El canal de la Mancha era un río hace 20.000 años, según un estudio franco-holandés
Vie, 15/09/2006
El canal de la Mancha, que separa en la actualidad las costas de Bélgica y del norte de Francia de las de Gran Bretaña, era un gran río hace 20.000 años durante la fase más cruda de la última glaciación, según un estudio hecho público ayer. En esa época, los casquetes de hielo cubrían buena parte del norte del continente europeo, por lo que el nivel del mar estaba muy bajo, unos 130 metros por debajo de la cota actual. El canal de la Mancha era un río, el mayor que ha tenido Europa, según las conclusiones de dos equipos de investigadores franceses y holandeses presentadas en un comunicado por el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS)
El Centro Europeo de Investigación y Enseñanza de las Geociencias del Medio Ambiente de Aix-en-Provence y el Real Instituto Holandés para la Investigación Marina, que publican su estudio en la revista Science, han establecido la cronología de la actividad de ese río -de cuya existencia ya se tenía conocimiento- a partir de sedimentos marinos tomados en el golfo de Vizcaya. Esos sedimentos han permitido establecer la cronología de los últimos 40 milenios y determinar, por ejemplo, que la cuenca de ese gran río se extendía ampliamente hacia el este de Europa y recogía las aguas de afluentes en la actualidad tan conocidos como el Sena, el Támesis, el Rhin, el Elba, el Mosa, el Somme o el Weser, entre otros.
La fase fluvial del actual canal de la Mancha terminó brutalmente hace 17.000 años cuando se fundió una parte del casquete glaciar que recubría buena parte de Norteamérica, lo que condujo a un aumento del nivel del mar que luego continuó más rápidamente. La originalidad de este estudio es el uso de un nuevo 'indicador paleoclimático' que permite reconstruir la actividad de los ríos y que se basa en el análisis de ciertas moléculas propias de dos tipos que han sobrevivido durante miles de años en los sedimentos: eu-bacterias y arqueo-bacterias que viven en el suelo por una parte, y arqueo-bacterias exclusivamente marinas.
La investigación, según el CNRS, no tiene un interés meramente académico, sino que resulta 'crucial para poder prever, comprender mejor las relaciones entre el ciclo del agua y el clima'. En ese sentido, los modelos auguran un aumento de la pluviosidad y de los flujos de agua dulce al océano, al derretirse el hielo de Groenlandia, lo que podría trastocar la circulación del océano en profundidad con 'incidencias catastróficas' para el clima.