Los ingresos de 40.000 familias malagueñas, en el aire por la grave sequía que atraviesa el campo

Sáb, 28/05/2005

SUR

La falta de precipitaciones recrudece los problemas de los agricultores después de un invierno de heladas y pérdidas millonarias para el sector Las organizaciones agrarias cifran los daños en más de 200 millones de euros, en un año negro en el que se perderá el 80% de la cosecha MANUEL BECERRA/MÁLAGA HERBÁCEOS. La falta de lluvia ha hecho que los campos de trigo estén secos a estas alturas del año. / ENRIQUE TORO El año 2005 ocupará ya con total seguridad un lugar destacado en la historia negra del castigado sector agrícola malagueño. Después de uno de los inviernos más duros que se recuerdan, con heladas que provocaron la ruina de cientos de explotaciones agrícolas, la primavera más seca de la década está haciendo estragos, y los ingresos de los que viven más de 40.000 familias de la provincia se encuentran en el aire.

En lugar del verdor habitual de estas fechas, los campos de trigo lucen el color oro propio de agosto, y la sequía afecta incluso al duro olivar, según han confirmado las organizaciones agrarias. Las pérdidas por la falta de lluvias superan con creces los 50 millones de euros, a los que hay que sumar los 150 millones provocados por el frío del pasado invierno en cultivos como los tomates, la patatas y los subtropicales.

Las administraciones competentes en la gestión del agua insisten en que este verano no habrá restricciones en el suministro urbano, garantizado por unos embalses que al concluir el periodo húmedo del año se encuentran al 47% de su capacidad total. Está por ver, sobre todo en los municipios del interior que dependen de los acuíferos, pero lo que ya es seguro es que este año se perderá el 80% de la cosecha de la mayor parte de los cultivos, excepto de los cítricos, que tienen asegurado el riego desde los embalses. Al menos, al día de hoy.

El secretario provincial de la Asociación Provincial de Jóvenes Agricultores (Asaja), Carlos Blázquez, no encuentra motivos para el optimismo. «Estamos pendientes de que llueva algo para que el secano, el olivar y los cereales, puedan sacar adelante el fruto, pero a estas alturas del año cada vez es más improbable», explica Blázquez.

Tras una primavera en la que sólo se han recogido seis litros por metro cuadrado de media en la provincia, los pozos están bajo mínimos. Hay que llegar a una mayor profundidad para extraer el agua, y ese esfuerzo económico adicional no es rentable para muchos agricultores, según relata el dirigente de la organización agraria.

Deficiencias

En algunos puntos como la localidad de Benamargosa, en la Axarquía, la ausencia de precipitaciones se ve agravada por las deficiencias en las infraestructuras. En esa localidad, más de 1.500 hectáreas de aguacates, limones y mangos en las que trabajan 700 agricultores dependen de una tubería que conecta la zona con el embalse de La Viñuela. «La están arreglando y hay una promesa de hacer una nueva para dentro de dos años, pero creemos que es demasiado tiempo», afirma Benjamín Faulí, técnico de Frutas y Hortalizas de Asaja.

Entre 40.000 y 50.000 personas trabajan en el sector primario malagueño, sumando los alrededor de 2.000 ganaderos de pasto que hay en la provincia. Son ellos, según Asaja, los que primero han sufrido la escasez de lluvias, que hasta la fecha representa -con sólo 281 litros por metro cuadrado de media desde octubre, cuando comenzó el año hidrológico- el 37% de las precipitaciones recogidas el pasado ejercicio.

Desde comienzos de año, la sequedad de los pastos ha forzado a muchos propietarios de explotaciones ganaderas a comprar piensos para sus cabañas, entre las que destacan las de caprino (con 280.000 cabezas es la más grande de Andalucía), ovino (190.000 unidades) y vacas de carne, con más de 3.200 reses. Las administraciones central y autonómica no están colaborando para mitigar esta situación crítica, según denuncia Asaja. «El Ministerio de Agricultura nos instó a contratar seguros de pasto por la sequía. Más de 200 ganaderos lo hicieron y se han encontrado con que, pese a que en marzo el ministerio confirmó que había sequía, el mes de abril no dio su conformidad, basándose en los datos de un satélite que se procesan en Valladolid. Es una situación surrealista», añade el secretario provincial de Asaja.

Los dirigentes de la organización agraria se muestran muy críticos con las ayudas: «Aún no han llegado las que prometieron en 2004 por la subida del precio del gasoil, ni las de las heladas, así que de las de la sequía mejor ni hablamos», asegura Benjamín Faulí.

Aunque las estadísticas saltaran hechas añicos y lloviera con intensidad de aquí a septiembre, el ciclo vegetativo del campo está ya cerrado. Esas hipotéticas lluvias sólo serían beneficiosas para los acuíferos, que estarían recargados para la próxima campaña. Para la actual, con pérdidas en el campo español que superan los 3.000 millones de euros sumando los daños provocados por las heladas y la sequía, sólo cabe esperar que lleguen las ansiadas ayudas.