Los caudales ecológicos son necesarios para la gestión hídrica
Dom, 16/10/2005
Aunque se conocen las necesidades de agua para abastecimiento y riego, queda mucho camino para evaluar satisfactoriamente las que tienen los peces y otras especies que han vivido siempre en nuestros ríos Por muchos de los ríos españoles circulan caudales sensiblemente distintos a los que la naturaleza diseñó para que los ecosistemas fluviales funcionen correctamente. La construcción de infraestructuras hidráulicas parece ser la opción preferida para satisfacer las crecientes demandas hídricas de nuestra sociedad durante las últimas décadas como lo demuestran las más de 1.200 presas que fragmentan la red fluvial española. Algunos beneficios de estos proyectos son incuestionables y convenientes en nuestro país, cuya meteorología es considerada como desfavorable para el tipo de ordenación territorial diseñado. Nadie duda de la importancia de asegurar un suministro de agua para una agricultura que sea menos dependiente de las lluvias, de producir una energía hidroeléctrica menos contaminante, o de reducir el riesgo de inundaciones en zonas ribereñas. Sin embargo, también es indudable que la alteración del régimen natural de caudales de un río perturba el funcionamiento de su ecosistema fluvial asociado, como lo demuestran numerosos estudios que detectan múltiples efectos en las dinámicas ecológicas y geomorfológicas del cauce y la ribera. Por eso, los expertos afirman que una gestión de los ríos verdaderamente ambiental debe fundamentarse en un régimen de caudales ambientales, que compagine el abastecimiento humano, agrícola e industrial con el mantenimiento de un estado ecológico admisible. Caudales ambientales La obligación jurídica de respetar unos caudales ambientales en los ríos españoles se implantó en la legislación nacional de 1985 y se ratificó en la Directiva de Aguas del año 2000. Desde entonces, se ha realizado un esfuerzo creciente para determinar los regímenes de caudales ecológicos de los ríos regulados, y es previsible que esta tendencia continúe. Aunque hay diversas técnicas, la más empleada y aceptada a nivel internacional es la «Metodología IFIM» («Instream Flow Incremental Methodology»), desarrollada en 1986 por el Servicio Estadounidense de Pesca y Vida Silvestre. IFIM se ha aplicado en numerosos ríos de España y su utilización es progresiva, por lo que se hace necesario estipular un protocolo para que las recomendaciones sean confiables y comparables. En este sentido, el profesor Juan Manuel Díez, de la Unidad Docente de Hidráulica e Hidrología de la ETS de Ingenierías Agrarias de Palencia, ha realizado una investigación para identificar la información de campo que se precisa para realizar un estudio de caudales ambientales fiable con el mínimo coste. En el trabajo se utilizaron datos de unas 100 secciones transversales en tramos fluviales de características diversas en cuanto a pendiente, geometría, velocidad, profundidad y sustrato. Se establecieron tres tipologías de tramos fluviales (alta-pendiente, moderada-pendiente y baja-pendiente) y tres clases de hábitats (rápidos, tablas y remansos), con ecosistemas compuestos por grupos de especies adaptados a las diferentes características de la corriente. Además, se realizaron múltiples simulaciones del hábitat disponible en cada tramo del río, para un rango amplio de caudales circulantes. Analizando las relaciones entre el hábitat fluvial y el caudal, se detectaron los métodos de simulación hidráulica más adecuados para cada tipo de ambiente fluvial. Asimismo, se comprobó que existe un protocolo de toma de datos hidráulicos que optimiza la relación fiabilidad-coste de un estudio de caudales ambientales ordinario consistente en medir en cada sección representativa, además del sustrato, tres niveles de agua y sus correspondientes caudales, así como registrar la velocidad del agua a lo largo de la sección durante el caudal menor. Medir más datos de campo no sería necesario, y en su lugar esos recursos podrían destinarse a estudiar otros tramos.