPO Presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore)«Un regadío abandonado se convierte en el basurero de la ciudad más próxima»
Lun, 07/03/2005
-¿Cuál cree que ha sido el mayor logro de Fenacore?
-El primero fue que los usuarios participaran en la gestión de las cuencas hidrográfica. Fue lo que originó a principios de los 50 la fundación de la federación. Desde esa época hemos participado activamente en la política de aguas de este país. La Ley de Aguas de 1985, el Plan Hidrológico Nacional de 1993, -aclara que, «con el gobierno socialista»-, el actual, las modificaciones recientes de la Ley de Aguas...
-La pérdida de representatividad en las confederaciones hidrográficas sería un «parón» a esa trayectoria, ¿no?
-Como consecuencia de las posibles modificaciones que se puedan hacer en las confederaciones hidrográficas al entrar nuevos agentes a participar en los órganos de gestión y planificación podría disminuir la representatividad de los usuarios, que somos los que realmente sufragamos los costes de las confederaciones. Trabajaremos con la Administración, pero de algún modo consideramos que no debemos bajar, como mínimo, de la cifra que aparece en la Ley de Aguas: un 33% de los miembros de los órganos de gobierno de cada confederación tienen que ser usuarios directos.
-¿Qué conllevaría esa pérdida de representatividad?
-Pues aumentaría la politización en los órganos de gestión, y puede que los intereses políticos no coincidan, como ocurre muchas veces, con los de los usuarios. En términos generales, esto está pasando con la planificación hidrológica española desde hace varios años, y eso ha originado la paralización de los planes hidrológicos. Una de las consecuencias es que ante una próxima sequía, que ojalá no estemos sufriendo ya, seguimos sin disponer de agua garantizada en las cuencas hidrográficas en un momento en el que los agricultores estamos haciendo un gran esfuerzo en la modernización de regadíos con la ayuda de las administraciones, y la verdad es que si no tenemos el recurso garantizado, difícilmente podremos amortizar estas costosas inversiones.
-Los vientos que soplan desde Bruselas con las ayudas parecen no ser muy favorables...
-Efectivamente, y eso genera mucha incertidumbre. En cualquier caso, dentro de la federación defendemos que el modelo de agricultura ha de ser sostenible y me gustaría aclarar que un modelo de agricultura sostenible debe estar basado en la competitividad y en la utilización de unos medios de producción que sean compatibles con el medio ambiente. El agricultor es autorresponsable de la gestión del agua, e incluso se autosanciona, con lo cual el paternalismo existente en las confederaciones hidrográficas de antes, -y que todavía existe en muchos países en desarrollo-, hay que anularlo para ir transmitiendo esa responsabilidad que haga que los agricultores se sientan corresponsables con la administración en la gestión del agua.
-¿Cómo mira al futuro Fenacore y qué uso dará a la red Corenet?
-El futuro va a depender enormemente de la comunicación y del conocimiento de unos mercados muy cambiantes que oscilan no sólo con las políticas agrarias. Es fundamental la comunicación y en ese sentido hemos creado Corenet, para poder llegar a los agricultores con una información diaria de lo que está sucediendo realmente en nuestros mercados a todos los niveles, orientarlos y contribuir a su formación.
-¿Qué le diría usted a ese público «poco concienciado» sobre el uso del agua que hacen los reganes?
-Nosotros nos hemos quejado en ocasiones por este hecho. Hemos pasado, a nivel general, de una política donde se ignoraban las posibles consecuencias de una actividad humana sobre el medio ambiente, -como es el regadío-, a un fundamentalismo ambientalista utilizando la ley del péndulo. Se magnifican las connotaciones negativas de una actividad humana ignorándose las positivas. Se ignora la importancia que tienen los regadíos y en nuestro país, si queremos agricultura, tiene que ser de regadío. En Andalucía sólo aumenta la población en los pueblos situados en zonas regables. Esto se ha dado a conocer como consecuencia de los estudios realizados para elaborar el PHN. Sin duda un regadío abandonado se convierte en el basurero de la ciudad más próxima, con lo cual sin la presencia de los agricultores en ese medio rural, ni habría turismo rural, ni habría desarrollo rural en un país de climatología mediterránea.
-¿Por qué un rechazo tan tajante a la «ecotasa»?
-Nosotros consideramos que en este momento, en el que hay cambios muy sensibles que van a afectar a cultivos muy especiales para la agricultura nacional, como el algodón o el arroz, o la modernización de los regadíos, crear un nuevo frente como puede ese impuesto, a destiempo, -porque lo que dice la Directiva Marco, es que hay que aplicar el Principio de Recuperación de Costes a partir de 2010 y siempre en aras de responder al principio de agricultura sostenible-, supondría una irracionalidad hasta no disponer de unos estudios consistentes. Estamos dispuestos a seguir colaborando con el MAPA y el Ministerio de Medio Ambiente para que los cambios no afecten a la competitividad y podamos seguir desarrollando un modelo de agricultura sostenible.
-¿En qué mejorarían la política de aguas actual?
-A nosotros lo que nos preocupa es que se está parando la ejecución de las obras concentradas en el Plan Hidrológico Nacional, que fue apoyado por unanimidad por todos los regantes de España. Sin oponernos a la desalación, consideramos que viendo el coste de la energía en este momento, ésta sólo pueda ser utilizada en algunas zonas muy concretas y para algunos cultivos específicos de alta rentabilidad como una solución complementaria de otra fuente alternativa, que puede ser superficial o subterránea, ya existente, y no como una solución sustitutiva de un trasvase.
-El primero fue que los usuarios participaran en la gestión de las cuencas hidrográfica. Fue lo que originó a principios de los 50 la fundación de la federación. Desde esa época hemos participado activamente en la política de aguas de este país. La Ley de Aguas de 1985, el Plan Hidrológico Nacional de 1993, -aclara que, «con el gobierno socialista»-, el actual, las modificaciones recientes de la Ley de Aguas...
-La pérdida de representatividad en las confederaciones hidrográficas sería un «parón» a esa trayectoria, ¿no?
-Como consecuencia de las posibles modificaciones que se puedan hacer en las confederaciones hidrográficas al entrar nuevos agentes a participar en los órganos de gestión y planificación podría disminuir la representatividad de los usuarios, que somos los que realmente sufragamos los costes de las confederaciones. Trabajaremos con la Administración, pero de algún modo consideramos que no debemos bajar, como mínimo, de la cifra que aparece en la Ley de Aguas: un 33% de los miembros de los órganos de gobierno de cada confederación tienen que ser usuarios directos.
-¿Qué conllevaría esa pérdida de representatividad?
-Pues aumentaría la politización en los órganos de gestión, y puede que los intereses políticos no coincidan, como ocurre muchas veces, con los de los usuarios. En términos generales, esto está pasando con la planificación hidrológica española desde hace varios años, y eso ha originado la paralización de los planes hidrológicos. Una de las consecuencias es que ante una próxima sequía, que ojalá no estemos sufriendo ya, seguimos sin disponer de agua garantizada en las cuencas hidrográficas en un momento en el que los agricultores estamos haciendo un gran esfuerzo en la modernización de regadíos con la ayuda de las administraciones, y la verdad es que si no tenemos el recurso garantizado, difícilmente podremos amortizar estas costosas inversiones.
-Los vientos que soplan desde Bruselas con las ayudas parecen no ser muy favorables...
-Efectivamente, y eso genera mucha incertidumbre. En cualquier caso, dentro de la federación defendemos que el modelo de agricultura ha de ser sostenible y me gustaría aclarar que un modelo de agricultura sostenible debe estar basado en la competitividad y en la utilización de unos medios de producción que sean compatibles con el medio ambiente. El agricultor es autorresponsable de la gestión del agua, e incluso se autosanciona, con lo cual el paternalismo existente en las confederaciones hidrográficas de antes, -y que todavía existe en muchos países en desarrollo-, hay que anularlo para ir transmitiendo esa responsabilidad que haga que los agricultores se sientan corresponsables con la administración en la gestión del agua.
-¿Cómo mira al futuro Fenacore y qué uso dará a la red Corenet?
-El futuro va a depender enormemente de la comunicación y del conocimiento de unos mercados muy cambiantes que oscilan no sólo con las políticas agrarias. Es fundamental la comunicación y en ese sentido hemos creado Corenet, para poder llegar a los agricultores con una información diaria de lo que está sucediendo realmente en nuestros mercados a todos los niveles, orientarlos y contribuir a su formación.
-¿Qué le diría usted a ese público «poco concienciado» sobre el uso del agua que hacen los reganes?
-Nosotros nos hemos quejado en ocasiones por este hecho. Hemos pasado, a nivel general, de una política donde se ignoraban las posibles consecuencias de una actividad humana sobre el medio ambiente, -como es el regadío-, a un fundamentalismo ambientalista utilizando la ley del péndulo. Se magnifican las connotaciones negativas de una actividad humana ignorándose las positivas. Se ignora la importancia que tienen los regadíos y en nuestro país, si queremos agricultura, tiene que ser de regadío. En Andalucía sólo aumenta la población en los pueblos situados en zonas regables. Esto se ha dado a conocer como consecuencia de los estudios realizados para elaborar el PHN. Sin duda un regadío abandonado se convierte en el basurero de la ciudad más próxima, con lo cual sin la presencia de los agricultores en ese medio rural, ni habría turismo rural, ni habría desarrollo rural en un país de climatología mediterránea.
-¿Por qué un rechazo tan tajante a la «ecotasa»?
-Nosotros consideramos que en este momento, en el que hay cambios muy sensibles que van a afectar a cultivos muy especiales para la agricultura nacional, como el algodón o el arroz, o la modernización de los regadíos, crear un nuevo frente como puede ese impuesto, a destiempo, -porque lo que dice la Directiva Marco, es que hay que aplicar el Principio de Recuperación de Costes a partir de 2010 y siempre en aras de responder al principio de agricultura sostenible-, supondría una irracionalidad hasta no disponer de unos estudios consistentes. Estamos dispuestos a seguir colaborando con el MAPA y el Ministerio de Medio Ambiente para que los cambios no afecten a la competitividad y podamos seguir desarrollando un modelo de agricultura sostenible.
-¿En qué mejorarían la política de aguas actual?
-A nosotros lo que nos preocupa es que se está parando la ejecución de las obras concentradas en el Plan Hidrológico Nacional, que fue apoyado por unanimidad por todos los regantes de España. Sin oponernos a la desalación, consideramos que viendo el coste de la energía en este momento, ésta sólo pueda ser utilizada en algunas zonas muy concretas y para algunos cultivos específicos de alta rentabilidad como una solución complementaria de otra fuente alternativa, que puede ser superficial o subterránea, ya existente, y no como una solución sustitutiva de un trasvase.