Por el control de la demanda de agua en Extremadura
Lun, 02/05/2005
MUCHOS ciudadanos instintivamente piensan que ante un supuesto problema de abastecimiento de agua el dinero de todos los españoles servirá para subsidiar una vuelta de tuerca más en la espiral de derroche de agua, dado que se ha probado repetidamente por científicos y economistas que la satisfacción sin límite del gasto de agua aboca a un derroche igualmente sin límite.
Afortunadamente, cosa que antes no ocurría, existe un amplio debate social en Cáceres y en el resto de Extremadura en el que se ha demostrado que, tomando como ejemplo el proyecto de represamiento del río Almonte para abastecer a Cáceres y a localidades circundantes, los que proponen este nuevo embalse no aportan datos o argumento alguno para justificar la destrucción de uno de los mejores ríos españoles y europeos. Tan solo repiten como en una letanía la pretensión de que la obra se haga sin más, que "antes están las personas y luego los pájaros"o que "no estamos para experimentos" justo las mismas quejas que se decían hace cincuenta o sesenta años.
AEMS-Ríos con Vida y las organizaciones ciudadanas agrupadas en la Plataforma en Defensa del Río Almonte, por el contrario, han aportado a la opinión pública extremeña datos legales, económicos, técnicos, ambientales y sociales que apuestan por el control del gasto del agua y la buena gestión del territorio y del urbanismo. El agua se puede traer desde donde sea, pero lo que no es transportable es el suelo y el territorio. Los partidarios de una presa capaz de abastecer el derroche de ¿ 200.000 habitantes ! a la vista está que se han mostrado incapaces de crear una ciudad compacta, acorde con nuestra cultura, que evite el despilfarro en los usos urbanos del suelo y del agua. En cambio, se proyectan barriadas enteras de chalés y adosados dispersos con jardines propios del norte de Europa un disparate igual a sembrar naranjos en Noruega. Se dice que hace falta agua y se pide la nueva presa al colocar la primera piedra de un balneario urbano, claro ejemplo de ahorro; se ejecutan nuevos barrios sin establecer el uso de redes dobles de agua, el reciclaje de las aguas grises, el empleo de aguas subterráneas, la jardinería de climas secos y el pretratamiento de las aguas residuales en los polígonos industriales: agua potable hasta para lavar coches y baldear calles. Eso sí, una presa emplazada en otro término municipal y pagada por otros, en un claro ejemplo de autarquía hidráulica de corte soviético, cuyo fracaso está más que demostrado, ¿cuántos pantanos en Extremadura son totalmente inútiles, están sobredimensionados o son un regalo a las compañías eléctricas?
La experiencia demuestra que las autoridades locales han equivocado el camino. Ejemplo cercano está en Valdesalor, pantano contaminado por decenas de chalés ilegales y que solo sirve para inundar los pastos de una escasa y sobresubvencionada cabaña ganadera a escasos kilómetros de Cáceres. Se tapan la vista con anteojeras que solo miran a aumentar la huella ecológica de una ciudad Patrimonio de la Humanidad, cuyas autoridades pretenden acabar con un valle declarado por la UNESCO como Reserva de la Biosfera. Ni siquiera se tienen en cuenta por los promotores de la presa las indicaciones de la Comisión Mundial de Presas y las obligaciones legales que impone la Directiva Marco del Agua y otras normas del Derecho comunitario y nacional. Los "experimentos" ya se han mostrado eficaces sin merma alguna de la calidad de vida: Barcelona consume ahora el mismo volumen de agua que hace treinta años, cuando se previó un trasvase, jamás realizado, 25 veces superior al volumen del pantano del Almonte, pero con medio millón más de personas y un PIB que triplica al de entonces; Córdoba, sin mucho esfuerzo consume un 25% menos que hace unos años y los éxitos de Vitoria, Sevilla, Zaragoza o Mallorca son contundentes. El ahorro es factible, rápido y seguro, mucho mejor que una presa cuyo plazo de entrada en funcionamiento, doblando como mínimo el presupuesto inicial, se alargaría a siete u ocho años. Además, es obvio que se encontrará con una fuerte oposición en los tribunales y en Bruselas ante la clara vulneración de la ley, por lo que se negarán con seguridad los fondos para su financiación.
El proyecto del Almonte muestra cómo la inercia del desgobierno hidráulico se arrastra apoyado en los codos de prejuicios y hechos consumados, como el supeditar el abastecimiento a los venales intereses de Iberdrola en la conexión del pantano de Alcántara con el del Guadiloba, algo que contraviene claramente el Derecho de Aguas y perpetrado sin miramiento alguno. Quienes defendemos la calidad de vida y la conservación de nuestras señas de identidad culturales y ambientales del paisaje solicitamos a la Confederación Hidrográfica del Tajo y al Ministerio de Medio Ambiente que no solo archiven para siempre el proyecto del pantano del Almonte, sino que además lo protejan bajo la figura de la reserva ambiental hidrológica, a semejanza de los wild & scenic rivers, ante el silencio de la Junta de Extremadura en ejercer sus competencias ambientales. El Almonte es uno de los ejemplos más notorios, pero la amenaza de destrucción es asimismo real en monumentos naturales tales como Monteagudo, la Garganta de los Infiernos y el Guadámez.
Decía Einstein que es mucho más fácil romper la estructura de un átomo que modificar los prejuicios de ciertas personas. La sinrazón y el prejuicio, en fin, no pueden servir de argumento ante la destrucción de nuestro patrimonio natural, en una época en la que las grandes obras hidráulicas han pasado ya a la historia.
PEDRO BRUFAO CURIEL es doctor en Derecho y miembro de Aems-Ríos con vida y de la Plataforma en Defensa del Río Almonte
Afortunadamente, cosa que antes no ocurría, existe un amplio debate social en Cáceres y en el resto de Extremadura en el que se ha demostrado que, tomando como ejemplo el proyecto de represamiento del río Almonte para abastecer a Cáceres y a localidades circundantes, los que proponen este nuevo embalse no aportan datos o argumento alguno para justificar la destrucción de uno de los mejores ríos españoles y europeos. Tan solo repiten como en una letanía la pretensión de que la obra se haga sin más, que "antes están las personas y luego los pájaros"o que "no estamos para experimentos" justo las mismas quejas que se decían hace cincuenta o sesenta años.
AEMS-Ríos con Vida y las organizaciones ciudadanas agrupadas en la Plataforma en Defensa del Río Almonte, por el contrario, han aportado a la opinión pública extremeña datos legales, económicos, técnicos, ambientales y sociales que apuestan por el control del gasto del agua y la buena gestión del territorio y del urbanismo. El agua se puede traer desde donde sea, pero lo que no es transportable es el suelo y el territorio. Los partidarios de una presa capaz de abastecer el derroche de ¿ 200.000 habitantes ! a la vista está que se han mostrado incapaces de crear una ciudad compacta, acorde con nuestra cultura, que evite el despilfarro en los usos urbanos del suelo y del agua. En cambio, se proyectan barriadas enteras de chalés y adosados dispersos con jardines propios del norte de Europa un disparate igual a sembrar naranjos en Noruega. Se dice que hace falta agua y se pide la nueva presa al colocar la primera piedra de un balneario urbano, claro ejemplo de ahorro; se ejecutan nuevos barrios sin establecer el uso de redes dobles de agua, el reciclaje de las aguas grises, el empleo de aguas subterráneas, la jardinería de climas secos y el pretratamiento de las aguas residuales en los polígonos industriales: agua potable hasta para lavar coches y baldear calles. Eso sí, una presa emplazada en otro término municipal y pagada por otros, en un claro ejemplo de autarquía hidráulica de corte soviético, cuyo fracaso está más que demostrado, ¿cuántos pantanos en Extremadura son totalmente inútiles, están sobredimensionados o son un regalo a las compañías eléctricas?
La experiencia demuestra que las autoridades locales han equivocado el camino. Ejemplo cercano está en Valdesalor, pantano contaminado por decenas de chalés ilegales y que solo sirve para inundar los pastos de una escasa y sobresubvencionada cabaña ganadera a escasos kilómetros de Cáceres. Se tapan la vista con anteojeras que solo miran a aumentar la huella ecológica de una ciudad Patrimonio de la Humanidad, cuyas autoridades pretenden acabar con un valle declarado por la UNESCO como Reserva de la Biosfera. Ni siquiera se tienen en cuenta por los promotores de la presa las indicaciones de la Comisión Mundial de Presas y las obligaciones legales que impone la Directiva Marco del Agua y otras normas del Derecho comunitario y nacional. Los "experimentos" ya se han mostrado eficaces sin merma alguna de la calidad de vida: Barcelona consume ahora el mismo volumen de agua que hace treinta años, cuando se previó un trasvase, jamás realizado, 25 veces superior al volumen del pantano del Almonte, pero con medio millón más de personas y un PIB que triplica al de entonces; Córdoba, sin mucho esfuerzo consume un 25% menos que hace unos años y los éxitos de Vitoria, Sevilla, Zaragoza o Mallorca son contundentes. El ahorro es factible, rápido y seguro, mucho mejor que una presa cuyo plazo de entrada en funcionamiento, doblando como mínimo el presupuesto inicial, se alargaría a siete u ocho años. Además, es obvio que se encontrará con una fuerte oposición en los tribunales y en Bruselas ante la clara vulneración de la ley, por lo que se negarán con seguridad los fondos para su financiación.
El proyecto del Almonte muestra cómo la inercia del desgobierno hidráulico se arrastra apoyado en los codos de prejuicios y hechos consumados, como el supeditar el abastecimiento a los venales intereses de Iberdrola en la conexión del pantano de Alcántara con el del Guadiloba, algo que contraviene claramente el Derecho de Aguas y perpetrado sin miramiento alguno. Quienes defendemos la calidad de vida y la conservación de nuestras señas de identidad culturales y ambientales del paisaje solicitamos a la Confederación Hidrográfica del Tajo y al Ministerio de Medio Ambiente que no solo archiven para siempre el proyecto del pantano del Almonte, sino que además lo protejan bajo la figura de la reserva ambiental hidrológica, a semejanza de los wild & scenic rivers, ante el silencio de la Junta de Extremadura en ejercer sus competencias ambientales. El Almonte es uno de los ejemplos más notorios, pero la amenaza de destrucción es asimismo real en monumentos naturales tales como Monteagudo, la Garganta de los Infiernos y el Guadámez.
Decía Einstein que es mucho más fácil romper la estructura de un átomo que modificar los prejuicios de ciertas personas. La sinrazón y el prejuicio, en fin, no pueden servir de argumento ante la destrucción de nuestro patrimonio natural, en una época en la que las grandes obras hidráulicas han pasado ya a la historia.
PEDRO BRUFAO CURIEL es doctor en Derecho y miembro de Aems-Ríos con vida y de la Plataforma en Defensa del Río Almonte