El consumo de agua potable en la capital se reduce un 30 por ciento desde julio
Vie, 19/08/2005
Las autoridades advierten de la necesidad de seguir ahorrando: los embalses están al 45 por ciento de su capacidad y se espera un septiembre muy seco
SARA MEDIALDEA
MADRID. La capital ha reducido un 30 por ciento su consumo de agua potable desde que se pusieron en marcha, a comienzos de julio, las medidas de ahorro en los servicios municipales. Así lo anunció ayer el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, quien pidió no obstante mantener los esfuerzos en este sentido, ante la preocupante situación de sequía que atraviesa el país y que no tiene visos de solución a corto plazo.
El decreto de ahorro entró en vigor el 8 de julio, y contempla 18 medidas para reducir el consumo de agua potable y utilizar recursos hídricos alternativos: baldeo de calles con agua reciclada, riego de jardines por el mismo procedimiento, sustitución de grifos de mariposa por otros de pulsador en las fuentes públicas, o riego nocturno en las zonas verdes son algunas de las medidas aplicadas.
Los datos fueron valorados positivamente por la concejal de Medio Ambiente, Paz González: «Si hemos conseguido postergar en un solo día la aplicación de restricciones del consumo de agua, será un trabajo bien hecho».
No obstante, la situación sigue siendo muy preocupante. Las autoridades recuerdan la necesidad de mantener las medidas de ahorro: los pantanos están al 45 por ciento de su capacidad, y las previsiones meteorológicas apuntan un otoño desesperadamente seco.
Protocolo estricto
Madrid podría entrar, en breve, en el nivel de sequía severa, que obligaría a tomar medidas restrictivas en el uso de agua, aunque aún no habría cortes para los usuarios. Un estricto protocolo establece los pasos que el Canal de Isabel II debe seguir en cada fase de sequía. La que está a punto de alcanzar la región obligaría, en un primer momento, a reducir el consumo en un 9 por ciento, mediante prohibición del riego con agua potable de parques que no sean históricos o el uso de la misma para el baldeo de calles.
El alcalde hizo público este balance durante la presentación de un nuevo plan de ahorro, que aprovechará las aguas freáticas que se filtran en los túneles de Metro para el riego de jardines o el baldeo de calles, entre otros usos.
Esas aguas se recogen en un centenar de pozos, repartidos por las diferentes estaciones de Metro. Lo habitual era que de los pozos pasaran a la red de saneamiento. Pero ahora, son reutilizadas para regar parques, baldear calles o incluso para enriquecer el cauce de los arroyos de la Casa de Campo.
En conjunto, por este procedimiento se van a ahorrar 4,4 hectómetros cúbicos anuales de agua, la misma cantidad que consume una ciudad del tamaño de Ávila. El agua procedente de los niveles freáticos es, según los técnicos municipales, limpia, aunque no ha pasado un proceso de potabilización. «Es como el agua de un pozo o la de un manantial», explicaron. No obstante, para evitar cualquier problema en su utilización, se va a construir una estación automática de control de calidad.
Visita municipal
El alcalde visitó ayer uno de los pozos donde se concentra este agua procedente de filtraciones en el Metro: el situado en la estación de Batán. Cuenta con un depósito de 15 metros cúbicos para recoger el caudal bombeado desde los túneles. En quince minutos, puede llenarse un camión cisterna para utilizarlo en riego o baldeo, «o incluso en la extinción de fuegos», señaló el regidor. El líquido sobrante se desvía por arroyos de la Casa de Campo hacia el de Meaques, en el que también se van a iniciar actuaciones de limpieza del cauce.
El ahorro de agua así obtenido, los 4,4 hectómetros cúbicos anuales señalados antes, se unirán a los 21,7 que van a ahorrarse en la llamada «M-30 del agua reciclada», la red de suministro que abraza Madrid transportando agua reciclada desde las depuradoras a los principales parques. Esta cantidad equivale al consumo de una ciudad como Oviedo, y podría utilizarse para regar 3.500 hectáreas de zonas verdes y baldear 4.240 hectáreas de calles, recordó Alberto Ruiz-Gallardón.
SARA MEDIALDEA
MADRID. La capital ha reducido un 30 por ciento su consumo de agua potable desde que se pusieron en marcha, a comienzos de julio, las medidas de ahorro en los servicios municipales. Así lo anunció ayer el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, quien pidió no obstante mantener los esfuerzos en este sentido, ante la preocupante situación de sequía que atraviesa el país y que no tiene visos de solución a corto plazo.
El decreto de ahorro entró en vigor el 8 de julio, y contempla 18 medidas para reducir el consumo de agua potable y utilizar recursos hídricos alternativos: baldeo de calles con agua reciclada, riego de jardines por el mismo procedimiento, sustitución de grifos de mariposa por otros de pulsador en las fuentes públicas, o riego nocturno en las zonas verdes son algunas de las medidas aplicadas.
Los datos fueron valorados positivamente por la concejal de Medio Ambiente, Paz González: «Si hemos conseguido postergar en un solo día la aplicación de restricciones del consumo de agua, será un trabajo bien hecho».
No obstante, la situación sigue siendo muy preocupante. Las autoridades recuerdan la necesidad de mantener las medidas de ahorro: los pantanos están al 45 por ciento de su capacidad, y las previsiones meteorológicas apuntan un otoño desesperadamente seco.
Protocolo estricto
Madrid podría entrar, en breve, en el nivel de sequía severa, que obligaría a tomar medidas restrictivas en el uso de agua, aunque aún no habría cortes para los usuarios. Un estricto protocolo establece los pasos que el Canal de Isabel II debe seguir en cada fase de sequía. La que está a punto de alcanzar la región obligaría, en un primer momento, a reducir el consumo en un 9 por ciento, mediante prohibición del riego con agua potable de parques que no sean históricos o el uso de la misma para el baldeo de calles.
El alcalde hizo público este balance durante la presentación de un nuevo plan de ahorro, que aprovechará las aguas freáticas que se filtran en los túneles de Metro para el riego de jardines o el baldeo de calles, entre otros usos.
Esas aguas se recogen en un centenar de pozos, repartidos por las diferentes estaciones de Metro. Lo habitual era que de los pozos pasaran a la red de saneamiento. Pero ahora, son reutilizadas para regar parques, baldear calles o incluso para enriquecer el cauce de los arroyos de la Casa de Campo.
En conjunto, por este procedimiento se van a ahorrar 4,4 hectómetros cúbicos anuales de agua, la misma cantidad que consume una ciudad del tamaño de Ávila. El agua procedente de los niveles freáticos es, según los técnicos municipales, limpia, aunque no ha pasado un proceso de potabilización. «Es como el agua de un pozo o la de un manantial», explicaron. No obstante, para evitar cualquier problema en su utilización, se va a construir una estación automática de control de calidad.
Visita municipal
El alcalde visitó ayer uno de los pozos donde se concentra este agua procedente de filtraciones en el Metro: el situado en la estación de Batán. Cuenta con un depósito de 15 metros cúbicos para recoger el caudal bombeado desde los túneles. En quince minutos, puede llenarse un camión cisterna para utilizarlo en riego o baldeo, «o incluso en la extinción de fuegos», señaló el regidor. El líquido sobrante se desvía por arroyos de la Casa de Campo hacia el de Meaques, en el que también se van a iniciar actuaciones de limpieza del cauce.
El ahorro de agua así obtenido, los 4,4 hectómetros cúbicos anuales señalados antes, se unirán a los 21,7 que van a ahorrarse en la llamada «M-30 del agua reciclada», la red de suministro que abraza Madrid transportando agua reciclada desde las depuradoras a los principales parques. Esta cantidad equivale al consumo de una ciudad como Oviedo, y podría utilizarse para regar 3.500 hectáreas de zonas verdes y baldear 4.240 hectáreas de calles, recordó Alberto Ruiz-Gallardón.