Los investigadores del Proyecto Life sobre el mejillón de río descubren unos dos mil ejemplares en las cuencas del Negro, Tera y Bibey, aunque no se cierra con éxito el ciclo reproductivo
Lun, 02/05/2005
La Opinión. El Correo de Zamora
Los investigadores del Proyecto Life sobre el mejillón de río en las cuencas de Sanabria-La Carballeda han localizado alrededor de dos mil ejemplares, concentrados en el Negro, Tera y Bibey. El primer año de trabajo ha permitido comprobar que la especie «no se reproduce con éxito», lo que ha llevado a programar acciones encaminadas a garantizar la limpieza de los ríos y potenciar la población de trucha, el pez donde se hospeda el molusco.
Las investigaciones realizadas a lo largo del año pasado ya han alumbrado los primeros resultados sobre la población, los factores que han afectado y la situación real de la náyade de río Margaritifera margaritifera, cuyo descubrimiento científico en cuencas de Sanabria y Carballeda propició la aprobación de un Programa Life con una financiación de 516.000 euros para el estudio y la conservación de la especie. Una de las revelaciones sitúa a las principales colonias del conocido comúnmente como mejillón de agua dulce, en los ríos Negro (entre 800 y 1.000 ejemplares) y Tera (unos 200), mientras que en el Bibey se ha encontrado por primera vez (menos de veinte ejemplares), lo que constituye todo un descubrimiento debido a que se desconocía su existencia; y aunque en la parte española del Tuela no se han localizado, sí aparece alguna colonia en la zona portuguesa, según los datos contrastados con los técnicos de aquel país.
Los trabajos forman parte del Programa Life Náyade, aprobado en septiembre de 2003 para un periodo de ejecución de cuatro años, que se ha visto favorecido por la declaración de la especie de interés prioritario por la Unión Europea al ser bioindicadora de la calidad del agua. La náyade habita en cursos de aguas frías, umbrías, limpias y claras, y por esa razón su presencia en los ríos sanabreses demuestra la buena conservación del hábitat. El alto valor ecológico del molusco bivalvo como garante del buen estado de conservación de los ríos llevó a la Junta a solicitar la iniciativa Life, que ha atraído fondos europeos tanto en favor de la especie como de la recuperación integral del medio; a la vez, indirectamente, el proyecto ha contribuido a la inclusión de buena parte de los ríos de la zona en la Red Natura 2000, creada para mantener en un estado de conservación favorable los espacios seleccionados. Las riberas del Manzanas, Tuela, Tera y Aliste, con sus afluentes, han sido propuestos para la incorporación a la Red Natura; una figura de protección amparada por la legislación europea.
Y es en este proyecto de conservación de los ríos en el que se enmarcan las acciones previstas en el Life Náyade, que da nombre al mejillón, un residente habitual en el fondo de los ríos sanabreses, pero desde hace unos 40 años víctima de una importante regresión. El complejo ciclo vital de este extraño habitante, mediante el cual las hembras liberan larvas que se fijan en los filamentos branquiales de algunas especies de peces para dejarse transportar y posteriormente liberarse en los frezaderos, hace que en los ríos de Zamora la náyade este muy ligada a la trucha, su hospedadora. Por esa razón, la mejora de las poblaciones de este pez repercute en la presencia del molusco y a su vez contribuye a eliminar la contaminación de los ríos. Ahí radica la importancia que el servicio de Medio Ambiente otorga a este proyecto; «digamos que el molusco ha conseguido dinero para el río porque permite desarrollar diversas acciones a través del Life», explica Pablo Santos, coordinador del Programa.
Las poblaciones localizadas y analizadas por el equipo del Life Náyade tienen una media de 60-80 años (la especie puede llegar a superar el siglo de vida) y se ha podido comprobar que se reproducen; sin embargo, no se han encontrado truchas infectadas ni individuos juveniles, lo que demuestra que «el ciclo reproductivo no se cierra con éxito». Puede tratarse así de una población fértil con problemas de fecundidad originados por disminución de la densidad de truchas (la especie hospedadora), la contaminación (aunque en los ríos de Sanabria es mínima) o la propia dinámica fluvial. Para conocer el potencial de la especie hospedadora, en este caso la trucha, a lo largo de 2004 se realizaron campañas de pesca eléctrica a fin de determinar la composición de la comunidad piscícola e inspeccionar las branquias de las especies capturadas. En total se inspeccionaron 1.342 truchas sin obtener resultados positivos.
Las investigaciones realizadas a lo largo del año pasado ya han alumbrado los primeros resultados sobre la población, los factores que han afectado y la situación real de la náyade de río Margaritifera margaritifera, cuyo descubrimiento científico en cuencas de Sanabria y Carballeda propició la aprobación de un Programa Life con una financiación de 516.000 euros para el estudio y la conservación de la especie. Una de las revelaciones sitúa a las principales colonias del conocido comúnmente como mejillón de agua dulce, en los ríos Negro (entre 800 y 1.000 ejemplares) y Tera (unos 200), mientras que en el Bibey se ha encontrado por primera vez (menos de veinte ejemplares), lo que constituye todo un descubrimiento debido a que se desconocía su existencia; y aunque en la parte española del Tuela no se han localizado, sí aparece alguna colonia en la zona portuguesa, según los datos contrastados con los técnicos de aquel país.
Los trabajos forman parte del Programa Life Náyade, aprobado en septiembre de 2003 para un periodo de ejecución de cuatro años, que se ha visto favorecido por la declaración de la especie de interés prioritario por la Unión Europea al ser bioindicadora de la calidad del agua. La náyade habita en cursos de aguas frías, umbrías, limpias y claras, y por esa razón su presencia en los ríos sanabreses demuestra la buena conservación del hábitat. El alto valor ecológico del molusco bivalvo como garante del buen estado de conservación de los ríos llevó a la Junta a solicitar la iniciativa Life, que ha atraído fondos europeos tanto en favor de la especie como de la recuperación integral del medio; a la vez, indirectamente, el proyecto ha contribuido a la inclusión de buena parte de los ríos de la zona en la Red Natura 2000, creada para mantener en un estado de conservación favorable los espacios seleccionados. Las riberas del Manzanas, Tuela, Tera y Aliste, con sus afluentes, han sido propuestos para la incorporación a la Red Natura; una figura de protección amparada por la legislación europea.
Y es en este proyecto de conservación de los ríos en el que se enmarcan las acciones previstas en el Life Náyade, que da nombre al mejillón, un residente habitual en el fondo de los ríos sanabreses, pero desde hace unos 40 años víctima de una importante regresión. El complejo ciclo vital de este extraño habitante, mediante el cual las hembras liberan larvas que se fijan en los filamentos branquiales de algunas especies de peces para dejarse transportar y posteriormente liberarse en los frezaderos, hace que en los ríos de Zamora la náyade este muy ligada a la trucha, su hospedadora. Por esa razón, la mejora de las poblaciones de este pez repercute en la presencia del molusco y a su vez contribuye a eliminar la contaminación de los ríos. Ahí radica la importancia que el servicio de Medio Ambiente otorga a este proyecto; «digamos que el molusco ha conseguido dinero para el río porque permite desarrollar diversas acciones a través del Life», explica Pablo Santos, coordinador del Programa.
Las poblaciones localizadas y analizadas por el equipo del Life Náyade tienen una media de 60-80 años (la especie puede llegar a superar el siglo de vida) y se ha podido comprobar que se reproducen; sin embargo, no se han encontrado truchas infectadas ni individuos juveniles, lo que demuestra que «el ciclo reproductivo no se cierra con éxito». Puede tratarse así de una población fértil con problemas de fecundidad originados por disminución de la densidad de truchas (la especie hospedadora), la contaminación (aunque en los ríos de Sanabria es mínima) o la propia dinámica fluvial. Para conocer el potencial de la especie hospedadora, en este caso la trucha, a lo largo de 2004 se realizaron campañas de pesca eléctrica a fin de determinar la composición de la comunidad piscícola e inspeccionar las branquias de las especies capturadas. En total se inspeccionaron 1.342 truchas sin obtener resultados positivos.