El rápido deshielo por la subida de temperatura desborda ríos y causa inundaciones en Euskadi
Sáb, 31/12/2005
El Cadagua y el Ibaizabal sembraron la alarma en Vizcaya, mientras el Deba mantuvo alerta a Guipúzcoa Las aguas causaron retenciones en la autopista A-8, cortaron calles y anegaron trasteros y garajes
EL CORREO/BILBAO
LA CRECIDA. Un hombre y un niño contemplan el torrente del río Cadagua a su paso por el municipio vizcaíno de Alonsotegi. / FERNANDO GÓMEZ
LA CRECIDA
Cadagua: según los datos de la estación hidrológica de Balmaseda, el río traía el jueves un caudal de 2.400 litros por segundo, que empezó a incrementarse a última hora. A las 23.00, ya eran 10.000 litros; a medianoche, 20.000; a la 1.30 de ayer, 40.000. El máximo se alcanzó a las tres de la madrugada, con 57.797 litros por segundo.
Nervión-Ibaizabal: en la estación de Abusu, en Arrigorriaga, se pasó de los 14.000 litros por segundo del jueves a los 679.000 de las nueve de la mañana de ayer.
El deshielo originado por el súbito aumento de las temperaturas (casi diez grados) y las lluvias registradas desde la noche del jueves multiplicaron ayer el caudal de los ríos vascos, provocando pequeñas inundaciones en las comarcas vizcaínas por donde pasan el Cadagua y el Ibaizabal. Varios vecinos de la pedanía cántabra de Sámano, limítrofe con Castro Urdiales, tuvieron que evacuar sus viviendas, mientras que la cuenca guipuzcoana del Deba permaneció en situación de alerta. Los embalses alaveses de Ullíbarri-Gamboa y Urrunaga alcanzaron el 79% y el 63% de su capacidad, respectivamente.
Los problemas surgieron a primeras horas de la mañana, cuando la Ertzaintza informó de desprendimientos y balsas de agua en la autopista A-8, desde Irún hasta Cantabria, y en varias carreteras secundarias afectadas por escorrentías y por el desbordamiento de riachuelos. En el túnel de Malmasin, a la altura de Basauri, la Policía autónoma cortó un carril de la A-8 en dirección a San Sebastián y se formaron colas de dos kilómetros. Casi todos los incidentes se registraron antes del mediodía, aunque sobre las tres de la tarde, cuando Vizcaya recuperaba la normalidad, la Diputación de Guipúzcoa movilizó sus efectivos desde Zarautz hasta Ondarroa por temor a que el río Deba se desbordara con la pleamar. El diputado general, Joxe Joan González de Txabarri, reconoció que la situación fue «delicada» durante toda la jornada. Al cierre de esta edición, todavía se mantenía la alerta.
Álava también sufrió las consecuencias del deshielo del Gorbea, aunque en menor medida que los otros dos territorios. Sesenta hectáreas de cereal se perdieron en Estarrona, un pueblo próximo al aeropuerto de Foronda, que registró precipitaciones de algo más de 40 litros por metro cuadrado. Los agricultores se quejaron de que siempre les ocurre lo mismo desde que el río Zayas fue desviado para construir la terminal. En Araia se vieron afectadas la zona industrial y varias calles.
Más salidas en Vizcaya
Vizcaya fue el territorio histórico donde los bomberos efectuaron más salidas -alrededor de una veintena-. El río Ibaizabal amenazó las localidades de Abadiño, Iurreta, Igorre, Galdakao, Basauri y Etxebarri, mientras que el Cadagua afectó a Gordexola, Güeñes y Alonsotegi. Las crecidas no ocasionaron destrozos importantes, pero causaron inquietud entre la población, ya que el agua llegó al borde mismo de las viviendas.
Uno de los municipios más perjudicados fue Galdakao, donde el Ibaizabal suele desbordarse con cierta frecuencia. La crecida de ayer llenó de fango los talleres, garajes y huertas situados en las orillas. La iglesia del barrio de Urreta amaneció inundada por segunda vez desde mayo pasado, mientras que en Usansolo las aguas dañaron dos vehículos, un taller mecánico y dos parkings particulares.
Basauri y Etxebarri tampoco escaparon de la acometida del Ibaizabal, que se convierte en el Nervión tras pasar por el primer municipio. La Policía local de Basauri tuvo que retirar varios turismos en el barrio de Ariz, mientras Protección Civil vigilaba que no se formaran 'tapones' de barro ni embalsamientos peligrosos sobre la calzada. En Etxebarri, el lodo alcanzó un metro de altura en el puente de Sabino Arana y resultaron dañados un caserío de propiedad municipal y varios turismos.
Aguas arriba, la crecida del Ibaizabal alteró la actividad del Duranguesado. En Iurreta y Abadiño se inundaron decenas de trasteros y garajes. Una vecina relató que, al despertar, se encontró con medio metro de agua porque la alcantarilla de la calle no daba más de sí. La Ertzaintza cerró dos carreteras comarcales a su paso por Iurreta y la que comunica Durango con la fábrica Baqué. Un desprendimiento bloqueó una calzada vecinal entre el barrio de Artatza y la cofradía de San Marko.
La cuenca del Cadagua vivió una situación parecida. Los problemas comenzaron en el nacimiento del río, en el valle burgalés de Mena, ya que los montes de Ordunte acumulaban bastante nieve y la lluvia del jueves (40 litros por metro cuadrado) aceleró el deshielo. El cauce cubrió casi por completo el puente de Irauregi, en Alonsotegi. Afectó a varios caseríos y arrastró un turismo y una caravana. En La Cuadra (Güeñes) obligó a cortar el tráfico de una calle, mientras que en Gordexola se desbordó el río Herrerías sin consecuencias.
EL CORREO/BILBAO
LA CRECIDA. Un hombre y un niño contemplan el torrente del río Cadagua a su paso por el municipio vizcaíno de Alonsotegi. / FERNANDO GÓMEZ
LA CRECIDA
Cadagua: según los datos de la estación hidrológica de Balmaseda, el río traía el jueves un caudal de 2.400 litros por segundo, que empezó a incrementarse a última hora. A las 23.00, ya eran 10.000 litros; a medianoche, 20.000; a la 1.30 de ayer, 40.000. El máximo se alcanzó a las tres de la madrugada, con 57.797 litros por segundo.
Nervión-Ibaizabal: en la estación de Abusu, en Arrigorriaga, se pasó de los 14.000 litros por segundo del jueves a los 679.000 de las nueve de la mañana de ayer.
El deshielo originado por el súbito aumento de las temperaturas (casi diez grados) y las lluvias registradas desde la noche del jueves multiplicaron ayer el caudal de los ríos vascos, provocando pequeñas inundaciones en las comarcas vizcaínas por donde pasan el Cadagua y el Ibaizabal. Varios vecinos de la pedanía cántabra de Sámano, limítrofe con Castro Urdiales, tuvieron que evacuar sus viviendas, mientras que la cuenca guipuzcoana del Deba permaneció en situación de alerta. Los embalses alaveses de Ullíbarri-Gamboa y Urrunaga alcanzaron el 79% y el 63% de su capacidad, respectivamente.
Los problemas surgieron a primeras horas de la mañana, cuando la Ertzaintza informó de desprendimientos y balsas de agua en la autopista A-8, desde Irún hasta Cantabria, y en varias carreteras secundarias afectadas por escorrentías y por el desbordamiento de riachuelos. En el túnel de Malmasin, a la altura de Basauri, la Policía autónoma cortó un carril de la A-8 en dirección a San Sebastián y se formaron colas de dos kilómetros. Casi todos los incidentes se registraron antes del mediodía, aunque sobre las tres de la tarde, cuando Vizcaya recuperaba la normalidad, la Diputación de Guipúzcoa movilizó sus efectivos desde Zarautz hasta Ondarroa por temor a que el río Deba se desbordara con la pleamar. El diputado general, Joxe Joan González de Txabarri, reconoció que la situación fue «delicada» durante toda la jornada. Al cierre de esta edición, todavía se mantenía la alerta.
Álava también sufrió las consecuencias del deshielo del Gorbea, aunque en menor medida que los otros dos territorios. Sesenta hectáreas de cereal se perdieron en Estarrona, un pueblo próximo al aeropuerto de Foronda, que registró precipitaciones de algo más de 40 litros por metro cuadrado. Los agricultores se quejaron de que siempre les ocurre lo mismo desde que el río Zayas fue desviado para construir la terminal. En Araia se vieron afectadas la zona industrial y varias calles.
Más salidas en Vizcaya
Vizcaya fue el territorio histórico donde los bomberos efectuaron más salidas -alrededor de una veintena-. El río Ibaizabal amenazó las localidades de Abadiño, Iurreta, Igorre, Galdakao, Basauri y Etxebarri, mientras que el Cadagua afectó a Gordexola, Güeñes y Alonsotegi. Las crecidas no ocasionaron destrozos importantes, pero causaron inquietud entre la población, ya que el agua llegó al borde mismo de las viviendas.
Uno de los municipios más perjudicados fue Galdakao, donde el Ibaizabal suele desbordarse con cierta frecuencia. La crecida de ayer llenó de fango los talleres, garajes y huertas situados en las orillas. La iglesia del barrio de Urreta amaneció inundada por segunda vez desde mayo pasado, mientras que en Usansolo las aguas dañaron dos vehículos, un taller mecánico y dos parkings particulares.
Basauri y Etxebarri tampoco escaparon de la acometida del Ibaizabal, que se convierte en el Nervión tras pasar por el primer municipio. La Policía local de Basauri tuvo que retirar varios turismos en el barrio de Ariz, mientras Protección Civil vigilaba que no se formaran 'tapones' de barro ni embalsamientos peligrosos sobre la calzada. En Etxebarri, el lodo alcanzó un metro de altura en el puente de Sabino Arana y resultaron dañados un caserío de propiedad municipal y varios turismos.
Aguas arriba, la crecida del Ibaizabal alteró la actividad del Duranguesado. En Iurreta y Abadiño se inundaron decenas de trasteros y garajes. Una vecina relató que, al despertar, se encontró con medio metro de agua porque la alcantarilla de la calle no daba más de sí. La Ertzaintza cerró dos carreteras comarcales a su paso por Iurreta y la que comunica Durango con la fábrica Baqué. Un desprendimiento bloqueó una calzada vecinal entre el barrio de Artatza y la cofradía de San Marko.
La cuenca del Cadagua vivió una situación parecida. Los problemas comenzaron en el nacimiento del río, en el valle burgalés de Mena, ya que los montes de Ordunte acumulaban bastante nieve y la lluvia del jueves (40 litros por metro cuadrado) aceleró el deshielo. El cauce cubrió casi por completo el puente de Irauregi, en Alonsotegi. Afectó a varios caseríos y arrastró un turismo y una caravana. En La Cuadra (Güeñes) obligó a cortar el tráfico de una calle, mientras que en Gordexola se desbordó el río Herrerías sin consecuencias.