La esperada riada del Ebro llega a Catalunya sin causar daños importantes

Sáb, 07/04/2007

La Vanguardia

La anunciada y esperada riada del Ebro llegó ayer a Catalunya procedente de Zaragoza sin provocar daños importantes en las Terres de l'Ebre. La crecida del río, que el jueves ya alcanzó su punta máxima en la capital aragonesa sin inundar zonas urbanas, ha sido absorbida por los pantanos de Mequinenza (Bajo Cinca), Riba-roja y Flix, ya en la comarca de la Ribera d'Ebre. De esta forma, se han cumplido las previsiones de la delegación del Govern en las Terres de l'Ebre y la propia Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que ya habían augurado que la avenida de agua no provocaría el desbordamiento del río en su tramo final. El caudal se mantuvo estable por debajo de los 1.900 metros cúbicos por segundo. Hasta los 2.500 metros cúbicos, la CHE considera que no existe peligro de inundaciones.
La crecida del Ebro llegó ayer a Riba-roja con una fuerza estimada de unos 2.200 metros cúbicos por segundo, un caudal que de haberse mantenido río abajo podría haber provocado algunos daños, como la inundación de parte del núcleo urbano de Miravet (Ribera d'Ebre), o de un número importante de zonas agrícolas. Pero la capacidad de los pantanos para asimilar la avenida hizo posible que el caudal se mantuviera prácticamente estable en el tramo catalán del río durante todo el día, por debajo de los 1.900 metros cúbicos. Precisamente ayer, el vicepresidente de la Generalitat, Josep Lluís Carod-Rovira (ERC), visitó la localidad de Miravet y recorrió parte de la ribera del río para valorar sobre el terreno las repercusiones de la crecida. Carod lanzó un mensaje tranquilizador y destacó la buena coordinación entre la CHE y el Govern. El agua no sobrepasó la terraza fluvial y no inundó tampoco la plaza del Arenal, la primera zona urbana donde tradicionalmente llega el agua cuando se produce una crecida del Ebro.
Los vecinos de las tres comarcas que ayer seguían en alerta por el riesgo de inundaciones, con el plan Inuncat aún activado, se han tomado con tranquilidad la llegada de la riada. No obstante, en algunas casas bajas y garajes, situados cerca del margen del río, los propietarios habían construido pequeños muros con ladrillos para prevenir posibles inundaciones. En el delta del Ebro la comunidad de regantes reforzó algunos de los márgenes del río para evitar daños en los arrozales.
En las próximas horas está previsto que se desactive el Inuncat.