AIE/ELECTRICIDAD-APAGONES Planes preventivos permiten recortes consumo para evitar apagones
Mié, 08/06/2005
Disponer de planes preventivos para reducir el consumo de electricidad en caso de riesgos de cortes de corriente permite evitar apagones que tienen consecuencias muy negativas, incluidas en términos económicos.
Este es uno de los principales mensajes de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que en un informe publicado hoy ofrece una amplia paleta de mecanismos para combatir la amenaza de un apagón con medidas de disminución de la demanda.
"Es muy importante tener planes preventivos", explicó el responsable del informe, Alan Meier, que en conferencia de prensa en París insistió en la idea de que "es posible ahorrar energía deprisa", como lo muestran diversos ejemplos del pasado reciente, como Brasil durante la sequía de 2001 o California por los problemas de aprovisionamiento en los últimos años.
Las medidas más baratas para afrontar esas situaciones de riesgo de apagón son las que movilizan al público debido a los medios de comunicación para disminuir el gasto en electricidad con gestos en ocasiones simples en términos de consumo, señaló Meier.
"Los medios de comunicación pueden ayudar a explicar la escasez a los consumidores y decirles qué medidas de ahorro aplicar, como ajustar los termostatos, apagar luces y equipos que no se usan o tomar duchas más breves", señaló a modo de ejemplo.
Recordó que en el pasado este tipo de dispositivos ya se han mostrado eficaces, como en Suecia durante un corto periodo de escasez en invierno, que permitió recortar un 4 por ciento el consumo de electricidad en sólo cuatro días.
En Brasil, durante la sequía de 2001, la desconexión de los congeladores por millones de familias y otras medidas como la amenaza de cortar la corriente a quienes no cumplieran con los objetivos de reducción de consumo permitieron una rebaja del 20 por ciento de la demanda durante meses.
La AIE evocó igualmente la sustitución masiva de millones de bombillas incandescentes por otras fluorescentes que consumen un 70 por ciento menos de energía durante los periodos de crisis en Brasil y California.
También en California, el cambio de casi un millón de lámparas de los semáforos permitió el ahorro rápido de 60 megavatios, una cantidad de electricidad suficiente para alimentar 60.000 viviendas.
En ese mismo estado, las rebajas de precios prometidas a los abonados que disminuyeran su consumo también tuvieron como consecuencia una menor presión de la demanda.
Meier aludió también al efecto que pueden tener los precios, ya que una subida súbita del kilovatio por un problema de escasez puede ayudar a disminuir la demanda, aunque puntualizó que en muchos países el sistema de regulación impide una reacción suficientemente rápida de los precios.
Preguntado sobre si en la actualidad hay más riesgos de apagones, Meier señaló que no tiene constancia, aunque admitió que el cambio climático acarrea de forma más frecuente fenómenos catastróficos como sequías e inundaciones, y que el fuerte desarrollo de la climatización hace los sistemas eléctricos más vulnerables durante los picos de consumo.
Este es uno de los principales mensajes de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que en un informe publicado hoy ofrece una amplia paleta de mecanismos para combatir la amenaza de un apagón con medidas de disminución de la demanda.
"Es muy importante tener planes preventivos", explicó el responsable del informe, Alan Meier, que en conferencia de prensa en París insistió en la idea de que "es posible ahorrar energía deprisa", como lo muestran diversos ejemplos del pasado reciente, como Brasil durante la sequía de 2001 o California por los problemas de aprovisionamiento en los últimos años.
Las medidas más baratas para afrontar esas situaciones de riesgo de apagón son las que movilizan al público debido a los medios de comunicación para disminuir el gasto en electricidad con gestos en ocasiones simples en términos de consumo, señaló Meier.
"Los medios de comunicación pueden ayudar a explicar la escasez a los consumidores y decirles qué medidas de ahorro aplicar, como ajustar los termostatos, apagar luces y equipos que no se usan o tomar duchas más breves", señaló a modo de ejemplo.
Recordó que en el pasado este tipo de dispositivos ya se han mostrado eficaces, como en Suecia durante un corto periodo de escasez en invierno, que permitió recortar un 4 por ciento el consumo de electricidad en sólo cuatro días.
En Brasil, durante la sequía de 2001, la desconexión de los congeladores por millones de familias y otras medidas como la amenaza de cortar la corriente a quienes no cumplieran con los objetivos de reducción de consumo permitieron una rebaja del 20 por ciento de la demanda durante meses.
La AIE evocó igualmente la sustitución masiva de millones de bombillas incandescentes por otras fluorescentes que consumen un 70 por ciento menos de energía durante los periodos de crisis en Brasil y California.
También en California, el cambio de casi un millón de lámparas de los semáforos permitió el ahorro rápido de 60 megavatios, una cantidad de electricidad suficiente para alimentar 60.000 viviendas.
En ese mismo estado, las rebajas de precios prometidas a los abonados que disminuyeran su consumo también tuvieron como consecuencia una menor presión de la demanda.
Meier aludió también al efecto que pueden tener los precios, ya que una subida súbita del kilovatio por un problema de escasez puede ayudar a disminuir la demanda, aunque puntualizó que en muchos países el sistema de regulación impide una reacción suficientemente rápida de los precios.
Preguntado sobre si en la actualidad hay más riesgos de apagones, Meier señaló que no tiene constancia, aunque admitió que el cambio climático acarrea de forma más frecuente fenómenos catastróficos como sequías e inundaciones, y que el fuerte desarrollo de la climatización hace los sistemas eléctricos más vulnerables durante los picos de consumo.