Feragua pide a la Confederación más agua para salvar la campaña de regadío

Mar, 28/02/2006

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La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir considera «preocupante» la situación de los embalses, actualmente al 39,2% de su capacidad

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SEVILLA. La Federación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua) considera «insuficiente» la propuesta de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir de desembalsar 750 hectómetros cúbicos para la próxima campaña de riego, «lo que supondría una restricción del 70% y sólo garantizaría unas dotaciones pírricas de 2.000 a 2.500 metros cúbicos por hectáreas», por lo que demandó un desembalse de 900 hectómetros cúbicos, para garantizar un mínimo de 3.000 metros cúbicos por hectárea.

La petición de Feragua se produce tras la reunión de la comisión de desembalse de la Confederación Hidrográfica del Guadalquir, reunida ayer en sesión plenaria en la sede de la CHG. La término de la misma se anunció la necesidad de que los abastecimientos de cada población pongan en marcha medidas de ahorro en la gestión y reducción del consumo, en aplicación del Protocolo de la Sequía, para lograr entre un 5 y uno 20% de ahorro.

Situación «preocupante»

Estas medidas fueron acordadas por la «preocupante» situación de la cantidad de agua embalsada, que en la actualidad se encuentra al 39,2%.

Por su parte, la cantidad propuesta por Feragua «ayudaría a tener una campaña de riego con menor tensión social y territorial y facilitaría la salvación de algunos cultivos importantes en la cuenca, ya muy perjudicados por el proceso de la reforma de la PAC, como son el algodón y la remolacha».

La Federación de Comunidades de Regantes de la Cuenca del Guadalquivir advirtió del «grave impacto socioeconómico» que la restricción propuesta por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir tendría en la cuenca, cuya producción bruta supera los 2.500 millones de euros y de la que dependen 128.000 empleos.

Asimismo, recordó a todas las administraciones su responsabilidad en esta situación, «ya que desde la anterior sequía (1995-1999) no se ha avanzado nada en la resolución del grave problema de déficit hídrico que padece la cuenca».

En este sentido, apuntó que, «mientras la superficie de regadío no ha dejado de crecer desde 1992 -de 271.000 a 470.000 hectáreas, más de un 74%- ante la indolencia y la permisividad de las administraciones, aún no hay nuevos embalses operativos en la cuenca, y, a los que están en construcción (Melonares, La Breña II y Arenoso), les quedan como mínimo tres años para estar operativos».

A juicio de la Federación, los regantes «han puesto mucho más que las administraciones en las resolución del déficit hídrico de la cuenca, y la muestra de ello es el esfuerzo que están haciendo en modernización, acometiendo inversiones de 1.500 millones en una superficie de 250.000 hectáreas, sin tener garantizadas las dotaciones de recursos hídricos, que les permitan rentabilizar dichas inversiones».

En su intervención en la Comisión de Desembalse, y durante la argumentación de su propuesta, el presidente de Feragua, José Fernández de Heredia, recordó los «estragos» causados por la anterior sequía, con un impacto económico superior a los 3.000 millones de pesetas y más de 35 millones de jornales de pérdidas, y también aludió a las dotaciones autorizadas en el período 1985-1988, con una situación en los embalses a primeros de febrero muy inferior a la actual.

«En aquellos años, se regó con normalidad, con dotaciones medias propuestas de 7.000 metros cúbicos por hectáreas, por lo que, se cuestionó qué explicación tiene que en aquella época, con menos de 1. 800 hectómetros cúbicos en la regulación general se regara con normalidad y hoy se nos ofrece una restricción del 70%, se preguntó.

Prohibición de segundas cosechas

Además, Feragua transmitió el acuerdo de su Junta de Gobierno de proponer la «prohibición total de segundas cosechas y un aumento del control y vigilancia de los ríos, incrementando las medidas sancionadoras sobre los regadíos ilegales». Asimismo abogó por modificar el concepto de agua de temporada (mayo-septiembre) por agua a la demanda, «para adaptarse a los cambios del cultivo y de los sistemas de riegos de la cuenca».