La geografía del trasvase
Lun, 31/10/2005
El nuevo trazado del Júcar-Vinalopó con origen en el Azud de la Marquesa de Cullera suma 81,8 kilómetros de tubería de los que casi 13 discurrirán en túnel bajo las sierras de Corbera, Barxeta, Requena y Grossa.
El agua partirá prácticamente de la cota cero en Cullera para alcanzar los 650 metros sobre el nivel del mar en el punto de entrega cerca de la Font de la Figuera, donde esperan la llegada del agua las tuberías que adjudicó el anterior Gobierno. Si todo sale bien, el agua -unos 70 hectómetros cúbicos al año- llegará a la balsa de San Diego, ya en el Vinalopó antes de 2010 después de que la decisión de cambiar la toma haya generado un sobrecoste que al día de hoy se estima en 113 millones de euros sobre una inversión global que asciende a 355,1 millones.
El Gobierno se la juega
Los regantes del Vinalopó, los de verdad -hay mucha gente que se siente cómoda vendiendo agua a los abastecimientos de la Marina-, creían tocar el cielo del agua con las manos cuando el cambio de Gobierno, la presión de los grupos ecologistas y las nulas simpatías de la ministra Cristina Narbona por los trasvases rompieron su esperanza. Bastó revisar bajo el prisma de la Nueva Cultura del agua los números del Júcar y presentarlos de otra manera para que en la comarca de La Ribera cundiera la alarma y se denunciara que el trasvase desde Cortes solo era factible con sus caudales, del río o del acuífero, y no con sobrantes, como se les prometió y aceptaron. Los regantes del Júcar se sintieron estafados. INFORMACION ofreció en exclusiva la noticia de que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero estudiaba la posibilidad de paralizar el trasvase desde Cortes y analizaba la viabilidad de una toma en el azud de la Marquesa, en Cullera. Un consultor de Nueva Cultura del Agua y próximo a Xùquer Viu, Antonio Estevan, diseñó el nuevo proyecto que nació con vocación de servir de punto de encuentro entre los valencianos que pedían el trasvase y los que lo rechazaban. Estevan, con el apoyo de la empresa estatal Aguas del Júcar y con la revisión posterior de una consultora de ingeniería , es el autor intelectual del proyecto que este diario ha desentrañado en la última semana. Seguramente el trazado sufrirá todavía alguna modificación antes de ser un proyecto constructivo, pero su traza no diferirá probablemente de la presentada. En la Junta de Usuarios del Vinalopó, en la conselleria e incluso en el seno del Ministerio de Medio Ambiente y sus organismos periféricos no dejan de llevarse las manos a la cabeza por el hecho de que el proyecto se haya cocido en la calle y no en casa. En medio de este ejercicio casi suicida de participación dando algo más que voz a sectores habitualmente poco o nada escuchados , el PSPV se la juega en Alicante y o hay «más agua, al mismo precio y en el mismo plazo» o pinchará. La credibilidad de todo un Gobierno de España también está en juego tras paralizar un proyecto que tenía cuatro de sus siete tramos terminados -los tres restantes estaban adjudicados pero por empezar-. El Consell dice que todo es una maniobra para no hacer el trasvase; en Alicante muchos le creen. Por una vez, casi todos podremos ver pronto cómo se despeja la incógnita. n j. sierra
El Gobierno se la juega
Los regantes del Vinalopó, los de verdad -hay mucha gente que se siente cómoda vendiendo agua a los abastecimientos de la Marina-, creían tocar el cielo del agua con las manos cuando el cambio de Gobierno, la presión de los grupos ecologistas y las nulas simpatías de la ministra Cristina Narbona por los trasvases rompieron su esperanza. Bastó revisar bajo el prisma de la Nueva Cultura del agua los números del Júcar y presentarlos de otra manera para que en la comarca de La Ribera cundiera la alarma y se denunciara que el trasvase desde Cortes solo era factible con sus caudales, del río o del acuífero, y no con sobrantes, como se les prometió y aceptaron. Los regantes del Júcar se sintieron estafados. INFORMACION ofreció en exclusiva la noticia de que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero estudiaba la posibilidad de paralizar el trasvase desde Cortes y analizaba la viabilidad de una toma en el azud de la Marquesa, en Cullera. Un consultor de Nueva Cultura del Agua y próximo a Xùquer Viu, Antonio Estevan, diseñó el nuevo proyecto que nació con vocación de servir de punto de encuentro entre los valencianos que pedían el trasvase y los que lo rechazaban. Estevan, con el apoyo de la empresa estatal Aguas del Júcar y con la revisión posterior de una consultora de ingeniería , es el autor intelectual del proyecto que este diario ha desentrañado en la última semana. Seguramente el trazado sufrirá todavía alguna modificación antes de ser un proyecto constructivo, pero su traza no diferirá probablemente de la presentada. En la Junta de Usuarios del Vinalopó, en la conselleria e incluso en el seno del Ministerio de Medio Ambiente y sus organismos periféricos no dejan de llevarse las manos a la cabeza por el hecho de que el proyecto se haya cocido en la calle y no en casa. En medio de este ejercicio casi suicida de participación dando algo más que voz a sectores habitualmente poco o nada escuchados , el PSPV se la juega en Alicante y o hay «más agua, al mismo precio y en el mismo plazo» o pinchará. La credibilidad de todo un Gobierno de España también está en juego tras paralizar un proyecto que tenía cuatro de sus siete tramos terminados -los tres restantes estaban adjudicados pero por empezar-. El Consell dice que todo es una maniobra para no hacer el trasvase; en Alicante muchos le creen. Por una vez, casi todos podremos ver pronto cómo se despeja la incógnita. n j. sierra