El agua en Canarias, un recurso escaso que obliga a buscar nuevas alternativas

Sáb, 06/08/2005

ABC

La reducción de los niveles freáticos hace cada vez más costoso explotar las napas de agua subterránea, el principal recurso de las islas occidentales

BERNARDO SAGASTUME

SANTA CRUZ. Costoso, escaso, mal repartido y cada vez más difícil de conseguir. Esas son las características del recurso del agua en Canarias, donde esta semana se supo que sigue siendo la Comunidad Autónoma que más paga por él, a pesar de que es la que menos lo consume.

A la cabeza en el precio, con 1,68 euros el metro cúbico, en el Archipiélago el agua cuesta, por ejemplo, el triple que en La Rioja, donde por esa misma medida se cobra 54 céntimos. Como contrapartida, el consumo por habitante en el último año medido, 2003, fue, junto con Baleares, el más bajo de España, con 135 litros por día, muy lejos de Cantabria, donde llega a 185, según los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística.

¿A qué se debe esto? Principalmente, a la escasez. Basta con decir que las precipitaciones medias en la región, si bien varían entre islas -con 100 milímetros al año en Fuerteventura o Lanzarote y 600 en La Palma, en un extremo y otro de los registros-, se sitúan muy por debajo de la zona norte del país, donde sólo en Galicia caen 1.500 milímetros de lluvia por año.

Del subsuelo al mar

Históricamente, el origen del agua han sido las fuentes subterráneas, pero este recurso no es común a todas las islas, ya que está prácticamente ausente en Fuerteventura y Lanzarote. Además, en los lugares donde se extraía de ese modo, como Tenerife, resulta cada vez más difícil de conseguir, porque ha ido bajando el nivel freático (la capa del subsuelo que contiene esta agua), que ahora se encuentra en algunos pozos a 400 metros de profundidad, cuando antes se los hallaba 300 metros más arriba.

Esto vuelve más caro el proceso y menos fructífero, porque los volúmenes son, conforme avanza su explotación, más modestos: en la Península basta con penetrar 100 metros para embalsar un millón de metros cúbicos, mientras que en Canarias se logra la décima parte, según las estimaciones de los técnicos de la Dirección General de Aguas del Gobierno Autonómico.

La respuesta a esto ha sido la búsqueda de medios alternativos, con una marcado avance, desde los años setenta, hacia la desalación, que convierte en potable o útil para otros fines el agua de mar. De esta fuente se abastece hoy más del 90 por ciento del consumo de Lanzarote y Fuerteventura. En Gran Canaria alcanza a la mitad de sus necesidades y los algo menos de 400.000 habitantes de su capital, Las Palmas, beben agua desalada. En Telde, la segunda ciudad de la isla, se ha dado un paso adelante esta semana, con la adjudicación de las obras para ampliar una desaladora que garantizará el abastecimiento de la zona.

Distinta es la situación en las islas de La Gomera y en La Palma, donde toda el agua proviene de fuentes subterráneas, y en Tenerife, donde también constituye su principal fuente, aunque con una creciente tendencia a la desalación.

Tres veces menos que Europa

La Dirección General de Aguas del Gobierno Autonómico elaboró este año un informe -«El Agua en Canarias»-, donde se marcaba la diferencia entre los recursos medios por habitante en el Archipiélago, que es de 690 metros cúbicos, mientras que en la Península y la llamada Europa de los doce (sus miembros hasta 1995) es de entre 2.500 y 3.000 metros cúbicos por habitante. Es decir, un residente canario tiene en potencia unas tres o cuatro veces menos de agua.

El futuro. según aseguran los técnicos, está sin duda, en la desalación, que ha bajado sus costes significativamente. Sin embargo, no ven posible todavía que, en el futuro más cercano, esto se vea reflejado en el precio de la factura, por más que los canarios sean los más medidos a la hora de abrir el grifo.