El Duero y el agua
Mié, 03/05/2006
La Opinión. El Correo de Zamora
En cada momento surge una noticia nueva, lo que no sabemos con seguridad es si es verdaderamente espontánea, o es el resultado de una situación forzada, ante otros temas de difícil solución o ante situaciones imprevisibles o que se intuyen, lo cierto es que cuando aparecen atrapan casi en exclusiva la atención del ciudadano y de los lectores habituales, que deberíamos ser más cada día y más críticos; pero de la misma manera desaparecen y dejan paso a la siguiente, como si saliera de un armario invisible, sólo visible para determinados sectores, grupos o casta social, porque de todo esto hay en la viña del señor. Hace pocas fechas el Duero fue problema en las grandes comarcas productoras de los grandes caldos que se crían en sus riberas, como si el nombre Duero o Douro fuera exclusivo desde los Picos de Urbión hasta Oporto. Y apagada esa llamarada, ahora es sobre el mismo Duero donde salta la noticia, de un lado el agua, de otro su aprovechamiento como vía; no sé si va de veras o de broma. Ya veremos. En cuanto al problema del agua, estaba escrito, y en muy poco tiempo pasará a desplazar en los titulares al de la energía. Ya está la polémica en la calle como consecuencia de su tratamiento y de su aprovechamiento, y el Duero no es ajeno a esta problemática a su paso por la región más extensa de la península. Comienza el río y su aprovechamiento a ser polémico, acaso porque todo el mundo quiere poseerlo en exclusiva. Basta analizar su cuenca y las instalaciones en ella emplazadas para darnos cuenta de su importancia y trascendencia, y el sentido y responsabilidad con que hay que tratarlo. Basta repasar en una breve memoria su potencial de energía, riegos y cultivos, además del otro aspecto urbano, para entender lo que el río es y significa, y en esa medida darle un trato delicado por parte de todos. Si a esto unimos sus paisajes y un sin fin de posibilidades que ofrece si hay armonía, orden y coordinación, entones el río constituye una auténtica vía vital como históricamente está demostrado, pues repasen la historia a lo largo y ancho de su cauce y de su cuenca y vean lo que se ha gestado y dado de sí. Basta recordar episodios que hoy nos suenan a puras anécdotas para darnos cuenta de cómo en cada época ha habido proyectos y mentes calculadoras que han visto las posibilidades que el agua ofrecía, algunas de difícil aplicación en su época, pero pensadas e intentadas. El Canal de Castilla es una anécdota como lo fue esa prolongación hasta nuestra ciudad mediado el siglo XVI, y mucho más cercano está el intento en la segunda mitad del siglo XIX, con la reina Isabel II, de continuar ese proyecto hasta nuestra ciudad.
Ahora los sueños vienen río arriba. Desde Oporto, nivel de mar hasta la Fregeneda, ciento diez metros de altitud, las centrales hidroeléctricas a partir de la de Pociño disponen de esclusas para permitir su aprovechamiento para la navegación. Existe el mismo o parecido coeficiente por kilómetro que entre Toro y Zamora, un 0,30 m., sin embargo de la Fregeneda a Zamora hay quinientos cincuenta metros de desnivel donde se encuentran esas siete centrales hidráulicas de producción hidroeléctrica. Difícil sí, muy difícil, imposible no. Hace muchos años, miles de años, los pueblos del mar, posiblemente fenicios y tartesos, salvaron los múltiples rápidos del Nilo recorriéndolo y explotándolo como nos lo demuestra la arqueología. No es un sueño, y aunque podamos admitir otra vía, restos de esos pueblos se han encontrado a lo largo del cauce del Duero y salvados esos quinientos cincuenta metros de Arribes.
Bueno es que el Duero y el agua sean tema y noticia. Vamos a ver cuánto tiempo dura y si queda algo positivo de esta revuelta. Hasta entonces vamos a esperar a ver qué se gesta y si las Aceñas de Olivares comienzan a andar o esperamos que comiencen a arder los montes que crecen sin un mínimo de cuidados. El monte necesita cuidados, limpieza y atenciones que están en cualquier manual de cualquier país con una Administración sensible a ese problema.
Ahora los sueños vienen río arriba. Desde Oporto, nivel de mar hasta la Fregeneda, ciento diez metros de altitud, las centrales hidroeléctricas a partir de la de Pociño disponen de esclusas para permitir su aprovechamiento para la navegación. Existe el mismo o parecido coeficiente por kilómetro que entre Toro y Zamora, un 0,30 m., sin embargo de la Fregeneda a Zamora hay quinientos cincuenta metros de desnivel donde se encuentran esas siete centrales hidráulicas de producción hidroeléctrica. Difícil sí, muy difícil, imposible no. Hace muchos años, miles de años, los pueblos del mar, posiblemente fenicios y tartesos, salvaron los múltiples rápidos del Nilo recorriéndolo y explotándolo como nos lo demuestra la arqueología. No es un sueño, y aunque podamos admitir otra vía, restos de esos pueblos se han encontrado a lo largo del cauce del Duero y salvados esos quinientos cincuenta metros de Arribes.
Bueno es que el Duero y el agua sean tema y noticia. Vamos a ver cuánto tiempo dura y si queda algo positivo de esta revuelta. Hasta entonces vamos a esperar a ver qué se gesta y si las Aceñas de Olivares comienzan a andar o esperamos que comiencen a arder los montes que crecen sin un mínimo de cuidados. El monte necesita cuidados, limpieza y atenciones que están en cualquier manual de cualquier país con una Administración sensible a ese problema.