El 24% del agua disponible en Asturias se pierde por fugas en la red de distribución
Mié, 22/11/2006
Puede que la gran asignatura pendiente en la gestión del agua sea evitar las pérdidas en las redes de abastecimiento. En un momento en el que se empieza a temer que el preciado líquido no es infinito ni siquiera en Asturias, el 24% del agua disponible en la región se pierde en fugas de las redes de distribución. De hecho, el Principado es una de las regiones en las que se supera la media nacional: en el conjunto del país, esos fallos en las canalizaciones hacen que se pierda el 21,79% del agua.
Los datos proceden de la Encuesta sobre Suministro y Tratamiento del Agua, del Instituto Nacional de Estadística (INE) y se refieren al año 2004, el último ejercicio en el que el organismo recabó datos sobre este asunto. En números globales, el informe refleja que en Asturias el volumen total de agua distribuida para abastecimiento público en aquel año fue de 103,5 millones de metros cúbicos. De ellos, se perdieron 24,9 entre el lugar de recogida y su destino final, es decir, salieron de los embalses o acuíferos pero no se facturaron. Aunque, según los técnicos, un pequeño porcentaje se pierde en tomas ilegales, casi la totalidad de esa cantidad se debe a pérdidas en las redes de abastecimiento.
Con todo, la situación parece estar mejorando. En el mismo informe se recoge que en el año 2000 la cantidad de líquido que desaparecía filtrado por el terreno por roturas en las tuberías se elevaba en Asturias al 30,8% del total. De ese modo, en cuatro años se logró bajar ese porcentaje en más de un 6%.
Tendencia general
Esa tendencia a ir acabando poco a poco con las fugas es general en toda España. Si en 2004 se perdió el 21,8% en el conjunto del país (881 millones de metros cúbicos sobre los 4.042 existentes), la cifra se elevaba hasta el 26,4% en el año 2000, con lo que la mejora en esos cuatro años también fue sustancial a nivel nacional.
Aunque Asturias está por encima de la media estatal en lo que a pérdidas se refiere, es cierto que hay otras comunidades autónomas en las que esas fugas son bastante más importantes. Así, en la Comunidad Valenciana se escapa por sus conducciones hasta el 33% del agua, y en Aragón el 28%. Sin embargo, en estas regiones también ha habido un avance notable en los últimos años, ya que el desperdicio era inmenso en 1999: en ese ejercicio, Aragón perdía el 60% y la Comunidad Valenciana el 44,6%.
Al margen de lo que ocurre en el resto de España, en Asturias las pérdidas en las redes de abastecimiento se vienen a unir a un debate que cada vez cobra más importancia, como es la gestión del recurso. De hecho, ya los sindicatos mineros y grupos ecologistas habían alertado sobre este problema. Aunque los datos que manejaba el secretario general del SOMA-FIA-UGT, José Ángel Fernández Villa, eran algo abultados (el sindicato mantenía que las pérdidas eran de un 30%), ya lleva tiempo advirtiendo sobre la necesidad de reparar las canalizaciones, una medida que requiere grandes inversiones pero que se debe acometer, señalaba.
La medida se integra en un debate más amplio que pasa por definir el futuro de la gestión del agua en Asturias. La sequía que la región ha sufrido hasta ahora, cuando al fin parecen llegar las lluvias, ha hecho descender el nivel de los embalses de Tanes y Rioseco hasta el 30% de su capacidad, lo que nunca había ocurrido en los últimos veinte años.
En Cadasa ya advirtieron la pasada semana de que, en esas condiciones, el suministro para los más de 800.000 asturianos de la zona central que beben de ese agua sólo estaba garantizado para tres meses. Y, mientras estos temores afloran y se llama a la responsabilidad de los ciudadanos a la hora de consumir, el 24% del agua se filtra por el terreno tras escaparse de la red de abastecimiento.
Los datos proceden de la Encuesta sobre Suministro y Tratamiento del Agua, del Instituto Nacional de Estadística (INE) y se refieren al año 2004, el último ejercicio en el que el organismo recabó datos sobre este asunto. En números globales, el informe refleja que en Asturias el volumen total de agua distribuida para abastecimiento público en aquel año fue de 103,5 millones de metros cúbicos. De ellos, se perdieron 24,9 entre el lugar de recogida y su destino final, es decir, salieron de los embalses o acuíferos pero no se facturaron. Aunque, según los técnicos, un pequeño porcentaje se pierde en tomas ilegales, casi la totalidad de esa cantidad se debe a pérdidas en las redes de abastecimiento.
Con todo, la situación parece estar mejorando. En el mismo informe se recoge que en el año 2000 la cantidad de líquido que desaparecía filtrado por el terreno por roturas en las tuberías se elevaba en Asturias al 30,8% del total. De ese modo, en cuatro años se logró bajar ese porcentaje en más de un 6%.
Tendencia general
Esa tendencia a ir acabando poco a poco con las fugas es general en toda España. Si en 2004 se perdió el 21,8% en el conjunto del país (881 millones de metros cúbicos sobre los 4.042 existentes), la cifra se elevaba hasta el 26,4% en el año 2000, con lo que la mejora en esos cuatro años también fue sustancial a nivel nacional.
Aunque Asturias está por encima de la media estatal en lo que a pérdidas se refiere, es cierto que hay otras comunidades autónomas en las que esas fugas son bastante más importantes. Así, en la Comunidad Valenciana se escapa por sus conducciones hasta el 33% del agua, y en Aragón el 28%. Sin embargo, en estas regiones también ha habido un avance notable en los últimos años, ya que el desperdicio era inmenso en 1999: en ese ejercicio, Aragón perdía el 60% y la Comunidad Valenciana el 44,6%.
Al margen de lo que ocurre en el resto de España, en Asturias las pérdidas en las redes de abastecimiento se vienen a unir a un debate que cada vez cobra más importancia, como es la gestión del recurso. De hecho, ya los sindicatos mineros y grupos ecologistas habían alertado sobre este problema. Aunque los datos que manejaba el secretario general del SOMA-FIA-UGT, José Ángel Fernández Villa, eran algo abultados (el sindicato mantenía que las pérdidas eran de un 30%), ya lleva tiempo advirtiendo sobre la necesidad de reparar las canalizaciones, una medida que requiere grandes inversiones pero que se debe acometer, señalaba.
La medida se integra en un debate más amplio que pasa por definir el futuro de la gestión del agua en Asturias. La sequía que la región ha sufrido hasta ahora, cuando al fin parecen llegar las lluvias, ha hecho descender el nivel de los embalses de Tanes y Rioseco hasta el 30% de su capacidad, lo que nunca había ocurrido en los últimos veinte años.
En Cadasa ya advirtieron la pasada semana de que, en esas condiciones, el suministro para los más de 800.000 asturianos de la zona central que beben de ese agua sólo estaba garantizado para tres meses. Y, mientras estos temores afloran y se llama a la responsabilidad de los ciudadanos a la hora de consumir, el 24% del agua se filtra por el terreno tras escaparse de la red de abastecimiento.