Una empresa española desarrolla un biocombustible derivado del plancton
Jue, 20/07/2006
Así lo aseguran los responsables de la empresa española Bio Fuel Systems (BFS), que presentaron ayer en Madrid el nuevo producto como el biopetróleo definitivo para solucionar los problemas del calentamiento global de la Tierra.
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El sistema para producir el revolucionario carburante se basa en dos procesos naturales: la fotosíntesis y las ondas electromagnéticas de la energía solar. Cristian Gomis, biólogo marino de la Universidad de Alicante, ha sido el coordinador científico del proyecto y, por tanto, el responsable de hallar el microorganismo que fuera capaz de contener más aceite y, por tanto, tener un mayor rendimiento energético.
El objetivo es cultivar esas células, que se reproducen por mitosis (división) en estanques con agua que reciban la luz solar y, al mismo tiempo, tengan grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) cerca para convertirlo en óxigeno. El entorno de una industria contaminante es, por tanto, la ubicación más acertada para su instalación, puesto que ayudará a reducir las emisiones de los gases causantes del efecto invernadero, tal y como exige el Protocolo de Kioto.
RENOVACIÓN CONSTANTE
El objetivo de la investigación ha sido lograr la máxima concentración posible de microorganismos, hasta llegar a los 157 millones de unidades por mililitro de agua. De cada uno de ellos, el 20% será materia grasa, frente al 0,1% que tiene la pipa de un girasol (los girasoles también se utilizan para hacer biocarburantes). «Se trata de un circuito cerrado de agua en el que las células se reproducen continuamente, reponiendo el material que se extrae cada pocas horas, por lo que es inagotable», explicaba ayer el científico.
Después, utilizando un disolvente orgánico y un fotoconvertidor -cuya patente está en proceso administrativo- se separa el aceite que compone el biofuel del resto de los elementos -como la celulosa- destinados al reciclaje.
Al final del proceso, el litro de combustible costaría entre 25 y 35 céntimos -un euro con impuestos-, poco menos que el gasóleo, pero con la ventaja, como argumentaba Gomis, de que no contamina, no emite azufre y recicla el CO2 Gomis apuntaba, además, otros beneficios: «Las microalgas necesitan mucho menos espacio que los cultivos vegetales y no hay que esperar a las cosechas porque la reproducción celular es continua, asi que su producción es 400 veces superior a la de otros biocombustibles».
Según sus estimaciones, con 52.000 kilómetros cuadrados (dos veces la Comunidad Valenciana) se obtendrían hasta 95 millones de barriles al día, lo que equivale a la producción mundial de petróleo. «Tenemos que recordar que los combustibles fósiles se van a acabar y que generan graves conflictos bélicos y problemas ambientales», recordaba el biólogo.
El presidente de BSF, Bernard Stroiazzo-Mougin, no quiso desvelar dónde van a instalar sus estanques de plancton, aunque dejó entrever que sería, en principio, cerca de la costa española y en otros países. Se trataría de instalaciones pequeñas, para que cada zona se autoabastezca. Según su calendario, en un plazo de 14 a 18 meses, el biopetróleo estaría disponible para los usuarios.
De momento, el producto no ha sido probado en vehículos porque aún no ha sido refinado, aunque se realizarán las primeras pruebas en cuatro o cinco meses.
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El sistema para producir el revolucionario carburante se basa en dos procesos naturales: la fotosíntesis y las ondas electromagnéticas de la energía solar. Cristian Gomis, biólogo marino de la Universidad de Alicante, ha sido el coordinador científico del proyecto y, por tanto, el responsable de hallar el microorganismo que fuera capaz de contener más aceite y, por tanto, tener un mayor rendimiento energético.
El objetivo es cultivar esas células, que se reproducen por mitosis (división) en estanques con agua que reciban la luz solar y, al mismo tiempo, tengan grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) cerca para convertirlo en óxigeno. El entorno de una industria contaminante es, por tanto, la ubicación más acertada para su instalación, puesto que ayudará a reducir las emisiones de los gases causantes del efecto invernadero, tal y como exige el Protocolo de Kioto.
RENOVACIÓN CONSTANTE
El objetivo de la investigación ha sido lograr la máxima concentración posible de microorganismos, hasta llegar a los 157 millones de unidades por mililitro de agua. De cada uno de ellos, el 20% será materia grasa, frente al 0,1% que tiene la pipa de un girasol (los girasoles también se utilizan para hacer biocarburantes). «Se trata de un circuito cerrado de agua en el que las células se reproducen continuamente, reponiendo el material que se extrae cada pocas horas, por lo que es inagotable», explicaba ayer el científico.
Después, utilizando un disolvente orgánico y un fotoconvertidor -cuya patente está en proceso administrativo- se separa el aceite que compone el biofuel del resto de los elementos -como la celulosa- destinados al reciclaje.
Al final del proceso, el litro de combustible costaría entre 25 y 35 céntimos -un euro con impuestos-, poco menos que el gasóleo, pero con la ventaja, como argumentaba Gomis, de que no contamina, no emite azufre y recicla el CO2 Gomis apuntaba, además, otros beneficios: «Las microalgas necesitan mucho menos espacio que los cultivos vegetales y no hay que esperar a las cosechas porque la reproducción celular es continua, asi que su producción es 400 veces superior a la de otros biocombustibles».
Según sus estimaciones, con 52.000 kilómetros cuadrados (dos veces la Comunidad Valenciana) se obtendrían hasta 95 millones de barriles al día, lo que equivale a la producción mundial de petróleo. «Tenemos que recordar que los combustibles fósiles se van a acabar y que generan graves conflictos bélicos y problemas ambientales», recordaba el biólogo.
El presidente de BSF, Bernard Stroiazzo-Mougin, no quiso desvelar dónde van a instalar sus estanques de plancton, aunque dejó entrever que sería, en principio, cerca de la costa española y en otros países. Se trataría de instalaciones pequeñas, para que cada zona se autoabastezca. Según su calendario, en un plazo de 14 a 18 meses, el biopetróleo estaría disponible para los usuarios.
De momento, el producto no ha sido probado en vehículos porque aún no ha sido refinado, aunque se realizarán las primeras pruebas en cuatro o cinco meses.