La sequía complica aún más que España pueda cumplir el protocolo de Kioto
Lun, 05/09/2005
La sequía está complicando «aún más» el cumplimiento por parte de España del Protocolo de Kioto, ya que la ausencia de precipitaciones hace que el país, que se comporta como «un nuevo rico consumiendo energía», en palabras del Ministerio, recurra a fuentes energéticas que emiten más emisiones de CO2 que la hidroeléctrica.
Así lo explicó en declaraciones a Efe el secretario general para la prevención de la Contaminación y el Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente, Arturo Gonzalo Aizpiri, quien recordó que España ya triplica el máximo que el Protocolo de Kioto prevé de emisiones de CO2 para España y que el consumo de energía está creciendo muy por encima, «más del doble», que lo hace su Producto Interior Bruto (PIB).
El consumo, disparado
Según los últimos datos de la patronal eléctrica, UNESA, señaló Aizpiri, hasta el 31 de julio de 2005, el consumo de energía eléctrica en España creció el 7%, algo mas del doble que el Producto Interior Bruto.
La gran prioridad del Gobierno, afirmó, es moderar el crecimiento del consumo de energía, y a eso apunta el plan de eficiencia energética aprobado recientemente.
Pero además, dijo, la sequía está produciendo una importante reducción de la generación hidroeléctrica, que no produce emisiones de CO2, «y para cubrir ese hueco» hay un incremento «muy importante» de demanda de la generación térmica (fuel, carbón y gas) que sí las libera.
La producción de energía hidroeléctrica se ha reducido un 36,8% y la generación eléctrica a partir de fuentes térmicas, «que son las que emiten CO2», han crecido un 277,4%, destacó.
Aunque el Plan Nacional se Asignación de Emisiones para el periodo 2005/2007 tiene implícita «una cierta irregularidad», este año «es tremendamente negativo», afirmó.
Aizpiri recordó que entre un año seco y uno húmedo, hay una diferencia de emisión a la atmósfera de 20 millones de toneladas de CO2, es decir, el 5% del total.
Todas las proyecciones que se manejan, advirtió, apuntan a que cada vez van a ser mas frecuentes los años sin lluvias y cada vez más secos, con lo que el efecto de las emisiones de CO2 añadidas será también más significativo.
Almacén de gases
Ante esto, hay que mantener la prioridad de las políticas de ahorro y eficiencia, poner en marcha planes de ahorro y utilización de energías alternativas, profundizar en la eficiencia y seguir pidiendo la colaboración de los ciudadanos, «porque lo que no se puede evitar es que no llueva», remachó.
Las emisiones de CO2 van a continuar, dijo, y el panel intergubernamental IPCC, que se reunirá a finales de septiembre en Montreal (Canadá), va a plantear las pautas para la gestión de esos gases contaminantes.
Una posibilidad de las que se han barajado es la captura y almacenamiento de CO2 es su inyección en formaciones geológicas profundas, otra, inyectarlo en los océanos, y una tercera, su almacenamiento químico, formando carbonatos capaces de inmovilizar los gases.
Su «impresión preliminar» es que el almacenamiento geológico profundo «ofrece grandes posibilidades», ya que se podrían encarcelar hasta 2.000 gigatoneladas de CO2, con una alta garantía de permanencia en el subsuelo.
Hay más dudas sobre su almacenamiento en los océanos, porque «implica más riesgos ambientales», mientras que la alternativa de transformación química «no ofrece las mismas posibilidades».
«Una vez el IPCC decida, España decidirá», apostilló Aizpiri, quien recordó que el CO2 es un gas que no tiene riesgo de inflamabilidad ni de explosión y no es un contaminante en sentido estricto.
España, dijo, tiene «comportamientos de consumo desbocado» de energía porque ningún país de su nivel de desarrollo tiene «este desacoplamiento entre su riqueza y el consumo energético, que crece cada año».
Adiós al ahorro
A su juicio, ese «desacoplamiento» se debe a varias causas: que en la anterior legislatura se abandonaron las políticas de eficiencia en la demanda; tendencias de la sociedad del bienestar como la generalización del aire acondicionado, o la intensificación del transporte privado y de mercancías por carretera.
«Los ciudadanos españoles hemos perdido la cultura del ahorro y tenemos cierta conducta de nuevos ricos», afirmó.
«El problema lo crea el país en su conjunto y necesita la respuesta e implicación de todos. Pagar 70 dólares por el barril de petróleo es una grave carga para nuestra salud económica a largo plazo», añadió Gonzalo Aizpiri
Así lo explicó en declaraciones a Efe el secretario general para la prevención de la Contaminación y el Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente, Arturo Gonzalo Aizpiri, quien recordó que España ya triplica el máximo que el Protocolo de Kioto prevé de emisiones de CO2 para España y que el consumo de energía está creciendo muy por encima, «más del doble», que lo hace su Producto Interior Bruto (PIB).
El consumo, disparado
Según los últimos datos de la patronal eléctrica, UNESA, señaló Aizpiri, hasta el 31 de julio de 2005, el consumo de energía eléctrica en España creció el 7%, algo mas del doble que el Producto Interior Bruto.
La gran prioridad del Gobierno, afirmó, es moderar el crecimiento del consumo de energía, y a eso apunta el plan de eficiencia energética aprobado recientemente.
Pero además, dijo, la sequía está produciendo una importante reducción de la generación hidroeléctrica, que no produce emisiones de CO2, «y para cubrir ese hueco» hay un incremento «muy importante» de demanda de la generación térmica (fuel, carbón y gas) que sí las libera.
La producción de energía hidroeléctrica se ha reducido un 36,8% y la generación eléctrica a partir de fuentes térmicas, «que son las que emiten CO2», han crecido un 277,4%, destacó.
Aunque el Plan Nacional se Asignación de Emisiones para el periodo 2005/2007 tiene implícita «una cierta irregularidad», este año «es tremendamente negativo», afirmó.
Aizpiri recordó que entre un año seco y uno húmedo, hay una diferencia de emisión a la atmósfera de 20 millones de toneladas de CO2, es decir, el 5% del total.
Todas las proyecciones que se manejan, advirtió, apuntan a que cada vez van a ser mas frecuentes los años sin lluvias y cada vez más secos, con lo que el efecto de las emisiones de CO2 añadidas será también más significativo.
Almacén de gases
Ante esto, hay que mantener la prioridad de las políticas de ahorro y eficiencia, poner en marcha planes de ahorro y utilización de energías alternativas, profundizar en la eficiencia y seguir pidiendo la colaboración de los ciudadanos, «porque lo que no se puede evitar es que no llueva», remachó.
Las emisiones de CO2 van a continuar, dijo, y el panel intergubernamental IPCC, que se reunirá a finales de septiembre en Montreal (Canadá), va a plantear las pautas para la gestión de esos gases contaminantes.
Una posibilidad de las que se han barajado es la captura y almacenamiento de CO2 es su inyección en formaciones geológicas profundas, otra, inyectarlo en los océanos, y una tercera, su almacenamiento químico, formando carbonatos capaces de inmovilizar los gases.
Su «impresión preliminar» es que el almacenamiento geológico profundo «ofrece grandes posibilidades», ya que se podrían encarcelar hasta 2.000 gigatoneladas de CO2, con una alta garantía de permanencia en el subsuelo.
Hay más dudas sobre su almacenamiento en los océanos, porque «implica más riesgos ambientales», mientras que la alternativa de transformación química «no ofrece las mismas posibilidades».
«Una vez el IPCC decida, España decidirá», apostilló Aizpiri, quien recordó que el CO2 es un gas que no tiene riesgo de inflamabilidad ni de explosión y no es un contaminante en sentido estricto.
España, dijo, tiene «comportamientos de consumo desbocado» de energía porque ningún país de su nivel de desarrollo tiene «este desacoplamiento entre su riqueza y el consumo energético, que crece cada año».
Adiós al ahorro
A su juicio, ese «desacoplamiento» se debe a varias causas: que en la anterior legislatura se abandonaron las políticas de eficiencia en la demanda; tendencias de la sociedad del bienestar como la generalización del aire acondicionado, o la intensificación del transporte privado y de mercancías por carretera.
«Los ciudadanos españoles hemos perdido la cultura del ahorro y tenemos cierta conducta de nuevos ricos», afirmó.
«El problema lo crea el país en su conjunto y necesita la respuesta e implicación de todos. Pagar 70 dólares por el barril de petróleo es una grave carga para nuestra salud económica a largo plazo», añadió Gonzalo Aizpiri