Cuando la retirada o la persistente presencia del fantasma de la sequía depende todavía de lo que llueva en abril y mientras que el Ministerio de Medio Ambiente pide a los consumidores que ahorren hasta la última gota de agua, expertos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) ven en algunos acuíferos gaditanos, a su juicio subexplotados, una posible solución a los serios problemas de abastecimiento que provocaría la falta de precipitaciones venideras. Eso es lo que apuntó ayer, en declaraciones a este periódico, Juan Antonio López Geta, director de Hidrogeología y Aguas Subterráneas del IGME. Una delegación de este instituto encabezada por su director, José Pedro Calvo, presentó ayer en el Palacio Provincial la segunda edición del Atlas Hidrogeológico de la Provincia de Cádiz y el nuevo Sistema de Información de Aguas Subterráneas en un acto presidido por el presidente de la institución provincial, Francisco González Cabaña.
El documento concluye que el consumo de aguas subterráneas para abastecimiento urbano y riego agrícola asciende a 94 hectómetros cúbicos por año, lo que representa tan solo el 24 por ciento de los recursos que, a entender de los autores, podrían utilizarse.
Veintitrés municipios en los que habita el 23 por ciento de la población gaditana se abastecen diariamente de agua procedente de pozos y sondeos y siete más se benefician de un sistema mixto que combina aguas subterráneas y superficiales. Los catorce restantes se surten de pantanos y embalses y cuatro de ellos disponen también de sondeos de reserva para casos de emergencia. El agua que no se ve , en palabras de José Pedro Calvo, alimenta, además, el 17 por ciento del riego agrícola provincial.
A juicio de López Geta, la salud de los acuíferos de la provincia es variopinta. Hay algunos que están en una situación muy positiva, que disponen de recursos subterráneos renovables importantes y que no sufren una explotación muy intensiva, como los de la Sierra de Grazalema y la Sierra de Líbar. La posible mejora de su aprovechamiento dependería de análisis que los pusiesen en relación con el espacio natural en el que se encuentran , explicó a este periódico. Al otro lado de la balanza el experto coloca acuíferos costeros como el de Sanlúcar-Rota-Chipiona o el de Vejer-Barbate, en los que los recursos están mucho más explotados y en los que hay que vigilar la intrusión de agua de mar porque no soportarían una explotación continuada, pero sí pueden ser importantes en periodos de sequía como la del año pasado .
En una tercera categoría clasifica acuíferos que jugaron un papel estratégico en el periodo de sequía 92-95. Gracias a ellos –Arcos-Bornos, Sierra de Las Cabras o el del Guadalete-Los Sotillos–, la Bahía de Cádiz dispuso de agua cuando los embalses estaban a cero . López Geta cree que pueden volver a evitar que se den situaciones drásticas.
El Atlas Hidrogeológico de la Provincia de Cádiz cuantifica un total de 123 obras de captación destinadas al consumo urbano, 102 de ellas en activo y 21 en situación de reserva, pero no hace referencia a los pozos ilegales que proliferan en diseminados rurales e incluso en explotaciones agrícolas y algún campo de golf, según Adena, que recientemente los cifró en más de 500.000 en toda España.